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No todo es VIH

1 de mayo de 2014 por José Manuel Meza

El doctor Miguel Angel Trejo Aguileta fue quien diagnosticó el primer caso de VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) en Reynosa. Desde entonces es el testigo principal de un perturbador escenario en el que ha visto desfilar un ejército de pacientes aquejados por enfermedades de contagio sexual.

En su consultorio convive diariamente con el dolor, la angustia y la zozobra que envuelven circunstancias de esta naturaleza a quienes las padecen.

Y si bien una gran parte de las personas que surcan la puerta de su oficina acude porque sufre Sida, éste no es el único mal que socava a la sociedad actual, porque las antiguas infecciones de contagio genital han vuelto con intensidad.

Cuenta este especialista del Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en Sida e Infecciones de Transmisión Sexual (Capasits), que hace tres décadas se creyó y se logró que la sífilis y la gonorrea disminuyeran hasta casi desaparecer, pero de pronto se salieron de control y ahora lejos de abatirse se multiplican, es por eso que urge crear conciencia.

“Estas son las que se llaman las enfermedades clásicas de transmisión sexual. Fue a raíz del ‘boom’ de la liberación y el trato igualitario entre todos que volvieron a surgir este tipo de enfermedades que parecía ya se habían acabado.

“Los movimientos migratorios, la pobreza, la prostitución, el hecho de ya permitir el sexo independientemente de cuales sean las preferencias, también ha influido en la propagación de dichas afecciones”, define.

El médico egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) relata que hubo inclusive una época en la que en clínicas y consultorios del país a la sífilis y gonorrea se les anunciaba como ‘enfermedades secretas’ y existía un tabú por el cual la gente ni se atrevía a pronunciarlas.

“También pasó mucho tiempo en el que se les llamaron venéreas, porque le echaban la culpa a Venus o la mujer. Luego dejaron de llamarse secretas y ya no se les dice enfermedades venéreas, ahora se les conoce como infecciones de transmisión sexual”, detalla.

SINTOMATOLOGIA

Trejo Aguileta menciona que la gonorrea es muy notoria en el hombre, en el cual la orina se hace por el mismo conducto de la eyaculación.

“Cuando la uretra es atacada o invadida por este germen que produce la gonorrea, el gonococo, se inflama, luego la mucosa y entonces nos da molestias para orinar. Y normalmente podemos estar orinando una, dos o tres veces y nos arde.

“Enseguida nos empieza a salir un escurrimiento de pus que sin necesidad de exprimir ni de hacer una maniobra manual nos gotea. Pues casi se diagnostica sin exámenes de laboratorio, porque hay otro tipo de enfermedades que te dan secreción a través de la uretra, pero que no gotea sola”, indica.

Refiere que en la mujer es más difícil de detectar, porque por donde tiene sus relaciones sexuales es una cavidad con humedad como la boca.

“Entonces muchas veces no lo captan aunque tengan gonorrea. Quiere decir que no tiene una manifestación, a menos que se haga muy crónica y empiezan a presentar dolores en el vientre, en el bajo vientre y pueden salir algún tipo de ganglios que se crecen, que se infartan. Y es cuando se sospecha que sufren algún tipo de infección sexual como la gonorrea.

“Generalmente cuando la encontramos en un paciente que viene a revisión automáticamente sabemos que su pareja también la padece”, ilustra.

Por su parte, el doctor Trejo Aguileta comenta que la sífilis también está teniendo mucho auge y que desgraciadamente se ve con mayor regularidad.

“Es una enfermedad a la que le podemos llamar silenciosa. Una persona se puede infectar el día de hoy y no presentar ningún síntoma durante uno, dos o tres años, pero sí lo va a estar transmitiendo.

“En algunas ocasiones, de entrada, deja como una espinilla, un pequeño barro, pero no les da comezón, no les da ardor ni dolor. Se quita solo y por ende se puede tener una relación sexual con alguien que tiene sífilis y de repente en el baño notamos una espinilla, pero que no nos ocasiona ningún malestar.

“Pensamos en el calor, el vello o la ropa y como no nos necesitamos poner pomada y se quita sola, no le prestamos importancia. Pasa el tiempo y luego ya empieza a manifestarse”, agrega.

