Durante las últimas dos semanas, Alejandro Cruz ha viajado más de siete mil kilómetros buscando a su hermana y un amigo de la familia, quienes desaparecieron el pasado 21 de abril, cuando viajaban de Reynosa a la ciudad de Papantla, Veracruz.
Y aunque no es un hombre acaudalado –su empleo como ingeniero civil en una empresa constructora apenas le da suficiente para llevar una vida más o menos holgada–, siente la obligación de cumplir con esta labor, pues necesita darle a su familia la respuesta que están esperando.
Entrevistado durante una pausa en sus viajes, este joven originario del Estado de Veracruz relató que el pasado 21 de marzo, alrededor de las 6:00 horas, su hermana Karla Cruz García, de 33 años de edad y Daniel Galindo Acosta, un amigo de la familia, partieron de Reynosa con destino a Papantla de donde son originarios.
“Ellos querían aprovechar las vacaciones de Semana Santa para visitar el pueblo y por eso arrancaron ese día”, relató.
Para el viaje, Karla y Daniel decidieron utilizar un automóvil Chrysler Avenger modelo 2008 color azul profundo que, junto con Alejandro, compraron a crédito y aún no terminan de pagar.
“No vaya a pensar que mi hermana tenía dinero, lo que pasa es que ese carro lo sacamos a crédito entre ella y yo y todavía lo estamos pagando, pero como siempre viajamos a visitar a nuestra familia, pensamos que lo mejor era tener un carro de agencia”, relató.
Sin poder ocultar los estragos del cansancio en su rostro, Alejandro recordó que la última vez que supo de su hermana fue la noche del 20 de abril, cuando habló por teléfono con ella.
“Me dijo que iban a salir muy temprano, apenas comenzara a haber luz del sol, yo les dije que se fueran con cuidado y fue lo último que supe de ellos”, expresó.
Para Alejandro, el viaje de Karla y Daniel era algo de rutina, hasta que la noche del 22 de abril recibió una llamada de su mamá, en Papantla, quien le dijo que la pareja no había llegado.
De inmediato, este joven comenzó a investigar, primero con los vecinos de su hermana en el fraccionamiento Bugambilias y luego ante las autoridades de los tres niveles de gobierno.
“Le estuve marcando a su celular desde la noche del 22 y ya para entonces me mandaba al buzón. Y no es que se le haya acabado el saldo, pues su teléfono es de contrato y siempre funciona”, expresó.
De inmediato, Alejandro acudió a la Agencia Séptima del Ministerio Público Investigador con sede en Reynosa, donde interpuso dos denuncias concentradas en un acta circunstanciada por la desaparición de su hermana y su amigo.
Pero no sólo eso, el joven también inició un peregrinar por las carreteras y poblados que comunican a Reynosa con Papantla para intentar descubrir qué fue lo que sucedió con su hermana.
Solventando sus propios gastos, Alejandro recorrió tanto la vía que pasa por Tampico como la que va por Ciudad Victoria, incluyendo el temido tramo de San Fernando, donde se acaban de localizar varias fosas clandestinas.
“Ya recorrí como tres veces la carretera entre Veracruz y Reynosa, me he detenido en todos los poblados, todas las ciudades, he ido incluso a San Fernando y nadie me ha podido dar razón de ellos o del carro”, explicó.
Para este profesionista, la desaparición de su hermana es más intrigante pues en sus viajes le ha tocado ver el incremento de la vigilancia en la carretera, después de la ubicación de las fosas clandestinas.
“La verdad es que he visto mucha vigilancia en las carreteras, hay retenes del Ejército, la Marina y la Policía Federal, a todos les he entregado las fotos de mi hermana, su amigo y el carro, pero sólo me dicen que van a estar pendientes”, indicó.
De hecho esa es una de las cosas que más lo angustian, que no saben en qué momento o en qué lugar aproximado su hermana desapareció.
“Nadie me ha podido decir nada, he mostrado fotografías de ellos y del carro, he preguntado a mucha gente y no hay nada de datos, no sé ni siquiera si se perdieron en Tamaulipas o en Veracruz porque nadie me ha informado”, indicó.
En su peregrinar, Alejandro ha visitado hospitales, oficinas del Servicio Médico Forense y todas las dependencias de Seguridad Pública que hay entre el camino.
Incluso ya se acercó al Ejército y la Marina quienes lo atendieron, le recibieron su denuncia y fotografías, pero tampoco le han dado la respuesta que está buscando.
“No me puedo quejar, la atención que han dado es bastante buena, incluso un sargento me pidió varios juegos de fotos pues me dice que los va a repartir entre las personas con las que está haciendo los rondines”, dijo.
Como no quiere dejar fuera ninguna opción, Alejandro ha colocado mantas con las fotografías de sus desaparecidos en las entradas y salidas de Reynosa, además de que ha buscado el apoyo de sus amigos y familiares para que en las redes sociales se pida el apoyo de alguien que pueda saber algo.
Incluso su historia ha sido publicada en periódicos de Veracruz, Tamaulipas y la Ciudad de México.
“Sólo espero que alguien en Internet vea la foto de alguno de ellos y pueda darnos un dato para poder localizarlos”, indicó.
UNA VIDA DE ESFUERZO
Para Alejandro y su hermana la vida no ha sido sencilla. Hijos de un humilde albañil, aprovecharon las ventajas de la educación pública para sacar sus carreras de Ingeniero Civil y Licenciada en Relaciones Internacionales.
Cansados de no encontrar trabajo en su tierra natal, hace 15 años decidieron probar suerte en la ciudad de Reynosa, a donde llegaron con 150 pesos en la bolsa.
El espíritu de Karla es tan fuerte, que dejando a un lado el orgullo aceptó trabajar limpiando casas para poder sacar el sustento de ella, su hermano y su pequeña hija, que mantiene ella sola.
Conforme pasó el tiempo, la joven consiguió un trabajo en una agencia aduanal especializada en la importación de vehículos, un empleo en donde siempre destacó como una empleada responsable que nunca tuvo ningún tipo de problemas o amenazas.
Gracias a esta entrega, Karla pudo conseguir los puntos suficientes en el Infonavit para comprar una casa, en donde desde hace un par de años decidió dar albergue a Daniel Galindo.
“Lo que pasa es que él (Daniel) estuvo casado con una hermana pero se separaron, ella se quedó allá en Veracruz y él decidió buscar suerte acá en Reynosa”, indicó.
Más allá de los problemas sentimentales, Karla y Alejandro concretaron una sólida amistad con Daniel, que siempre se caracterizó por ser una persona tranquila, quizá demasiado.
“La verdad es que siempre tuvo muchos problemas por lo tranquilo que era, llegaba a tal extremo que en ocasiones lo llegaron a despedir de su empleo pues no se confrontaba con las personas que tenía bajo su responsabilidad y se habían equivocado”, recordó.
El esfuerzo que Alejandro ha aplicado a buscar el paradero de su hermana y su amigo ha sido demasiado, sin embargo, considera que no es suficiente pues, a la fecha, aún no cuenta ni con una pista de lo que pudo haber sido de ellos.
Por eso, asegura, pretende continuar con su peregrinar hasta que un día encuentre la respuesta que está buscando y, quizá, puede volverse a reunir con su hermana y su amigo.