A200 kilómetros de las costas del noreste mexicano y a 53 de la frontera con Estados Unidos, se encuentra el campo de perforación PEP1, situado en un sector geográficamente conocido como “El Perdido”.
Es en esa zona donde han sido detectadas importantes reservas de hidrocarburos en aguas profundas de la nación y donde operan grandes y modernas plataformas como la Bicentenario, la más tecnificada que existe en el país.
Esta megaestructura de sexta generación bien podría compararse a las dimensiones de un estadio de futbol: tiene una altura de 138 metros; una superficie de 119 por 96 y pesa nueve mil 700 toneladas en cubierta, equivalentes a la Torre Eiffel de Francia con todo y restaurantes.
Bajo sus cuatro enormes columnas el fondo del océano se ubica a una profundidad de dos mil 945 metros, pero es a 4.2 kilómetros más donde se tiene registrado un prometedor yacimiento de crudo, en el cual Petróleos Mexicanos trabaja noche y día para que los hidrocarburos puedan ser extraídos en un lapso aproximado de tres años.
Para llegar a esta urbe de acero hay que tomar un vuelo en helicóptero; elevarse a una altura de dos mil 800 metros y avanzar perpendicularmente hacia el Golfo de México. El recorrido dura en promedio una hora con 10 minutos.
Esta es la plataforma más nueva que utiliza Pemex, pero también la que se encuentra más alejada de las playas de nuestro país. En ella literalmente viven 186 trabajadores que se reparten en turnos laborales de 12 horas al día y quienes acampan en intervalos de 14 y 28 días.
Medios de comunicación como el Dow Jones y el Wall Street Journal de Nueva York; La Razón de Tampico, El Mañana de Reynosa y Hora Cero Tamaulipas, atendieron a una invitación para conocer cómo funciona un navío de esta naturaleza.
Antes de hacer el abordaje el clima es el que manda, por lo que los pilotos de Pegaso, la empresa responsable de brindar el servicio de transportación aérea, no despegan si no hay buen tiempo.
El desplazamiento estaba programado para las 9:00 de la mañana del viernes 22 de febrero, pero por motivos de seguridad estuvo a punto de cancelarse, debido a la entrada de un sistema de nubosidad procedente de Louisiana. Por suerte el periplo se postergó sólo tres horas.
Previo a esto había que definir el peso de cada persona, equiparse con ropa apropiada y escuchar una charla de prevención y normas internas de la paraestatal. Luego pasar por los controles aeroportuarios de rutina.
RUTA HACIA EL MAR
13:00 horas: la Bicentenario se encuentra a la vista, sola ante la inmensidad del mar. A medida que la nave desciende esta impresionante fortaleza deja mostrar su señorío.
Pero antes de conocer sus instalaciones los visitantes tienen que ser trasladados a una sala donde reciben otra plática, ya que debe cumplirse un protocolo de buques e instalaciones portuarias desarrollado por la Organización Marítima Internacional (IMO, por sus siglas en inglés), el cual toma en cuenta acontecimientos de sabotaje, terrorismo y polizontes.
Entre los posibles escenarios destacan personas lesionadas, hombres al agua, fuego, presencia de gas H2S, que se origina por la descomposición de la materia orgánica y que en elevadas concentraciones es letal; así como el gas combustible, que es altamente explosivo.
Para identificar los tipos de peligros se encienden dos luces de emergencia (roja o ámbar) y la información se vocea desde centro de mando.
José Alberto Cervantes, superintendente de Pemex y quien es la máxima autoridad a bordo, explica que la plataforma tiene ocho hélices que le dan la suficiente potencia para navegar por sí sola y trasladarse a una velocidad de ocho nudos (alrededor de 14 kilómetros por hora).
Esta embarcación, cuya construcción fue terminada en 2010 en Corea del Sur, dejará el camino preparado para que otra plataforma extraiga el crudo del pozo PEP1, que es el cuarto explorado en la zona de “El Perdido”. La cantidad de reservas en millones de barriles aún no ha sido determinada.
Los trabajos de perforación van al 50 por ciento y está proyectado que concluyan en las próximas 30 semanas. En ese lapso se ha estimado barrenar a una profundidad de siete mil 229 metros desde la superficie, lo cual es equivalente a escalar 14 veces el Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo.
Este equipo pertenece a la compañía Industrial Perforadora de Campeche, S.A. de C.V., (IPC) y es arrendado por la paraestatal.
El costo operativo, sumando los salarios y las obras efectuadas por las compañías contratistas, es de 800 mil dólares diarios (en moneda nacional esto significa alrededor de 10 millones 400 mil pesos); no obstante, cuando arranque la producción se estima que la inversión se recupere en un año de los 25 que el pozo permanecería en operaciones.
Hace apenas tres meses la Bicentenario, llamada así en conmemoración a los 200 años de la Independencia de México de 1810, se encontraba a unos 20 kilómetros perforando el pozo TRION1.
“El otro pozo lo terminamos y le cocimos unos tapones temporales, para que nuevamente una plataforma acuda al TRION1, elimine esos tapones y se puedan hacer las pruebas de producción”, abunda.
Cabe decir que la profundidad a la que se taladra la tierra en otras zonas marítimas del país como Cantarell, actualmente considerado el segundo yacimiento de mayor producción mundial, no se compara a la que hay en la zona de “El Perdido”, pues mientras en Campeche los tirantes de agua son de 60 metros, aquí en Tamaulipas el lecho marino se ubica a tres kilómetros de distancia.
En la localización del PEP1 se tienen cuatro objetivos geológicos: llegar hasta las capas de eoceno superior, eoceno inferior, paleoceno y cretácico en un proceso de ocho etapas programadas. Todo esto se hace con un barreno que mide 36 pulgadas (91 centímetros) de diámetro. Antes de esto los barcos de Pemex hicieron estudios de sísmica para elegir cómo explorar y perforar.
