
Edgar Dzul es guía general de la zona arqueológica de Dzibilchaltún, situada en la Península de Yucatán, a 17 kilómetros al norte de Mérida, la capital del estado. Desde hace ocho años trabaja enseñando a miles de visitantes de muchos rincones del planeta la herencia arquitectónica que dejaron los antiguos habitantes de este lugar, así como su influencia cultural y astronómica.
Es precisamente ésta última la que ha atraído a un sinnúmero de personas ávidas de conocer leyendas y profecías relacionadas con el Apocalipsis, debido a la existencia de un calendario maya que establece el año 2012 como el último de la cuenta.
Este mentor avalado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ha sido cuestionado en infinidad de veces acerca de los tiempos del fin; sin embargo, define que hasta el día de hoy sólo han sido descubiertas seis estelas (registros) con esa fecha, pero aclara que ninguna menciona el concepto del exterminio de la humanidad.
Menciona que los mayas no tenían el concepto apocalíptico de destrucción del universo, sino que ellos creían que cada 52 años éste se renovaba y sólo existe un indicio que menciona un fenómeno extraño en el yacimiento arqueológico de Tortuguero, localizado en el municipio de Macuspana en Tabasco.
“Según las traducciones que se han hecho comienza esa estela con la historia del gobernante, como la mayoría de las estelas, alabando al jefe supremo, sus victorias militares, etcétera.
“De pronto da un giro muy extraño y menciona el fin del 13 baktum. En ese día el cielo se abrirá, así está traducido, y descenderá el señor… ahí se queda, porque ahí está rota la estela. En ese sentido muchos lo han interpretado como han querido, desprendiéndose muchas vertientes”, comenta.
De acuerdo con investigadores la cultura maya, así como la olmeca, es una de las más primitivas del continente americano. Se considera que nació aproximadamente dos mil 500 años antes de Cristo; sin embargo, las evidencias indican que es todavía más antigua, pero los arqueólogos no se arriesgan a poner una fecha.
“Esta ciudad que se encuentra en la parte norte de la Península, es tan arcaica como muchas del Petén guatemalteco y mexicano (zonas geográficas mesoamericanas), que fueron abandonadas mucho antes que Dzibilchaltún.
“El desarrollo fue continuo: más de 500 mil kilómetros cuadrados de área. Dentro de México se concentra en Yucatán, Quintana Roo, Campeche, Tabasco y Chiapas y también en los países de Honduras, Guatemala, Belice y El Salvador, aunque existen rastros de lugares más lejanos”, describe.
Por ende, a pesar de que este sitio no recibe diariamente tantas personas como Chichen Itzá o Tulum (cinco mil y tres mil en promedio respectivamente), no por eso es menos importante, pues es considerado como uno de los más longevos y misteriosos.
“Hablamos de miles de años de historia. Hay hallazgos que nos marcan que esta ciudad fue fundada en el periodo Preclásico, antes de Cristo y aún en la época colonial estuvo habitada.
“No es de las que tienen las construcciones más grandes, pero antropológicamente, sí de las más interesantes. Llegó a tener, de acuerdo con algunos investigadores, alrededor de 30 kilómetros cuadrados de área, con una población que alcanzó los 40 mil habitantes”, expresa Edgar Dzul.
Dzibilchaltún significa: Lugar donde hay escritura en la piedra, aunque no es el nombre original y es que según este guía profesional la mayoría de las ciudades mayas no tienen ahora sus nombres iniciales, sino como se les conoció por los habitantes que vivían en los alrededores después de ser desoladas.
“Los títulos originales se descubren con el glifo emblema, una especie de escudo donde está el nombre de la ciudad. Hay lugares que sí ya tienen el nombre descubierto, pero a Dzibilchaltún se le dio ese nombre por la gran cantidad de escritura que ha sido hallada”, indica.
Aquí una de las estructuras más importantes es la Casa de las Siete Muñecas, misma que estuvo habitada en los periodos Clásico (en el siglo III d. C) y Postclásico (en el siglo VIII y X d. C).
