Con la visión de retratar la realidad de la labor periodística en América Latina, Héctor Hugo Jiménez, director editorial general de Hora Cero, apostó por dos reporteros, que en condiciones adversas viajarían por 64 días desde Reynosa hasta Argentina, teniendo como resultado algo nunca antes realizado.
Hace 20 años se creó un novedoso proyecto periodístico adelantado a su tiempo: El Ret´03.
Liderado por Héctor Hugo Jiménez Castillo, director editorial general, fue una entrega en la que, los reporteros Gerardo Ramos Minor y Erick Muñiz viajaron desde Reynosa, Tamaulipas, hasta Ushuaia, en la isla de Tierra del Fuego, en Argentina, en circunstancias complicadas para hacer una radiografía lationamericana del periodismo y presentarla a través de un “reality newspaper”.
La idea era realizar un producto periodístico de investigación de manera novedosa, y demostrar que el joven periódico, con tan sólo cinco años de fundación, era capaz de hacer grandes proyectos.
“Hora Cero siempre quiso estar proponiendo. Desde que nació en 1998, en el mes de febrero, siempre se tuvo en mente ser un medio de comunicación con propuestas nuevas; con periodismo de investigación, profundo y hecho con rigor”, expresó Jiménez Castillo.
Bajo esa premisa recordó que, un día del 2003, convocó a junta a dos reporteros para exponerles una idea que rondaba su mente: realizar un recorrido desde donde comienza
el río Bravo hasta su desembocadura en Matamoros, Tamaulipas.
“Vimos algunas situaciones que se podían complicar, sobre todo con las autoridades fronterizas de los Estados Unidos y aterrizamos este proyecto de hacer un ‘reality newspaper’, así lo llamé siempre: que dos reporteros viajaran desde la frontera norte de México hasta llegar a Ushuai, en Argentina; que con pocos recursos se hiciera un gran periodismo y que viajaran en las condiciones más adversas, sin comodidad, sin aviones, sin rentar un carro, pidiendo ‘raid’; haciendo periodismo”, recordó.
MANOS A LA OBRA
Con la idea bien cimentada, y con la mira en el buen periodismo como objetivo principal, fue que se empezó a dar forma a este proyecto para convertirlo en una realidad, siempre teniendo en cuenta que tal como su nombre lo decía, era todo un reto.
Esto no solamente se trataba de cómo los reporteros realizarían su labor en tierras desconocidas y con un presupuesto limitado, sino también, sobre cómo se conseguiría ese presupuesto.
“Apenas íbamos a cumplir cinco años y no teníamos la capacidad económica de las grandes empresas de México, pero había que conseguir el dinero y no fue difícil porque no se me complicó vender y presentar muy bien el proyecto; así que se consiguieron patrocinadores y sus logos se pusieron en las mochilas de los reporteros, en las páginas del impreso, en el sitio web y en el blog”, comentó.
De esta manera, fue que apostaron por un proyecto que lucía interesante y novedoso para el público, no solamente a nivel nacional, sino también mundial: “fue algo sorprendentemente exitoso”.
Gracias a eso fue posible la realización de la aventura periodística que duró 64 días y con un recorrido de más de 11 mil kilómetros.
ALGO NUNCA ANTES VISTO
El Ret´03 estuvo inspirado en los ‘reality shows’ de aquellos años, y además de que los reporteros pudieran retratar lo que significaba ejercer el periodismo a lo largo de Latinoamérica. Debían hacerlo con un presupuesto muy limitado, sin ningún tipo de comodidad, y en una época en la que el Internet aún no se encontraba en su apogeo y mucho menos las redes sociales.
“Teníamos un presupuesto diario de 50 dólares nada más, no podíamos pasarnos de eso; no podíamos usar transporte, por ejemplo, comprar un boleto para viajar de Guatemala a El Salvador; teníamos que conseguir a alguien que nos llevara de ‘raid’”, remembró Gerardo Ramos Minor, actualmente subdirector editorial de Hora Cero, y uno de los dos periodistas participantes.
