
Daniel y Betty son novios desde hace nueve años. Se conocieron en la prepa cuando él tenía 16 y ella 15. Ambos son profesionistas y desean casarse el siguiente año.
Aunque ya es razonable el tiempo que llevan juntos, aseguran, son muy felices. Jamás les ha pasado por la cabeza separarse ni mucho menos llevar sus discusiones hasta los juzgados, al menos no por ahora.
En broma, Daniel asegura que siente pánico acumular casi una década de noviazgo, luego revira ante la mirada de su prometida y sonriente la amenaza de demandarla si no se casa con él. Ella le llama “pastelito” de cariño y le lanza la misma advertencia, pero aún cuando esto –de interponer un litigio– parece un juego, la legislación de Tamaulipas lo prevé en uno de sus artículos.
De acuerdo al Título Tercero, Capítulo Primero Artículo 124 al 129, cuando un hombre y una mujer se hacen mutuamente una promesa de casamiento pasan a convertirse en esponsales.
“Sólo pueden prometerse matrimonio quienes tienen la edad permitida para contraerlo. Cuando los prometidos sean menores de edad, los esponsales no surtirán efecto jurídico si no han consentido en ello sus representantes legales (padres).
“Los esponsales no producen obligación de contraer matrimonio ni ellos pueden estipularse pena alguna de no cumplir la promesa”. Pero “el que sin causa grave a juicio del juez rehúse a cumplir su compromiso de matrimonio o difiere indefinidamente su cumplimiento, pagará los gastos a la otra que hubiere hecho por motivo el matrimonio proyectado”, establece la ley.
“Esto quiere decir que sí se puede hacer la petición. Yo a lo que me refiero es que aún y cuando es algo que está en el Código Civil de Tamaulipas, está a apreciación del magistrado en caso de que se tenga que hacer un pago a la persona que se sienta ofendida en virtud de que no se cumplió con esa promesa”, explicó Marisa Iracema Rodríguez López, juez del Tribunal Segundo de Primera Instancia de lo Familiar en Reynosa.
DESUSO Y DESCONOCIMIENTO
Esta abogada por la Universidad Miguel Alemán reconoció que “demandar a tu novio o novia” es un tema desconocido y poco explorado por las autoridades juristas en México.
“Esto lo vimos en la carrera, pero es un tema que realmente nunca hemos aplicado. En mi experiencia como titular de este juzgado nunca he recibido una petición de tal naturaleza; sin embargo, nuestra legislación sí lo previene.
“Hablemos de que en la práctica no es algo que se esté realizando. Ahorita la incidencia de casos tienen que ver más con cuestiones de pensiones alimenticias, divorcios; bienes adquiridos durante el matrimonio y la distribución del vínculo matrimonial, básicamente”, ilustró Rodríguez López.
Lo cierto es que casi siempre cuando los prometidos construyen relaciones duraderas, pero que de algún modo son opacadas por la actuación de cualquiera de las partes, originando el rompimiento definitivo, quedan “cenizas” más para mal que para bien.
Entre los noviazgos rotos que saltaron a la fama y acabaron en el escándalo destacan el del futbolista mexicano y ex portero de la Selección, Jorge Campos, con la otrora actriz de Televisa, Daniela Castro, quienes estuvieron a un pie del altar después de varios años juntos; figuran el de la también actriz Uma Thurman y el cineasta Phil Joanou, que terminaron porque ella se enamoró del actor británico Gary Oldman. Y qué decir de la relación fallida entre los cantantes súperestrellas Britney Spears y Justin Timberlake. La bomba detonó cuando éste dijo en una entrevista que la “Reina del Pop” perdió la virginidad estando con él.
Rompimientos los hay por infinidad y aunque algunos otros no son tan populares, pueden ser igual de dolorosos.
Para la especialista en demandas del ramo familiar el problema “puede ser mayor cuanto más tiempo dure la relación sentimental”.
“En este caso la querella entre alguno de los novios sí está prevista, dentro del capítulo de esponsales, que es la promesa de que se va a contraer matrimonio y de que al final de cuentas no se lleva a cabo. Entonces se puede pedir al juez algún tipo de reparación de daños”, agregó Rodríguez López.
GOLPE BAJO
Pero la disolución de un noviazgo no solamente puede ocasionar el dolor pasajero, sino injerir en la posibilidad de procrear familia, restar años a lado de otra persona, inhibir la realización de diversas actividades e inclusive, causar un detrimento a las finanzas de cualquiera de los pretendientes.
En las redes sociales circulan multitud de rumores sobre este tema: que si la pareja tiene más de cinco años de relación ya pueden denunciar, que si son 10 los años o que si las promesas de matrimonio se postergaron por falta de interés.
Para la juez Marisa Iracema Rodríguez López la sanción estriba en varios factores, tales como las instancias a las que el reclamante acuda, el daño provocado (en este caso porque el novio o la novia le quitó su tiempo) y el criterio del árbitro calificador.
Menciona: “La víctima no viene a quejarse aquí, sino que cualquier proceso procede con la asesoría de un abogado. El primer paso es acudir al Ministerio Público para poner una denuncia.
“Lo que sigue es notificar a la parte contraria, se solicita la intervención del juzgado y se sigue un procedimiento de apertura de oficio de pruebas, la cual lleva un período de alegatos y al final viene la sentencia definitiva; sin embargo, nosotros no tenemos ningún antecedente de que se haya solicitado una demanda de este tipo”.
Acerca de las demandas estratosféricas muy comunes en Estados Unidos, Rodríguez López mencionó que aquí también pueden darse casos.
“Esto depende del daño moral y la causa. Hay que definir el concepto de perjuicio ya sea en el patrimonio, en cuestión moral, difamación. Entonces habría que ver qué dejó de ganar la persona en virtud de la separación. Hay muchas maneras que pueden conducir a un daño”.
Román Velázquez, un ingeniero en sistemas, describió que tuvo una novia a la que dejó por las largas distancias que los separaron. Ella fue enviada a la Ciudad de México como empleada de una agencia aduanal, mientras que el joven de cabello lacio y piel morena, se mudó de Matamoros a Reynosa para trabajar en un almacén.
A pesar de que su relación tuvo un buen desenlace, Román dijo sentirse molesto si su ex, con la que duró varios años, lo hubiera llevado ante un juez por “cortarla” de repente.
“Pienso que si la persona no ve nada concreto con su pareja o en el extremo de los casos alguno de los no quiere tener hijos ni entrar al matrimonio, el ofendido tiene todo el derecho de terminar la relación, pero no es como para poner una demanda”, consideró.
Por su lado, Mayra Segovia dijo que sí se sentiría agraviada si de repente su prometido, con quien ya tiene casi nueve años terminara su noviazgo; no obstante, descartó denunciarlo si así sucede.
“Sí me sentiría afectada por tanta pérdida de tiempo. No estoy segura si por el hecho de perder la oportunidad de tener hijos le pusiera una demanda, porque también me pongo a pensar en los momentos bonitos que he vivido con él”, opinó.
Lo cierto es que los juzgados familiares en la ciudad hasta hoy no reciben quejas de esta índole, aunque el Código Civil del Estado respalda al novio o novia que haya sido irremediablemente afectada durante su romance.