
A pesar de los golpes que le ha dado la vida al padecer cáncer en diferentes partes de su cuerpo, Kenia no se detiene, sigue adelante motivada por su hija y aunque acepta donaciones, no pide dinero, sino cosas que le permitan obtener ingresos por su propia cuenta.
Cuando Kenia Giselle Torres disfrutaba de la maternidad junto a su pequeña, empezó a sentir algunas molestias en su pecho y luego de un tiempo acudió a consulta con algunos médicos generales que, después de revisarla, le decían que no tenía nada y lo atribuían a la lactancia.
El tiempo pasó, y a los dos años aproximadamente, notó que su problema continuaba, y aunque en ocasiones parecía dejar de molestar, los dolores volvían.
En aquel entonces estaba afiliada al Seguro Popular, así que fue al Centro de Salud en donde también le dijeron que no tenía nada, pero ella sentía que las bolitas crecían cada vez más, hasta que llegó el momento en el que sangraban y supo que eso no era normal.
Atenderse con un médico particular no era una opción para ella, pues resultaba muy costoso, pero recordó que el Sistema DIF ofrecía consulta médica gratuita, así que acudió y tras revisarla le ordenaron un ultrasonido, con el cual se descubrió un tumor.
Había que saber si era benigno o maligno, así que la enviaron al Centro de Salud, sin embargo, aún con la orden de la doctora del DIF le dijeron que no la podían atender, pues según el expediente que ellos poseían, ella no tenía nada y así pasó más tiempo.
Consciente de que debía recibir atención médica, entró a trabajar a un OXXO para poder ser derechohabiente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y cuando finalmente lo logró, fue atendida, le hicieron una biopsia y se confirmó que el tumor era maligno: tenía cáncer de seno.
“Me hicieron una mastectomía y me quitaron el pecho izquierdo, estuve seis meses recibiendo quimioterapias y al cumplir un año ya se me había quitado, me había curado, solo estuve en observación y con tratamiento tomado”, relató Kenia; sin embargo, su odisea apenas empezaba.
UN CAMINO LLENO DE DOLOR
Durante ese tiempo estuvo contenta y aunque había perdido un pecho logró superar la enfermedad, o al menos, eso era lo que ella pensaba.
“Me regresó el cáncer, pero ahora en los ganglios de la axila y me hicieron una cirugía, me los quitaron y después me dieron radioterapias”, comentó.
Pero a pesar de los malestares provocados por el tratamiento, otros más aparecieron y fueron unos dolores “muy feos” según sus propias palabras, en la parte baja de la espalda y tras hacerle un rastreo óseo supo que el cáncer se había ido a la columna.
Para combatirlo le realizaron radiaciones, ahora en la espalda; pasó el tiempo y concluyó su tratamiento.
Pero el destino le tenía preparado algo más, con nuevas molestias, ahora en el vientre, Kenia se sometió a un estudio más y ahora un tumor canceroso se encontraba en un ovario, por lo que los médicos decidieron que lo mejor para ella era que le realizaran una cirugía para quitarle los ovarios.
Esto fue hace cuatro meses y desde entonces, la mujer de 27 años se somete a quimioterapias en el Hospital General de Zona número 15 del IMSS.
UNA LUCHA DIARIA
Cuando recibió por primera vez la noticia de que tenía cáncer, en ese momento, en el seno, se impactó mucho y lo primero que pensó fue en su hija.
“Me puse a llorar y pensaba en qué iba a pasar con ella si yo me moría y cosas así, de ese tipo”, platicó.
Actualmente su hija tiene 5 años, cumplirá 6 en diciembre y Kenia dice que siempre habla con ella, y con palabras que la niña entienda trata de explicarle cuál es la situación que se vive.
Luego del diagnóstico de cáncer y de los tratamientos para combatirlo, no le fue posible seguir laborando.
“Ya no pude seguir trabajando porque los tratamientos son muy desgastantes, cuando voy me quedo dormida y cuando salgo estoy muy mareada y me siento débil”.
Ella es madre soltera, dice que se separó del papá de su hija hace cuatro años y actualmente recibe de él 200 o 300 pesos esporádicamente como apoyo para los gastos de la niña.
Ante esa situación, su falta de empleo y la necesidad de recursos para subsistir, Kenia dejó atrás la vergüenza y se animó a solicitar apoyo de una forma muy particular.
“Nunca me ha gustado pedir, nunca he sido una persona encajosa, pero tenía ya un tiempito con muy mala racha y aunque tenía temor de lo que fuera a pensar la gente, lo que me fueran a decir o que me juzgaran me animé a pedir ayuda”, expresó.
Fue así que a través de la página en Facebook de la asociación “Unidos por Ellos”, se externaba el caso de Kenia en donde además de informar que se le había brindado apoyo, se invitaba también a la sociedad a hacerlo.
“No pide dinero, no pide medicamentos, ya que los tratamientos los está recibiendo en el IMSS completamente gratis”, se lee en la publicación.
Esta joven mujer realiza múltiples actividades para obtener ingresos, entre las que destacan, la venta de conchas rellenas, de ropa y rifas de cosas que la gente y algunos pequeños negocios le donan.
“Es una forma de sentirme útil, de mantenerme activa, también para no estar pensando tanto en esto”, manifestó.
EN SU VIDA HAY DÍAS SOLEADOS, PERO MUCHOS NUBLADOS
La vida de Kenia no es fácil, además de lidiar con el malestar de su enfermedad, debe hacerse cargo de la crianza y educación de su pequeña hija, y en estos días, al igual que muchas madres, instruye a su hija dentro del plan implementado por la Secretaría de Educación Pública “Aprende en Casa II”, debido a la contingencia por Covid-19.
Pero no solo le duele el cuerpo, también el alma y aunque dice, mantiene una actitud positiva, hay días que son especialmente difíciles.
“Hay momentos en que uno no puede ni pararse de la cama, que no quiero levantarme; hay días en que te levantas con todas las ganas y queriendo hacer mucho, y otros en qué, quizás no traes mucho dolor, hay de todo”, declaró.
La residente de la colonia Villas de Imaq dijo estar muy agradecida con el apoyo de la gente.
“Me han dado muy buena ayuda, ya vi que no toda la gente es mala, hay gente buena y de muy buen corazón y les agradezco todo lo que han hecho por mí”, dijo.
Finalmente, aprovechó este espacio para recomendar a las mujeres que, ante cualquier malestar físico acudan con su médico a una revisión, que no esperen a que se presenten dolores inaguantables, o a que tengan que irse al hospital, o peor aún, a que llegue el momento en el que no se pueda hacer nada para salvar sus vidas.