Él y su compañero Erick Muñiz, caminaron miles de kilómetros con una mochila de aproximadamente 25 kilogramos de peso a los hombros, con lo necesario para su subsistencia y para su trabajo.
“Eran algo así como nuestras casas; es increíble cómo, en ocasiones, tu vida se puede reducir a 25 kilos y una mochila, pero eso eran para nosotros”, mencionó.
Era el año 2003, y en ese entonces, el Internet no se parecía en nada a lo que es ahora; sin embargo, los jóvenes reporteros debían registrar diariamente su labor mediante notas, crónicas y entrevistas, así como videos y fotografías, haciéndolo a través de un blog.
En la actualidad sería tan fácil como hacerlo por medio de un teléfono celular con datos, pero la única opción era asistiendo a un “ciber café”.
Mas no solamente los intrépidos reporteros trabajaban para lograr su objetivo, desde Reynosa, sitio que fue el punto de partida, en la redacción de Hora Cero, otros compañeros se sumaron a la encomienda periodística, esperando siempre que desde el punto en el que se encontraran todos pudieran mantenerse comunicados.
“Mi principal estrés y del equipo de Hora Cero era que no nos fallara la comunicación, que durante el recorrido tuvieran Internet, que por supuesto, no era de la capacidad ni del servicio que se brinda ahora, pero que no perdiéramos el contacto con ellos”, expresó el director editorial general.
UN ‘SALTO AL VACÍO’
Para Gerardo Ramos El Ret´03, sin lugar a dudas, ha sido el logro más importante que ha tenido profesionalmente hablando, convirtiéndose así en una de las mejores experiencias de su vida.
“Fue algo increíble para mí, la oportunidad de haber crecido como persona, como periodista; ver lugares y conocer gente que nunca me hubiera imaginado que iba a conocer un día”, apuntó.
Para formar parte de esta encomienda periodística, dijo, no hubo una preparación psicológica previa, simplemente aceptó: “me tiré al vacío como todo reportero de 30 años (cumplí 31 años en el viaje), no ves, te tiras, te vas al vacío, das ese hermoso salto de fe que es la puerta a grandes cosas”.
Tampoco se adentró en un plan de entrenamiento físico, ni se ejercitó para cargar diariamente los 25 kilos que pasaba su mochila, ni para realizar las largas caminatas a falta de un medio de transporte.
“Era la fuerza que ya teníamos, la de una persona de 30 años; yo siempre he sido gordito, no soy una varita de nardo, y una de las ventajas extras que tuvo El Reto es que perdí ocho kilos en el viaje, y si, también gané mucha resistencia caminando”, expuso.
No fue fácil partir y ausentarse de su casa por más de dos meses, pues, aunque contó con el apoyo de sus padres, otros familiares y amigos, Gerardo afirma que “le costó un divorcio”.
UNA GRAN AVENTURA
Todo inició con muchos nervios, pero también con una gran concentración para preparar cosas tales como el pasaporte, la ropa, el dinero, y lo que fuera necesario; y una vez empezado el recorrido, pronto entendieron que la encomienda realmente le hacía honor a su nombre, pues era todo un reto.
“Fue mucho caminar, buscar gente, entrevistas y que nos rechazaran; llegar a lugares en los que no nos conocían; hacer periodismo en tu propia ciudad es complicado, ahora imagínate para dos reporteros mexicanos en Argentina, en Chile; lograr que confiaran fue bastante difícil, y todavía tenías que agregarle el día a día”, externó.
Platicó que El Ret´03 se convirtió en “una montaña rusa de emociones”, pues de repente podían estar muy felices y posteriormente, muy tristes; incluso, llegaron a cuestionarse el por qué aceptaron dicha encomienda.
“Hubo muchos momentos en los que yo decía ‘¿qué estoy haciendo aquí?, ya me quiero regresar’, pero nos sobreponíamos, nos apoyábamos mucho mi compañero Erick y yo, hicimos muy buen equipo”, apuntó.
