
Amanece quieto sobre el noreste mexicano, el canto de los grillos aparece por momentos y a medida que transcurren los minutos la gente entra en circulación.
Aquí, en un rincón de Tamaulipas, a la par del río Bravo, duerme Jorge de Jesús “El Glison”, un matador quien ha cobrado fama por su singular forma de torear y que ahora está causando revuelo con la Cabalgata “Unidos por México”, intentando batir varias marcas mundiales y llevar un mensaje de paz.
“Esto es algo que a la gente le gusta y es como una forma de llamar la atención sobre algo positivo, que es el mensaje que queremos dar al pueblo de México:
Un cambio de actitud, de creer que aunque esté mal nuestro país se puede componer; que somos capaces de ir para adelante, de trabajar unidos por la recuperación de nuestra patria, de nuestros valores”, manifestó.
El recorrido inició el 12 de octubre en Matamoros y tiene como destino la ciudad de Huatulco, Oaxaca. La meta es no bajarse ni momento del caballo y pasar la noche en una alcoba improvisada sobre un viejo remolque, aunque ya sufrió una caída, debido a que las riendas de su animal estaban sueltas.
A las 8 en punto “El Glison”, se asoma y, a base de ejercicios, comienza a preparar un día que pinta difícil, apenas el quinto en la cuenta.
“Tenemos una estructura que me ayuda a hacer este tipo de ejercicios, pero se fregó el primer día, un caballo la tiró. Espero que hoy pueda quedar para moverme y bañarme”, dijo.
Consciente de que aún falta mucho que recorrer, el ahora cabalgante ya comienza a sufrir los estragos de la montura.
“Hay reacciones del cuerpo que yo no me esperaba, porque tengo mucho dolor en la zona del cuello. Algo está pasando con mis riñones y si vieron la orina que yo saqué ahorita es muy poquita y muy oscura, entonces tendremos que buscar un doctor para ver qué sucede”, comentó.
DEL CAPOTE A LAS RIENDAS
Jorge de Jesús Gleason, como es su nombre de pila, definió algunos problemas que pasa como jinete.
“El golpeteo que hay sobre el cuerpo al galopar es mucho mayor. El impacto es más fuerte sobre la cadera, la cintura, las rodillas, las piernas, los pies, los pulmones; es muy difícil poder respirar. Habitualmente uno galopa dos o tres minutos porque el caballo se cansa, pero en mi caso estoy cambiando los caballos cada dos o tres kilómetros. El caballo descansa pero yo sigo galopando y eso lo estoy yo resintiendo ahorita”, aseguró.
Un radio despertador, un colchón, un aire acondicionado; ungüentos y vendajes son su compañía dentro de un cajón que lo aísla del mundo exterior.
Ahí, al controvertido torero le es difícil ocultar los descalabros que le ha originado su carrera, como aquel 7 de noviembre de 1987, cuando una cornada a punto estuvo de cegarle la vida.
Cuenta: “Esta es una pierna normal y ésta es la que me iban a cortar ya hace algunos años. Era un agujero aquí, esto es puro hueso, no tengo músculos; el pie está completamente tieso como si fuera una pata de palo y es muy delicado.
La cornada fue muy grave, aquí se ve donde inicia: el cuerno entra aquí y llega hasta aquí. El toro me arranca la femoral y la safena y me quedo sin circulación; entonces, se empieza a morir la pierna de aquí para abajo y gracias a Dios no me muero, la mayoría de las muertes de los toreros es por cornadas de ese tipo.
Aunque no me la cortan me da gangrena y fueron meses para poder salvar la pierna. Como yo no tengo circulación de retorno la piel es muy delicada. Esto aunque parezca insignificante podría causarme un grave problema que podría llevarme a dejar este objetivo, porque si sigue habiendo roce se va a ir abriendo”.
CAMBIO DE ACTITUD
Lejos de los ruedos “El Glison” habló de los motivos que lo llevaron a querer realizar esta hazaña por México, A Todo Galope.
“Un poco el mensaje de nuestra cabalgata es ese: en lugar de estarte quejando, de lo que no tienes, de lo que has perdido y de lo que no puedes poseer, empieza a agradecer lo que sí tienes.
Un día en Monterrey me llevaban en mi silla de ruedas, entonces por el pasillo del hospital vi a lo lejos a otro paciente que tiene parálisis cerebral. Me di cuenta que estaba más fregado que yo. Cuando nos cruzamos en las sillas de ruedas él volteó y me sonrió. Eso fue algo que me abrió las puertas del optimismo”, recordó.
Con este enorme reto algunos récord Guinness están también en la mira del torero.
“Tenemos como cuatro o cinco que es muy probable que los implantemos. Uno de ellos es el del ser humano que más caballos haya montado. Yo voy a montar alrededor de mil de esta etapa a Huatulco. Ya llevamos 53”, indicó.
