Muchos reynosenses, en algún momento de su vida, se toparon con un hombre que llevaba un garrafón
y un letrero de cartón colgado al cuello en donde pedía desde un peso hasta 500, pero también aceptaba dólares y cheques, ¿lo recuerdan?
Transcurrían los últimos años de los noventa, una época en donde los celulares no eran el centro de la niñez y la juventud, cuando los amigos compartían anécdotas, vivencias y sueños en vivo, frente a frente, sin pantallas de por medio.
Cada día, desde las 12:30 horas iniciaba el desfile de estudiantes que iban saliendo de la Escuela Primaria Josefa Ortíz de Domínguez, de las secundarias número 8 “Rosario Castellanos” y número 5 “Emilio Abreu Gómez”, así como de la preparatoria “José de Escandón”.
Muchos coincidían en la calle Canales donde tomaban la pesera que los llevara a su destino y era cuando tenían contacto con tan singular personaje: Juanito.
“¡Juanito huevón!”, “¡Ponte a jalar Juanito!”, “¿A dónde vas Juanito?”, “¡Mándale un beso a las muchachas Juanito!”, estudiantes que iban desde los seis hasta los 18 años conocían al famoso personaje.
Su respuesta ante estas frases eran balbuceos y sonidos incomprensibles, señas obscenas y algunos vivieron la experiencia de ser correteados por este señor.
Muchas generaciones de estudiantes, transeúntes, vendedores y vecinos del sector lo veían diariamente, después sus recorridos se extendieron a la colonia Longoria y la Petrolera, hasta que un día no supieron más de él.
TRÁGICO EMBARAZO
“Yo conocí a su mamá y me platicó que cuando ella estaba embarazada vio cómo atropellaron a su esposo y que tal vez por eso Juanito nació mudito”, platicó María López, quien conoció a la madre de Juan hace casi 46 años.
Eran vecinas y platicaban de vez en cuando, se topaban cuando salían a tender ropa.
No recuerda el nombre de la señora, lo que sí, es lo cariñosa que era ella con él.
Juanito, su mamá y otros familiares vivían sobre la calle Canales, y según la entrevistada, eran propietarios de unas casas de renta en ese sector.
A los alrededores había comercios que ofrecían diversos artículos y servicios y Juanito se mezclaba con ellos y en ocasiones les ayudaba, pues todos lo conocían.
“Su mamá se molestaba porque vacilaban a Juanito, el siempre andaba limpio, bien vestido y no pedía dinero, no se en qué momento empezó a hacerlo”, mencionó María López.
En un principio, utilizaba un pequeño bote y ya después portaba su característico garrafón y de su cuello colgaba el letrero con las cifras de dinero que podían donarle.
Tiempo después falleció su mamá y la apariencia de Juanito cambió por completo, lucía sucio y desaliñado ya no permanecía únicamente sobre la calle Canales, en el centro de la ciudad, sus recorridos se extendieron hasta la colonia Longoria y la Petrolera.
“Yo pienso que se enfermó porque no era así cuando estaba su mamá y se veía que él la quería mucho”, comentó.
PRIMO DE SUS AMIGOS
Juanito acompañado de su madre visitaba a sus primos que vivían en una vecindad
ubicada en la calle Río Guayalejo, esquina con Occidental, a dos cuadras del bulevar Hidalgo, ahí lo conoció Filiberto Rosales, que residía en el mismo lugar.
“Lo conocí de joven, era primo de unos amigos que vivían también en la vecindad, casi no hablaba yo con él solo lo hacíamos enojar, le decíamos que les mandara besos a las niñas y les mandaba besos pero sanamente, él no estaba muy cuerdo pero si entendía”, platicó.
Recordó que “iba seguido al barrio”, pues quien vivía ahí era hermana de su mamá.
Filiberto narró que años después abandonó ese lugar y luego de un tiempo se topó a Juanito pidiendo dinero en la calle y aparentaba unos 16 años, más o menos.
“Siempre andaba por ahí caminando y de repente ¡echaba unos gritos!, yo le perdí la pista, sólo lo veía cuando venía al centro, pero ya no me reconocía, parece que la familia que visitaba se fue a Estados Unidos, tal vez se quedó nada más con su madre”, expresó.
LLAMADA DE EMERGENCIA
Como cada día, el 13 de octubre del 2016, el grupo Emergencias de Reynosa recibió una llamada en dónde se alertaba sobre la presencia de un hombre tirado en un terreno baldío y enmontado.
Los voluntarios acompañados por elementos de Protección Civil y vecinos del lugar, luego de varias horas localizaron al hombre, que resultó ser “Juanito el del Garrafón”.
