
Las fuertes lluvias que impactaron a Reynosa el pasado 27 de marzo no fueron suficientes para combatir la sequía que hostiga al sector agrícola del sur de la ciudad.
Mientras que en la zona urbana la precipitación fue tan abundante que inclusive dejó bajo el agua cientos de viviendas, en el área rural Tláloc no fue tan benévolo ya que la captación máxima de agua fue cercana a la pulgada y media, apenas suficiente para humedecer la tierra y permitir que la planta sobreviva al menos un mes más.
Y aunque muchos reynosenses ya no quieren saber nada de lluvias, los agricultores se encuentran orando para que las precipitaciones continúen con la esperanza que la próxima vez sean suficientes para acabar con la racha de sequía que por largo tiempo ha pegado al sector de temporal, el deseo es que finalmente este 2025 la cosecha de sorgo produzca suficientes toneladas que se traduzcan en buenos ingresos para las familias del campo.
Gabriel Armendáriz Escobedo, presidente del Catorceavo Comité Campesino reconoció que la lluvia que cayó al sur de Reynosa representó un alivio momentáneo que mantiene viva la esperanza de que este año la naturaleza sea bondadosa, pero no garantiza que la siembra llegue a buen término.
“Esta lluvia le ayudó mucho a la planta porque ya estaba muy apurada, con esta humedad se mantiene para seguir creciendo y desarrollando, pero esperemos en Dios que nos caiga otra lluvia para poder tener una buena cosecha, pero el de arriba es el que manda”.
En la zona de temporal fueron sembradas alrededor de 84 mil hectáreas que representan un 80% del total de la superficie destinada a la agricultura.
El 20% de las tierras restantes no fueron utilizadas por que ante la falta de humedad, los campesinos no quisieron arriesgarse a invertir en maquinaria, en la adquisición de semilla y el mantenimiento de la siembra, ya que esta inversión para muchos representaba el tener que pedir un préstamo para tener liquidez sin la certeza de recuperar el recurso en la cosecha; es por ello que están a la espera de más lluvias para decidir si entrarán al ciclo tardío donde podrían cultivar soya, maíz o frijol.
En el caso de la Ribereña, hay historias encontradas. Desde Díaz Ordaz hasta el área de El Morillo, muchas hectáreas pegadas al canal sufrieron afectaciones graves que acabaron con las plantas de maíz, en tanto que en los ejidos más cercanos a Reynosa como Santo Niño, el agua fue de gran beneficio ya que suplió lo que debía ser el primer riego de la temporada.
Manuel Salas Aguirre, agricultor de zona de riego en el ejido Santo Niño, explicó que en su momento la corriente que se formó con la lluvia afectó los sembradíos, pero con el paso de los días las plantas lograron recuperarse y actualmente están listas para recibir su segundo riego, prometiendo una buena cosecha.
“Sí hubo daños pero la mayoría se levantaron otra vez, ahí por el dren principal que pasa por Díaz Ordaz, Venecia, Los Altos, Argüelles y va a parar al Morillo, ahí se perdieron más de la mitad de las parcelas, muchas se inundaron por completo, hay otras que perdieron la mitad; sí benefició pero también perjudicó”.
Reconoció que a pesar del beneficio momentáneo, las tierras requerirán de riego para poder culminar el proceso ya que ante la sequía generalizada en la región la humedad no se conservó suficiente tiempo para suplir la intervención de los agricultores.
Por muchos años los campesinos han tenido que sortear las inclemencias de la sequía, eso los ha llevado a enfrentar pérdidas económicas difíciles de calcular, han padecido cosechas escuetas, el abaratamiento de su producto, la suspensión de subsidios federales, el adeudo con proveedores para volver a intentar un año más; todo esto los ha llevado a pensar en recurrir a cultivos alternativos.
“Se está pensando en otro cultivo porque el sorgo, prácticamente con el precio que tenemos ya no es redituable, está muy bajo el precio y son muy altos los insumos y la semilla, las refacciones es muy alto precio, para sacar los costos de inversión necesitaríamos tres toneladas por hectárea y para levantar tres toneladas se necesita muy buena humedad y es lo que no tenemos”.
Armendáriz Escobedo manifestó que en el 2024 recibieron un pago de 3 mil 500 pesos por tonelada de sorgo, para este año no hay precio definido todavía, dependerá de la bolsa de valores y el precio del dólar para determinar el pago de este año.
