El Charco Escondido fue, el domingo pasado, escenario natural, emotivo y cultural del reencuentro de los reynosenses con sus raíces.
La ocasión entonces, merecía un sello especial que fue la iniciación de obra que hiciera el alcalde, Oscar Luebbert Gutiérrez, acompañado de su esposa, María Esther Camargo de Luebbert, para pavimentar 10 kilómetros de brecha, con millonaria inversión en la que no podría faltar el apoyo de nuestro gobernador, Eugenio Hernández Flores.
Esta obra compartida “peso a peso”, que tendrá un valor de 40 millones de pesos, comunicará a 20 comunidades rurales y se espera que mediante próximas gestiones del alcalde y el gobernador ante Pemex, sumarán 22 kilómetros más, para conectarse con el proyecto de pavimentación de la brecha El Becerro que medirá 60 kilómetros, constituyendo el corredor inter-ejidal.
La agradable y nublada mañana, el acceso a la brecha y el costado de la carretera a San Fernando, hicieron del lugar, el idóneo para que las familias originarias de El Charco provenientes del interior del país o de Estados Unidos, se reunieran, unos para recordar y otros para conocer su raíz.
También fue el lugar seleccionado para que el alcalde, su esposa y las familias de Congregación Garza, dieran el banderazo de salida a los más de 100 cabalgantes que dieron marco a las Fiestas de Fundación Reynosa 260 y rumbo al Bicentenario y Centenario 2010.
En un ambiente de unidad familiar e inspiración ciudadana, se desarrolló el convivio en la plaza principal de El Charco, con música norestense y crónicas de las viejas hazañas de los hombres ilustres del lugar y de las familias habitantes de aquellas añejas, pétreas y sólidas arquitecturas. Ahí, el ilustre historiador Octavio Herrera solicitó que esta singular raíz pletórica de cultura, sea declarada patrimonio histórico de Reynosa y de Tamaulipas.
Desde los cuatro puntos cardinales de la plaza principal, se percibía el olor de la leña ardiendo bajo el metal donde yacían gruesos trozos de filetes sazonados con limón y especias. El olor del guisado, el sonido del pateo y del relinchar de los caballos, el murmullo de las familias que se reencontraban, todo hizo ambiente.
La carrera de cintas de los cabalgantes, fotografías de grupo, pinturas al óleo, danzas, música, dichos y crónicas de ese antaño que revivió con fuerza, todo eso nos dio pauta para fundir folclor y modernización.
En el evento principal, el delegado de El Charco, Enrique Villarreal, agradeció al alcalde, Oscar Luebbert, y a la presidenta del DIF local, María Esther Camargo de Luebbert, por hacer del 19 de abril de 2009, un día muy especial, en el que se cumplieron compromisos de rehabilitación de la cancha, de la escuela, del panteón y del alumbrado público.
“Es un día bonito para todos nosotros, es la primera vez que nos enfrentamos a cosas como estas” dijo el delegado en referencia al Primer Encuentro Cultural Congregación Garza.
En nombre de las familias originarias de El Charco, María Aurora Ramírez Garza, con júbilo expresó, que llegar a este momento implicó convocar la voluntad y el compromiso tanto de los ciudadanos como del Ayuntamiento.
“Gracias por esta iniciativa y por propiciar este reencuentro; por constatar como familia que Todos somos Reynosa; tíos, tías, parientes y amigos; esto es un triunfo, esta tierra es tierra de gente hermosa, trabajadora y orgullosa; disfrutemos de este evento y ¡arriba El Charco!” dijo, provocando aplausos efusivos y el coro de todos los asistentes que contestaron: ¡Arriba!
Posteriormente, el historiador Octavio Herrera y la directora del Instituto Reynosense para la Cultura y las Artes, Elsa Sánchez de Gutiérrez, dieron una explicación de los orígenes de Congregación Garza, así como de su importancia en las páginas de la historia.
Charco Escondido es la comunidad ranchera del siglo XIX donde se atesora la raíz del Reynosa del siglo XX y la identidad regional norestense; fue fincada ranchería en los tiempos turbulentos del siglo XIX; fue también paraje intermedio de descanso para comerciantes de ganado y mercancías que viajaban de Matamoros a Monterrey.
Fue en 1905, cuando el ferrocarril Matamoros-Monterrey, provocó que Congregación Garza menguara y entonces, al emigrar sus moradores, floreció el Reynosa que el domingo pasado, con Oscar Luebbert Gutiérrez en calidad de descendiente y de presidente municipal, le rindió merecido homenaje.