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Colosio, un crimen de Estado

16 de febrero de 2024 por Fortino Cisneros Calzada

A semanas de cumplirse tres décadas del asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta, el 23 de marzo de 1994, el caso cobra inusitada vigencia.

El 2024 es un importantísimo año electoral. Se juega el destino de México. Habrán de tejerse muchas conjeturas y correrán ríos de tinta sobre toneladas de papel, así como incontables espacios en los medios electrónicos y cibernéticos. Sin embargo, basta con observar el devenir del tiempo para saber qué pasó.
Desde el momento mismo de la inmolación del candidato del PRI, que habiendo sido amigo y colaborador del presidente Carlos Salinas, cayó de su gracia por el discurso pronunciado el 6 de marzo del mismo fatídico año, en el que pronunció su frase que se ha vuelto célebre: “México tiene hambre y sed de justicia”, haciendo puntual denuncia de las terribles circunstancias que se vivía desde que se puso en marcha el plan para entregar el país al capitalismo salvaje; se supo de la conjura.
La lógica más elemental permite unir las partes para concluir en una hipótesis clara que ha anidado en la consciencia del pueblo mexicano, que se le había entregado a Colosio desde antes de ser postulado. Ernesto Zedillo, un joven tecnócrata educado en Yale, secretario de Programación y Presupuesto y de Educación en el gobierno de Salinas, con escasa experiencia política previa, fue nombrado coordinador de la campaña de Luis Donaldo.
Zedillo fue el conducto para que Salinas enterara a Colosio de su disgusto por haberse distanciado del proyecto de continuidad que luego habría de identificarse como neoliberalismo.
Asimismo, Zedillo dejó sólo al candidato en su gira por el noroeste del país, por ello, el gobernador de Sonora, Manlio Fabio Beltrones, quedó a cargo y pudo cambiar el itinerario de ese miércoles. El acto multitudinario programado en un baldío llamado El Terrazo, se trasladó a Lomas Taurinas, un barranco cerrado.
Este Manlio Fabio, que espera llegar al senado de la mano del PRI, fue secretario particular de Fernando Gutiérrez Barrios (de quien se decía que como director del Cisen sabía hasta cuánta sal le ponían los mexicanos a la sopa) durante seis años, luego su coordinador de asesores y subsecretario con Fernando como titular de Gobernación, operando a su antojo los asuntos más relevantes del salinato, incluyendo el asesinato del candidato del PRI que buscaba recobrar la esencia social del partido.
Luego de una extensa publicación por medio de la cual se pretendió disipar toda evidencia de una conjura oficial, en el 2000, poco antes de que Zedillo entregara la Presidencia al PAN, como había pactado durante la crisis del “error de diciembre”, se da por cerrado el caso con la tesis de asesino solitario, mitómano y sicópata, para reservar todo el expediente completo por 35 años en áreas que cada régimen posterior ha ido restringiendo y posiblemente desapareciendo.

EL EMBROLLO
El primer dictamen pericial del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta lo conduce el procurador general de justicia, Diego Valadés Ríos (¡imagínese!) y en este se afirma que el occiso recibió un balazo en la cabeza y que al ir cayendo sobre su costado izquierdo, recibe otro impacto. Que en el arma encontrada en manos del agresor había dos casquillos de calibre 38 percutidos; que en el terreno se encontró una ojiva que se supuso era del segundo disparo que atravesó el abdomen de Colosio y cayó.
Después vinieron otras investigaciones a cargo del subprocurador Miguel Montes García, Olga Islas de González Mariscal, Pablo Chapa Bezanilla y Luis Raúl González Pérez, quien en el 2000 publicó el resumen y único documento oficial accesible al público referente al caso, en el que no se mencionan los actores de primera línea y se hacen grandes esfuerzos, algunos que demandan mucha imaginación, para justificar lo inverosímil. Además lo envió a reserva hasta el 2035.
En este informe queda claro que desde el principio se cometieron yerros garrafales que fueron embrollando la narrativa. Hay confusión, de cómo el tirador pudo llegar a su objetivo; cómo pudo realizar los dos disparos; quién lo detuvo; cómo fue trasladado a las oficinas de la PGR en Tijuana, B. C.; quién condujo la indagatoria; por qué se omitieron medidas obligadas como la preservación de la escena del crimen, la no destrucción de pruebas como el lavado con jabón de la supuesta bala del segundo disparo, la omisión de estudios de la chamarra del inmolado, su posición al caer, las características de las heridas, la descalificación de evidencias de un segundo tirador, etcétera.
Así mismo, en el informe se desestiman estudios y conclusiones de peritos y expertos internacionales que hablan de un segundo ejecutor; de la prueba de rodizonato de sodio como efectiva para la detección de plomo en partes corporales, objetos, balas y casquillos; de testimonios coincidentes aportados por diversas fuentes; de la inacción de los equipos de seguridad del candidato, de las autoridades locales, estatales y federales; de la responsabilidad del jefe de campaña y los organizadores del evento y su traslado no planeado a un lugar de alto riesgo.
El informe ha dejado más dudas que certezas. Más que investigar, se argumenta en contra de las versiones que hablan de dos ejecutores, de dos disparos provenientes de armas distintas y de dos personas detenidas distintas.

