Administraciones van y vienen pero en la fronteriza ciudad de Reynosa, Tamaulipas, existe una calle (muy cercana a la zona Centro) que nunca en su historia ha sido pavimentada, aunque de acuerdo con versiones en los registros de Obras Públicas del ayuntamiento, ¡aparece como construida hasta en dos ocasiones!
A unos metros del bulevar Hidalgo, en la colonia Longoria, hay algunos vecinos que se han hecho ancianos mirando hacia afuera de sus domicilios un viejo camino de terracería. Otros nacieron, e incluso, ya hasta se murieron y todavía es fecha que la calle Rayón, que da acceso a sus viviendas, se encuentra en pésimo estado.
Una mujer de avanzada edad responde detrás de una puerta mosquitera que se está desvencijando. –Ahí voy–, espeta doña Irene Rodríguez Martínez.
Hospitalaria y risueña invita a pasar a su modesta, pero ordenada sala, y luego ofrece tomar asiento en un cómodo sillón aterciopelado. El pulcro piso de cemento pulido –por tanta escoba– contrasta con el polvoso y agreste escenario que se observa al exterior.
–Y dígame ¿qué lo trae por aquí?–, le pregunta al reportero. -La calle señora… Nos comentaron algunos vecinos que increíblemente nunca ha pasado una máquina por aquí, que jamás este lugar ha sido tan siquiera asfaltado.
–¡Hay muchacho!–, expresa la mujer y luego suelta una carcajada. –¡Ya nos vamos a morir y esta calle ha permanecido así toda la vida!, esa es la merita verdad–, agrega con cierta ironía.
Doña Irene refiere que ésta es una de las zonas más antiguas de Reynosa, conocida en el pasado como el ejido Longoria.
–Los vecinos y familias nos sentimos discriminados porque de ahí para allá, cruzando la Río Mante o hacia el lado contrario, en la río Pánuco pavimentan, pero aquí no, a nadie le importa. Siempre nos dicen (los trabajadores), ahí venimos, pero nunca llegan… ignoramos por qué no lo hacen. Ni mucho menos la aplanan–, lamenta.
Por más de tres décadas, desde que ella radica en este sector, menciona, es la misma cantidad de tiempo que las autoridades les han prometido arreglar una calle que solamente consta de 100 metros de longitud, en un municipio en el que según cifras oficiales se gastan en promedio mil 700 millones de pesos (4.6 millones diarios), pero ahí, muy cerca de donde inició esta localidad fronteriza, nunca ha llegado la ayuda.
SUEÑOS GUAJIROS
Esta abuela de cabello emblanquecido reconoce que para toda ama de casa siempre es una ilusión vivir en un ambiente decoroso, pero a medida que los años transcurren aquí las esperanzas se van desvaneciendo.
–Hace como dos años estaba sentada en la banqueta y vinieron unos ingenieros. Andaban midiendo y me preguntan que si vivía aquí. Luego me comentan, en 15 días entran las máquinas a pavimentar. Les dije, aquí me voy a sentar a esperar los 15 días y ahí me quedé, no vinieron–, recuerda desencantada.
Ninguna administración, que generalmente se han resaltado que Reynosa es la ciudad más industrializada de Tamaulipas, han considerado relevante arreglar esta calle.
Sin embargo, de acuerdo con el señor Salvador Moya González, quien también es vecino de este sector, la calle –¡ya fue pavimentada en dos ocasiones!–, por lo que todo parece indicar que fue ingresada a los libros contables como una obra fantasma.
Asegura que recientemente fue a solicitar el apoyo de las autoridades municipales para que atendieran esta necesidad, pero en la Dirección de Obras Públicas le argumentaron que los residentes tenían que poner una parte del dinero para que pudieran comenzarla.
Nombrada así en honor a los hermanos Ramón, Ignacio y Francisco, que además de luchar como insurgentes redactaron los bocetos de la primera Constitución Mexicana (a un lado de Miguel Hidalgo y Costilla), la calle Rayón ni siquiera le hace honor a su nombre.
Por el contrario, quienes por ahí transitan pueden darse cuenta que hay partes donde la maleza invade la vía pública y que hasta se ha convertido en un basurero clandestino. En algunos puntos la hierba ha crecido más de metro y medio. Para colmo de males, las administraciones municipales utilizan la Rayón para ir a desechar escombro de calles aledañas que han reparado.
Es por este desgano e indiferencia que doña Irene ya perdió el optimismo, porque asegura que cada mañana al levantarse y mirar al frente, a través de la ventana, se desmotiva. No se diga en la época de lluvia o de fuertes vientos, cuando tiene que trabajar doble aseando su vivienda por el lodo o por la tierra que se genera.
–Si algo puedo decir es que la calle tiene muchos hoyos como pueden observar. Aquí junto viven otras personas de la tercera edad que batallan para poder ingresar a sus casas porque el camino está muy accidentado, con peligro de caerse. Cuando llueve se vuelve un río y es mucho más complicado pasar.
–Y nos da tristeza porque recientemente pasé por la calle Libertad que andaban arreglando y estaba bien, no estaba descompuesta, ¿y por qué mi calle no? Pasando la Río Mante hay concreto hidráulico y si aparece cualquier hoyito van y lo tapan, -añade.
Esta mujer como puede limpia su pedazo, donde tiene un árbol y unas plantas de sábila, pero sus fuerzas ya no le alcanzan para retirar la maleza y los desechos que otras personas han depositado en la calle.
–La gente agarra ahí para tirar escombro, troncos, llantas y hasta animalitos muertos. Hasta les hemos mandado fotos a las autoridades y nada… Algunas veces para dar una referencia les decimos, en la calle que no está pavimentada, al taxista que le pregunten ya sabe–.
¡QUE YA NOS HAGAN CASO!
Por su parte, el señor Moya González, señaló que las descargas del drenaje pasan por debajo de las casas hasta conectarse con la calle Río Mante, por lo que técnicamente existen las condiciones para que las máquinas trabajen ahí en el momento que el gobierno municipal tenga la voluntad.
–Una ocasión vinieron unas personas a realizar unas perforaciones para verificar si nuestra calle ha tenido concreto. Escarbaron un metro y medio y no encontraron ninguna capa de pavimento. Es una calle original–.
Pero por si esto fuera poco, los residentes de este sector se han presentado personalmente con las autoridades para solicitarles el arreglo de la calle Rayón, pero manifiesta que solamente les ponen excusas.
–Hace un año y medio fui a la presidencia con las personas que ordenan las calles y me dicen, es que esa calle ya está pavimentada. Me río y les respondo, ¡qué buena onda!. Y me dicen sí, ya está pavimentada dos veces. ¡Óyeme, es increíble! Se han hecho patos y me salen de que ya está pavimentada. Les digo, los llevo para que vean que no es cierto, -señala.
Mientras tanto el tramo de la histórica calle Rayón sigue a la espera de que algún día sea como las calles aledañas, y sus habitantes tengan por fin una calle normal, acorde a la época.