Septiembre 2
Llegamos al aeropuerto de San Salvador a las 11:48 (una hora menos que México), después de un ajetreado viaje vía McAllen-Houston-San Salvador.
Ese día llovía en la capital salvadoreña, así es que tuvimos que pernoctar allí en un hotel llamado Vía Luz.
Erick comenzó a llamar a los periódicos de la localidad para informarse acerca de cómo llegar a las comunidades de Yedmi Victoria Castro y Francisco Antonio Blanco, pero sin mucho éxito.
De regreso en el hotel vimos los noticieros de televisión quienes aún continuaban con el tema de la masacre y se pudo obtener la ubicación de los pueblos; era en la zona oriente del Salvador.
Sin mayor dilación buscamos la manera de viajar a esta región y nos preparamos para un largo día de viaje por tierra.
Septiembre 3
En punto de las cinco de la mañana partimos al departamento de La Unión haciendo una escala en San Miguel para trasbordar.
Realmente es interesante ver la cantidad de vendedores ambulantes que se suben a los camiones. Yo conté alrededor de unos 30.
En el trayecto a La Unión conocimos a José Ronald, un joven activista que nos presentó a Insi Mendoza, corresponsal del periódico El Diario de Hoy en La Unión.
Nos hospedamos en un hotel llamado Porto Belo que se convertiría en nuestro centro de operaciones. Ahora les digo por qué.
Insi nos dio los pormenores de cómo sería nuestra estancia en esa región. Nos advirtió que las cosas con las familias de las víctimas se habían puesto difíciles porque ya no querían hablar por miedo a represalias.
También nos dijo que lo mejor sería dormir en La Unión por cuestiones de seguridad y por las mañanas viajar a las comunidades de Yedmi y Francisco.
Además de reportar a la policía de la localidad que andaríamos haciendo trabajo periodístico por si necesitábamos su ayuda.
Puestos en alerta nos informamos de cómo viajar y nos preparamos para comenzar al día siguiente.
Septiembre 4
Desayunamos pupusas, unas gorditas tradicionales de centroamérica y nos fuimos directo a El Tablón, de donde es originario Francisco.
En mi espalda tenía cerca de 40 mil pesos en equipo para hacer las grabaciones, así es que para no llamar la atención lo llevaba en una mochila viejísima que se la compré a mi sobrino Rhodman.
Los camiones son antiguos pero muy coloridos. Toda la región es muy parecida al sur de México y como en todo pueblo, la gente se conoce y se saludan al abordar, sólo Erick y yo éramos los únicos extraños en el camión.
Una hora después llegamos a El Tablón.
Nuestro conflicto ahora se presentaba en casa de doña Faustina, mamá de Antonio, porque ya no quería dar entrevistas (como nos lo había dicho Insi). Así es que tuvimos que convencerla por más de 40 minutos.
Sin embargo cedió y pudimos escuchar la conmovedora historia de su hijo.
De los familiares de Toño fue a la única que entrevistamos porque ya nadie quiso decirnos nada. Lo bueno fue que los vecinos de El Tablón se prestaron a hablar de Francisco y así completar la historia.
En punto de las 5 abordamos el último camión que pasa rumbo a La Unión. Habíamos completado una historia, ahora nos faltaba el reto mayor: los familiares de Yedmi.
Septiembre 5
Las pupusas se han vuelto una tradición en el desayuno.
Llegamos a Peñitas con dos problemas: los familiares ya no querían hablar y la comunidad era un poco agresiva.
Sin embargo, teníamos la esperanza de llegar a la familia de Yedmi por el lado religioso, así es que asistimos a la Iglesia Restauración Peña de Horeb, de donde la pequeña era miembro.
El culto duró más de tres horas, las cuales ni se sintieron por lo interesante de la liturgia (a pesar de que hace un calor insoportable).
Pero valió la pena el tiempo invertido porque después de presentarnos a la congregación y sacar las entrevistas, la hermana Sandra se ofreció a llevarnos con los abuelos de Yedmi.
Cuál sería nuestra sorpresa que después de casi una hora de convencer a la abuela Victoria para que nos diera la entrevista, saldría Mariluz Castro, la mamá de Yedmi, a regalarnos los seis minutos de grabación más conmovedores del viaje.
Después su esposo saldría a apagarnos la cámara y corrernos de la casa.
Septiembre 6
Hoy nos tocó visitar la escuela donde asistía Yedmi, ahí en Peñitas.
La directora, Aracely Flores, nos abrió las puertas del lugar para hacer las entrevistas respectivas.
El plantel, apenas compuesto por cuatro salones y la dirección, lucía en sus paredes moños negros como símbolo de duelo por la muerte de Yedmi. El ambiente era melancólico.
