
Hace nueve años A ngeles Hernández Patiño conoció la dicha de ser madre por primera vez con una niña que padece Síndrome de Down, y aunque esto representó un reto al principio, hoy puede asegurar que su hija es uno de sus más grandes orgullos.
Para Angeles, fue difícil sacar adelante a su pequeña Angélica, ya que tras vencer la depresión y asumir que tenía una hija con capacidades diferentes, tuvo que enfrentar el rechazo para que su pequeña fuera educada de la misma manera que el resto de los niños.
Angeles es enfermera especialista prenatal, pero a pesar de estar acostumbrada a presenciar historias similares a la que hoy vive, reconoció que no fue sencillo asimilar el nacimiento de su bebe especial.
“Fue muy difícil superar primero la etapa del nacimiento de Angélica, el momento en que te dan a conocer que tiene Síndrome de Down es algo que nunca esperas que te digan, nadie quiere un hijo con alguna discapacidad”, recordó.
Angélica es una niña con mucho ángel, con una indudable actitud de liderazgo, quien de inmediato hace conexión con las personas que la rodean y a diferencia a otros niños especiales, ella no es en lo mínimo tímida, por lo contrario es muy segura y risueña, responde a las preguntas que se le hacen claramente y sin titubear. Y como toda niña de su edad no sólo es inteligente y obediente, también es traviesa y le gusta jugar con sus amigos del colegio.
Angélica es la prueba de que no es especial por su tener síndrome de Down, pero si por su capacidad de vivir la vida a pesar de su enfermedad.
Angeles compartió que en el momento que supo el estado de su hija, trató de procesar el sentimiento de sorpresa e impacto y pensar en lo iba a hacer para darle una vida normal a su niña especial.
“Cuando asimilas que tienes un bebe con Síndrome de Down, tienes que reaccionar y tener claro que ya lo tienes aquí y es cuando te preguntas, ¿qué voy hacer para que esté bien? y entonces empecé a buscar y a tocar puertas, afortunadamente mi esposo desde siempre me ha apoyado mucho”, platicó.
Después de asumir y aceptar la prueba de vida que era Angélica, descubrió que la parte más complicada no era reconocer que tenía una niña con una discapacidad, sino lograr que la sociedad no la viera como alguien diferente a los demás.
“Desde que empecé a buscar sabía que no sería rápido y fácil encontrar un lugar donde dejar a mi hija primero para cuidarla y luego para que estudiara, por ejemplo en la guardaría de mi trabajo, en el Seguro Social, les pregunté si aceptaban a mi niña con Síndrome de Down y me dijeron que no estaban preparados, también visité más de cinco colegios renombrados que me dieron la misma respuesta”, detalló.
Angeles agregó que cada rechazo la deprimía mucho, pero nunca se dio por vencida y siguió buscando la mejor opción para su hija.
Sin embargo, finalmente Angélica fue admitida en una guardería donde comenzó a recibir atención especializada.
Tras cuatro años de guardería, cuatro de jardín de niños y uno en el Centro de Educación “Angelus”, la menor de nueve años ha tenido grandes avances.
“Angélica sabe leer con dificultad pero lo hace, reconoce los números de manera perfecta y habla inglés y español excelentemente bien, los chicos del centro educativo donde estudia trabajan a la par, nada de que el niño con Síndrome Down no va a trabajar igual que el regular, pues el trabajo, el desempeño y las obligaciones son las mimas para regular y para el especial”, señaló.
Angeles expresó que el desarrollo de su hija la tiene sorprendida, ya que es un crecimiento es igual al de todos sus compañeros de clase gracias al trato indiscriminado y personalizado que ha recibido.
“Que puedo decir de todo lo mucho que mi hija ha aprendido, más que me siento feliz y orgullosa de ser su madre y no haber dejado de luchar para que disfrutara de la vida de manera ordinaria”, dijo.
LLEGO ROMINA
Sin planearlo, Angeles tuvo la fortuna de ser madre por segunda ocasión hace cinco años, cuando tuvo a una niña a quien llamó Romina.
La mamá de Angélica compartió su incertidumbre ante la posibilidad de que Romina también padeciera síndrome de Down, pero afirmó que nunca tuvo temor, pues se sentía preparada para enfrentar esta experiencia otra vez si así pasaba.
“Mi segundo embarazo fue un accidente y me dijeron que lo que podía pasar es que también naciera con Síndrome de Down y pensé que ya sabía cuál era el camino que tenía que seguir, pues ya había superado este situación antes”, recordó.
La unión que existe entre Angélica y su hermana menor Romina es muy fuerte, tienen una buena convivencia y se apoyan una a la otra.
“Cuando me embaracé de Romina los médicos me aseguraron que una hermanita sería un gran estímulo para Angélica y así lo ha sido hasta hoy.
“Juegan mucho, quieren estar juntas todo el tiempo por eso las tengo en la misma escuela, se defienden una a la otra y se apapachan mucho, la verdad hay una muy bonita conexión”, indicó.
Angeles platicó que Angélica es una niña muy sana, ya que desde muy chica incluía en su dieta suplementos alimenticios para protegerla de enfermedades debido a que sus defensas son más bajas.
