
En los comicios federales de 2006 el partido político con mayor antigüedad en México tenía un panorama conjeturablemente adverso, cuando Roberto Madrazo Pintado había conseguido la candidatura a la presidencia de la República a punta de descalificaciones y prácticas de guerra que aprendió al graduarse de la vieja escuela del PRI.
Esa vez el Revolucionario Institucional no sólo perdió la elección por Los Pinos, sino que dejó escapar un elevado número de escaños del Poder Legislativo que ya eran de su dominio. En Tamaulipas el saldo fue de una curúl en el Senado y cinco de las ocho diputaciones federales que se le fueron de las manos, en un devastador efecto dominó.
Seis años después, con Enrique Peña Nieto como abanderado, el partido tricolor pintaba muy diferente (tras lograr la gubernatura y 35 alcaldías en 2010) perfilándose para ganar de manera arrolladora sobre sus adversarios políticos en la entidad; no obstante, finalizadas las votaciones del pasado 1 de julio e iniciado el conteo del Programa de Resultados Electorales Preeliminares (PREP), el escenario se desfiguró y no fue el PRI si no el PAN el que nuevamente se volvió a echar la victoria a la bolsa.
Tampico, Ciudad Madero, Matamoros, Río Bravo, Reynosa y Nuevo Laredo, municipios que han sido seriamente castigados por la delincuencia, inclinaron la balanza hacia el partido blanquiazul, a pesar de que algunos de sus candidatos no gozan de buena reputación y de que otros, antes de arrancar las campañas, eran unos completos desconocidos.
Por el lado del PRI, que sólo ganó en Ciudad Victoria y Ciudad Mante (en esta última con 51 votos de diferencia en la diputación del Distrito VI), tenía a experimentados candidatos como Reynaldo Garza Elizondo, en el Distrito II; Gabriel De la Garza, en el III; Enrique Cárdenas Del Avellano, en el V y a Fernando Azcárraga López, en el VIII, por mencionar algunos.
Además, en la fórmula al Senado estaba Guadalupe Flores Valdez y el ex gobernador Manuel Cavazos Lerma, que venía de haber ayudado a triunfar a su partido en las elecciones por el gobierno de Michoacán.
¿Un voto de castigo o juicio político?, cual sea el caso, la ola de arrastre de Peña Nieto no pudo salpicar la decisión de la mayoría de los ciudadanos con credencial de elector en Tamaulipas.
En la elección para el Senado votaron un millón 379 mil 56 personas, de las cuales 532 mil 726 eligieron al Partido Acción Nacional. Esto representa el 38.62 por ciento, convirtiéndose en una
cifra histórica.
Por su parte, el Partido Revolucionario Institucional alcanzó 401 mil 106 votos, que equivale al 29.08 por ciento de los sufragios. Con ese mismo número de electores en anteriores procesos hubiera ganado el partido tricolor, pero la diferencia es que este 1 de julio la gente sí salió a votar y venció al nivel de abstencionismo de otras épocas.
En tanto, en los comicios de diputados, el panismo se reflejó en las urnas con 503 mil 979 votos (un 35.73 por ciento), mientras que el priismo obtuvo 449 mil 773 (un 32.78 por ciento). Tanto para la Cámara Alta, como para la Baja, los demás partidos políticos sumaron apenas 336 mil 741 y 362 mil 884 votos, respectivamente.
La cifra de boletas electorales nulas fue de 80 mil 946 para senadores y 79 mil 553 para diputados; mil 394 personas eligieron a candidatos no registrados al Senado y mil 840 lo hicieron en los comicios de diputados.
A nivel presidencial, el PAN en Tamaulipas también ganó con Josefina Vázquez Mota, siendo uno de los tres estados, junto con Guanajuato y Nuevo León, donde el blanquiazul obtuvo la victoria.
