
Sin importar cuales sean las calificaciones del alumnado ni tampoco si los niños estén descalificados, especialmente los del sexto año de primaria, la Secretaría de Educación Pública (SEP) aplica por primera vez el proceso de inscripciones definitivas para el ciclo escolar 2016-2017, procedimiento desarrollado durante la quincena inicial de febrero.
De esta manera el trámite que comúnmente se realizaba para el mes de agosto ya quedó descartado como tal y con ello la plantilla estudiantil es matriculada de manera automática.
Estos lineamientos forman parte de la Reforma Educativa que en 2012 impulsó el gobierno federal la cual, entre otros puntos, contempla que los estudiantes que terminen su educación básica deberán ingresar sucesivamente al siguiente nivel.
De acuerdo con Efraín Guadalupe Domínguez Mata, director de la Escuela Primaria Moctezuma, y asesor técnico pedagógico de la zona escolar 2014, los planteles públicos deben acatar las disposiciones contenidas en las “Normas Generales para la Evaluación, Acreditación, Promoción y Certificación”, contenidas en los Artículos 50 y 60 de la Ley General de Educación, y publicadas el 20 de septiembre de 2013 en el Diario Oficial de la Federación (DOF).
Sin embargo, a la perspectiva del también maestro, aunque en esencia se busca eficientizar el tránsito del estudiantado para impulsarles a no abandonar la escuela, la reglamentación también tiene implicaciones negativas y deja a la deriva elementos básicos de la educación que debe llevar un niño.
“Si presenta el alumno materias reprobadas en primaria tiene que efectuar un examen final elaborado por el Consejo Técnico Escolar y de esa manera se acredita y se manda la puntuación, que a final de cuentas va a ser su calificación”, expresa.
SIN RESULTADOS ASEGURAN INSCRIPCION
A diferencia de la etapa previa a la Reforma Educativa, en la que los estudiantes tenían volver a cursar el año hasta estar capacitados para ingresar al siguiente nivel, ahora acceden al siguiente nivel por “default”.
“De hecho el alumno ahorita pudo haberse inscrito (entre el 2 y 15 de febrero). Vamos a suponer que está por concluir el tercer bimestre
de su sexto año en educación básica y si presenta algunas materias reprobadas, como quiera se le da su constancia, porque ésta no lleva calificaciones.
“Entre los requisitos que nos pide la SEP están que sea un alumno regular, porque en la secundaria no se les solicitan el promedio, sino únicamente el comprobante de que son estudiantes.
“De manera que llevan su constancia que arroja el mismo sistema de información de la Secretaría de Educación, que nos hace llegar esos documentos, y nosotros como primarias aquí los imprimimos, los firmamos y se los entregamos a los padres de familia para que por consiguiente inscriban a sus hijos en la secundaria”, ilustra.
LA MECANICA
Según este académico el “Acuerdo 696” contiene cláusulas de “promoción con condición”. Eso significa que los estudiantes en fase reprobatoria depuran sus malas notas con pruebas extraordinarias, pero no se les retiene.
“En ese caso a los alumnos que van a pasar a secundaria y reprobaron se les practica un examen de conocimientos generales y de no pasarlo tienen una segunda oportunidad (que ya no es en el plantel al que pertenecen, sino en Servicios Regionales), porque los criterios que nos marca la Secretaría son que acrediten una evaluación general”, añade Domínguez Mata.
El asesor técnico reconoce que se está mimando a alumnos y padres de familia, lo que a futuro puede comenzar a repercutir en el nivel de aprovechamiento de la población estudiantil, pues de todas formas va a avanzar.
“Ahora sí que en cuanto a los cambios que han habido con la Reforma Educativa y los criterios de evaluación, pues muchos son quienes lo pueden ver desde ese punto de vista.
“Lamentablemente en nuestro país el papá muchas veces se deslinda de la educación del niño. Se preocupa porque vaya a la escuela y nada más, pero la ven como una guardería.
“En la gran mayoría de los estudiantes estamos notando que no están siendo bien atendidos por los papás en ese sentido, de apoyarlos en revisarles las tareas, en que cumplan con su educación.
“Incluso hay niños que faltan. Estamos hablando de que si al mes tenían que ir 20 días, se ausentan hasta en 10 o 15. Y luego el papá viene a justificar la falta, de que salió de viaje o no lo pudo mandar, todas las situaciones que se puedan imaginar. Entonces sí se necesita mucho compromiso por parte de los progenitores para mejorar las calificaciones de los menores”, insiste.
LA CALIDAD EDUCATIVA CUESTA
El entrevistado vislumbra que en cuanto a los criterios que marca la Secretaría de Educación Pública ésta el del manejo de los recursos educativos.
“Ellos ven la cuestión de ahorrar, porque cuánto no le cuesta al gobierno un alumno reprobado, por ejemplo. Es repetir todo el año, y ese niño estaría ocupando el lugar de otro, y se le estaría dando la atención del maestro y el espacio por otro año más. Se quiera o no, se genera un gasto en reprobar alumnos”, menciona.
Pero Efraín Guadalupe Domínguez Mata, director de la Escuela Primaria Moctezuma, hace nuevamente hincapié en que el hecho de que no haya alumnos reprobados como estrategia educativa en México puede meter a padres y alumnos a una zona de confort de “al fin al cabo no les pongo atención, nada más los llevo a la escuela, porque como quiera me los van a pasar”.
“Desde ese punto de vista muy particular así lo veo, sobre ese apapacho hacia los padres de familia, que implica el que ellos se deslinden de la educación de sus hijos, de esa responsabilidad que deben de tener y de asumir como padres de familia”, comenta.
Afirma que el “Acuerdo 696” es público y en él aparecen todos los conceptos de educación básica que ya están en vigencia desde preescolar, primaria y secundaria para acreditar o promover a los alumnos (a un siguiente nivel).
“Esos criterios entraron en vigor en 2013 con el otrora secretario de Educación, Emilio Chuayffet. Ustedes saben que la sociedad y las autoridades nos están exigiendo a las escuelas un mejor rendimiento y resultados.
“Lamentablemente nos comparan con los sistemas educativos de otros países, pero nos damos cuenta que aquí un solo maestro atiende alrededor de 45 alumnos en una aula, mientras que otras naciones hablamos de grupos de 25 o de 30 estudiantes vistos por un maestro y un asistente.
“Pues sí, la diferencia es mucha y la exigencia alta, pero como siempre lo hemos dicho aquí la tarea es de tres: tiene mucho que ver el papel que haga el alumno, el padre de familia y el maestro. El orden no importa, pero mientras cada uno haga su parte yo creo que esto va a resultar mejor”, considera.
Al final Domínguez Mata remarca que debe haber un involucramiento hacia los estudiantes y no porque estos tengan la opción de no quedarse reprobados, se les deba dejar de exigir esfuerzo, porque eso será la base de su aprovechamiento y crecimiento personal, de lo contrario se les estará haciendo un daño.
“Y no hay necesidad de que los alumnos reprueben, creo que todos nuestros niños son inteligentes; todos tienen capacidades, a algunos se les desarrollan más rápido que a otros, pero si les ayudamos ésto va a tener mejores resultados, más si los dejamos solos entonces ésto va a causar muchos efectos negativos”, advierte.
Mientras tanto, el tiempo será el mejor maestro para evaluar esta postura del gobierno federal y comprobar si pasar a los alumnos de nivel no mermará la calidad educativa.