
A finales de 1994 México comenzó a sufrir los “dolores de parto” de la peor devaluación de su moneda y el país entró en un estado de gran incertidumbre y polarización generalizada, luego del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, ex candidato presidencial por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y la gestión de Carlos Salinas de Gortari.
Al relevo, Ernesto Zedillo Ponce de León recibió la “unción” desde Los Pinos para tomar las “palancas” del nuevo gobierno, pero también fue el encargado oficial de hacer estallar la bomba que le dejó su predecesor, la cual se “activó” por una despiadada depredación del erario, por el gasto histórico de Obras en el último año del salinismo y por el escape intensivo de reservas internacionales (originado por el desconcierto en el escenario político y por la emisión de bonos de inversión que inflaron la deuda y vulneraron a la economía).
Esa vez, México se escandalizó no solamente porque la paridad del Peso pasó en una semana de 3.4 a 7.20 unidades por dólar, ni porque las repercusiones sociales se tradujeron en un quebranto económico inusitado para las familias mexicanas, muchas de las cuales perdieron sus casas y autos que habían adquirido con contratos de tasa variable.
El sentimiento de la crisis y el descontento popular se ahondaron aún más con el anuncio de que el país suscribiría un “megapréstamo” de su principal socio comercial y de otras entidades que acrecentaría a niveles preocupantes la deuda externa.
Apresuradamente William Jefferson Clinton, presidente de Estados Unidos, solicitó al Congreso de su país la autorización de un paquete económico por 20 mil millones de dólares para el gobierno mexicano, que le permitieran garantizar a sus acreedores el cumplimiento cabal de sus compromisos financieros.
En su fuero como mandatario tuvo acceso a otra línea de crédito del Tesoro norteamericano de casi 30 mil millones de dólares, a los cuales se le añadieron 17 mil millones del Fondo Monetario Internacional (FMI), 10 mil millones del Banco de Pagos Internacionales, mil millones del Banco de Canadá y otros mil millones provenientes de diversos países latinoamericanos que resultaron afectados por el efecto “dominó” de esa recesión. En suma, 78 mil millones de dólares pusieron al pueblo mexicano de rodillas y al borde del desastre…
En consecuencia, la deuda del sector interno también se elevó de manera alarmante, por lo que hoy, a 17 años de distancia, la mayoría de los economistas no sólo consideran que “las de ahora son hijas de aquellas circunstancias”, sino que, además, el problema lejos de abatirse “se agranda”, sobre todo con el último gobierno.
Y es que pese a que la crisis económica de 1994 desencadenó los endeudamientos externo e interno de México, embistió a multitud de empresas y arrastró a las clases medias al agujero de la pobreza, comparado a lo que se debe hoy en día esas cifras son relativamente bajas, pues llegado al poder Felipe Calderón Hinojosa, los pasivos internacional y local del país se dispararon un 32.2 por ciento, de acuerdo con balances del mismo gobierno federal, pero en las cúpulas políticas y en los medios de información de esto muy poco se habla.
FACTOR DISTRACTOR
La opinión pública parece estar distraída con el “monstruo” de la lucha contra el narcotráfico, que no le pone atención a la otra “bestia” del endeudamiento, que discretamente está comprometiendo el presente y futuro de los mexicanos:
Porque antes de que nazca cada niño en suelo nacional éste ya debe dos mil 464 dólares, los cuales en promedio equivalen a 30 mil 800 pesos con 90 centavos totales, suficientes como para pagarse cada quien las colegiaturas de cualquier universidad pública del país.
Algunos medios nacionales han publicado que el monto de deuda total es incluso superior a los cuatro billones 333 mil millones de pesos, pero lo cierto es que basados solamente en los últimos datos emitidos por la SHCP, desde que comenzó el presente gobierno el endeudamiento de la nación ha escalado casi un tercio. Esto es para cualquier mexicano un poderoso motivo para ofuscarse y “perder el sueño”.
De acuerdo a lo establecido por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en el Plan Anual de Financiamiento (PAF) para este 2011 “la estrategia de endeudamiento va dirigida a financiar la mayor parte de la deuda del gobierno federal en el mercado local, recurriendo al endeudamiento externo de manera complementaria, tanto en los mercados internacionales como en Organismos Financieros Internacionales (OFIS) y las Agencias de Crédito a la Exportación (ACE)”.
Sin embargo, a pesar de que se han invertido miles y miles de millones de dólares en bonos de inversión a cinco, 10 y hasta 100 años en diferentes mercados internacionales de capital (como el de China), con la justificación de que son “acciones de la estrategia de deuda externa”, su rendimiento no es ni será capaz de pagar el “saldo negro” que tiene la nación azteca con otras economías del exterior ni sanear la economía local.
