
A Diana Ruth Mata Velásquez se le corta la voz y parece a punto de llorar cuando ve destruido el jacal que antes era su hogar.
La suya es una de las familias damnificadas de este poblado donde más de 200 viviendas quedaron bajo el agua, a causa de la creciente del río El Comandante.
Ella es madre de familia de dos pequeñas, una de tres años y la otra de dos.
Visiblemente preocupada aseguró que Lucero, la más pequeña de sus hijas, ha comenzado con vómito y temperatura, la escasez de medicamento y la idea de saber que no tienen nada, es un problema que le preocupa.
“Mi niña la más chiquita es la que ha tenido vómito y diarrea pero no ha pasado de ahí, es en la casa hogar ‘Mamá Paulita’ donde la está atendiendo un doctor, nadie nos había venido a visitar, estamos en el olvido y nuestras necesidades son muchas”, lamentó con un tono de enojo y tristeza.
Historias como ésta se repiten una y otra vez en las zonas inundadas del municipio de El Mante Tamaulipas, principalmente en este poblado, ubicado unos 125 kilómetros al sur de Ciudad Victoria.
Para Ruth y su familia, así como el resto de la población que habita este lugar, el futuro es incierto.
Hoy, la prioridad para Ruth es atender a Lucero en su incesante llanto.
El caso de Manuel es otro ejemplo. El hombre se siente impotente ante la tragedia, no le queda más que esperar a que el tiempo siga su curso y las cosas mejoren.
“No tengo trabajo, no sé de qué vamos a vivir y no sabemos cuándo llegará ayuda ni de qué tipo será”, dijo.
Las circunstancias en este poblado no le permiten al este hombre, que es albañil, conseguir empleo por el momento, debido a que los proyectos se han detenido en El Limón.
Roberto Ruiz, quien pudo resguardar algunas de sus pertenencias al atender la advertencia de las autoridades, continúa sin trabajo.
“Anda uno como loquito pensando muchas cosas y sin saber a donde ir”, dijo.
—¿Normalmente en qué trabaja? —se le preguntó.
—En lo que salga, de jornalero. Vive uno al día —dijo.
—¿Y ahora?
—Ahora no se de qué vamos a vivir y ni cómo nos van a ayudar.
La familia de Pecina Mata se suma a las más de 130 mil personas afectadas en los 12 municipios declarados en emergencia.
En esos municipios se dibujan panoramas distintos pero que tienen mucho en común: tristeza, necesidad y un futuro incierto, mientras las autoridades no garanticen que los daños serán resarcidos para continuar con la normalidad acostumbrada en las comunidades de estos municipios afectados.