No obstante, descartó que se presentara alguna situación grave; sólo algunos acontecimientos que fueron el resultado de la rutina, tales como alguna leve discusión con los jefes o el que le robaran una navaja en Ecuador; y afortunadamente, dijo, no considera que estuvieran en riesgo en algún momento.
“Dios nos protegió mucho en ese viaje”, expresó.
Recordó que las cosas se dificultaron un poco en Costa Rica, un país muy bello, en el que dijo, todos los días llovía como a eso de las 5:00 de la tarde: “era una señora lluvia, teníamos que andar en la calle con impermeables, mojándonos buscando entrevistas, pero era parte del ‘show’”.
Ramos Minor expresó que, a 20 años de El Ret´03, recuerda perfectamente los lugares que “marcaron” el recorrido; entre ellos, un sitio llamado “La Hachadura”, ubicado en la frontera de El Salvador y Guatemala, en la que había una gran presencia de “maras”.
Costa Rica aportó la anécdota “incómoda” con el hotel “El Almendro”, que fue bautizado por ellos como “el hotel de las cucarachas”, debido a la gran presencia de estos insectos, comentando entre risas que “había más cucarachas que huéspedes”.
En Argentina tuvieron la suerte de entrevistar a una de las fundadoras de “Las Madres de Mayo”, una asociación que se formó en 1977, durante la dictadura de Jorge Rafael Videla, cuyo objetivo fue encontrar a sus hijos e hijas que les fueron arrebatados, víctimas de desaparición forzada; un fragmento de la historia de aquel país teñido de sangre, pues algunas cifras registran el deceso de aproximadamente 30 mil personas.
Pero también guarda en su mente y en su corazón bellas escenas de las que fue testigo y que hasta el día de hoy reaparecen esporádicamente como si hubiera sucedido ayer, siendo la más majestuosa para Gerardo, la salida del sol en Los Andes.
“Sin ninguna duda en mi corazón lo mejor fue ver un amanecer en Los Andes; cuando esos gigantes se pintan de rojo con el sol y luego toman tonalidades naranjas, violeta; la majestuosidad de sus montañas; son enormes; creo que es una de las mejores vistas que he tenido en mi vida”, expresó.
También tuvo la oportunidad de cumplir un sueño de juventud: relató que, cuando tenía 17 o 18 años y vio el video de la canción “En la Ciudad de la Furia”, del grupo Soda Stereo, en donde se muestran diversos sitios de Buenos Aires, en blanco y negro, prometió que un día estaría ahí para ver “esas imágenes en vivo”, lo cual hizo realidad y dijo, fue muy especial.
“Todos estos lugares tienen un lugar en mi corazón y nuestra meta fue siempre llegar a Ushuaia, nunca tuvimos dudas de que lo íbamos a lograr, a pesar de las adversidades; hicimos algo muy importante porque en Hora Cero siempre hemos buscado innovar”, sentenció.
CON EL SELLO DE HORA CERO
Para esta casa editora, El Ret´03 fue la manera de demostrar que, a pesar de ser un periódico joven en ese entonces, era y es capaz de lograr grandes cosas desde el noreste del país, siendo un medio que “nunca se achica”, como lo dijo Gerardo Ramos.
Héctor Hugo Jiménez, coincidió al respecto al mencionar que, desde su llegada al impreso, en abril de 1998, por invitación de su director general, Heriberto Deándar Robinson, tuvo como objetivo “nunca verse chico ante nadie”, y aprovechó para compartir una anécdota que así lo demostró.
“En aquellos días de El Reto, me reuní con Humberto Castro, ahora el subdirector editorial de El Norte; en aquel tiempo era coeditor de la sección local y en un lugar frente a Galerías Monterrey me dijo: ‘Hugo, ¿cómo se les ocurrió?, esto es un proyecto para un gran periódico; un Reforma, un Universal, un Norte, una agencia’; y le dije que se nos ocurrió en Hora Cero; y recuerdo su felicitación; no se si ya se le olvidó, pero bueno, espero que no”, compartió.