En total, la única candidata mujer en la contienda por la presidencia de México sacó en la entidad 580 mil 417 votos (41.82 por ciento), por 474 mil 857 de Enrique Peña Nieto (43.21 por ciento) y 273 mil 508 de Andrés Manuel López Obrador (19.70 por ciento), que representó la coalición de izquierda Movimiento Progresista de México. Gabriel Quadri De la Torre, de Nueva Alianza, apenas logró 30 mil 865 sufragios en territorio tamaulipeco (2.22 por ciento).
En esta elección 27 mil fueron votos nulos y mil 27 de candidatos no registrados, para sumar en general un millón 387 mil 736 votos.
ILUSIONISMO
EN LAS ENCUESTAS
En Tamaulipas las consultas de opinión se mantuvieron en algunas zonas entre los márgenes de error y en otras, con una tendencia favorable de simpatizantes hacia el PRI.
Estos pronósticos permanecieron incluso, hasta una semana antes de las elecciones federales, por lo que muy pocos se habrían atrevido a augurar el rotundo fracaso que le esperaba al partido tricolor después de la avasalladora campaña que realizaron sus candidatos en los 43 municipios que conforman la geografía estatal.
Y es que en el mes de marzo el PRI tenía el 43.9 por ciento de las preferencias en el sondeo que realizó Hora Cero por 13 municipios de la entidad. Para el mes de mayo la cifra disminuyó más de seis puntos para situarse en un 37.3 por ciento.
A finales de junio la respuesta de dos mil 45 personas encuestadas decía que un 38.8 por ciento del electorado votaría por el PRI. Los números en el sondeo para presidente fueron muy similares en los meses de marzo, mayo y junio paralelamente.
En segundo lugar se colocó el Partido Acción Nacional y de hecho, la opinión de sus simpatizantes pareció estar dormida durante los diferentes sondeos que se realizaron, alcanzando un 32.6, un 32.2 y un 31.8 por ciento en el mismo periodo para la terna al Senado, aunque quedó muy comprobado que la afinidad azul y blanco despertó para el 1 de julio.
Asimismo, las encuestas de diputados marcaron la misma tendencia favorable para el Revolucionario Institucional en Tamaulipas, que consiguió cifras superiores al 40 por ciento de las preferencias en el Distrito I de Nuevo Laredo, II de Reynosa, III de Río Bravo, IV de Matamoros, V de Ciudad Victoria y VII de Ciudad Madero. Únicamente en los distritos VI de Ciudad Mante y VIII de Tampico el PAN intercambió los papeles.
Es por esto que la mesa ya estaba lista para la humeante victoria del PRI en las urnas; sin embargo, ésta no se cocinó lo suficiente, pues no le alcanzó la suma de votos de sus admiradores ni de los seccionales, ni de los líderes del partido en colonias; ni tampoco que la figura de Enrique Peña Nieto fuera su mayor representante a nivel nacional.
Aunque otros partidos como la coalición de izquierda y Nueva Alianza también perdieron, lo cierto es que sus números se mantuvieron semejantes a los que arrojaron las encuestas, pero el del PAN fue el único caso que dejó a todos perplejos.
Hasta la misma militancia panista pareció bajar en algún momento los brazos, con campañas acotadas y con menos recorridos en las calles a los de costumbre, empero, dejaron en la lona al
acérrimo rival el PRI.
EL RECONOCIMIENTO Y EL RECHAZO
A unas horas después de haber terminado el proceso electoral del 1 de julio, algunos candidatos priístas (no todos) admitieron su derrota. Se lavaron la cara y dieron las gracias a quienes en ellos confiaron.
Una de las primeras en hacerlo fue Guadalupe Flores Valdez, quien a pesar de haber obtenido una alta votación, superior a los 400 mil votos, quedó casi 10 puntos por debajo de la fórmula de los abanderados de oposición.
La también diputada del Congreso Estatal con licencia, dijo que la vida democrática la construyen los ciudadanos y que respeta la voluntad popular y de las instituciones que rigen al país.