Acompañado por un grupo de 15 personas el carismático matador de Saltillo, Coahuila, hace escala donde le dé la noche, pues le sobran lugares para instalar su campamento. La gente que se encuentra a su lado está exclusivamente para cubrir las necesidades de este aventurero.
“Mi función es tratar de irle facilitando todas las cosas que va necesitando a lo largo del camino. Yo tengo vehículo para estar llegando a las ciudades más cercanas y llevarle implementos, ya sea para su aseo personal, alimentación, ropa y cuestión de medicamentos.
Este es un proyecto que a mucha gente puede sonarle medio loco, pero si somos capaces en equipo de hacer un proyecto medio loco el día de mañana podemos mandar un hombre a la luna”, aseguró Jacinto Valdés, miembro de la Fundación Mexicanos Unidos.
De igual manera, cuando galopa junto al pavimento, hay vaqueros que le asisten para cambiar de relevo cada tres o cuatro kilómetros y darle de beber.
REFERENTE DE MUCHOS
A “El Glison” hubo quien se le unió en el trayecto, como un ciclista quien, asegura, irá hasta donde el oriundo de Saltillo llegue. Dice que lo despidieron de su empleo injustamente en el Ayuntamiento de Reynosa. No lleva un cinco en la bolsa.
“Vengo siguiendo a ‘El Glison’ porque es una forma de manifestarme. Dije, lo voy a seguir para que vean que todavía puedo desempeñar un trabajo a mis 53 años.
Me siento orgulloso de estar aquí acompañándolo en su cabalgata. Llevo conmigo nomás mis tres shorts, mis playeras, un par de vendas y mi bicicleta”, mencionó José Agustín Moreno.
Y es que la fama del matador de toros es tal que en el camino la gente sale a recibirlo, como en Díaz Ordaz, donde se subió al caballo número 50:
“A ‘El Glison’ yo lo conocí en la televisión cuando andaba toreando. Es un muchacho muy intrépido. Inclusive, yo lo vi en una corrida en la que lo agarró el toro en el aire y todavía corneado se levantó hasta que lo mató. Vine a verlo y traje a mis nietos para que lo conocieran y lo saludaran”, relató don Crescencio Muñoz.
MORIR EN LA RAYA
A la mitad de la jornada chorros de sudor corren bajo las ropas de este jinete, quien dice que no se rendirá hasta cumplir su sueño de llegar a Huatulco.
“Yo había participado en las cabalgatas de los tres Estados que se hacen en tres días, pero nunca en una como esta. No había galopado en mi vida continuamente más de 10 minutos, 15 minutos, que es lo que te dura el caballo”, expresó.
Sin embargo, aunque estos días han sido muy complicados para “El Glison”, el apoyo de la gente le da fuerzas para seguir adelante.
“Estamos viendo en la televisión lo que está haciendo por el bienestar de la gente y nos entusiasma mucho, es por eso nuestro apoyo. Confiamos en él y le deseamos toda la suerte del mundo”, declaró Jorge Bernal, originario del Estado de México.
Por su lado, el Policía Federal de Caminos, Manuel Villaseñor, dijo que: “Es importante lo que está haciendo, es un poco cansado, pero aquí estamos hasta donde se pueda apoyarlo”.
Lo cierto es que después de 49 kilómetros recorridos Jorge de Jesús “El Glison” va molido del cansancio.
> ¿Cómo va?
-“Muy bien”.
> ¿Cómo va de sus riñones?
-“Quién sabe, no he tenido ganas de hacer pipí, como quiera no es comparable la cantidad de líquidos que tomo con la que desecho. Ya tengo hambre de comida sólida”.
En el pueblo de Camargo, este viajero fue recibido como héroe. Ahí “El Glison” valoró la diferencia de montar una bestia y capotear un toro.
“Las dos cosas tienen su complicación en algún sentido. Un caballo te tumba pero no te quiere matar y una faena dura media hora. Ahorita llevo galopando cinco días. Pero esos aplausos que me da la gente son distintos a los que pudiera recibir en una plaza de toros. Para mí esto es mucho más importante.
Ha habido muchos toreros muy importantes, pero nunca nadie había intentado hacer algo como lo que estamos haciendo nosotros”, destacó.
Tras caer la noche la figura taurina no posee ánimo más que para trepar a su dormitorio y recargar pilas de cara al siguiente día.
La cabalgata tiene como puntos estratégicos Nuevo Laredo, Monterrey, Saltillo, Torreón, Durango, Zacatecas, Aguascalientes y los Estados de Jalisco, Guanajuato, Querétaro, México, el Distrito Federal, Morelos, Puebla, Tlaxcala y Oaxaca.
Nada puede garantizar que “El Glison” logre su meta, pero sin duda su mensaje de superación quedará para la posteridad.