A pesar del difícil panorama que se planteaba Jiménez Castillo apostó a la solidaridad de la comunidad periodística, teniendo la seguridad de que los compañeros en el extranjero crearían una red de apoyo para los mexicanos.
“Ya lo habíamos vivido en otras coberturas realizadas tanto en Hora Cero como en los medios en donde habíamos trabajado antes; cuando se trata de ayudar el gremio te arropa, no hay celos, no hay competencias”, mencionó.
Fue así que, a su llegada a los diferentes medios de comunicación, rápidamente llamaron la atención por su novedosa labor.
“Había que ir a los periódicos; a La Nación, a El Mercurio, a La Prensa, y tocar las puertas, ¡y resultó!; dos reporteros mexicanos viniendo desde el río Bravo, desde el norte de México, se convirtieron en noticia para los medios, para las agencias internacionales, y obviamente eso también era arropamiento, esa fue la apuesta que hicimos”, explicó el director editorial general.
Héctor Hugo Jiménez dijo que una de las preguntas que le hicieron fue la de “¿y por qué no fuiste tú?”, y mencionó que su respuesta fue: “porque yo era el capitán del barco”.
“Yo ya tenía mis kilómetros recorridos; siempre he dicho que un reportero crece y madura enfrentándose a coberturas importantes; yo estuve en Europa, yo ya cubrí una guerra y quería darles la oportunidad a Gerardo Ramos y a Erick Muñiz, apostarle a mis reporteros y no fallé”, sentenció.
Agregó que, nunca se sintió atraído por visitar y conocer los países sedes de El Ret´03, más bien lo vio como la oportunidad de desarrollo para los jóvenes elementos.
“Gerardo Ramos Minor era un todo terreno, sabía hacer video, tomar fotos, redactar; y maduró, creció y se convirtió en lo que es actualmente; Erick Muñiz, era muy buen reportero, muy disciplinado y una de las mejores plumas de Hora Cero y del noreste de México; además, embonaban muy bien y gracias a ello los resultados se dieron”, expresó.
Ante el cuestionamiento sobre la futura realización de El Reto parte 2, Hugo Jiménez, no lo descartó, y aceptó que es una idea que ha tenido presente.
“Me cosquillea desde hace dos años, se lo he comentado a Gerardo, sería el regreso, 20 años después; claro, se necesitan patrocinadores, es más cara la vida, ojalá haya interés de quienes pudieran patrocinar este interesante proyecto en su segunda parte”, apuntó.
Y así, a dos décadas de distancia, es que se rememora esta entrega de Hora Cero, en la que se logró realizar una radiografía latinoamericana del periodismo, entre carencias, peripecias y obstáculos, que, al final fueron superados y posicionó a la empresa reynosense como una grande de la comunicación.
Diario de viaje
Miércoles 7 de mayo
10:49:58 AM
DIA DOS: RUMBO A GUATEMALA
Por Héctor Hugo Jiménez
La madrugada de este miércoles 7 de mayo Erick y Gerardo habían dejado atrás el puerto de Tampico, Tamaulipas, después de haber recorrido los primeros 500 kilómetros o más y luego de sufrir un retraso en su partida. Tomaron el primer aventón en el puente internacional de Matamoros conocido como “Los Tomates”. No pudieron conectarse a Internet porque no estaba abierto ningún cibercafé y no pidieron el favor a algún colega periodista en su redacción porque el que tenía la sartén por el mango de los tiempos era el dueño del vehículo.
