
Existen diversos oficios y profesiones que se realizan en condiciones que varían según la actividad, todo depende del grado de preparación académica o la necesidad de las personas.
A lo largo de la historia los oficios han tenido esas variantes que diferencian el tipo de esfuerzo o empeño que atañe a cada actividad en que trabajan las personas; hay quienes laboran en ambientes “agradables” -cómodamente hablando- y quienes trabajan en condiciones deplorables, peligrosas o hasta inhumanas.
Hay gente que arriesga su vida trabajando en las alturas como soldadores, albañiles, limpiaventanas; mineros que arriesgan su vida trabajando bajo tierra, buzos que se sumergen en las profundidades del mar, electricistas que laboran en torres de alta tensión, recolectores de basura pública, expuestos a graves enfermedades y contagios o los hombres “topo” que deben ingresar a drenajes profundos para limpiar conductos o reparar tuberías dañadas.
Y hay otras actividades menos “extremas” pero también muy peligrosas.
Los aspectos climatológicos también juegan un papel importante. No es lo mismo laborar detrás de un escritorio en una oficina climatizada, que estar bajo los intensos rayos del sol armando “castillos” -estructuras de acero para columnas de concreto- dentro de la albañilería.
Según algunas personas, cada quien se dedica a lo que más le gusta hacer o lo que más se le facilita, tomando en cuenta que la preparación académica es otra variable para que desempeñen algún oficio.
CONSTRUCTOR DE SUEÑOS
Miguel Angel Rosas Herrera es un orgulloso albañil quien desde hace más de 20 años se dedica a construir sueños, al menos así él considera su oficio, pues construye un patrimonio. El sueño de muchas familias.
Sin embargo, para lograr la realización de esos “sueños”, Miguel Angel tiene que trabajar contra adversidades climatológicas y el calor es una dificultad que debe soportar, como si no fuese pesado ya de por sí su trabajo.
“Hay veces que uno no quisiera hacer este tipo de trabajo, pero es en lo que nos tocó laborar para poder alimentar a nuestras familias, si uno no “chambea”, no come”, precisó
Rosas Herrera a quien sus compañeros, de cariño le apodan “La Bomba”.
Por el calor, reconoce, podrían deshidratarse o ser víctimas de los denominados “golpes de calor”.
“Tenemos que tomar mucha agua y cubrirnos bien con gorras o sombreros, porque dentro de este trabajo es muy difícil conseguir seguro médico, más cuando uno anda por su cuenta”, dice, mientras sostiene un tablón para instalar como soporte y construir un techo de concreto.
Expresó que dentro de la albañilería se gana bien cuando se esfuerzan en entregar obras de calidad, ya que todo se cobra por metros cuadrados y dependiendo de la tarea que se llevó a cabo.
“Si uno se empeña en hacer bien las cosas, recibe buena paga, todo se trata de trabajar con rapidez y calidad. Claro, hay condiciones que nos lo impiden, pero uno pone su mayor esfuerzo. Hay veces en que te agotas y te quieres dar por vencido, pero luego pensamos en la familia y te salen fuerzas quien sabe de dónde”, afirma.
Señaló que además de laborar bajo intensas temperaturas, también se exponen a peligros físicos como enterrarse un clavo, caer desde alguna altura considerable o electrocutarse tratando de instalar estructuras de metal.
No obstante todo eso lo olvida cuando llega a su domicilio y del refrigerador saca una cerveza para rehidratarse y recuperar la “gota gorda” que sudó en el trabajo.
“La gente le tiene miedo al sol y hasta cierto punto es entendible. Ya quisiera uno estar dentro de una oficina… pero nada se compara cuando vemos una obra terminada y que la gente queda satisfecha con nuestro trabajo. Se me hace que uno nace con su destino marcado, con lo que hará toda la vida”, expresa.
Mientras tanto seguirá construyendo sueños ante las condiciones ambientales que no siempre son las mejores, pero que ya se acostumbró a sortear desde las 9 de la mañana a las 5 de la tarde de cada día.
DESPACHADOR ALEGRE
Aunque hay quienes laboran bajo algún tipo de sombra ya sea natural o artificial, tienen que aguantar corrientes de aire que parecen provenir de hornos de piedra, de esos utilizados años atrás, al menos así lo refiere Enrique Orlando Salcedo Muñiz un despachador de gasolina en una sucursal ubicada en la calle Aldama, en el centro de Reynosa.
“La verdad sí está muy fuerte el calor y aunque estamos bajo este techo, las corrientes de aire se sienten bien gacho. Constantemente tomamos agua, es con lo único que nos quitamos esta sensación”, precisó.
Aunque hasta el momento no tiene la responsabilidad de mantener una familia, tiene que aguantar largas jornadas entre el sudor pues tiene la meta de superarse costeando sus estudios.
“Tenemos que ‘aguantar vara’. En este tiempo de la canícula es cuando se pone más feo, pero tenemos que seguir en el trabajo. Si no soy yo, otro lo hará”, Indicó con cierta idea de resignación.
