Apenas el pasado 19 de abril de 2013 el japonés Jiroemon Kimura cumplió 116 años. Es, según el libro de los récords Guinness, el anciano más longevo del planeta y una de las pocas personas vivas que nacieron en el siglo XIX, es decir, antes de 1900.
Sin embargo, no muy lejos de esa marca mundial se sitúa Piedad Chavira Torres, originaria de Tierra Nueva, San Luis Potosí, pero avecindada en Reynosa desde 1957. Llegó a la frontera cuando tenía 59 años.
Esta tatarabuela nació el 11 de abril de 1898 conforme lo establecen sus documentos oficiales y recientemente recibió un reconocimiento del módulo municipal del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam) por su admirable vitalidad.
Le sobreviven cinco de sus 12 hijos y posee nada más y nada menos que 62 nietos, 40 bisnietos y 35 tataranietos.
Erasmo Ruiz Chavira, de 70 años, es el menor de sus vástagos y quien por ahora está a cargo de su cuidado. Cuenta que su madre tiene el horario invertido y que duerme casi todo el día, mientras que por la noche se la pasa despierta, comiendo y viendo por momentos el televisor.
La señora Piedad dejó de caminar hace un par de años tras una caída, pero todos sus órganos le funcionan con normalidad y no tiene ningún padecimiento físico, más que el cansancio de la vejez.
“No hace mucho iba al baño por su propio pie, buscaba la sombra del árbol allá afuera y se ponía a leer. De hecho ella misma componía poesías y cuando venían gentes convivía con ellas y platicaba.
Siempre ha sido una persona alegre que le gusta conversar.
“Nos sentimos muy orgullosos, porque no cualquiera dura esa edad.
Es una bendición de Dios los años que le ha permitido vivir y yo me sorprendo porque hay muchos que por desgracia tienen enfermedades degenerativas, que están malos de los riñones o del corazón, la diabetes.
“Ella no padece nada de eso. Y cuando duerme normalmente bien hasta canta, se siente lúcida y perfecta. El doctor me felicita mucho, porque dice que nunca había atendido a alguien de esa edad e incluso, menciona que no hay que darle medicamento, porque no lo necesita”, relata Erasmo.
LARGA VIDA, MUCHA HISTORIA
Piedad, quien reside en el callejón Palma número 214 de la colonia Del Bosque, ha atestiguado cambios trascendentales en la historia del país, como lo fue Revolución Mexicana, la Expropiación Petrolera y el crecimiento nacional.
“Me comentaba que en su juventud le tocaron vivir historias difíciles, por los conflictos civiles que se presentaron en el pasado, pero aún así salió adelante con mi padre y toda la familia.
“Antes solía platicarnos de la Guerra de los Cristeros en los años 30, cuando cerraron todas las iglesias católicas y se tenían que esconder por las diferencias que había con el gobierno de Plutarco Elías Calles”, añade.
Para el señor Erasmo estar sentado junto a una persona que ha vivido tanto y que sea precisamente quien le dio la vida no tiene precio.
“Justamente agarró dos años del siglo XIX, todo el siglo XX y ahorita lo que llevamos del XXI. Es una madre buena, porque siempre nos amamantó con leche materna y nos cuidó”, agradece.
Afirma que su mamá hoy en día no escucha muy bien, por lo que debe hablarle con más fuerza, pero cuando ella necesita algo llama para pedirlo.
“En la noche me dice, párate mijo, porque tengo hambre.
Normalmente a las 3:00 de la mañana le preparo café, le doy pan y se toma sus alimentos, líquidos, porque sólidos ya no los mastica.
“De su vista se encuentra bien, no usa lentes, aunque ya no lee como antes. Todavía hace unos dos años le gustaba ponerse a presenciar por las noches las peleas de box conmigo”, destaca.
Piedad, quien destella en sus arrugas una apariencia muy tierna, dejó grabadas en la mente de su descendencia varias anécdotas.
“Nos describía la de unos señores que hurtaron unos costales de oro y como iban muy aprisa se cayeron a un barranco con todo y bestias y ella se asustó mucho. El aprendizaje es que mal obraron y mal terminaron.