Agregó que Angélica tiene cierta pasión por la enseñanza, pues le gusta pararse frente a sus compañeros de clase para exponer y ponerlos a trabajar
“Su deseo es ser maestra, tiene una impresionante firmeza, pone a trabajar a los compañeritos y es muy buena”, expresó.
Angeles mencionó que como enfermera trata de orientar a sus pacientes que pasan por la misma situación que ella, ayudándolas a ver las cosas de la mejor manera.
“Como madre de una niña especial les aseguró a las mujeres que apenas empiezan a vivir algo como esto, que pueden hacer todo lo que la mamá quiera que el niño haga, pues aprenden y logran tantas cosas tan bonitas e importantes.
“No les digo que no vivan esa etapa de duelo, pues es necesario, pero que saliendo de allí inmediatamente acudan a buscar ayuda y que no se detengan que consigan el apoyo y los consejos para el bien de nuestros hijos”, compartió con firmeza.
ESTIMULANDO LA CALIDAD
Desde hace un año el Centro Educativo “Angelus” ofrece en Reynosa atención especializada y personalizada para niños especiales.
El plan de estudios del colegio, que se ubica en la calle Sierra Nevada número 845 en la colonia Las Fuentes Sección Lomas, está incorporado a la Secretaria de Educación Pública (SEP) e implementan un sistema de desarrollo educativo encaminado a un mejor desempeño y aprendizaje de los menores.
Sara Gabriela Salinas Arista, directora del colegio, compartió que la principal meta de esta institución es activar cada una de las habilidades de los pequeños.
“Angelus es una escuela integradora, tenemos un magnifico programa el cual está muy completo, es un programa muy ambicioso porque en cada grado nosotros tenemos objetivos que cumplir, nos basamos en el programa de la Secretaria de Educación Pública pero internamente el colegio tiene el propio.
“Desarrollamos todas las habilidades de los pequeños en cuestión de psicomotora y afectivo-emocional, les damos una educación de calidad para mejorar su calidad de vida”, señaló.
En Angelus atienden a todo tipo de menores, regulares y con problemas especiales, pero actualmente se enfocan en niños con Síndrome de Down y deficiencia intelectual, pero están abiertos para recibir un niño autista, un niño con problemas de hiperactividad.
“Nos gustaría que la gente conociera nuestro método pues estamos en regla y para servirles, nuestro lema es: -siempre por los niños y para los niños- porque este es nuestro trabajos y es muy importante que los padres sepan a dónde dirigir a sus hijos”, expresó.
Sara Gabriela comentó que la idea de crear Angelus surge a partir de que la señora Angeles tenía a su hija Angélica en la anterior escuela donde impartía clases.
“Yo conocí a la señora Angeles porque su hija estudiaba en el colegio donde yo daba clases, pero al cerrar me propuso esta magnífica idea y me encantó, en Ángelus tenemos a su pequeña Angélica la tenemos como nuestra carta de presentación.
“Fue la señora quien nos facilitó el inmueble y después de un año de estar en funciones seguimos concientizando a la gente que nuestros pequeñitos necesitan y merecen las mismas oportunidades”, expresó.
Durante este primer ciclo escolar en el Centro Educativo Angelus han tenido bajo su tutela a 12 niños, seis con Síndrome de Down y seis regulares en los grados de primero, segundo y tercero de preescolar. Los estudiantes tienen una edad entre los tres y nueve años.
“La Secretaría de Educación te da una prórroga de edad pero al padre le interesa más que nada, es que su hijo esté aprendiendo y no que avance como la normatividad lo dice.
“En estos meses los papás se dan cuenta de los resultados, porque tenemos el método las ganas y el compromiso de sacar a delante a estos niños”, enfatizó.
El grupo de alumnos del instituto están trabajando desde las siete de la mañana, primero toman la terapia de lenguaje durante 20 a 25 minutos, posteriormente reciben la clase inglés y computación, los lunes, miércoles y viernes tienen clase de artes marciales, martes y jueves clase de música y una clase de natación cada dos semanas.
La maestra de educación especial quien tiene experiencia con niños con discapacidades diferentes comentó que se tiene la intención de en un futuro cercano no cobrar por los servicios ya que costear los estudios de un niño con alguna discapacidad es muy caro.
“Tratar a niños especiales es difícil en México, pero más aquí en Reynosa porque no hay la gente especializada para atender a este tipo de personitas que son especiales pero no porque les falte algo sino porque te dan más de lo que tú esperas.
“Queremos tocar puertas para que los padres de los pequeños no tengan que desembolsar grandes cantidades, la educación especial es muy cara afortunadamente en Angelus somos un equipo comprometido, especializado y entregado. Ahorita cobramos dos mil 300 pesos por mes y los papás hacen el gran sacrificio de pagar las colegiaturas, por eso nuestra intención es que no paguen nada”, dijo.
Y agregó: “Queremos hacer un llamado a las asociaciones civiles y municipales para que nos ayuden con becas de apoyo para estos niños, quienes en verdad sabrán aprovechar la oportunidad de estudiar pues son niños sumamente inteligentes que le echan muchas ganas la escuela”.
La maestra recomendó a los padres de familia que tiene un niño especial buscar y seleccionar el lugar adecuado para un mejor desenvolvimiento de su hijo.
“Siempre les digo a los papás que se dirijan al lugar indicado donde se cubran todas las cosas que el niño necesita, un lugar donde le ofrezcan estimulación temprana”, detalló.