“Esa construcción es realmente una subestructura. Existía una pirámide encima de ésta que la cubría. El arqueólogo que en esas épocas la encontró se dio cuenta que había debajo otra estructura y la destapó. Ese fue un error arqueológico, porque esas cosas no se deben de hacer.
“Sin embargo, la Casa de las Siete Muñecas es la estructura más antigua de las demás que estamos viendo. Interesante, porque es un observatorio astronómico que marca los equinoccios y los movimientos solares. Ustedes saben que las culturas mesoamericanas fueron grandes estudiosas del cielo, los mayas en especial”, manifiesta.
LAS DOS ELITES MAYAS
El periodo Clásico se caracterizó por la consolidación del proceso urbanístico durante la época precolonial, pero también por contar con un poder 100 por ciento religioso.
En ese entonces había dos grandes clases sociales, elites que conglomeraban a la familia real y a los nobles, así como a los guerreros y al pueblo común.
Este conocedor detalla que a pesar de ser de una misma raza y sangre, existían diferencias tan grandes entre ellos físicas e intelectuales, que todavía hasta hace 30 años eran muy fuertes las teorías de Eric Thompson, un arqueólogo británico considerado el más grande estudioso mayista del siglo pasado.
“El decía que nuestros antepasados eran chaparritos, casi enanos; pacíficos, que sólo se dedicaban al estudio de las matemáticas, la astronomía, las ciencias y las artes, pero que un día llegó gente de otro lugar, guerreros, grandes, fuertes, poderosos, que conquistaron, dominaron y gobernaron a los mayas.
“Hoy se sabe que no es así: estamos hablando de los mismos mayas, pero de dos clases sociales, élites y cuando hablamos de éstas nos referimos a las estaturas que tenían, en promedio 1.65 metros, pero se han descubierto gobernantes que llegaron a tener hasta 1.80.
“Lo contraponemos con la gente común, cuya estatura máxima era de 1.50 en promedio en las mujeres y 1.55 en los varones”, pondera.
El entrevistado señala que los mayas de acuerdo a sus clases sociales tenían disimilitudes en su forma de alimentarse y de trabajar.
Explica que en cuanto al promedio de vida la gente del pueblo alcanzaba un expectativa de 30 años, mientras que en las élites era de 65, aunque algunos gobernantes alcanzaron más de 80 años.
“Aquí encontramos una gran diferencia, por eso durante mucho tiempo se habló inclusive de toltecas, pero hoy se sabe que ellos nunca llegaron a la región, sino que era gente con influencia del centro de México (como los teotihuacanos).
“Y en ese sentido las élites acaparaban los conocimientos para controlar a la gente, utilizando también la religión, porque los gobernantes en esa época eran casi como dioses”, detalla.
ASTRONOMIA VINCULADA
A LA AGRICULTURA
Por otra parte, uno de los fenómenos astronómicos más importantes que estudiaron los mayas es el equinoccio, denominado así como el momento del año (entre el 20 y 21 de marzo) en que el Sol está situado en el plano del ecuador terrestre y su luz pasa resplandeciente por la puerta de La Casa de las Siete Muñecas.
“Aquí en Dzibilchaltún, al amanecer parecería verse que se incendia el templo. Tal acontecimiento para ellos era muy importante, ya que estamos en la parte norte de la Península de Yucatán, lo mismo que Chichén Itzá, que es la más árida.
“Todo es piedra calcárea, con cinco centímetros de tierra en promedio de profundidad. Aún así se pueden obtener buenas cosechas, pero solamente una vez al año, por lo que se tiene que ser exacto”, explica.
Indica Edgar Dzul que para preparar la tierra hasta hoy en día se utiliza un viejo método llamado –tumba y quema– en el que se cortan los árboles, se consumen con lumbre y se siembra, pero todo ese trabajo se tiene que realizar acorde a las precipitaciones pluviales, ni antes ni después, enfatiza.
“Si se coloca la semilla previamente a la temporada de lluvia, con tan poca tierra en la primera agua que se venga ésta se pudre. Se tiene que ser tan preciso que cuando se siembren las plantas broten y antes de morir caiga la primera lluvia y eso permita tener siegas.