“Platicaba también de un muchachito a quien no le gustaba que su abuelita lo mandara a la escuela y cuando se murió la señora el niño se puso muy alegre y dijo ‘bendito sea Dios muchachos, que ya se murió mi abuela, ni quien me azote ahora ni quien me mande a la escuela’ y todo lo decía de una forma muy simpática”, memora Erasmo con risas.
Subraya que en unos días esta abuelita se muestra más lúcida que otros, sobretodo, cuando se encuentra bien descansada. En una breve charla para la televisión comentaron lo siguiente:
> Erasmo –Mamacita, te preguntan los jóvenes que ¿cómo te sientes?
Piedad –“Bien”, responde.
> Erasmo –Dicen que ¿qué soñaste?
Piedad –“Nada”…
> Erasmo –¿Tienes hambre?
Piedad –“Sí”…
> Erasmo –¿Qué te gustaría comer?
Piedad –“Denme de comer”…
> Erasmo –¿Pero qué deseas tomar?
Piedad –“Dame café, échenle leche”, menciona la abuela con su ronca voz.
EL SECRETO DE LA VIDA
El hijo de una de las personas más longevas en México considera que uno de los secretos para vivir mucho es comer lo más sanamente posible. Además, indica que su padre murió de edad avanzada gracias a ello.
“Llegar a 115 años no es fácil, yo lo digo porque ya estoy grande y me pesa; sin embargo, ella se pasó los 100, los 105, los 110 y acaba de cumplir los 115 años ahora en abril. Y esperemos que nos dure mucho tiempo más.
“Ella creció en una comunidad donde los alimentos son muy saludables. Mi papá tenía unas vaquitas y todo era natural. Cuando estás en un rancho eso es muy bueno. A ella le gustaba hacer quesos”, recuerda.
Pero sin lugar a dudas algo que a doña Piedad le encanta es el café y no lo perdona ni un solo día, mas también le dan de comer con jugos, sopas, papa y diversos suplementos alimenticios.
“Estamos muy agradecidos con las personas del Inapam, porque ellos nos han echado la mano en varios sentidos. La licenciada Juana Alicia Sánchez nos ha traído alimentación. Recientemente le dieron a mi mamá un diploma y toda la gente estuvo muy contenta”, destaca.
De acuerdo con Oscar Cruz, de la oficina general de prensa del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores, organismo que intercambia información con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi); con el Consejo Nacional de Población (Conapo) y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en la República mexicana existen al menos 18 mil personas mayores de 100 años.
Mientras que de 115 –como doña Piedad– se tiene el conocimiento de dos personas más, una en la Ciudad de México y otra en el Estado de Durango.
Señaló que sería muy aventurado afirmar que la potosina es la mujer de más edad en el país, pero sí de las mayores en la actualidad.
“Ya quisiera uno llegar a los 100 años de perdido”, dice por su parte María de la Luz Aguilar Gómez, quien tiene más de un año colaborando en los cuidados de doña Piedad.
“De verdad me quedo admirada como es que ella me cuenta historias y cuando pide de comer. Les comento a mis hijas y no me creen que atiendo a una señora de 115 años y que no tiene ningún problema de salud.
“Para mí no es difícil verla, porque lo hago con mucho cariño y me gusta. Siento que estoy haciendo un bien y estoy aquí de corazón”, menciona.
Cabe decir que en el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores hasta diciembre del año pasado fueron matriculados 14 mil ancianos y en lo que va de este 2013 suman casi cuatro mil.
A ellos se les tramita una credencial para que obtengan diversos descuentos en medicamentos, transporte público y alimentos.
“Para quienes formamos parte del Inapam nos enorgullece atender abuelitos como doña Piedad, porque es una riqueza como seres humanos. Aquí la tuvimos con mariachis en su cumpleaños y se quedó muy contenta.
“Es un orgullo ver que la persona más longeva viva en Reynosa y tenemos otra que va a cumplir 110, pero ahorita la que manda en ese renglón es la señora Piedad”, señala Juana Alicia Sánchez, funcionaria del instituto en Reynosa.
Por lo pronto Piedad Chavira Torres es llevada cada seis meses al sanatorio para practicarle sus chequeos médicos. Es el valuarte de su familia y en su casa le brindan todo el cariño y las atenciones que necesita.
Aunque aún no la han visitado de los Guinness para registrarla como una de las personas más longevas de México, probablemente algún día encabece esa lista.