El 24 de marzo del 2018 seis hombres, entre ellos algunos periodistas, fueron detenidos por las autoridades judiciales de Tamaulipas acusados de haber participado en el homicidio del periodista Carlos Domínguez. Desde un principio las acusaciones estaban llenas de sospechas, pues no había evidencia de que estas personas habían participado en el crimen, lo que quedó demostrado el pasado 26 de octubre, cuando un juez ordenó su libertad.
El 26 de agosto el grito retumbó por los alrededores del penal de Nuevo Laredo, rompiendo la tranquilidad de esa tarde de sábado: “¡Libres, son libres!”.
En el interior de la cárcel, donde se ubica la sala donde se llevan a cabo los juicios orales, los familiares de Luis Valtierra, Juan Jesús Zúñiga, Rodolfo Cantú, David Mejía y Adrián Montes no podían dejar de llorar de felicidad, al enterarse que sus seres queridos iban a recuperar su libertad tras un año y 7 meses presos por un delito que, hoy se sabe, no cometieron.
Bastaron 18 minutos de audiencia para que el juez determinara que los cinco acusados no tenían responsabilidad en la muerte del periodista Carlos Domínguez, asesinado por un comando armado el pasado 13 de enero de 2018, por lo que ordenó que de inmediato fueran liberados de su encarcelamiento.
Con ello terminó una infame historia de injusticias que mantuvo en la cárcel a estos hombres inocentes durante 18 meses, durante los cuales fueron objeto de todo tipo de presiones y amenazas para que se inculparan de los hechos.
Gabriel Regino, abogado de uno de los acusados fue uno de los primeros que confirmó la liberación.
“El tribunal de enjuiciamiento ha considerado que no existen pruebas de cargo y ha absuelto y ordenado ponerlos en libertad. Se hizo justicia, por fin”, sentenció.
Tuvieron que pasar dos horas -que a todos les parecieron eternas- para que las autoridades judiciales elaboraran el papeleo correspondiente. Finalmente a las 14:42 horas Valtierra y Zúñiga emergieron del penal como hombres libres, tras ellos Rodolfo, David y Adrián caminaban mostrando orgullosos su oficio de libertad en mano. Una ovación tronó en los alrededores.
Luis fue uno de los primeros que aceptó hablar con la prensa que los esperaba afuera del penal.
Agradeció a las autoridades judiciales que hayan analizado todas las pruebas con las que demostraban que era víctimas de una falsa acusación elaborada por las autoridades de la Fiscalía de Tamaulipas.
“Un año, siete meses y un día de que fuimos detenidos injustamente por un homicidio que no cometimos, estoy contento por la resolución del tribunal de enjuiciamiento por haber sido imparcial y haber dictado sentencia absolutoria”, manifestó.
Confesó estar agradecido con la familia y la ciudadanía por sus muestras de apoyo.
“Siempre lo he dicho a todos los que nos visitaron desde el día uno, no hubo pruebas fehacientes contundentes. Nosotros salimos, nos detuvieron a seis, salimos solo cinco y esperamos pronto la justicia tanto de la Procuraduría General de Justicia de estado de Tamaulipas como la Comisión Estatal de Derechos Humanos para deslindar responsabilidades de la muerte de Gabriel Garza Flores, que murió siendo inocente”, dijo.
El también reportero de medios locales anunció que tanto él como González Zúñiga solicitarán medidas de protección al Mecanismo de Protección para Personas Defensoras y Periodistas, al considerar que durante el tiempo en que estuvieron en prisión se generó un ambiente de animadversión en su contra que pone en riesgo su vida y las de sus familiares.
“Crearon perfiles falsos en redes sociales que hacen vinculaciones de nosotros con el crimen organizado, que no solamente ponen en riesgo nuestra vida sino de nuestros familiares”, explicó.
Se mostró decepcionado del trabajo de la Fiscalía Especial de Atención a Delitos contra la Libertad de Expresión (Feadle), que nunca se acercó con ellos para apoyarlos no obstante las evidencias de la fabricación de delitos.