BENEFICIARIOS
Y CONSECUENCIAS

¿A quién beneficio el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta? La respuesta es obvia. Ernesto Zedillo Ponce de León, calificado en su momento como la eminencia gris del régimen de Carlos Salinas, sustituyó a Colosio en la candidatura presidencial y ganó sin problemas el cargo con una serie de compromisos previos que incluían “la democratización” del país, con la entrega del poder al Partido Acción Nacional.
Según datos aportados por el periodista Esteban David Rodríguez, en sus libros Los Dueños del Congreso, Derecho de Sangre y Caciques, Dinosaurios y Santones: “En 1994, Alcides Beltrones Rivera, hermano de Manlio Fabio, era director general del aeropuerto de Tijuana”. A él le correspondió recibir al candidato y quizá influir en el cambio de lugar para el mitin principal luego del cual fue inmolado.
Agrega que: “Se dijo, presuntamente a partir de la declaración ministerial de Aburto, que (Manlio Fabio) lo había sacado de la delegación de la PGR para hacerlo confesar en una casa en la playa. Beltrones nunca lo ha negado, pero todo ha sido a manera de filtración”. Otros testimonios de la prensa señalan que Manlio Fabio interrogó a Mario Aburto, acusado como asesino material del candidato, a petición del presidente Salinas.
En la página 274 de su libro Maximiliano Silerio Esparza, el Águila, la Roca y el Poder, Rosa Marías Valles Ruiz señala que el político duranguense dijo: “Llegó el 23 de marzo de 1994. Luis Donaldo Colosio estaba en Culiacán. Hay versiones que cobran importancia tras su muerte. Una de ellas, la del senador priísta Guillermo del Río Ortegón, quien confió a Clara Guadalupe García que ese día entre las cinco y las seis de la mañana, Colosio recibió una llamada telefónica que le hizo responder: ¡Sí, cómo no! Me atengo a las consecuencias”. Clara escribe textualmente: “Según esta versión del senador del Río Ortegón, la llamada habría sido de José María Córdoba, asesor del presidente Carlos Salinas de Gortari, quien le habría pedido que renunciara a su candidatura”.
Más adelante dice: “Silerio y su esposa también fueron testigos de la llegada al velatorio de Manuel Camacho Solís y de los gritos de la muchedumbre: ¡Que no entre! ¡Que no entre! Camacho no hizo caso. Estuvo por un rato y se retiró.
Posteriormente, Manlio Fabio Beltrones, por instrucciones del presidente Salinas, convocó a todos los gobernadores a Los Pinos. Ya ahí, le pidió el mandatario a Beltrones que pusiera un video. Silerio recrea la escena: Se ve a Luis Donaldo en el video, muy alegre, contento y dice: El mejor hombre que me va a ayudar en mi campaña, que tiene toda mi confianza, el mejor hombre es Ernesto Zedillo”.
Sobre ello testimonia Esteban David Rodríguez que: “… en su casa de la colonia Florida (de Beltrones, donde se habían reunido), en la Ciudad de México, los gobernadores priístas tomaron la decisión de respaldar a Ernesto Zedillo como candidato presidencial de su partido…”. Este hecho pudo ser previo a la reunión en Los Pinos. De cualquier modo, es evidente la intervención del entonces gobernador de Sonora en la designación de Zedillo como candidato en circunstancias en que no era ni el más capacitado ni el más popular. De hecho, era la antítesis de Luis Donaldo.
Este era brillante, dicharachero, cantador y encantador; Zedillo, retratado por Enrique Kraus: “De todos los presidentes provenientes del PRI es el más ajeno y lejano a la familia revolucionaria. Nada en su biografía lo predestinaba siquiera remotamente para la presidencia: ni su oriundez fronteriza, su origen económico y social, su educación politécnica, su temprana militancia en el movimiento estudiantil, su matrimonio con una mujer de ánimo libertario y hasta contestatario, su carácter reservado, casi hosco, su indiferencia frente al poder y el dinero, ni siquiera su preparación como economista en Yale y, menos aún, sus casi inexistentes vinculaciones políticas”. Aún así, fue llevado a la primera magistratura.

