
Con las preferencias presidenciales inclinadas hacia la ‘4T’ y el ‘Prianrd’ como un frente político desgastado, falta por definir quién será el candidato de Movimiento Ciudadano para 2024. Es la difícil decisión de la cúpula naranja con Dante Delgado de no quemar sus naves sabiendo que prácticamente cualquier contendiente que envíe a la lona podría ser noqueado, la disyuntiva de jugar o no su carta más fuerte que es Samuel García sin desdeñar el presupuesto que el INE le asignará para las campañas. Cuál será la apuesta de este partido es una cuestión digna de análisis.
El descrédito de los partidos políticos, ya tan lejanos de las sociedades democráticas, ha permitido el surgimiento de nuevas organizaciones amparadas por el artículo 41 de la Constitución en cuanto a su conformación, participación en los procesos electorales, financiamiento y acceso al poder.
Las dos más exitosas han sido el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), actualmente dominante, y el Movimiento Ciudadano (MC). Ambos se definen perfectamente con su propio nombre.
Políticamente, la primera propone la ‘Cuarta Transformación’ de la vida institucional de México, entendiendo la instauración de la República, con Guadalupe Victoria; la restauración con Benito Juárez y la Revolución, como los movimientos previos para la configuración del Estado que ejerce “la rectoría del desarrollo nacional para garantizar un desarrollo integral y sustentable que permita el pleno ejercicio de la libertad y la dignidad de los individuos, grupos y clases sociales”.
El segundo, en cambio: “Movimiento Ciudadano es el único instituto que se obliga a sí mismo a motivar la participación de la sociedad civil en las decisiones políticas, sin la obligación de afiliarse. Consideramos un derecho de los grupos de la sociedad civil y de los ciudadanos en particular, opinar y participar de las decisiones nacionales o locales y para hacer efectivo ese derecho…”. Es, pues, un movimiento ciudadano, esto es, de personas que habitan las ciudades.
Pueden esgrimirse muchos argumentos para ampliar este concepto, pero la realidad se impone y es claro que Movimiento Ciudadano es un partido político de corte burgués como lo demuestra el hecho de ser gobierno en las dos ciudades más importantes de la provincia mexicana, Guadalajara y Monterrey, que dominan prácticamente sus propias entidades; no así en la Ciudad de México, la urbe más densamente poblada y más politizada, donde campean los grupos populares.
LA OPCIÓN DE MC
En la actual coyuntura política, Movimiento Ciudadano se ha situado en una posición interesante gracias a la estrategia de su dirigente Dante Delgado Ranauro, fogueado en el priísmo auténtico. Se ha alejado de la endeble oposición que significa la alianza de los partidos tradicionales como el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y las sobras del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Dante sabe que no tienen futuro y ha lanzado su propia apuesta.
Por su naturaleza burguesa, no le alcanza para aspirar en serio a la presidencia de la República; pero, sí tiene suficiente potencia para hacer sentir su presencia en las urnas y posicionarse como una fuerza que influya en el futuro del país, cuando, ya sin la presencia de Andrés Manuel López Obrador y sin su cátedra cotidiana –que ha permitido despertar las conciencias populares como nunca antes la había podido hacer ningún gobernante de dentro o de fuera–, haya que tomar decisiones.
En este momento tiene dos opciones: seguir con la idea de llevar a la candidatura presidencial al joven gobernador de Nuevo León, Samuel García Sepúlveda, que no verían mal los grupos de clase media acomodada y las organizaciones empresariales locales y foráneas, o dar cabida al ex secretario de Relaciones Exteriores y contendiente inconforme con los resultados del proceso interno de Morena, Marcelo Ebrard Casaubón, quien también es bien visto por los sectores señalados.
En ambos casos, el movimiento naranja ganaría importantes espacios; pero, es claro que con Marcelo le iría mejor. No es que Samuel sea un mal candidato, sino que la presencia de Ebrard en el escenario político nacional e internacional ha sido más prolongada y contundente. A García no lo conoce todo el país; su nicho, Nuevo León, aún con los nuevos proyectos empresariales, va detrás del desarrollo integral de los proyectos del sur-sureste de México, incluyendo el ‘nearshoring’, que es la relocalización de las cadenas de suministro que representa inversión extranjera directa de las empresas norteamericanas.
Quizá sería mejor guardarlo para una ocasión mejor.
LA TIRADA
Con Marcelo o con Samuel, Movimiento Ciudadano afectaría al bloque opositor disminuyendo sus posibilidades. Asegura Xóchitl Gálvez, del Frente Amplio por México, que la mitad de México aún no la conoce; pero, eso puede ser tan bueno como tan malo. A sus propias limitaciones personales, se debe agregar la falta de aseo en el proceso para su exaltación como próxima candidata presidencial.
Ya se mencionó la cátedra cotidiana de AMLO. Con la sencillez de los heroicos maestros rurales, el presidente ha explicado todos los días a los mexicanos qué pasa dentro y fuera del país y cuáles son las razones por las que debe seguir el proceso de transformación de México. La ausencia de formación de cuadros partidistas ha sido llenada con las pláticas diarias que entienden los que tienen oídos para oír, no para responder o polemizar.
Así se ha enraizado el despertar de las conciencias y, cuando menos en ese sentido, se ha acendrado la conciencia de clase: por un lado, el pueblo que reclama su derecho a una vida plena y digna; por el otro, la burguesía beneficiada con las migajas que dejan caer los potentados y, por último, las clases privilegiadas. Todos tienen carta y cancha en el juego. Ganará quién logre hacerse entender y convencer con mayor acierto.
El proyecto neoliberal logró llevar a cabo las reformas estructurales que favorecieron la acumulación de la riqueza es una cuantas manos estériles e indolentes a base de billetes. Ahora se busca revertir los estragos del capitalismo salvaje y se requiere de consciencia y congruencia en la representación popular y el ejercicio del poder.
Movimiento Ciudadano está en una doble disyuntiva: Samuel o Marcelo, y, con Dios o con el diablo. Su papel será importante en lo inmediato y a largo plazo.
Sin duda Dante ha jugado magistralmente, pero mucho trabajo tendrá también para que se definan candidaturas de nueve entidades federativas, así como para el Congreso de la Unión y alcaldes con las que MC buscará ganar mayor terreno.