Entre los granos por los que se podría optar se encuentran el trigo y el ajonjolí, éstos se consideran una mejor opción debido a que no solamente requieren menos agua para desarrollarse, sino que se venden en precios más competitivos que el sorgo.
“No me quiero adelantar pero estamos viendo varias opciones, nos van a capacitar sobre cómo sembrar ajonjolí, cuándo, cuánto se cosecha y en cuánto te lo pueden pagar; mucha gente se está animando porque es de poca lluvia y está bien pagado, el trigo también esta bien pagado y es poca inversión”, comentó.
CARECE FRONTERA DE INFRAESTRUCTURA
Las 12 pulgadas de lluvia que cayeron en la frontera además de inundaciones hicieron que el río Bravo tuviera un incremento en su caudal provocando el desborde parcial en algunos sectores, pero tristemente las precipitaciones se registraron aguas abajo de la presa Falcón, donde no existe infraestructura que permitiera almacenarlas, solamente pudieron ser encauzadas por el canal Anzaldúas para no provocar más inundaciones, y terminaron desembocando en el Golfo de México.
“Estas lluvias no nos aportan gran ayuda. Sí tenemos reporte que la Presa Falcón, que es nuestra presa de almacenamiento y principal en esta zona del bajo río Bravo, incrementó su almacenamiento, sin embargo, toda el agua que escurrió debajo de la presa no tenemos los mecanismos para captarla, esta agua tuvimos que dejarla pasar hasta el Golfo, el aprovechamiento es muy poco”, reportó José Antonio Segovia Montoya, representante de la Comisión Internacional de Límites y Aguas en Reynosa.
El funcionario informó que las lluvias provocaron un incremento del río de aproximadamente 5.5 metros, lo que representa un gasto de 450 metros cúbicos por segundo, este nivel se mantuvo hasta por 10 días, pero actualmente ha regresado a niveles dentro del rango normal.
El caudal del río Bravo aún se percibe elevado en el área de La Playita, mientras que el nivel en el canal Anzaldúas ya disminuyó, ahí se logró almacenar algo de agua, pero no de forma significativa y no representa una fuente de abasto para combatir la sequía.
Aunque con las lluvias del 27 de marzo, la Presa Falcón captó 30 millones de metros cúbicos, apenas alcanzó el 10% del total de su capacidad, por lo que su aportación a los municipios sería mínima si no se registran más lluvias.
Segovia Montoya explicó que se requiere que llueva en Nuevo León para que se aproveche y almacene en la presa Marte R. Gómez y en Nuevo Laredo, para que el agua se acumule en la presa Falcón, ya que de esta manera se podría canalizar a la frontera para utilizarla en los periodos de estiaje.
“Si nos llueve en Nuevo León sería beneficioso para el sistema de presas del río San Juan, principalmente para Tamaulipas, la Marte R. Gómez, ahí nos ayudaría mucho; otra zona que nos ayudaría sería en Nuevo Laredo, porque esa es la que nos aporta directamente a la presa Falcón, lo que nos llueva de la Falcón para acá es agua que tenemos que buscar cómo desfogar de forma segura”.
TEMPORADA DE HURACANES,
ESPERANZA PARA RECUPERARSE
Al trabajar de la mano con la Comisión Nacional del Agua, la CILA coincide en que se requiere de una temporada de huracanes activa para que las precipitaciones ayuden a revivir ríos, lagunas y arroyos que abastecen a la entidad, tal como en el 2024 donde tormentas tropicales lograron revertir la situación de sequía en el sur de la entidad.
“Esperamos que esta temporada de huracanes sea un poquito más beneficiosa, en los pasados años fue un poquito escasa pero en materia de clima es impredecible, no podemos asegurar que un evento climatológico como una lluvia, que nos llenaría las presas pueda suceder”, declaró Segovia.
En el Atlántico, la temporada de huracanes comienza oficialmente hasta el 1 de junio, y aunque aún faltan varias semanas, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), pronostica 21 fenómenos naturales para este periodo, de los cuales, siete podrían convertirse en huracanes.
Mientras tanto, ganaderos y agricultores recurren a la oración para que la naturaleza brinde condiciones óptimas para que a partir de mediados de mayo se pueda levantar una buena cosecha, brindando al campo la posibilidad de seguir alimentando a la comunidad.