Después de unas tres horas en la escuela, donde platicamos con la directora, maestros y sus tres amigas inseparables, Sandra, Leilis y Vianney, terminamos el trabajo.
Regresamos a pie al entronque con la carretera a La Unión para esperar el camión de las 5.30 pm.
Como teníamos tanta hambre compramos unos tamales de carne envueltos en cáscara de plátano los cuales devoramos al instante.
Por fin en el hotel, pudimos hacer el recuento del día y lo que nos faltaba. Estábamos a punto de cumplir nuestra misión en la Zona Oriente del país. No sabíamos la sorpresa que nos esperaba al día siguiente.
Septiembre 7
El Salvador amaneció con paro nacional por 72 horas en el transporte público debido a que los Maras se molestaron porque acaban de prohibir, mediante leyes, la formación de pandillas.
Es impresionante la fuerza que tienen estos grupos al punto de suspender labores es todo el país.
Serán unos días de inactividad porque no se puede hacer nada ya que no hay camiones ni taxis para ir a conocer los alrededores y la mayoría de los negocios, incluyendo los cybers permanecerán cerrados porque así lo exigieron los Maras.
Fuimos a comer con Insi Mendoza (foto) para comentarle cómo nos ha ido con el trabajo y lo difícil que ha sido conseguir las entrevistas, aunado a la presión que tenemos por parte de Hora Cero, de continuar con el viaje.
Así es que tuvimos que comunicarnos a México para comentar la situación del país y que no nos podíamos mover de La Unión hasta nuevo aviso.
Ese día jugaba México contra Colombia, así es que en tierra centroamericana vitoreamos el gol que le dio el triunfo al cuadro azteca.
Septiembre 10
Por fin en San Salvador, después de tres días de paro.
El siguiente paso de nuestro reportaje comenzaba. Ahora teníamos la tarea de seguir la posible ruta que Yedmi y Francisco siguieron hasta México.
Desayunamos en el camino unas tortas de salchicha y pudimos ver una película en la televisión de 21 pulgadas que traía el camión (foto).
En la capital nuestro objetivo era conseguir las imágenes de los cuerpos de 11 de los 13 migrantes que habían sido repatriados (Yedmi y Francisco seguían en México porque aún no los identificaban).
En la Casa Presidencial se portaron muy amables y nos proporcionaron el material que necesitamos.
Cortos en nuestro presupuesto, caminamos por las calles de San Salvador, con las maletas y el equipo de grabación a cuestas.
Buscamos hospedaje para esa noche, aún no podíamos continuar el viaje sin las entrevistas pactadas con Edu Ponces, un fotógrafo español que radica en El Salvador desde hace cinco años, que además acaba de terminar el libro “En el Camino” y el cual está empapado del tema migratorio.
Así como Lucy Acevedo, de Cofamide.
Septiembre 11
Pudimos entrevistar a Edu Ponces y ampliar nuestro panorama de la migración, así como conocer la historia de este fotógrafo español.
Lucy Acevedo, una mujer encargada del Comité de Familiares de Migrantes Fallecidos y Desaparecidos de El Salvador (Cofamide) quien nos contó sobre estadísticas de las personas que diariamente salen del país.
Lucy recordó que decidió unirse a Cofamide a raíz del asesinato de su hermano quien muriera en México cuando intentaba llegar a Estados Unidos.
Con estas entrevistas cubríamos nuestro objetivo en la capital salvadoreña, ahora venía continuar con la ruta que Yedmi y Francisco tomaron.
Aprovechamos para saludar a Carlos Dada y José Luis Sanz, unos colegas que Erick conoció en el viaje que realizó con Gerardo Ramos en el 2003.
Ambos son fundadores de El Faro, una página web de periodismo libre que ha adquirido mucho prestigio en América latina.
Disfrutamos de una velada entre amigos antes de partir de El Salvador con destino a Guatemala, siguiendo el rastro de Yedmi y Toño.
Septiembre 13
Salimos de la terminal Occidente rumbo a Angüiatú, ciudad fronteriza entre Guatemala y El Salvador.
Fue un día de viajar entre los dos países, recorriendo la exhuberante vegetación de dos países tropicales, cuyo calor es húmedo, pero con el aire fresco.
Después de seis horas de viaje llegamos a la frontera donde, después de sellar nuestros pasaportes con la salida de El Salvador, cruzamos el pequeño puente que divide los dos países.
Con el cruce, dejábamos también el dólar como moneda para darle paso al quetzal, la moneda guatemalteca.
Después de comer una cecina con frijoles, arroz, crema y queso fresco, seguimos a Chiquimula donde pasamos la noche, estábamos a la mitad de Guatemala.
Fue cansado el viaje. Pernoctamos en el hotel Palmeras que es conocido en el pueblo porque llegan muchos migrantes a hospedarse.
