Los eventos del 19 de octubre del 2007 son el punto central de esta nueva cinta, y antes de que empiecen los intentos para recordar qué pasó ese día, es necesario aclarar que La muerte del presidente es un documental falso y lo que supuestamente sucedió es el asesinato del presidente de Estados Unidos.
Con escenas que recuerdan la muerte de John F. Kennedy y el atentado en contra del presidente Ronald Reagan, el director Gabriel Range construye la muerte de George W. Bush.
Para hacerlo se vale de una mezcla de escenas reales tomadas de noticieros, como un discurso de Bush o parte de lo dicho por el vicepresidente Cheney sobre la muerte de Reagan, y material filmado especialmente para la película que tiene la apariencia de ser de un noticiero, para transmir de forma efectiva el caos que se genera con esa crisis.
Los testigos e involucrados son entrevistados, como los agentes del Servicio Secreto y los del FBI, los ayudantes del presidente, la policía y hasta los manifestantes en contra de Bush que estaban presentes afuera del hotel de Chicago donde es tiroteado.
Esta primera parte es lo mejor de la cinta gracias al falso realismo convincente que consigue. Además, porque quizá al verla algunos sientan una satisfacción perversa de saber muerto a Bush, quién es considerado uno de los peores presidentes en la historia estadounidense.
Sin embargo, la película decae una vez que se convierte en la cacería de la búsqueda de los responsables y el examen de los temas que tanto preocupan a los estadounidenses como el terrorismo, la protección de la democracia y la política externa de su gobierno.
Además, desperdicia la oportunidad de jugar con la idea de “que pasaría si….” que suele resultar interesante en términos de imaginar mundos alternativos.