
El hombre de la tercera edad pasó cinco días de hambre, frío y expuesto al peligro después que fue despojado de su camioneta y abandonado en un paraje al poniente de la ciudad.
La tarde del 23 de noviembre don Filiberto Luna Rivas, de 85 años de edad, viajaba de Monterrey a la ciudad de Matamoros en Tamaulipas, tomó la decisión de viajar a la frontera para trabajar en lo que por años ha dedicado su vida, al cuidado de los ranchos.
Con dos manos al volante y la mirada fija en la solitaria carretera, demostraba que su edad no es un límite para salir adelante cuando se lo propone.
Ya caía la tarde y le faltaba poco para entrar a la ciudad de Reynosa, y su camino parecía ser solitario, repentinamente un grupo de hombres que aparecieron por arte de magia le marcaron el alto.
Cuando detuvo su trayecto, se dio cuenta que se trataba de unos delincuentes, ya que con palabras altisonantes lo privaron de su libertad y lo llevaron por la brecha del Becerro, al poniente de Reynosa.
La angustia y una crisis nerviosa se apoderó del señor Filiberto, ahí quedó en medio de la vereda expuesto a la fría noche que comenzaba a calar hasta los huesos.
Ante su acongojada mirada, los sospechosos le robaron su vehículo en el cual se dieron a la fuga con rumbo desconocido, dejándolo a su suerte.
Por unos instantes, don Beto caminó buscando salida a la carretera para pedir ayuda, pero no vio más que camiones a lo lejos y los aviones surcar el cielo, lo que dio esperanzas para saber que no estaba tan alejado del bullicio de la ciudad.
Después de mucho caminar, sus cansados pasos ya no le permitieron seguir y se arrinconó entre unos arbustos, ahí pasó la primera noche, entre matorrales espinosos y expuesto al peligro de los animales de esa zona fantasmal.
Por suerte, en uno de sus bolsillos traía un celular básico que le permitía hacer llamadas y enviar mensajes de texto, sin pensarlo dos veces le llamó a sus familiares para decirles que lo habían despojado de su camioneta y lo habían dejado en una brecha.
Aunque las llamadas fueron constantes al Centro de Emergencias 911, la respuesta de las autoridades fue nula; pasadas las horas los parientes del abuelito se contactaron con Edith González Treviño, líder del colectivo Amor por los Desaparecidos de Tamaulipas con sede en Reynosa.
SE ACTIVA BRIGADA DE BÚSQUEDA
El extravío de don Beto provocó la movilización de autoridades estatales y federales al grado que desplegaron un operativo por tierra y por aire con drones, ya que el helicóptero donado a la Fiscalía General de la República por el gobernador Américo Villarreal Anaya, no se movió.
“Nosotros montamos un operativo de búsqueda, después se decidió con la Comisión de Búsqueda para atender la pesquisa de forma inmediata”, explicó Andrés Méndez Ñeco, integrante del organismo local.
Dos días después se activaron las autoridades para atender el reporte de auxilio, en la diligencia participan elementos de la Guardia Nacional (GN), Guardia Estatal (GE), Comisión Estatal de Búsqueda, y personal de la Comisión Especializada en la investigación de personas desaparecidas o no localizadas.
Hasta la tarde del miércoles 27 de noviembre continuaron las labores de búsqueda del abuelito en aquel paraje.
RESCATAN CON VIDA A DON FILIBERTO
Cuerpos de seguridad e integrantes del colectivo Amor por los Desaparecidos de Tamaulipas, lograron encontrar y rescatar con vida a don Filiberto Luna el 28 de noviembre, quien estuvo cinco días perdido en la brecha el Becerro.
Después de varios días de intensa búsqueda en la brecha silenciosa y terrosa que le devora las esperanzas a más de una persona, al poniente de la ciudad el abuelito fue hallado entre los matorrales, vivo pero con un cuadro de deshidratación severo, hambriento y con las defensas bajas.
Fue la señora Rosalba Rojas Sandoval, integrante del colectivo quien tuvo el primer contacto visual cuando logró encontrar al abuelito bajo un viejo mezquite, envuelto en unas bolsas viejas.
“¡Positivo con vida!”, gritó a sus compañeros del grupo, que rápidamente se congregaron hasta el sitio donde apenas y podía moverse la víctima.
“Abajo de un mezquite vi una bolsa negra que movía sus pies y no podía ya hablar, pero nos escuchaba que andábamos cerca. Movió sus pies y rodeo acá. Les dije: “Hay algo acá, se está moviendo!”.
“¡Gracias a Dios, está bien!”, dijo doña Rosalba en shock aferrándose a las manos de don Beto, quien no dejaba de pedir agua.
“Él me agarró las manos y lloré de la emoción porque todos estábamos desesperados porque no lo encontrábamos. No sé. Yo me agarré llorando. Me ganó la emoción”, dijo.
En ese momento llegaron paramédicos del Ejército Mexicano, se le dio agua y se le colocó suero por vía intravenosa, los efectivos militares lo subieron a una de sus patrullas y lo trasladaron hasta el Hospital Materno Infantil.
De acuerdo con la información de Edith González Treviño, líder del organismo local, declaró que Don Filiberto estaba desaparecido desde el día sábado 23 de noviembre.
Su extravío provocó la movilización de autoridades estatales y federales en la ciudad de Reynosa, quienes en un principio solicitaron un helicóptero y drones para su búsqueda.