El Informe de la Deuda Pública correspondiente al cuarto trimestre de 2010, emitido por Hacienda, indica que para cubrir la cantidad “por concepto de intereses, comisiones y gastos asociados a la deuda externa el gobierno federal realizó en ese lapso erogaciones por un monto de dos mil 913.8 millones de dólares (alrededor de 36 mil 422 y medio millones de pesos).
En ese sentido, los pagos mexicanos durante los últimos cuatro años ascendieron a 54 mil millones en moneda americana, lo que quiere decir que solamente se cubrieron cuatro quintas partes del interés que sigue creciendo como una “bola de nieve”.
A diferencia del sexenio foxista, el gobierno de Felipe Calderón ha hecho todo lo posible por comprar activos internacionales de deuda, vender bonos de inversión de valores gubernamentales y aglomerar la mayor cantidad de dólares en el Tesoro de la Nación –el cual rebasa los 120.62 mil millones de billetes verdes–, en vez de dedicarse a saldar un adeudo.
Dicho método le ha dado al Peso una mejor paridad frente al dólar, pero de ninguna manera basado en el fortalecimiento de la economía, sino en el abultamiento de dólares que en un momento de “pánico” podrían salir de manera emergente, pues además son inversionistas extranjeros los principales tenedores de los instrumentos de inversión gubernamentales, que ascienden a 717 mil 500 millones de pesos, de acuerdo a datos del Banco de México (Banxico). Ese dinero es casi equivalente a la mitad de los activos internacionales del país.
No obstante, el presidente de la República “pavonea” que se tiene la más alta reserva de dólares de la historia, aunque el procedimiento, según los especialistas, no es el más apropiado.
Inclusive, Calderón Hinojosa se atrevió a manifestar (el pasado 5 de abril en la residencia oficial de Los Pinos) que el sistema financiero del país puede enfrentar una “turbulencia”.
Pero pese a los dichos del presidente, lo cierto es que la deuda externa (así como la interna) sigue aumentando, como incrementándose la incertidumbre por el comprometimiento de la nación, aunque a diferencia de finales de 1994, la población en general no ha estado atenta a este problema.
EL PESO VALIO MAS QUE EL DOLAR
Vale mencionar que bajo la figura presidencial el último mejor registro que se tiene de la moneda nacional se remonta a la época de Anastacio Bustamante, quien fue el quinto mandatario en la historia de México. Para el año 1839 el valor del Peso se ubicaba en 95 centavos por dólar, esto quiere decir que incluso, superó al billete verde con un ligero dominio que duró desde 1821 hasta 1874 con Sebastián Lerdo de Tejada (un periodo de 53 años).
En tanto, la primera deuda externa que hubo en nuestro país data de 1824 con Guadalupe Victoria, quien fue el primer presidente y ésta era de 16 mil pesos. Por su lado, la deuda interna ascendía a 16 pesos con 63 centavos. A partir de entonces ambas ya no bajaron, sino todo lo contrario.
Según datos proporcionados por SHCP hasta el año 2010 el gobierno federal debía en suma (entre la deuda externa e interna) tres billones 449 mil 701.2 millones de pesos, cantidad que es un mundo de dinero. Ese monto está constituido por un 81.2 por ciento de deuda interna y el resto (18.9) de pasivo externo. En dólares son 275 mil 976.80 millones, lo cual representa 3.1 veces el Producto Interno Bruto nacional (PIB).
Si se hace una comparación con el último trimestre de 2006, cuando Felipe Calderón tomó la presidencia, el adeudo global de la nación era de dos billones 337 mil 319.7 millones de pesos (214 mil 807.4 millones de dólares). Ello da una diferencia de un billón 112 mil 382 millones de pesos que ha crecido el “endrogamiento” neto de México en los últimos cuatro años, el cual traducido a dólares son 88 mil 990.5 millones. Esto quiere decir que el endeudamiento general creció preocupantemente un 32.2 por ciento con Calderón.
Por concepto de deuda externa en 2006 se debían 684 mil 578.7 millones de pesos (54 mil 766.3 millones de dólares) según la Secretaría de Hacienda, mientras que hoy son 810 mil 679.7 millones de pesos (64 mil 854.4 millones en moneda americana). En porcentajes, la deuda externa se incrementó un 15.5 por ciento.
Asimismo, la deuda interna hace dos bienios era de 139 mil 312.6 millones de dólares (un billón 741 mil 407.6 pesos) y actualmente escala a los 224 mil 92.6 millones de dólares (dos billones 801 mil 157.4 millones de pesos). Eso da como resultado una diferencia astronómica de un billón, 59 mil 750 millones de pesos, que refleja un 38 por ciento.
