
Mujer Valerosa es un centro de rescate que abre sus puertas a féminas que sufren de alcoholismo, drogadicción o cualquier situación de violencia; algunas de ellas ingresadas por sus familiares y otras por voluntad propia al querer mejorar su calidad de vida. En este lugar se lucha día con día por el bienestar de una rehabilitación tanto física como mental.
En la colonia Anzaldúas de ciudad Reynosa, Tamaulipas, sobresale una Casa de rescate de nombre “Mujer Valerosa”, un refugio único en su función: reservar un espacio para todas aquellas mujeres que alguna vez estuvieron perdidas en la sombra de la drogadicción, el alcoholismo o la violencia.
Cada pasillo recorrido por quienes visitan este refugio, representa inasiblemente un sin fin de historias de luchas constantes que las paredes del establecimiento han sabido refugiar, pues sorpresivamente, las mismas mujeres que se levantan cada día con el propósito de orientar a aquellas que lo necesitan, algún día sufrieron en carne propia la agonía de la oscura perdición.
Carmen Julia Hurtado, coordinadora y presidenta de la fundación femenil, es encargada de administrar el área de mujeres vulnerables; colabora en esta ardua labor con Estrella Hernández Hernández, quien es directora general, y cumple con el monitoreo del centro de rehabilitación varonil.
Años atrás, fueron ellas quienes terminaron en centros de rehabilitación “una experiencia muy diferente a la que hoy en día se ofrece”, pues según la experiencia de Carmen Julia, el trato hacia las mujeres era bastante agresivo y cero hogareño. En el crudo relato que ambas pronunciaron recordando aquel momento en el que decidieron trabajar en conjunto, acentuaron que tras conversar y conectar instantáneamente, hubo algo en común en la historia de ambas que forjó esta confianza, «el haber sido víctimas de la drogadicción en un pasado».
Es así que las dos comparten un propósito en común: —que ninguna compañera pase por lo que ellas sufrieron—,y aunque éste sea el objetivo principal de Mujer Valerosa, una realidad que se presenta en el municipio fronterizo es desconocer con certidumbre la cantidad de mujeres que enfrentan día con día las adicciones o que son expuestas a vivir en situación de calle al encontrarse completamente desorientadas.
“Cuando yo era adicta llegué a fumar con mujeres que jamás te imaginarías que fueran adictas. Consumí drogas con madres, señoras de la tercera edad, yo vivía en las calles”, asegura Carmen Julia, aseverando que por ese motivo parte del trabajo que se encabeza dentro de esta casa no radica únicamente en estar en la espera de recibir llamadas de familiares o de las mismas víctimas, sino también en salir a las calles de Reynosa, recorrer las colonias más vulnerables, entregar folletos en semáforos y vender palanquetas para de esta manera, lograr un mayor alcance en la localidad y transmitir un mensaje hacia la población reynosense.
¿CÓMO LLEGAN
A LA CASA DE RESCATE?
A este refugio de tranquilo vecindario han llegado mujeres de diferentes edades, algunas profesionistas con una vida estancada en las drogas y otras completamente desorientadas. Una de ellas en un acto de desolación arribó hasta el establecimiento acompañada de su hijo de diez años. La mujer que ya había sido atendida meses atrás por la madrina Estrella Hernández, regresó en busca de ayuda bajo un estado bastante delicado, pues la directora no tardó en identificar que tartamudeaba y tenía un ritmo acelerado, “yo le decía, ‘¿qué consumiste?’ porque no se veía nada bien”, cuenta Hernández.
Asegura que después de cuestionar su estado y no obtener respuesta alguna por parte de la joven, esta misma fue inmediatamente llevada al Hospital General donde se confirmó que había sufrido de una intoxicación al haber tomado un total de diez fármacos, tratándose de una dosis de clonazepam, medicamento perteneciente al grupo de benzodiazepinas y que según especialistas en caso de consumir dosis súbitas –como hizo esta muchacha–, puede ocasionar somnolencia, deterioro de la coordinación, debilidad muscular y presentar graves problemas en la respiración.
