
No todos los migrantes que desaparecen en su camino hacia la frontera viajan de incógnito al intentar esconder sus intenciones de entrar a Estados Unidos de manera ilegal. Raúl Trejo Medina, de 21 años de edad, es un ejemplo que en ocasiones se puede viajar con los papeles “arreglados” y aún así desvanecerse en la ruta.
Desaparecido desde el 21 de marzo pasado, este joven guanajuatense salió de su natal San Luis de la Paz, Guanajuato, con la confianza de que su viaje era seguro, pues iba contratado para trabajar de manera legal en el campo de Texas, gracias a las gestiones de una empresa ubicada en la ciudad de Monterrey, Nuevo León.
Sin embargo las cosas no salieron como se planearon, pues la tarde del 21 de marzo en alguna parte de la autopista Monterrey-Nuevo Laredo, Raúl y otro joven originario de Zacatecas (quien también iba a trabajar de manera legal), se desvanecieron.
Ahora, la familia de este joven mantiene una eterna pesquisa intentando encontrar cualquier respuesta sobre su paradero, aunque lo único que hayan encontrado es la indiferencia de las autoridades judiciales de Guanajuato.
LA OFICINA DE LA COLON
Estela es la hermana mayor de Raúl. Cuando se enteró que el joven tenía la oportunidad de migrar a Estados Unidos de manera legal no hizo más que alentarlo para que juntara todos los requisitos y lo intentara.
Tras varias semanas de trabajo, el 19 de marzo pasado Estela y su hermano abordaron un autobús hacia la ciudad de Monterrey, Nuevo León, donde se encuentra la oficina en la que lo contratarían y enviarían con destino a la ciudad de Houston, Texas.
“Iba a trabajar en ‘la yarda’ (el campo) en Houston, Texas, por eso se fue para Monterrey donde está la oficina que lo iba a contratar y luego lo iba a llevar a Laredo, Texas en donde le sellarían el pasaporte. Se supone que todo iba a ser seguro”, manifestó la joven.
Con la esperanza de un futuro mejor, los hermanos llegaron a la capital de Nuevo León y de inmediato se trasladaron a las oficinas dónde Raúl sería contratado. Aunque no recuerda con exactitud la dirección, Estela aseguró que el local se encuentra sobre la calle Colón, a unos pasos de la Central de Autobuses.
“Es una oficina sin letreros o anuncios, recuerdo que está cerquita de la Central de Autobuses pero yo no entré, no me dejaron, sólo lo hizo Raúl”, recordó.
Tras un par de días de gestiones, Raúl recibió la noticia de que había sido contratado y que iba a recibir su visa para trabajar de manera legal en una comunidad rural cercana a Houston.
Junto a él viajarán otras 60 personas, por lo que fue necesario que la empresa rentara dos autobuses para poder transportarlos a todos.
Emocionado, Raúl le comentó a su hermana que la responsable de toda la operación era alguien que identificó como “la señora Esmeralda” (nunca le dijo su apellido), quien citó a todos para que se presentaran en las oficinas de la calle Colón el 21 de marzo al mediodía.
Alrededor de las 16:00 horas Raúl se despidió de su hermana y abordó uno de los autobuses que lo llevaría a la ciudad de Laredo, Texas donde, se supone, les iban a entregar la visa para trabajar en Estados Unidos. Esa fue la última vez que los jóvenes se vieron.
“Cuando Raúl se fue yo me regresé a San Luis de la Paz y ya no supe más de él. Cuando llegué y me dijeron que no había llamado me preocupé, pues siempre estuvimos muy pendientes de nuestra casa y llamábamos un par de veces al día”, recordó.
Aunque la familia tenía un mal presentimiento, intentaban calmarse con la idea de que Raúl no se había comunicado pues estaba en ruta hacia Texas, donde iba a trabajar.
Sin embargo después de tres días de no tener contacto, las preocupación se convirtió en angustia.
“Le marcábamos todos los días al teléfono celular pero siempre nos mandaba al buzón, eran como si lo hubieran apagado”, recordó.
HACIENDO EL TRABAJO
DE LA AUTORIDAD
Preocupado por su hijo, el padre de Raúl y Estela viajó a la ciudad de Monterrey, Nuevo León para buscar noticias. El primer lugar a donde llegó fue a la oficina donde contrataron a su vástago.
En el primer contacto nadie pudo darle razón del lugar en donde se encontraba su hijo, incluso hubo quienes le dijeron que el viaje había salido bien.
Aún así el padre de Raúl no se dio por vencido y siguió haciendo preguntas hasta que se encontró con el chofer de la unidad donde viajaba su hijo, quien le confesó la aterradora verdad: en alguna parte de la autopista un grupo de hombres uniformados detuvieron los autobuses y tras revisarlos, bajaron a Raúl y otro joven originario de Zacatecas; después ordenaron a los choferes de los autobuses que siguieran su camino.
Cuando se enteró de la noticia, el hombre decidió regresar a San Luis de la Paz y el 12 de abril pasado interpuso la denuncia 146/2011 ante la Agencia Segunda del Ministerio Público Investigador, quien la canalizó a la Unidad de Personas Ausentes o Desaparecidas.
Desconfiado de la labor de las autoridades, el padre de Raúl se puso en contacto con el papá del joven zacatecano que desapareció junto con su hijo y quedaron de verse en la ciudad de Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Ahí iniciaron una búsqueda de cinco días por hospitales, la dirección de Seguridad Pública, la delegación de la PGR y hasta con el Ejército sin que pudieran obtener alguna noticia de sus hijos.
De hecho nadie les pudo informar sobre la presencia de hombres armados en la autopista a Monterrey y si ellos estaban bajando personas de los autobuses de línea.
Con más dudas que respuestas, el padre de Raúl regresó a Guanajuato a esperar noticias y soportar la indiferencia de las autoridades locales, que no han hecho nada por investigar el caso.
Las ocasiones en las que han acudido ante la Agencia del Ministerio Público en San Luis de la Paz para preguntar si ha habido algún avance en las pesquisas, les han negado cualquier información.
Incluso hubo una vez en la que pidieron copias del expediente para enviarlo a las autoridades de la PGR, sin embargo las autoridades locales les dijeron que no se lo podían dar, pues ya no estaba en la ciudad.
Para esta familia es increíble pensar que han sido ellos los que han conseguido todas las pistas y datos que ayuden a reconstruir la historia de lo que sucedió con Raúl y ni así las autoridades hagan algo.
Mientras tanto, la familia de este joven no pierde la esperanza de que se encuentra vivo en alguna parte de Tamaulipas o Texas y que pronto se va a comunicar para decirles que está bien.
Mientras esto sucede, van a continuar presionando a las autoridades locales y federales para que hagan algo y les ayuden a reunir a esta familia que fue quebrada por la necesidad de encontrar un futuro mejor.