En Reynosa, lo mismo hizo el dirigente local tricolor, Rigoberto Garza Faz, suplente de Reynaldo Garza Elizondo, que el pasado 2 de julio felicitó al diputado electo Humberto Prieto y de igual manera agradeció a todo el equipo de trabajo que participó en esta elección.
El martes 3 fue Garza Elizondo quien aceptó la decisión del electorado, que le dio 57 mil 333 votos, pero no los suficientes ante los 60 mil 372 que logró su contrincante.
En el mismo tenor, desvinculó de este fracaso a los líderes de su partido, incluído el dirigente estatal, Lucino Cervantes, que sigue en el cargo.
Y aprovechó su comparecencia ante los medios para anunciar que volvería al Congreso del Estado, a donde solicitó licencia para poder buscar una curul en San Lázaro.
Con las culpas compartidas, los militantes del PRI en Tamaulipas coincidieron en analizar cuáles fueron las causas de esta dolorosa derrota.
Ahora ya miran hacia las elecciones del año que entra, pues se volverán a disputar 43 alcaldías y el Congreso del Estado, que si éste último queda en manos del PAN, encendería los focos rojos del gobierno estatal, ya que el mandatario, Egidio Torre Cantú, tendría que negociar con una bancada desfavorable a los ideales del Partido Revolucionario Institucional.
El único que no reconoció la derrota fue Manuel Cavazos Lerma, quien informó que impugnaría
la elección relativa al Senado de la República.
Al ex gobernador lo secundó Lucino Cervantes, anunciando ambos que solicitarán el recurso de apelación en al menos tres distritos: el II de Reynosa, el III de Río Bravo y el IV de Matamoros.
“Nos quitaron el triunfo, pero no la gloria”, aseguró Cavazos Lerma en rueda de prensa. Los priístas denuncian que en este caso el número de votos nulos es superior al promedio obtenido a las elecciones anteriores y que la diferencia entre los candidatos ganadores del PAN y los del PRI es menor a la cantidad de sufragios nulos, por lo cual podría haber alguna irregularidad en el proceso.
El ex mandatario evadió cuestionamientos relacionados con la mala imagen que pudo haber generado su nombre al aparecer en la lista de candidatos del PRI.
LOS FANTASMAS DEL DELITO
Otra de las asignaturas pendientes son el deslinde de responsabilidades y ver quien sale menos perjudicado de las violaciones a la ley que se cometieron en la jornada del 1 de julio entre los partidos políticos que en ella participaron.
Y es que, según el diario Milenio, Tamaulipas lidera a nivel nacional la lista de perjurios documentados por la Fepade.
Advierte que la Fiscalía Especializada Para la Atención de Delitos Electorales dio a conocer que inició 78 averiguaciones previas y que se circunstanciaron 787 actas en territorio nacional.
Aunque aún no se especifica el recuento de los daños, partidos como el de la Revolución Democrática en la entidad aseguran tener evidencias en las que se comprueba que hubo dispendio de dinero para las personas que votaran a favor de un candidato, de hasta mil pesos cada una.
Y mientras esto acontece, el clima electoral en Tamaulipas quedó encendido, con un Partido Acción Nacional que agarró oxígeno puro, cuando parecía que su presencia política se extinguiría por algún tiempo en el Estado y con un Revolucionario Institucional que está herido de gravedad y que ya prepara su medicina para llegar recuperado al siguiente cotejo.
Detrás de ellos, el PRD, aunque no les inquietó demasiado esta ocasión, ha tomado un papel de mayor protagonismo. Cuitláhuac Ortega Maldonado es uno de sus mejores exponentes y ganó la nada despreciable cantidad de 223 mil 63 votos.
Pero sin dudas, más que la victoria del PAN, el tema en Tamaulipas seguirá siendo la debacle del PRI, pues esta ocasión no pudo demostrar el por qué se dice que éste “es un Estado priista”.