La familia de la fémina fue notificada por medio de una llamada telefónica, “me comuniqué con sus padres porque ella llegó sola con su niño, y éste no es un lugar apto para menores de edad, él no podía quedarse aquí”, relata Estrella, afirmando que los familiares estuvieron de acuerdo en hacerse cargo del menor mientras que la joven muchacha se recuperaba nuevamente, al evidenciar una posible recaída que debía seguir siendo tratada.
Al ser un centro que mantiene sus puertas abiertas a todo tipo de mujer sea mayor o menor de edad y con propósito de poder brindarles algún tipo de ayuda u orientación, la lista de casos que se han presentado día con día amplía el panorama con el que lidian las presidentas de la institución.
En 2023 se suscitó el caso de una joven que fue trasladada por sus padres en busca de ayuda, ambos en un episodio de desesperación puesto que la menor contaba con un diagnostico de esquizofrenia del cual se había dejado de llevar un seguimiento al tratamiento que se le había administrado (medicamentos y una inyección cada mes); según se relata, dicho caso había sido monitoreado por DIF Reynosa desde hace un año, y supervisado por Estrella Hernández, quien explica que tras órdenes de la madre la chica perdió todo tipo de ayuda al su mamá abogar por sacarla del centro de rehabilitación y llevarla de vuelta a su hogar.
Sin embargo, tiempo después fue llevada a las instalaciones del centro en busca de auxilio, “su mamá pensaba que iba a seguir teniendo apoyo médico por parte del DIF pero no fue así, en cuanto ella la sacó se dejó el caso ahí”, detalla la directora. Fue una semana el tiempo de estadía de la joven, ya que Hernández asegura que “No son un centro psiquiátrico, atenderla no era parte de su labor ya que no estaban capacitados”.
Esta situación en especifico acentúa la desinformación que existe en los padres de familia, ya que en la mayoría de casos no se tiene el conocimiento suficiente para lidiar con dichas circunstancias —o por lo menos— identificar qué tipo de ayuda buscar.
No obstante, es una situación de complejidad y delicadeza la que atraviesan los parientes, “Como familia lo que siempre falla es la compresión, como padres siempre se suele buscar que alguien resuelva la adición, cuando ese mismo problema viene desde casa”, relata Carmen Julia,
coordinadora de la Casa de Mujer Valerosa y quien también es madre de dos mujeres y un varón.
AMOR ADULTO, LA
FORMACIÓN DE UN HOGAR
Por mencionar algunos, estos son parte de los casos que en conjunto representan la complejidad de dicha labor, que hasta el momento cumple pocos meses de convertirse en un trabajo en conjunto de Carmen Julia Hurtado y Estrella Hernandez, quienes abren sus puertas bajo el objetivo de crear un ambiente exclusivo para mujeres y que es posible gracias a los años de experiencia que cada una ha adquirido de manera independiente.
Entre las integrantes se encuentran: Norma, ‘Doña Gris’, Paola y Anahí, varias de ellas salen a las calles de Reynosa con una tarea establecida: vender palanquetas y entregar folletos o en el mejor de los casos, conseguir un trabajo que sustente los gastos que se requieren en el centro de rescate; aunque para que esto sea posible se deberá cumplir al menos tres meses dentro del establecimiento y bajo el respaldo de una mejora en la conducta o problema de adicción.
Además de que esta actividad sea parte fundamental para fomentar su salida al mundo real, la verdad es que Casa de Rescate Mujer Valerosa no cuenta con ayuda alguna de parte de ninguna dependencia municipal o gubernamental, por lo que esta gestión es de ayuda para solventar los gastos que se requieren ya sea para alimentos, suministro de servicios como agua, luz y gas o productos de aseo personal e higiene.
La rutina diaria de las integrantes, en su mayoría adictas, comienza desde tempranas horas del día, quienes al casi despertar reciben su almuerzo gracias a que el Banco de Alimentos de Reynosa, A. C. apoya con la canasta básica de víveres como: frutas, verduras, sopas, tortillas, aceite y que por su parte el cocinero tiene el reto de preparar almuerzos y comidas con lo que se brinde semanal o mensualmente.
Una vez se consiguen las energías y nutrientes necesarios, aquellas comienzan con la terapia física, la cual consiste en ejercitarse y previamente llevar a cabo la desintoxicación. Como pieza esencial para lograr una mejora en su salud mental, se cuenta con el apoyo de la pastora Ana Carina Cisneros Garcia, quien imparte la terapia espiritual grupal e individual para los casos más severos, además de la asistencia de especialistas en el área de psicología, consejería en adicciones y un médico que asiste cada domingo.
