Cuenta una joven madre en la frontera de Tamaulipas que nunca imaginó que regresaría a la primaria, mucho menos que debería desempolvar lo que aprendió cuando era niña, sino hasta varios años después del nacimiento de su tercer hijo, quien padece de problemas congénitos.
Los pronósticos apuntaban a que Gael Emiliano Avila Luna pasaría su vida postrado en una cama, pero la perseverancia de su progenitora le ha ayudado a desarrollarse y, con el tiempo, asistir a la escuela.
Carmen Beatriz –quien ya sabía lo que era ser mamá– menciona que a los siete meses de edad se dio cuenta que su hijo tenía una falla motora, pues casi no se movía y transcurría la mayor parte del tiempo dormido.
Recuerda que comenzó a notar que su bebé no se comportaba como otros niños a esa edad (que se sientan o se ruedan). Entonces buscó ayuda, pero los presagios no eran nada alentadores:
“Fuimos a que le hicieran un reconocimiento y el pediatra me dijo que necesitaba llevarlo con un neurólogo, para que le sacara unos estudios y ahí fue cuando me informaron que nunca iba a caminar, sino que estaría acostado nada más, para que yo me hiciera a la idea…
“A la forma como me lo dijeron me sacudió y no lo asimilaba. Tenía dos hijos que se desarrollaban normalmente y que me declararan eso, la noticia me cayó como un cubetazo de agua fría”, describe categórica.
Por varias complicaciones en la etapa de gestación Gael Emiliano nació a los ocho meses. Su madre presentó hipertensión arterial y una fuga de proteínas en la orina, las cuales habrían repercutido directamente en la salud del niño.
“Durante mi embarazo hice un coraje por el cual se me subió la presión y me dio
preeclampsia. Creo que aquello tuvo mucho que ver. Después de eso comencé a sentir el estómago diferente, me empecé a sentir mal.
“Ahí me dijeron que tenía la presión muy alta y que a él le estaba haciendo daño. Me hicieron cesárea, porque no me pudieron controlar”, afirma.
No obstante, Carmen Beatriz jamás imaginó que tal agravamiento le hubiera pasado factura a su pequeño hijo, sino en el curso de los meses posteriores a su alumbramiento.
“Como nació antes de tiempo, en el IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social) no me informaron que iba a tener algún problema. Todavía yo lo llevaba a los siete meses y me decían: ‘Es que es un niño que va a ser muy tranquilo; es que su niño es flojito’.
“Pero después me entero que a Gael Emiliano le faltó oxígeno, porque nació antes de tiempo y que se estaba ahogando por la presión. El diagnóstico que le realizaron fue contundente: parálisis cerebral”, relata.
TOMAR EL TORO
POR LOS CUERNOS
Para variar, esta mujer tenía enfrente un reto mayúsculo, salir adelante como madre soltera sin la total cobertura del papá de sus hijos.
“Debo decir que después de todo este tiempo ya me adapté. A mi niño le hicieron una operación que incluye un corte en los tendones de la cadera hacia abajo, porque él no caminaba, no se movía ni nada, tenía sus pies cruzados”, confiesa.
Actualmente se dedica a cuidarlo por completo e indica que la enfermedad le cambió la vida, porque ya no pudo trabajar en un empleo formal. Fue por ello que debió abandonar su cargo administrativo en un plantel de estudios superiores.
Pero Carmen Beatriz no se iba a quedar con los brazos cruzados. Cumplido su primer año logró inscribirlo en el Centro de Rehabilitación Integral (CRI), donde desde entonces recibe ayuda especializada (física y de lenguaje) los días lunes, jueves y viernes. Ahí descubrieron que el niño entendía lo que se le decía y que captaba con facilidad.
“La educadora me explicó que sí aprendía y que estaba apto para acudir a un jardín de niños, pero con maestra de apoyo. Le hice caso y lo llevé al kínder ‘Niño Artillero’,
donde me lo recibieron muy bien”, comenta esta madre de se hizo parte de la mesa de padres de familia para poder estar cerca del menor.
Desde pequeño lo ha estado acompañando y llevando a sus terapias por las tardes. Estas incluyen ejercicios, subir escalones, rampas, gatear, utilizar la caminadora durante 10 minutos, hacer uso de las barras.
“Los días que no vamos al CRI los hacemos en la casa, donde se suelta más sin el andador y camina por toda la orilla”, manifiesta.
Pero uno de los momentos más importantes para esta madre y su hijo era conseguir cupo en una primaria. El temor a que fueran rechazados estaba latente.
“Primero acudí a la escuela primaria ‘Francisco Nicodemo’, ubicada en el sector de La Cañada, pero la subdirectora, que es la maestra de apoyo en el turno de la tarde, no me lo aceptó, porque aseguraba que Gael Emiliano no estaba capacitado para estar en su plantel.
“Eso me desanimó un poco, pero busqué otra escuela, ya que no quería que mi niño perdiera un año, así que platicando con la educadora que tenía en el jardín de niños ella me recomendó la primaria ‘Lázaro Cárdenas’ y a mí me cayó esto de perlas. Me mandó con la maestra Alma, muy buena maestra, y desde el primer año está con ella, ahorita ya se encuentra en segundo”, comenta.
VOLVER A LA ESCUELA
Carmen Beatriz no se cansa de agradecer que lo hayan recibido, sino que, además, a ella le dieron la oportunidad de cuidar de su hijo estando con él en el salón de clases.
“Sin imaginarlo me tocó regresar a la primaria y seguir aprendiendo, porque hay cosas que parecen diferentes a como uno se acuerda, pero me ha servido para poder explicarle bien a mi hijo”, agrega.
