Para Zalma Peña Garza, amante de los animales salvajes y directora de El Puerto, el único zoológico que existe en Reynosa, la repentina muerte del más joven miembro de este santuario animal fue un golpe “dolorosísimo”.
Y es que el osito americano color negro nacido el pasado 15 de enero se convirtió en la primera especie en su tipo nacida en cautiverio en el norte del Estado.
Según relató Peña Garza las llamadas a su celular para felicitar al personal del zoológico se intensificaron, muchos querían saber el estado del animal y de qué manera se adaptaba al medio.
Por razones de seguridad, el cachorro fue apartado de su padre, llamado el “Bodoque”, para evitar que pudiera maltratarlo. El recién nacido y su progenitora se quedaron en una jaula acondicionada con paja, comida y un foco de 250 watts de potencia.
Sin embargo, el gusto duró poco, pues cinco días después de su nacimiento, el osezno murió debido a que tenía sangre en los pulmones. De acuerdo a los reportes, la criatura pesó apenas 178 gramos.
SU NACIMIENTO
El viernes 15 de enero por la mañana los cuidadores de este safari localizado a dos kilómetros y medio, a la altura del 14 de la carretera Ribereña, justo a un lado del Club Campestre, comenzaron a escuchar que Chaparra estaba quejándose y cuando acudieron a ver qué le pasaba ¡sorpresa!, ya había nacido su hermoso cachorro.
Normalmente los osos americanos habitan en las zonas montañosas del norte de México y llegan a vivir hasta 30 años. Su peso va desde los 80 hasta los 140 kilogramos.
La cría permanecía la mayor parte del tiempo acurrucada bajo el amparo de su madre en una escena conmovedora.
Pero de pronto el regocijo por el animal más consentido de este sitio se convirtió en llanto y dolor para todos los que de alguna manera se mantuvieron cerca tras su nacimiento.
Alrededor de las 21:00 horas de ese día, dos veterinarios procedentes de las ciudades de Victoria y México acudieron para revisar al oso americano.
“Su diagnóstico fue que ‘Chaparra’ de ninguna manera lo apachurró, sino que el osezno llevaba mucha sangre en sus pulmones. Todavía estamos muy tristes por eso”, afirmó la entrevistada.
Los restos del osito fueron colocados en formol en un recipiente de un litro de miel. Se esperaba que en una semana más los medios de comunicación pudieran acercarse a los padres osos con confianza para tomarles fotos y video.
La alegría que el animalito vino a traer a la ciudad se apagó y los niños de Reynosa no pudieron conocerlo vivo.