En ese lugar de Guatemala, con el calor y la nostalgia, hacíamos cuentas: llevábamos 11 días de viaje.
Septiembre 14
El río Suchiate, frontera entre Guatemala y México, era nuestra entrada a país azteca.
No podíamos dejar pasar la oportunidad de experimentar lo que todo migrante vive en ese río chiapaneco, que por sólo 20 pesos pasas de un lado a otro sin nigún problema.
Sin embargo, teníamos que seguir avanzando porque Héctor Bencomo nos esperaba en Tapachula, Chiapas, para abastecernos de dinero y material de grabación y llevarse todo la información obtenida hasta el momento, para evitar que se fuera a perder o dañar.
No dejamos pasar la oportunidad de celebrar el bicentenario en tierra chiapaneca.
Septiembre 15
El río Suchiate, frontera entre Guatemala y México, era nuestra entrada a país azteca.
No podíamos dejar pasar la oportunidad de experimentar lo que todo migrante vive en ese río chiapaneco, que por sólo 20 pesos pasas de un lado a otro sin nigún problema.
Sin embargo, teníamos que seguir avanzando porque Héctor Bencomo nos esperaba en Tapachula, Chiapas, para abastecernos de dinero y material de grabación y llevarse todo la información obtenida hasta el momento, para evitar que se fuera a perder o dañar.
No dejamos pasar la oportunidad de celebrar el bicentenario en tierra chiapaneca.
Septiembre 16
Viajamos de madrugada a Arriaga, Chiapas, donde visitaríamos la Casa del Migrante Hogar de la Misericordia, a cargo de Carlos Bartolo.
Aunque sabemos que Yedmi y Francisco viajaron por carretera, queremos aprovechar para entrevistar a los encargados de los albergues, así como conocer las instalaciones donde diariamente se refugia un centenar de migrantes que van a EU.
Después de entrevistar a Carlos y a los migrantes Juan, Carlos y Fernando, nos fuimos al mercado central a comer en las fondas del lugar.
Esperemos que el tren salga en cualquier momento para viajar en él.
Septiembre 17
Con las inundaciones en Veracruz, el tren había retrasado su ruta, así es que después de consultarlo con el director editorial de Hora Cero viajamos a Ixtepec, Oaxaca, donde se encuentra el albergue Hermanos en el Camino, que atiende el sacerdote Alejandro Solalinde, un defensor de los derechos humanos de los migrantes.
Como el sacerdote no se encontraba regresamos al pueblo a buscar hospedaje.
El cielo avistaba una noche lluviosa, secuela de los aguaceros en Veracruz.
Mientras esperamos, disfrutamos de la fiesta de la patrona del pueblo, que a pesar de la intensa lluvia, no se canceló y la gente bailaba al ritmo de la música.
Septiembre 18
El sacerdote Alejandro Solalinde es una persona excepcional.
En este lugar pudimos conocer el trabajo que realiza este hombre, quien sin temerle a la muerte, enfrenta día con día una lucha contra el abuso a los indocumentados.
Nos invitó a comer de las riquezas naturales que ofrece el istmo de Tehuantepec, así como a todo el que llegaba a saludarle.
En el lugar, dimos un recorrido del albergue, conversamos con migrantes y conocimos un sinnúmero de historias que se tejen arriba de “La Bestia”.
El tren ya había partido a Arriaga, así es que tampoco pudimos abordarlo. Lo que sí es que los migrantes se prestaron para ayudarnos a realizar unas tomas necesarias para el documental.
Terminado el trabajo en Ixtepec subimos a Matías Romero, Oaxaca, donde nos encontraríamos con Rubén Herrera y Anastasio González, dos compañeros del trabajo que nos acompañarían en el último tramo del viaje.
Septiembre 21
Después de dos días de viaje por carretera donde cruzamos los estados de Oaxaca y Veracruz, llegamos por fin a Tamaulipas, la última parte del objetivo.
En Tampico, nos trasladamos al lugar donde posiblemente interceptaron a los 72 migrantes, a quienes de ahí los transportaron hasta San Fernando, donde finalmente murieron.
Hicimos las grabaciones pertinentes y seguimos la ruta hasta nuestro destino.
Sin embargo, por cuestiones de seguridad no llegamos hasta el pueblo, simplemente llegamos a la intercepción de la carretera que te lleva a San Fernando donde terminamos las grabaciones.
Con el último respiro, llegamos a Reynosa donde ya nos esperaba un hotel, agua caliente, comida y descanso.
Había valido la pena el viaje, después de 20 días de intenso trabajo, regresabamos a las oficinas de Hora Cero para dar los pormenosres y planear la siguiente etapa: hacer del viaje un documental digno de presentarse a la sociedad.