Gracias al avance logrado en el menor ya no es necesario que esta mamá permanezca en el aula, sino que ahora se mantiene afuera para llevarle al baño y acompañarlo en el recreo.
Se dice contenta de que la mayoría de los niños lo conocen y cuando lo ven le abren el paso.
“Son muchas las muestras de cariño tanto de los maestros, como de sus compañeritos, pues lo buscan y él se ha adaptado muy bien. Nuestras esperanzas son que con la práctica pronto pueda dejar el andador. La doctora me dijo que debe de hacer mucho trabajo de brazos para que pueda caminar con una especie de bastones”, explica.
En ese tenor, Alma Delia García Castañón, la maestra de Gael Emiliano, elogia el esfuerzo de su mamá y el amor con el que lo saca adelante.
“Ella está 100 por ciento dedicada a él. En el primer año asistía la mayor parte del día, en segundo año Gael Emiliano ha sido más independiente. Es bonito ver todo lo que ha logrado, porque en realidad es ella llevándolo a sus terapias, ayudándolo con su tarea, es ella quien lo ha sacado adelante”, subraya.
Y es que este menor no solamente ha progresado en cuestión física, sino que además ostenta buenas notas.
“Ha sido muy grande su evolución en las clases. Se le quedan las cosas, estudiamos y nos ponemos a repasar y si le leo un cuento, le pregunto y me responde. Para mí es igual que otros niños. Batalla un poquito con el habla, por el mismo problema, pero para mí es normal”, detalla esta mujer, quien es conocida en la primaria como la mamá de Gael.
Reconoce que ha sufrido, porque hay algunas cosas que el niño quiere hacer y no puede, mas no dejan que esto les quite el ánimo.
“A él le gusta mucho patear la pelota, pero su andador se le atora. Le gusta mucho caminar y cuando vamos al Parque Cultural quiere caminarlo todo. También tiene mucha capacidad con los videojuegos.
“Todas las noches le pido a Dios vida y salud para estar para él y mis otros hijos. Mi consuelo es que los más grandes (de 19 y nueve años) se pueden mover por ellos mismos, pero él todavía necesita de mi apoyo”, sopesa.
UNA HISTORIA QUE CONMUEVE
Un día normal en la vida de Gael Emiliano es despertarse temprano para acudir a la escuela. Su madre atiende también a sus hermanos con su ropa y el desayuno. Posteriormente ésta lo lleva a sus terapias. Para ello se prepara con un refrigerio, ya que vuelven a casa alrededor de las cuatro de la tarde y es cuando esta señora prepara la comida para toda la familia.
“En el carro llevo la ropa para cambiarlo, un juguito, un sandwich les hago, para poder ganar más tiempo. No se me hace cansado, porque lo hago con amor”, señala.
Carmen Beatriz, menciona que acompañará a Gael Emiliano hasta que pueda valerse por sí mismo, mientras tanto ambos se siguen declarando mutuamente su cariño, pues hasta ahora madre e hijo son inseparables.
“Me gusta estar mucho con mi mami, cuando no está ella me siendo solo”, comenta Gael Emiliano.
En tanto, su maestra Alma, quien en 21 años como profesora ya ha atendido otros casos de alumnos especiales, afirma que siempre y cuando cuenten con el apoyo de sus padres éstos salen adelante.
Asimismo destaca el hecho de que puedan estudiar en todas las escuelas.
“Hay algunas que incluso tienen centros de apoyo en los que cuentan con psicólogos y terapeutas para brindarles una mayor ayuda, pero todos los planteles estamos recibiendo niños con cualquier tipo de problema”, pormenoriza.
Observa que Gael Emiliano ha alcanzado un progreso considerable en su educación y también que sus compañeros de clase lo arropan.
“Cada vez es más independiente. Trabaja solo. Cuando tiene que anotar mucho recibe la ayuda, pero cuando son enunciados cortos él los puede hacer, simplemente le remarcamos el renglón para que no se mueva de ahí y por lo demás él tiene capacidad de aprender, sabe tablas, puede leer y escribir sin ningún problema.
“Los demás alumnos a veces hasta se pelean por ayudarle, cuando se le cae su lápiz o tiene que sacar un libro, pregunta: ‘¿quién me ayuda a sacar algo?’ y todos están listos para ayudarlo”, remarca la maestra Alma.
Mientras que la directora de esta escuela primaria, Benilde Rodríguez Guzmán, manifiesta que en su institución existen varios niños con capacidades diferentes, pero en cuestión motora Gael Emiliano es el único.
“Creo que de la puerta para adentro de la escuela son nuestros hijos y debemos apoyarlos y quererlos; de la puerta para allá son hijos de sus padres y allá también el apoyo de ellos es lo más importante”, expresa esta maestra con 49 años en servicio educativo, 22 de ellos en este plantel.
Por lo pronto en diciembre próximo Gael Emiliano tiene programada una cita en un hospital de Houston, para revisar el avance que ha tenido. Hasta ahora en México ninguna asociación humanitaria se ha acercado para asistirlo.
“Ustedes saben que en Estados Unidos la tecnología está un poco más avanzada. Afortunadamente encontré un lugar donde me han apoyado aún sin tener visa láser, ellos mismos nos han sacado el permiso para ir hasta allá”, menciona su madre.
Por último esta ejemplar mujer, quien dice haber escuchado de personas con parálisis cerebral que las tienen encerradas, mandó una reflexión a los padres de familia a que:
“Asimilen la situación y le brinden todo el apoyo a sus niños, porque después de todo uno ya vivió y si uno no los impulsa, ellos se decaen y nosotros somos quienes debemos inyectarles la energía y después ellos nos la inyectan a nosotros”, finaliza.