Es importante recalcar que los integrantes que forman parte de este trabajo en equipo desde las presidentas hasta el personal médico y terapéutico ofrecen sus servicios y conocimientos de manera voluntaria, por lo tanto no es remunerada. A pesar de esto, el lema que comparten cada uno de ellos viene desde el amor, la humildad y la disciplina.
ASÍ ES LA CONVIVENCIA
“Las personas son la suma de todo sus pensamientos”, remarca la pastora, quien es encargada de llevar a cabo juntas dinámicas impartidas semanalmente y que además de ofrecer pláticas con relación a la psicología espiritual, cuestiona y profundiza detrás de cada historia que hace parte del por qué aquellas mujeres se encuentran hoy en día con una lucha constante de por medio, mujeres que fueron ubicadas dentro de diferentes contextos y con distintos antecedentes pero que, a final de cuentas, forman parte de la misma cifra de personas en situación de vulnerabilidad que albergan la casa de rescate.
Cisneros García, la terapeuta espiritual que lleva varios años asistiendo a diferentes centros de rehabilitación, comenta que parte de la problemática de la drogadicción en su mayoría radica en la situación de crecimiento en la que los adictos fueron desarrollados desde temprana edad, tratándose de una posible ausencia parental, una violación, agresión física o social.
Esto implica que en la adultez se convierta en un conflicto a nivel traumático, y que si no es gestionado o tratado por especialistas puede desencadenar tendencias a recaer en posibles vicios como las drogas y el alcohol o bien convertirse en personas frustradas que busquen una salida a esos conflictos sin resolver.
“Mis pláticas con ellas son crudas, las adictas aprenden técnicas de manipulación y chantaje que el mismo deseo de consumir sustancias les generó”, revela la pastora, describiendo que en ocasiones lidiar con mujeres adictas no es una tarea nada fácil debido a que se deben reeducar sus pensamientos y conductas, debido a que por lo general recaen en la revictimización constante para justificar sus propios actos.
Desde el punto de vista de Carmen Julia, quien relata su propio testimonio e insiste que de haberla conocido en sus años de drogadicción “nadie hubiera apostado ni un peso por ella”, con base a su experiencia de vida, afirma que años atrás fue ella misma quien abusó de técnicas de chantaje emocional con fines de obtener algún beneficio de por medio o simplemente escapar de los nexos para alimentar su drogadicción.
“Yo también fui adicta, también estuve dentro de un centro de rehabilitación, conozco perfectamente el tipo de mentiras que utilizan entre ellas. Tratar con mujeres adictas es más difícil que trabajar con hombres, pues por naturaleza la mujer es manipuladora”, comenta.
Aunque en su momento Carmen Julia vivió una etapa de agonía, infierno y
oscuridad, en la actualidad aprovecha su experiencia como una retroalimentación que amplía su panorama para cumplir correctamente con su labor y ayudar a otras mujeres.
MENSAJE A LA CIUDADANIA
En la calle Argentina número 815 ubicada en la pintoresca colonia Anzaldúas, emerge una casa de rescate que imparte esperanza y disciplina para todas esas mujeres que buscan una luz en la oscuridad.
La línea telefónica del Centro de Rehabilitación femenil, formada con la numeración 8999600611, se mantiene abierta para toda mujer que requiera de auxilio o bien, para cualquier familiar o allegado a una persona en situación vulnerable que busque ayudar a mejorar su calidad de vida.
Esta labor también procura que la comunidad reynosense sea partícipe, invitando a todo aquel que guste colaborar con donativos o ayuda monetaria, se comunique o visite el establecimiento de manera presencial. Las puertas están abiertas para todo aquel que busque ayudar.
Este centro no sólo trabaja en la rehabilitación sino también en la prevención,
“Este programa que manejamos también aborda temas de prevención, la ayuda está disponible para quienes lo requieran y en verdad tengan este propósito de mejorar”, es así que Carmen Julia invita a que se tome un momento de reflexión y concientización sobre una realidad que atraviesan personas que cargan con historias de dolor y sufrimiento.