“Los mayas por eso esperaban esa señal. Las élites utilizaban ese conocimiento para reunir al pueblo y decirles el momento… Y cuando veían el equinoccio comenzaban a preparar las tierras, porque las lluvias ya estaban cerca, tenían el tiempo medido”, cuenta.
En tanto, este guía profesional menciona que en La Casa de las Siete Muñecas fue descubierta una ofrenda dedicatoria que consistía en siete figuras de barro, de lo cual se origina su nombre.
“De hecho no son bonitos, están bastante toscos y se encuentran en el Museo de Antropología e Historia (al resguardo del INAH), probablemente en las bodegas.
“No sé si decir que desgraciadamente o gracias a Dios, depende del punto de vista que se quiera tomar, pero México es uno de los países más ricos del mundo en arqueología e historia. De lo que nosotros vemos en el museo hay por lo menos 10 o 20 veces más en las bodegas.
“Esto quiere decir que faltan espacios. Desgraciadamente esto es una realidad”, comenta.
EL RASTRO DE LOS MAYAS
Por su parte, Marte Trejo Sandoval, quien es asesor de turismo e historiador del mundo maya, refiere que esta cultura es tan profunda, que al día de hoy sigue descubriéndose su historia y muchos de sus misterios todavía no han sido descifrados.
Existen teorías e investigaciones que apuntan, por ejemplo, a la desaparición de este pueblo indígena, las cuales tratan de explicar el paradero de la catalogada como una de las más importantes civilizaciones prehispánicas.
“Estamos por publicar el libro “El retorno de los mayas”, donde nos referimos a eso. En realidad parece que el problema principal de su desaparición fueron las sequías. Hay varios registros muy importantes de que en diferentes momentos el planeta Venus pasó por la cara del Sol y después hubo grandes secas en Mesoamérica.
“Una de las más fuertes ocurrió tras la caída de Teotihuacan y posiblemente eso llevó a sus habitantes a abandonar la ciudad, presumiblemente con una gran migración hacia el sur, ya que eran los lugares menos secos.
“Aparentemente eso les causó problemas de guerras y alrededor del año 878 d. C. hubo una serie de desencuentros entre varias ciudades de la zona de Palenque, que terminan con la desaparición de esa parte de los mayas. Muchas de esas personas se vienen a refugiar hacia la Península de Yucatán, donde se instalaron.
“Sin embargo, la historia cuenta que tuvieron también dificultades entre ellos y posteriormente abandonaron esas ciudades y entonces, cuando los españoles llegaron encontraron una civilización maya con cinco mil años de historia, pero en declive”, afirma.
Este investigador manifiesta que en el sitio arqueológico de Chichén Iztá se hizo una recopilación de datos astronómicos que vienen desde el año 200 d. C., hasta el 1200 d. C. y es como un libro de un milenio de efemérides.
Ejemplariza que los Chilam Balam eran almanaques que se empezaron a escribir durante la Conquista por personajes anónimos.
“De alguna manera hablaban de medicina, de astronomía, de que si iba a llover o no y dentro de ese ambiente iban emitiendo sus ideas, manejando profecías, como el libro de Chumayel, uno de los más populares.
“Los nombres que tienen los Chilam Balam son de diferentes pueblitos de Yucatán donde fueron escritos”, señala.
Gracias a la compilación de infinidad de datos sobre la presencia antigua de las
etnias indígenas en el sureste de México, los expertos consideran dónde es que encuentran ahora parte de sus descendientes.
“Realmente los herederos de los mayas somos nosotros y los teotihuacanos también, lo que hicimos fue cambiar y gran parte de ese cambio vino con la religión católica. Hubo una transformación, se abandonaron este tipo de pirámides y se pasaron a los templos.
“Muchas de las personas abrazaron estas religiones, pero los mayas se encuentran por todos lados. Hay quienes siguen la religión de sus ancestros, que aunque tienen sincretismo todavía participan en esas costumbres”, aduce.
QUIENES ERAN LOS DZULES
Durante su conferencia en el “IV Taller de Periodismo Científico Jack F. Ealy”, este astrónomo con maestría en Administración de Historia, dijo que los colonizadores españoles fueron llamados por los mayas como Dzules, lo cual quiere decir “caballero blanco”.