Estas cantidades se conocen gracias a que el Informe de la Deuda Pública es un requerimiento que se debe rendir al Congreso de la Unión en cumplimiento conforme a lo dispuesto en el Presupuesto de Egresos de la Federación para sus ejercicios fiscales, a la Ley de Ingresos de la Federación, la Ley Federal del Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, así como con la Ley General de Deuda Pública.
El gobierno federal anunció que su política de PAF plantea “refinanciar la totalidad de los vencimientos de la deuda pública de mercado”, pero lo real es que el año pasado no pagó ni los intereses completos. ¿Cómo pretende hacerle entonces para saldar una cuenta que parece insaldable?
Asimismo, el documento de Hacienda añade que “se seguirá de cerca la evolución de los mercados de Norteamérica, Europa y Asia, para aprovechar condiciones de financiamiento favorables”.
En otras palabras, da a entender que continuará suscribiendo préstamos, los cuales han caracterizado a la administración calderonista, la cual desde su llegada a Los Pinos no ha parado de solicitar créditos a diversos organismos del extranjero e incluso, al propio Banxico.
“LA DEUDA ES UN FRACASO DEL GOBIERNO”
Para la diputada perredista Indira Vizcaíno Silva es absolutamente “reprobatoria la posición que ha tomado el gobierno federal en cuanto al incremento indiscriminado de la deuda, tanto la interna como la externa”.
Señaló que “las bases que se tienen de la propia Secretaría de Hacienda dan cuenta que cuando Calderón Hinojosa recibió el gobierno en 2006 la deuda neta era significativamente inferior, lo cual es preocupante”.
La también abogada por la Universidad de Colima, manifestó que: “No nada más es un tema que debe preocupar, sino también de ocupar a los mexicanos en general y máxime, porque se trata de una de las propuestas que se establecieron por parte del Ejecutivo federal en el Plan Nacional de Desarrollo (PND), en el que de manera específica en el eje número 2 y en el 2.1, ellos (los gobernantes) señalan de manera textual que van a administrar de forma responsable la deuda pública para consolidar la estabilidad macroeconómica del país.
“Y nosotros nos preguntamos, como seguramente muchos mexicanos, ¿en dónde está esa administración responsable?
“Nos damos cuenta de que el incremento en billones de pesos en deuda es increíble, impresionante y que nuevamente se están violando esos objetivos que se plantearon en el PND”, argumentó.
La legisladora federal dijo que “el de la seguridad nacional es un tema importante y que sin duda la mayoría de la responsabilidad la tiene el gobierno federal, sin menoscabar las propias responsabilidades que tengamos los propios ciudadanos, los gobiernos estatales y municipales”.
Advirtió: “Que por esta política de guerra contra el narcotráfico estamos viendo como resultado que la seguridad nacional no nada más está creándonos un ambiente terrible, de incertidumbre, sino que además aparentemente esta guerra no nos está llevando a un buen resultado y encima de todo está desviando no nada más nuestra atención, sino además miles y miles de millones de pesos enfocados a este tema de la seguridad pública.
“Esto está sirviendo como una cortina de humo para despistarnos de otros temas de gran relevancia para el país y estamos ocupados en asuntos provocados por el propio gobierno, como el de la inseguridad, que ni siquiera nos hemos percatado de las deudas interna y externa, que no nada más están dañando profundamente a nuestra nación, sino que también nos van a dejar en una situación económica terrible”.
A cerca de los bonos de inversión mexicanos en manos de extranjeros, Vizcaíno Silva ve en puerta un panorama desalentador.
“Y es que no se ha sabido administrar de forma responsable la deuda pública como ellos lo propusieron en el Plan Nacional de Desarrollo y esto termina viéndose manifestado como uno más de los fracasos del gobierno federal.
“Esos instrumentos de inversión están en las manos de un grupo bastante privilegiado y que en el momento que pudieran salir va a terminar hundiéndonos más”, indicó la diputada.
EL ENGAÑO A MEXICO
Vizcaíno Silva, quien representa al municipio de Cuauhtémoc, Colima, agregó que “cada niño nace con una deuda impresionante y además los mexicanos no sabemos en qué se ha estado yendo ese dinero, ni siquiera hemos visto un resultado productivo de este endeudamiento que está teniendo nuestro país”.
Mencionó que “por el contrario se incrementa la deuda que compromete de una manera arbitraria el futuro de millones de mexicanos, al atarnos a este tipo de compromisos de los cuales no vamos a poder echarnos para atrás y vamos a tener cada vez más carga y compromisos hacia el exterior que van a terminar viéndose reflejados en más perjuicio hacia el interior de nuestro país.