Para los transmigrantes, personas que llevan desde camiones hasta bicicletas usadas de Estados Unidos a los países de Centroamérica, cruzar México es cuestión de dos días, pasando por Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca y Chiapas. Así que Erick y Gerardo deberán estar llegando a la frontera con Guatemala, si todo va bien, mañana jueves por la tarde-noche. Me sorprende cómo los periodistas de ciudades del noreste de México donde circula la edición impresa de Hora Cero preguntan sobre cómo inició este proyecto y dónde van los reporteros. Anoche en Matamoros una reportera de radio que me cuestionaba sobre el libro de mi experiencia en la guerra de la ex Yugoslavia, abruptamente me cambió el tema y disparó dos preguntas: ¿Me puede hablar de El Reto? ¿Cómo se originó la idea? Fue muy agradable conocer del interés por esta travesía periodística que apenas comienza. Igual,
Ignacio Candia, nuestro colaborador en Buenos Aires, nos mandó un mail diciéndonos que recibiría a Erick y Gerardo con mucho gusto cuando llegaran a su país. Pero antes deberán cruzar 13 países, Argentina es el número 14 y Brasil será el 15 antes de regresar a México tentativamente y en avión desde Sao Pablo, Brasil. Gustavo, nuestro director comercial y quien sufrió un accidente la noche anterior del viaje, se encuentra estable aunque está en observación en cuidados intensivos del Hospital Santander con sus once fracturas en el cuerpo. Hoy lo volverán a operar. Sale este mensaje para tranquilizar a los dos periodistas de El Reto ‘03.
Jueves 8 de mayo
04:46:36 PM
DIA DOS
NOS ASALTAN EN SAYULA
Por Erick Muniz/Gerardo Ramos
En Ozuluama, Veracruz, el calor no se espanta ni con la madrugada. Salimos de ahí las 6:00 horas y en la radio anunciaron que en Tantoyuca alcanzaron los 50 grados centígrados. Que ganas de aceptar la invitación de Daniela Rea y tomarnos unas cervezas y zambullirse en la playa pero no se puede, el tiempo como un perro bravo nos viene siguiendo y hay que seguir en el autobús que, como lo compro Maclovio en el frío estado de Washington, viene sellado para evitar fugas de aire… nos vamos asando a pesar del fresco algodón de las camisas Vitasport de Paco Almanza y de repente hasta la conversación se sofoca y el silencio también nos acompaña porque no se sintoniza ninguna estación de radio.
Almorzamos a las 11:30 en la paradisiaca Costa Esmeralda, cerca de Tajín. Nosotros siempre invitamos a Maclovio a cambio de su amabilidad y además él tuvo que pagar casi mil pesos de casetas por su Freightliner 96 y el Kia 2001 que iba remolcando. En Sayula nos asaltaron. El calor nos hizo parar en un tejabán donde una mas o menos dulce anciana nos cobró al doble las botellas de agua y refresco y con un nada dulce tono dijo que ese era el precio nos gustara o no.
A lado de la carretera, dos mujeres piden raid a los traileros o a cualquier hombre que les pueda pagar su compañía. Afuera, un infante, quien portaba un paliacate rojo en la cabeza, nos pidió primero una gorra y después cualquier otro articulo regalado. “Va para vago”, comentó Maclovio.
La carretera -o la calle, como la llama el salvadoreño- está en muy malas condiciones. Tiene tantos baches y pozos, como anuncios panorámicos elogiando el trabajo y las obras del gobernador Miguel Alemán. Así llegamos a La Ventosa, en Oaxaca, donde cenamos “pollo en amarillo” a las 22:30 y como era apenas nuestro segundo alimento lo devoramos en pocos minutos. Kilómetros adelante pernoctamos y la mujer del hotel no nos dejó usar la regadera a menos que pagáramos los 200 pesos del cuarto, así que acumulamos dos días sin bañar. Por fortuna llovió y eso ahuyentó los zancudos y un poco el calor. Otra vez dormimos en el autobús morado que fuera de una guardería y con tanto cansancio acumulado nos pareció más cómodo. Mañana a ver cómo nos va.
