
El 21 de octubre es un día que Alfonso Fuentes García, presidente del Colegio de Notarios de Reynosa, nunca va a poder borrar de su memoria.
En esa ocasión no sólo tuvo que cumplir con la triste tarea de identificar los cadáveres de cuatro de sus compañeros y amigos notarios, sino también comprender que él mismo pudo haber estado entre ellos… seguramente muerto.
La tarde de ese martes, Carlos Bello Cano, presidente del Colegio de Notarios de Tamaulipas; Norma Eliud Díez Cuán, Pedro Mier Reyna, Vicente Leal Rosales y el propio Fuentes García, se reunieron en la capital del Estado para programar un viaje en avioneta a la ciudad de Nuevo Laredo.
El objetivo del vuelo era estar presentes en la ceremonia de toma de protesta de la nueva dirigencia del Colegio de Notarios de aquella frontera, que se llevaría a cabo la noche de ese martes.
En entrevista con Hora Cero Fuentes García recordó el plan.
“Teníamos la intención de salir a la ciudad de Nuevo Laredo donde en la noche se iba a llevar a cabo el cambio de la mesa directiva del Colegio de Notarios de Laredo por lo que iba el presidente estatal de los notarios de Tamaulipas, además del secretario Pedro Mier”, dijo.
Para llegar a tiempo a su destino, los abogados acordaron utilizar la avioneta bimotor tipo Cessna matrícula XB-KPF, piloteada por Billy Simeón Estrella Quijano, de 33 años de edad.
Aprovechando que estaría en la capital del Estado, Fuentes García solicitó una serie de audiencias en las que trataría temas relacionados con la actividad de los notarios en la ciudad.
“Yo tenía una audiencia con el señor gobernador y la Secretaría General de Gobierno y como es costumbre sales de esos eventos tarde, entonces no tuve oportunidad de llegar a tiempo con mis compañeros”, indicó.
Y es que de acuerdo al plan original, los pasajeros de la aeronave debían de salir del aeropuerto “Pedro J. Méndez” de Ciudad Victoria a más tardar a las 17 horas, una cita a la que Fuentes García no iba a poder llegar.
“Como a las tres y media de la tarde tuve la oportunidad de hablar mis compañeros y me preguntaron si ya me habían atendido, entonces les dije que no, que se fueran para que no se les hiciera tarde”, indicó.
Lo que el notario reynosense nunca se imaginó es que esta decisión fue la que le salvó la vida.
MUERTE EN EL CAMPO
De acuerdo a los reportes oficiales, la nave tripulada por los notarios despegó del aeropuerto de Ciudad Victoria a las 17:00 horas en punto. Minutos después se empezó a escribir la tragedia.
Susana Rodríguez García, inspector verificador de Aeronáutica, informó que la avioneta despegó de la pista hacia el oriente, sin embargo, a los pocos minutos de haberse elevado emitió el reporte de una falla.
“El piloto Billy Simeón Estrella dijo que regresarían porque el avión estaba fallando y después de eso, ya no tuve contacto con él” indico.
Según las primeras investigaciones, aunque las investigaciones no han concluído, algunos reportes aseguran que una falla en el motor de la avioneta, además de un problema de sobrepeso, fueron los que provocaron que la nave comenzara a presentar dificultades, lo que hizo que el piloto decidiera regresar al aeropuerto.
Sin embargo, los esfuerzos fueron inútiles, pues cuando faltaban 800 metros para llegar a la pista, la nave se fue de pique y se estrelló dentro de los terrenos de un rancho llamado “El Petaqueño”, ubicado dentro del municipio de Güemez.
Los testimonios de testigos, aseguran haber visto a la aeronave desplomarse pesadamente sobre el predio en el que se estrelló y que provocó que los cadáveres de sus tripulantes quedaran esparcidos en un área de 50 metros alrededor de los restos.
Nicolás Díaz Maldonado, empleado del rancho, aseguró en su declaración que estaba apunto de retirarse a su domicilio cuando escucho la avioneta en el cielo.
De pronto –dijo– oyó cómo la nave hacía ruidos extraños en el aire como que los motores estaban fallando. Inmediatamente después se sobresaltó con un fuerte golpe y una explosión… ahí supo que el avión se había estrellado.
Para entonces, personal de seguridad del aeropuerto ya estaban buscando la nave siniestrada, cuyos restos fueron encontrados con el apoyo del trabajador del rancho, quien les informó dónde había caído.
Fuentes García, recordó que a esa hora él todavía se encontraba en sus audiencias, sin embargo, recibió una llamada que lo estremeció.
“Me avisaron a las cinco de la tarde, a esa hora me estaban pidiendo información, que si sabía algo, pues sabían que íbamos todos juntos en el avión, entonces querían confirmar si la noticia era cierta”, indicó.
Obviamente, Fuentes García todavía no estaba enterado de la fatal noticia, por lo que empezó a realizar una serie de llamadas con las que esperaba que alguien le dijera que todo se trataba de una equivocación. Desgraciadamente no fue así.
“Un grupo de periodistas que estaban en el lugar de los hechos me confirmaron que la avionenta se había desplomado y que todos los tripulantes habían fallecido”, precisó.
De inmediato, se trasladó al lugar de los hechos, donde participó en la lamentable tarea de indentificar los cuerpos de sus compañeros y amigos, con los que pudo haber fallecido.
Sin poder recuperarse de la impresión, el notario reynosense aseguró estar agradecido con Dios por haberle permitido no subir a esa nave y permanecer vivo.
“Uno es creyente, creo en Dios, tengo mucha fe y creo que la raya no la pasamos si el Señor no lo quiere, el hecho de que yo estuviera atendiendo esas audiencias era por asuntos de los colegios de notarios… Creo que no me tocaba”, sentenció.
Hoy que sus amigos están muertos, Fuentes García aseguró que los últimos días los ha dedicado a reflexionar y acercarse con sus seres queridos, pues es obvio que la vida nadie la tiene comprada y en cualquier momento puede acabar… de la peor manera.