“Yo creo esto es algo que no podemos permitir que siga sucediendo y, al igual que en otros temas, tenemos que alzar la voz”.
Consideró que “entre más debamos en el exterior, menos soberanos vamos a ser, menos autosuficientes demostramos que somos y menos oportunidades vamos a estar generando”.
La integrante de la Comisión de Economía, en el recinto legislativo de San Lázaro, lamentó que se sigan pidiendo créditos al extranjero y que publicitariamente se hable de que se ha recuperado el país.
“No conformes de que siguen endeudándonos y dejándonos este gran paquete a todos los ciudadanos, peor aún es que sigan tratando de demostrar ante la opinión pública que se está trabajando para sacar a México de la crisis. Creo que no podemos permitir que esto se siga dando y que debemos tomar cartas en el asunto”, especificó.
Sobre la posición de algunos economistas del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), como el profesor Ignacio Trigueros Legarreta, director del Centro de Análisis e Investigación Económica (CAIE), quienes aseguran que deudas como la externa son muy necesarias y que el adeudo de México no es tanto como el de otras naciones, Indira Vizcaíno Silva reprobó dicha postura.
“Basarnos en que nuestro país debe menos que otros países como justificación, no deberíamos utilizarla ni siquiera como broma y yo creo que lo peor que podemos hacer como autoridades es justificar nuestros males diciendo que hay quienes están peor. Es el peor argumento que podemos utilizar.
“No porque existan países peores que nosotros significa que tengamos que estar en ese nivel. Yo creo que si nosotros como mexicanos nos diéramos cuenta de que las condiciones y la calidad de vida realmente están mejorando no existiera este descontento contra el gobierno federal”, mencionó.
HISTORIAL DE PRESTAMOS
Uno de los primeros créditos con Calderón como presidente a los que accedió México fue el de 300 millones de dólares de 2008, cuando se anunció que el Banco Mundial (BM) abría un paquete de financiamiento por dos mil 400 millones de dólares para ese año.
Luego, en abril de 2009 el FMI aprobó al gobierno mexicano una “Línea de Crédito Flexible” por 47 mil millones de dólares, para convertirse en el primer país en tener acceso a ese instrumento, siendo el mayor programa de préstamos de la institución.
Para octubre del mismo año el Banco Interamericano de Desarrollo dio a México un préstamo por 800 millones de dólares. A comienzos de noviembre el BID aprobó otro financiamiento de mil 350 millones de dólares, más otros 400 millones de dólares –a mediados del mes– con un plazo de amortización de 20 años y cinco de gracia, todos enfocados a políticas de desarrollo y hasta para la “influenza” y el “cambio climático”.
Desde que comenzó el sexenio hasta abril de 2009 Felipe Calderón contrató cada 24 horas 939 millones de pesos contemplando las dos deudas.
Casi un año después, en septiembre de 2010, el director Ejecutivo del Banco Interamericano de desarrollo dio luz verde a mil millones de dólares más para enfrentar la crisis financiera internacional.
Asimismo, se registró otro endeudamiento neto por ocho mil 465.5 millones de dólares procedentes de Estados Unidos, según el Banco de México.
Y una de los últimas líneas de crédito es la de enero de 2011, en la que el FMI avaló un préstamo al gobierno calderonista por 72 mil millones de dólares, cuyo motivo fue “la caída de la exportación petrolera un 6.4 por ciento”, según informó la Comisión de Cambios integrada por el Banxico y la Secretaría de Hacienda.
Cabe hacer mención que por lo general el gobierno no da datos certeros y con transparencia de la deuda por diferentes motivos: Cuando se observan publicaciones de la deuda normalmente se manejan criterios distintos por Hacienda, el Banco de México y el Inegi, pues existen varias deudas que son la privada, la pública, la interna pública, la externa o ambas; la contingente y la federal ampliada y la de los Estados, entre otras. En algunos de los casos se toman en cuenta los montos de los financiamientos aprobados para el siguiente año.
Lo innegable es que quienes tienen pagar los “platos rotos” son los más de 111 millones de mexicanos, quienes en un balance per cápita están endeudados “hasta el cuello” sin haber suscrito nunca ningún préstamo a título personal, sino que más bien los gobernantes los han tramitado por el pueblo.
Por este motivo, si se sigue la misma política de endeudamiento, cuando Felipe Calderón Hinojosa deje la presidencia el país alcanzará una deuda global de cuatro billones cinco mil 852 millones de pesos (320 mil 468.1 millones de dólares).
El porcentaje de endeudamiento para 2012 sería del 41.6 por ciento en tan sólo una administración pública que tampoco ha podido desacelerar los índices de desempleo y pobreza comparados al sexenio anterior.