Pero lejos de ser educados, los europeos aplicaron la fuerza bruta para someterlos.
“Ellos mencionan que los Dzules traían fuego en las manos, que eran despiadados y que traían perros que mataban a la gente.
“Los mayas asentaron que aunque los españoles iban en el nombre de Dios, en lo que menos creían era en Dios. En el Chilam Balam viene muy claro cómo ellos describen la relación que existió con los conquistadores”, agrega Marte Trejo.
El también escritor hace referencias a que los mayas se aconsejaban entre sí a cuidarse de los colonizadores, porque decían que los iban a “cazar como a venados”.
“Ellos les tenían mucho miedo a los Dzules y cuando uno lee estos relatos es muy desgarrador, pero también te das cuenta que es una realidad lo que ellos estaban viviendo. Algunos de los mayas consideraban que los barcos eran como montañas y ya los conocían desde antes de los españoles, con la llegada de algunos náufragos que incluso se quedaron a vivir en esa parte del continente.
“Pero los que llegaron en son de conquista fueron los que arribaron después del explorador Francisco Hernández De Córdoba, luego de que ya les habían pasado el tip de cómo podían atacarlos. Incluso, en los relatos del Chilam Balam se menciona que los mayas ya conocían a los Dzules.
“Nosotros hablamos de Gonzalo Guerrero y de Jerónimo Aguilar, éste último fue quien de alguna manera traicionó a los mayas y les dijo por donde a los españoles, que ya sabían a lo que venían, como Hernán Cortés, quien estaba bien armado, con cañones, soldados y caballos. De hecho las carabelas de Colón traían el escudo de la cruz en las banderas, de la Orden de Calatrava, porque sabían a lo que venían”, subraya.
El entrevistado describe que los Chilam Balam tenían profecías desde antes de la Conquista que fueron recopiladas posteriormente. Casi todos eran malos presagios.
“Lo curioso es que al pasarlas a lo actual se ligan tanto con lo que está pasando hoy día en relación con fenómenos naturales.
“Ha habido un renacimiento de todo esto, que parece increíble, pero así es. Desde otros países han adoptado las tradiciones mayas tomando en cuenta el calendario”, destaca.
“NO PRONOSTICARON EL APOCALIPSIS”
Marte Trejo defiende la cultura de los mayas y desmiente que ellos predijeran el fin de la raza humana. Mas bien, agrega, esas fueron especulaciones adoptadas en la época moderna.
“Muchas personas consideran, una vez que no se acabe el mundo, que los mayas se van a ir a la goma, porque nos mintieron, pero ellos nunca dijeron eso, en realidad son cosas que a nosotros se nos han ocurrido adaptadas a nuestra vida actual.
“Ahorita en 2012 van a haber varios eventos para el rescate de esta cultura y existe un interés muy fuerte en el mundo de los fenómenos que están ocurriendo, por lo cual viene mucha gente del extranjero atraída por esto, quizás los menos interesados somos los mexicanos”, afirma.
No obstante, detalla que de acuerdo con la contabilidad del Calendario Maya éste 2012 se termina un ciclo e inicia otro.
“Estamos en el último baktun de la cuenta, que es el 12 baktun. Esto termina la cuenta de los cinco mil 125 años, entonces este año, es cuando según estas cuentas de expertos, va a comenzar una nueva cuenta de 13 baktunes”, puntualiza.
Sin embargo, el especialista Marte Trejo explica que los mayas tenían una forma distinta para medir el tiempo con respecto al calendario romano.
“Quizás lo más cercano que tengamos sean los 365 días, pero al tratar de acomodar el calendario maya al romano o gregoriano se han creado tantos problemas en fechas, porque el gregoriano tiene bisiesto y muchas veces se le ha querido meter esto a los mayas, para poder adaptarlo, entonces eso rompe las cuentas”, abunda.
> ¿Cómo ha beneficiado o perjudicado el supuesto mito de que se va a acabar el mundo en 2012 a ustedes como región turística?
“En realidad no mucho, hay mucha gente del mundo que viene buscando la cultura maya, pero no ha habido un prejuicio para la Península. Lo único que nos perjudicaría es que sí se acabara el mundo (risas)”, compara.