Sin embargo, Enrique siempre tiene una sonrisa para mostrar a los clientes que llegan cada día y se asombran cada vez que aumenta la gasolina o simplemente llegan mal humorados por un mal día de trabajo.
“Mientras esté sano siempre me verás alegre, es cierto que el calor a uno lo pone de mal humor, pero no es pretexto para amargarnos la existencia, simplemente nos cubrimos, nos ponemos una gorra y listo, a despachar combustible que para eso nos pagan”, enfatizó.
El despachador quiso ofrecer una recomendación a quienes laboran durante la canícula, especialmente a quienes no cuentan con seguro médico y que laboran sin prestaciones.
“Quiero resaltar la importancia de estar bien alimentado. Si uno come sanamente y acude bien desayunado a trabajar, aparte de tomar mucha agua, el día se pasa más ligero, además que prevenimos enfermedades, es todo lo que me gustaría agregar”, finalizó.
EL ‘GUERRILLERO’ DE LA MALEZA
Para Daniel Dorado Balderas, un jardinero que labora para el municipio reynosense, no hay mejor forma de mitigar el calor estando totalmente cubierto de pies a cabeza, claro, sin dejar de consumir el vital líquido mientras poda árboles y corta la maleza de algunas zonas de la ciudad.
“La raza me hace ‘bullying’ y dicen que parezco guerrillero cada vez que me pongo la máscara y cargo con mi machete. La verdad, a mí no me importa porque sé que ando bien protegido y no me quemo”, comentó entre risas.
El atuendo de Daniel es una cubierta que él mismo fabricó para evitar que los rayos del sol le quemen la piel; a ese trapo le añade una gorra y unos lentes oscuros para evitar el sol.
Al igual que Enrique y Miguel Angel coincidió en que el agua es de gran ayuda para evitar la deshidratación, así como los golpes de calor.
“Además de protegernos tenemos que tomar mucha agua, de repente agarramos una que otra “sombrita” de árbol, pero no siempre tenemos esa suerte, así es que tenemos que cuidarnos todos los días a como dé lugar”, recalcó.
Para el jardinero municipal, el calor más intenso se siente de las 12:00 horas a las 5 de la tarde, por lo que en ese lapso, jamás deja su protección.
“He escuchado de mucha gente que de repente les da un golpe de calor, eso es porque no se cuidan. Inclusive me he enterado de muertes por ese motivo, esperemos que mis compañeros y yo jamás tengamos que pasar por esa situación”, precisó.
A Daniel le gustaría que las personas tomaran conciencia que hay labores que se llevan a cabo con esfuerzo y dedicación bajo condiciones difíciles. Invitó a la ciudadanía a respetar a todos aquellos que trabajan en lugares humildes y prestan un servicio hasta cierto punto poco valorados.
“No todos están impuestos a hacer lo que nosotros. Sería bueno que un día se intercambiaran papeles, al menos que ayuden en una comunidad para que vean y sientan que no es tan fácil como parece”, precisó.
NO ES LO MISMO
Si bien es cierto que un albañil puede generar ganancias de más de 7 mil pesos por semana, hay que tomar en cuenta que de ese sueldo
tienen que pagar el salario de sus ayudantes, quienes alcanzan a ganar hasta mil pesos semanales.
También hay que resaltar que las condiciones laborales no son las mismas que las de un obrero en Petróleos Mexicanos (Pemex), ya que un trabajo en la paraestatal puede generar ganancias de 8 mil a 17 mil pesos mensuales, además que todos los petroleros tienen prestaciones de alto nivel y seguro médico.
Estar como despachador en una gasolinera, tienda de conveniencia o ser cajero de supermercado, también tiene sus diferencias en ambientes y sueldos, ya que un despachador de gasolina puede aspirar de 736 hasta mil 200 pesos por semana, según su puesto.
Mientras que un empleado en una tienda de conveniencia gana alrededor de 800 pesos por semana; el vendedor de piso en el supermercado, lo mínimo que recibe son 560 pesos o hasta 2 mil por semana, si asciende a supervisor de cajas.
La gran diferencia en ese tipo de empleos, en donde se denominan como de “empleados generales” es que quienes laboran dentro de una tienda de autoservicio no soportan las condiciones climatológicas de un jardinero, albañil, o vendedor ambulante.
Cabe resaltar que también hay empleos para profesionistas en donde se pueden obtener ingresos desde 6 mil hasta 12 mil pesos mensuales, tomando como referencia que sea el primer trabajo.
Aunque eso podría representar menos ingresos netos que un albañil “calificado”, los profesionistas -en la mayoría de las ocasiones- no tienen que exponerse a condiciones extremas.
Un albañil tiene que soportar viento, agua, calor o frío y gastar de “su bolsillo” si es que llega a enfermar, ocasionando una repercusión en sus ingresos.
Como se ve, no es lo mismo trabajar para una grande empresa con todas las prestaciones, que laborar en la construcción obteniendo “buenos” ingresos, pero con un gran esfuerzo y soportando condiciones extremas.
Asimismo no es igual laborar dentro de una oficina climatizada que soportar el frío o calor, según las condiciones ambientales que persisten en cada región del Estado.