Se encontraba en avanzado estado de deshidratación, por lo que fue trasladado al Hospital General de Reynosa quedó bajo observación médica.
UNA NUEVA VIDA
“Mucha gente viene a visitar a los abuelitos, cuando lo ven no lo reconocen y entonces les digo ‘¿ya saben quién es? ¡es Juanito!’ pero es que lo ven muy cambiado”, mencionó Roberto Guerrero Pozos, coordinador de la Casa Hogar del Adulto Mayor.
Juanito fue acogido en este lugar para evitar que siguiera deambulando por las calles junto a su garrafón y su letrero, sin embargo, su adaptación no fue fácil.
“Al principio desconocía, quería salirse, andar en las calles, fue difícil, todas las noches se levantaba y quería abrir las puertas, gritaba mucho, pero poco a poco se fue adaptando ahora está contento, sus compañeros le hacen plática y se ve feliz”, sentenció.
Juanito al igual que el resto de los abuelitos que se encuentran en la Casa Hogar del Adulto Mayor juega a la lotería, arma rompecabezas, realiza actividades con sopa de letras, además, recibe terapias de rehabilitación y psicológica.
“El es una persona célebre en esta ciudad, como dicen por ahí, no lo conoce quién no es de Reynosa”, agregó.
La doctora Saraí Lerma Alcalá, responsable de la salud de los abuelitos de la Casa Hogar, dijo que Juanito tiene muy buena salud y solamente presenta desde que ingresó, un problema de conjuntivitis en uno de sus ojos que lamentablemente no se le ha podido erradicar.
“Cuando llegó tenía desnutrición y estaba muy descuidado, ahora está muy sano, no tiene ninguna enfermedad crónica degenerativa, su problema es con su lenguaje y conjuntivitis que por más que se ha tratado no hemos llegado a la resolución del problema”, expuso.
Indicó que no se sabe exactamemnte a qué se debe su problema del habla, pero que muy probablemente sea de origen genético.
Precisó que el paciente de aproximadamente 69 o 70 años de edad no es agresivo y que cuándo llega a enojarse por alguna razón, se muestra serio y se sienta en algún lugar sin incomodar a sus compañeros.
La doctora aclaró que cuándo ingresó a laborar a dicho lugar, vio a Juanito y supo quién era se sorprendió muchísimo, pues cuando ella era estudiante de la preparatoria José de Escandón lo veía seguido en la calle.
“Me sorprendió mucho, el estaba gordito y de saber cómo estaba antes a ver cómo está ahora, pues si es impresionante porque si bajó mucho de peso, pero es el paso de los años y que ahora tiene una mejor alimentación, gracias a Dios en este lugar está mejor atendido que usted y yo”, especificó.
ABUELITOS BIEN CUIDADOS
Actualmente en el lugar se encuentran 70 adultos mayores de los cuales, la mayoría se encuentra en estado de abandono.
El lugar recibe apoyo del gobierno municipal, sin embargo, el coordinador ponderó que solicitan la ayuda de la ciudadanía con cualquier aportación que quieran realizar.
“Cuando nos preguntan qué es lo que realmente necesitamos les decimos que nuestra prioridad son los pañales, se gastan alrededor de 1200 o 1500 pañales por semana”, reconoció.
Sin embargo, también se ocupan, artículos de limpieza, personales, calcetines, zapatos, cintos y ropa interior para los que no ocupan pañales.
Platicó que muchas veces las personas que van quieren darles en el momento papitas, refrescos, jugos o pan, pero solamente los especialistas del lugar saben en qué consiste la dieta de cada abuelito, pues algunos tienen ciertas restricciones alimenticias.
“Nosotros les decimos que si gustan dejarlos lo pueden hacer, pero muchos son diabéticos, otros comen los alimentos molidos o tienen indicaciones especiales, la gente se puede molestar, pero lo hacemos por el cuidado y salud del abuelito”, externó.
Guerrero Pozos extendió la invitación para que cualquier persona que guste visitar a los adultos mayores y contribuir con alguna donación en especie, no económica porque esas no las reciben, se acerque a la Casa Hogar.
“Están las puertas abiertas para toda la ciudadanía, escuelas, estudiantes, empresas, asociaciones civiles, iglesias, de lunes a domingo, los 365 días del año de 10:00 a 12:00 y de las 15:00 a 18:00 horas”, afirmó.
Agregó que, solamente se les pide no pasar con su celular, ya que no se pueden tomar fotografías o videos, pues se busca proteger la integridad de los abuelitos.