Para contrarrestar el fuerte oleaje en alta mar la plataforma bicentenario mantiene su posición con gps’s satelitales que, coordinados a propulsores de agua, le permiten tener estabilidad, al grado de ser casi imperceptible la marea para el personal a bordo.
Además Pemex posee un centro de monitoreo en Poza Rica, Veracruz, que está observando en tiempo real lo que sucede en la embarcación, la cual no requiere anclaje.
En el área de cubierta que es de siete mil 923 metros cuadrados, se tiene la capacidad de almacenamiento de seis mil 958 metros cúbicos de fluidos como agua potable, agua de perforación, diesel y lodo. Una de las ventajas de esta moderna plataforma de siete niveles es que fue pensada para proteger el medio ambiente.
“No tenemos autorización para verterlos en el mar”, explica el superintendente de la paraestatal.
PODEROSA HERRAMIENTA
En lo que se refiere a la torre de la plataforma ésta se eleva hasta los 64 metros de altura y tiene una capacidad de carga de tubería de mil toneladas, controlada desde una cabina que posee una consola con controles increíblemente parecidos a los de un videojuego o un simulador aéreo, la cual es operada por el británico Glenn Smegal.
De hecho, aquí pueden encontrarse especialistas de distintas nacionalidades como suizos, noruegos, australianos, alemanes, hindúes, estadounidenses, surcoreanos y mexicanos de diferentes rincones del país.
Mientras tanto en los barcos son transportadas herramientas, refacciones, alimentos que llegan a la Bicentenario en contenedores especiales, para ello se cuenta con fuertes grúas que hacen la carga y descarga.
Como las condiciones climatológicas no siempre son favorables, existe un plan de contingencia para actuar en caso de un huracán, uno de los contratiempos que una gigante plataforma como esta, puede experimentar.
Para realizar los trabajos de exploración y perforación de un modo más certero, la Bicentenario se ayuda de los avances de la ciencia tanto como le sea posible.
Este equipo posee un robot submarino parecido a los que se usan en las industrias de ensamblaje, el cual soluciona problemas debajo del mar a una temperatura cercana a los cero grados centígrados. Sus cámaras permiten vigilar las operaciones y llevar a cabo las tareas con precisión.
“En la sala de monitoreo vamos a poder ver lo que el robot ve allá abajo cuando llega al lecho marino”, menciona Gabriela Araiza, de la Unidad Operativa de Aguas Profundas.
Gerardo Duarte Calderón, supervisor en este departamento, detalla que R. O. V., por sus siglas en inglés, significa vehículo remotamente operado y sirve para inspeccionar los trabajos de perforación.
Por su lado, Lorena Landa, una ingeniera electrónica por el Instituto Tecnológico de Veracruz (Itver) y quien es originaria de Xalapa, es una de las tres mujeres que trabajan en esta plataforma y la única en toda la República, que hace el trabajo de controladora de robots submarinos.
“Si soy la única mujer que opera este tipo de tecnología aquí en México con la compañía, pero en otros países también hay mujeres que lo hacen”, comenta.
CAMBIOS IMPERANTES
Las necesidades petroleras están empujando a que algunas plataformas de tercera generación estén siendo convertidas de cuarta y de quinta generación, dependiendo su infraestructura. Incluso, ya existen barcos que procesan, reciben el crudo y que pueden sacar gas, gasolinas y una infinidad de productos.
Pero de acuerdo con Francisco Montaño, portavoz de Petróleos Mexicanos, con la Bicentenario no sólo se beneficia Pemex, sino también la red de producción y servicios que se tejen en torno a los yacimientos petroleros.
Es por este motivo que cualquier tipo de industria instalada tiende a favorecer a las comunidades involucradas, en este caso al municipio de Matamoros, que desarrollará su puerto y donde ya se construye un helipuerto, además de los servicios hoteleros y comerciales que de esto se derivan.
Aunque desde hace varios años se ha polarizado el tema la participación de otras empresas en las acciones emprendidas por esta compañía mexicana, la realidad es que para las circunstancias actuales, sin la tecnología extrajera, el rezago sería mayor.
De esta manera, con la Bicentenario en el pozo PEP1 y la West Pegasus en el pozo Maximino1, México ya juega en las grandes ligas de la industria de perforación, sin olvidar que no muy lejos de la zona de “El Perdido”, del otro lado de la frontera, compite con las petroleras de Estados Unidos, que disponen de cinco plataformas.
En este contexto la preparación del personal, es fundamental. En este sitio hay ingenieros petroleros, químicos, biólogos, geólogos, médicos; ingenieros electrónicos, mecánicos, licenciados, marinos, capitanes de altura, chefs, por citar algunos y la mayoría sabe hablar en inglés.
Y si de comodidad se trata aquí existe un comedor con alimentos de primera con menús internacionales cada día de la semana; gimnasio, biblioteca, sala de Internet y 160 dormitorios.
Lo que se busca es mantener un ambiente laboral amigable para el personal de la Bicentenario que dura muchos días en el mar. Todos tienen una función y cada quien sabe cómo desempeñarla.
Los periodistas al final, pudieron comprobar cómo es un día de trabajo en la mejor plataforma de las que dispone Pemex, la que por su gran importancia, eficiencia ecológica y utilidad, es digna de llevarse todos los elogios.
Para antes de caer el sol el helicóptero ya aguardaba a los visitantes. Por desgracia había que marcharse, pues la aeronave no hace vuelos de noche; sin embargo, haber estado en aguas profundas del Golfo de México, en la majestuosa plataforma Bicentenario, es una vivencia muy grata y memorable.