“Desde el día uno de la detención no había elementos para que actuaran legalmente contra nosotros. (La Fiscalía) dejó en manos de la Procuraduría del Estado la investigación.
“Perdimos nuestro trabajo, el procurador de justicia Irving Barrios Mojica nos humilló a nivel nacional al exhibirnos como copartícipes del crimen cuando no había los elementos necesarios para que actuara legalmente contra nosotros, no había órdenes de aprehensión, a mí me golpearon y a Jesús lo torturaron los agentes investigadores”, apuntó.
Por su parte González Zúñiga expresó que la determinación del juez demostró sin lugar a dudas que les habían fabricado un delito.
“Se trató de una fabricación de culpables, una persecución política, porque hay que recordar que uno de los acusados (Rodolfo Jorge Alfredo Cantú García) es familiar de un ex alcalde de Nuevo Laredo, Carlos Enrique Cantú Rosas, pero se demostró que no hubo ninguna participación”.
Añadió que en estos momentos no tiene cabeza para decidir pensar en una reparación de daño y que dejará eso en manos de sus abogados.
Por su parte el abobado Regino reconoció que aunque esta es una gran victoria de la justicia la lucha no ha terminado pues se espera que la Fiscalía apele el auto de libertad y siga intentando fabricar un delito que no existió.
PARA UNO LA JUSTICIA NO LLEGÓ
Gabriel Garza Flores murió esperando una justicia que nunca llegó.
El 24 de marzo del 2018 Garza Flores y otras cinco personas fueron apresado por el homicidio del periodista Carlos Domínguez, delito que un juez ha determinado que no se le puede adjudicar a los acusados.
El 14 de abril de este año, durante un domingo de visitas familiares, Garza Flores se sintió mal.
Teniendo ya antecedentes de mala salud, la familia del preso pidió que se le trasladara a un nosocomio. Y aunque una ambulancia de Protección Civil y Bomberos llegó casi de inmediato, las autoridades carcelarias no concedieron el permiso de traslado.
Tuvo que pasar más de una hora para que finalmente se llevara a cabo el traslado al Hospital General, pero no en la ambulancia, sino en una Van del reclusorio, que se utiliza para transportar reos.
En el camino una paramédico que acompañaba a Gabriel intentó estabilizarlo, sin embargo el vehículo no tenía el equipamiento necesario para hacerlo por lo que poco se pudo hacer.
De esta forma poco después de la 13:00 horas Gabriel ingresó al hospital en paro, el personal médico del área de urgencia le practicó maniobras de Reanimación Cardiopulmonar sin éxito; el veterano reportero había pasado a mejor vida de un paro cardiaco.
“Hago responsable de la muerte de mi esposo al director que no permitió que se le trasladara en la ambulancia ni que entraran los paramédicos a auxiliarlo al interior, además al Gobierno del Estado, desde donde se autorizó se le acusara falsamente de un delito que no cometió”, dijo Dora Elia Vielma Aguilar, esposa de Gabriel.
Medios locales aseguraban que el personal médico había señalado que si Garza Flores hubiera sido trasladado de inmediato en una ambulancia acondicionada con equipo de primeros auxilios -como la que acudió inicialmente por él- no habría perdido la vida en esas circunstancias.
En algunas editoriales publicadas durante el fin de semana se ha reflejado el cuestionamiento derivado de la sentencia absolutoria de los cinco acusados restantes, pues al no demostrarse en juicio la complicidad o participación en el asesinato de Carlos Domínguez, de ninguno de los seis señalados, Gabriel habría fallecido preso por un crimen que no cometió.
Gabriel salió en un ataúd del Centro de Ejecución de Sanciones de Nuevo Laredo; el 17 de abril del 2019 el cortejo fúnebre hizo una escala en el reclusorio para que sus compañeros entonces presos -y libres desde este sábado- pudieran despedirse.
El sábado que concluyó el juicio, Domínguez con la absolución de los señalados, no se resolvió la situación de la familia de Gabriel Garza, cuya vida fue truncada al apresarlo por un crimen que no cometió.
Y mientras tanto el crimen de Carlos Domínguez continúa impune.
(Con información de El Mañana de Nuevo Laredo)