VUELVEN LOS ZOPILOTES
En los días que corren, Ernesto Zedillo Ponce de León, hasta hace poco poderoso consejero independiente del Grupo Prisa, el mayor conglomerado de medios en español del planeta, y actualmente director Frederick Iseman No. 74 del Programa para el Estudio de la Globalización de la Escuela de Asuntos Globales de Yale Jackson School y profesor de economía y política internacional; profesor de Estudios Internacionales y de Área; y profesor adjunto en la Escuela de Medio Ambiente de Yale, ha reaparecido en México junto con José María Aznar, otro depredador.
Zedillo es, además, miembro destacado de The Elders, un grupo independiente de líderes globales que utilizan su experiencia, influencia y conocimientos para supuestamente buscar la paz, la justicia y el respeto a los derechos humanos; pero que, en realidad promueven las tesis de políticas ultra conservadoras y utilitarias. También es una de las figuras principales de la FIL (Fundación Internacional para la Libertad, un organismo ultraderechista que trabaja intensamente en contra de los gobiernos progresistas).
Ello ha alentado a Manlio Fabio Beltrones Rivera a buscar llegar de nuevo al Congreso para encontrar protección y eludir las responsabilidades que ha tenido en los proyectos en contra de México y los mexicanos amparado en una terrible corrupción de los sectores político y empresarial, y una atroz perversión de las instituciones creadas para bien de la ciudadanía. Por donde pasa queda un tufo a podredumbre y su historia es un catálogo de truculencias.
Ya recibió el respaldo de la candidata del frente opositor al actual gobierno, Xochitl Gálvez, con la cual se reunió en la sede del Partido Revolucionario Institucional, acompañado de otros ex mandatarios: de Tabasco, Roberto Madrazo Pintado; de Quintana Roo, Pedro Joaquín Coldwell, y de Chiapas, Williams Ochoa Gallegos, todos ellos de largo historial en la picaresca política del Anáhuac. Así, la Comisión Política Permanente (CPP) del PRI lo incluyó en el listado de candidatos plurinominales al Senado de la República.
Treinta años después los protagonistas de primera línea han vuelto a la escena, mientras se prepara un alud de versiones sobre el asesinato de Luis Donaldo Colosio, el político carismático que aseguró que: “…Yo veo un México de jóvenes que enfrentan todos los días la difícil realidad de la falta de empleo, que no siempre tienen a su alcance las oportunidades de educación y de preparación. Jóvenes que muchas veces se ven orillados a la delincuencia, a la drogadicción; pero también veo jóvenes que cuando cuentan con los apoyos, que cuando cuentan con las oportunidades que demandan, participan con su energía de manera decisiva en el progreso de la Nación.
“Yo veo un México de mujeres que aún no cuentan con las oportunidades que les pertenecen; mujeres con una gran capacidad, una gran capacidad para enriquecer nuestra vida económica, política y social. Mujeres en suma que reclaman una participación más plena, más justa, en el México de nuestros días.
“Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales…”.

Primera entrega…

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