Viernes 9 de mayo
05:30:23 PM
DIA 3
LLEGAMOS A GUATEMALA
Por Erick Muñiz/Gerardo Ramos
Finalmente cruzamos el Suchiate, el río que divide México y Guatemala, con todo el peso de las mochilas y de la responsabilidad que, ahora sí, empieza. En la aduana guatemalteca los permisos por un mes nos cuestan 10 quetzales cada uno (75 centavos de quetzal equivalen a un peso) y luego un bici taxi nos lleva, por 5 quetzales cada uno, al predio fiscal donde se reúnen los transmigrantes. Cruzamos Tekún Uman y nos recibe la cerveza Gallo y la proliferación de armas entre la población civil, así como el barullo que esperaba de una frontera latinoamericana tan populosa como ésta. Pensamos que pernoctaríamos en Tekún Uman pero nos encontramos providencialmente con Oscar Figueroa, un guatemalteco que viaja desde Los Angeles y se dirige a la capital en un minúsculo Geo Metro (equivalente a un Chevy de dos puertas) y nos ofrece aventón en el asiento trasero, donde pasamos tres difíciles horas amontonados con nuestras mochilas y cuando finalmente le dijimos que nos dejara en la central de autobuses o en cualquier otro sitio donde pudiéramos pasar lo que restaba de la noche (ya eran casi las 20:00 horas cuando llegamos a esta capital) alarmado dijo que no hallaríamos un lugar seguro para levantar nuestras tiendas de campaña ni para dormir tranquilos y nos ofreció su amplia y bien cuidada casa. No cabe duda que el dios de la suerte está de nuestro lado. Camas blandas y agua caliente. Nada más qué pedir. Quedamos tan cansados que ni nos acordamos que nuestra última comida había sido a las 10:30 de la mañana en Oaxaca, todavía con el salvadoreño Maclovio. Cómo extrañamos un teléfono celular como los que venden en el Grupo Ecomse. Saludamos también desde acá a José María Leal y Hugo Leal, directores en Reynosa de las unidades académicas Rodhe y Aztlán, respectivamente, de la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Esa noche de jueves todo lo que queríamos era dormir.
DIA 4
NOS RECIBEN EN PRENSA LIBRE
Por Erick Muñiz/Gerardo Ramos
Nos levantamos temprano y el baño con toallas secas, shampoo, enjuague y jabón normal fue como un orgasmo, de plano. Don Oscar, amable, nos regala un café y un pan muy parecido a una concha que nos ayudan a salir a enfrentar la capital guatemalteca. Con mucho ánimo salimos a buscar a Luisa Fernanda Rodríguez, la amiga de José Garza que era nuestro contacto -bueno, ella todavía no lo sabía-. Por 3.50 quetzales (4.60 pesos) nos montamos en dos autobuses y vimos una ciudad que es muy parecida a la de México en los barrios más concurridos, como las calles de Madero, Colón o Arteaga en Monterrey.
Luisa Fernanda llegaba hasta pasado mediodía a Prensa Libre y entonces fuimos al Palacio de Gobierno a buscar a los colegas, los encontramos y como lo esperábamos nos ayudaron con consejos y muchas porras. Para la edición quincenal de Hora Cero se logró una entrevista y se tramitó otra.
Después vimos a Luisa Fernanda, quien nos ayudó como solamente se le puede ayudar a dos viejos conocidos. Ahora estamos en la redacción de Prensa Libre, el periódico más importante de este país, gozando de la camaradería de los colegas: Pavel Arellano, Marvin del Cid, Julieta Sandoval y Sonia Pérez (ella fue la enviada a Quatar, en la guerra que acaba de concluir en Irak) son apenas algunos de los que nos ofrecieron su apoyo, sus contactos, sus consejos, su tiempo.
Como cualquier redacción que se respete está llena de recortes, teléfonos, grabadoras, bromas, fotografías, listas de nombres, direcciones y voces que van de un lado a otro de los cubículos. El ambiente de trabajo que relaja y arropa a un periodista, más cuando se encuentra en un país extranjero. Un reconocimiento al apoyo de los colegas de Prensa Libre que están colaborando para este trabajo y nos hacen más amable la travesía.