Aquí los síntomas son muy diversos, desde la caída del vello, la ceja; algunos cartílagos también se llegan a perder, como el nasal; hay problemas de manifestaciones dérmicas, granos, llagas en la piel, nódulos en las regiones plantares y luego ya complicaciones más graves como problemas renales, cardiacos y nerviosos que pueden ocasionar hasta la invalidez.

“La situación está en que si una mujer joven en edad reproductiva con sífilis se embaraza sin hacerse una atención prenatal ni exámenes, el peligro es para la criatura, que va a contagiarse. Esta sería una contaminación de manera directa de madre a hijo.

“Si nace vivo el bebé va a tener muchos problemas de piel, de ceguera, de sordera y motores. Generalmente no viven, pero si lo logran estos niños padecen mucho”, advierte.

TIENEN CURA

No obstante, Miguel Ángel Trejo Aguileta puntualiza que tanto en la gonorrea como la sífilis cuando son contraída por vía sexual y se atienden hay sanidad. Entre más oportuno se sea, mayor es la posibilidad de que la recuperación sea total, sin huellas.

“Con un tratamiento en 24 horas las acabas y lo más adecuado es la penicilina inyectada. En dos o tres días esa enfermedad ya no se activa, seguimos haciendo exámenes y nos siguen saliendo positivos, pero de manera decreciente.

“Queda en el organismo una memoria inmunológica y tarde o temprano se va a hacer negativo, pero ya no va a estar contagiándolo. Se repiten las dosis que se administran semanalmente.

“En la gonorrea también, se les da un tratamiento de 15 o 20 días con antibiótico y se quita, pero si no tienen la precaución, si son promiscuos y además no se protegen, el problema se va a agravar y si ya se les había quitado se puede contraer de nuevo”, añade.

Este médico del Capasits ilustra que la sífilis y la gonorrea se pueden padecer en la vida de una persona muchas veces. Insiste, cuando la gente es promiscua y no se cuida.

Cabe decir que hay personas que a pesar de tenerlas no significa que padezcan de VIH, pues el especialista señala que también se puede infectar de Sida sin hacerlo de sífilis o gonorrea, o tenerlas todas la vez.

Por desgracia pormenoriza que cuando ambas (sífilis y gonorrea) están avanzadas a veces ya no es posible revertir ciertos daños.

“Algunas cosas sí, pero hay lesiones que no, porque en algunos casos el mal que se hizo ya se quedó, el cartílago ya no se recupera. Un problema ya en el músculo cardiaco no se repone”, subraya.

De la misma manera que el Sida, explica, la sífilis y la gonorrea se contraen por contacto sexual.
Normalmente no se presenta por el saludo de manos o el contacto normal de la piel, a menos que haya sangrados.

“Si saludas a alguien que tiene sífilis y tiene llagas, mientras que tú traes heridas en tu piel pudiera haber la posibilidad de que te lo transmitiera. Si te transfunden una sangre con el germen también sin necesidad de la relación sexual, pero los controles ahora para la transfusión sanguínea son muy estrictos”, arguye el doctor Trejo Aguileta.

¿QUE HACER?, ¿A DONDE ACUDIR?

Señala el entrevistado que en el caso de la sífilis, ésta puede detectarse por medio de un examen de sangre, pero en la gonorrea por lo regular se hacen cultivos.

“Yo le recomiendo a quienes tengan la sospecha que no especulen y mejor acudan a su médico, que se hagan sus exámenes periódicamente y si están en riesgo, porque tienen varias parejas sexuales o si nada más tienen una, pero esa pareja es promiscua, hay que seguir las indicaciones del doctor.

“Lo mejor es la abstinencia para los que no tienen vida sexual activa, y los que sí, que sean fieles, pero hay veces cuando uno da este tipo de consejos es como hablar en chino y entonces si uno no puede mantenerse casto, pues hay que usar el preservativo”, insiste.

Reitera este especialista con más de 30 años de experiencia que a las embarazadas casi por regla cuando llevan un control les hacen estudios que detectan un problema de este tipo, pero que aún hay muchos casos de personas que no se atienden sino hasta que ya están en los servicios de urgencia porque va a nacer su criatura y entonces no hay remedio.

“Pero si la mujer recibe tratamiento, las posibilidades de que su criatura no se contagie son muy altas, pues en realidad es la más inocente de todos”, compara.

Trejo Aguileta manifiesta que no hay vacunas para la sífilis ni la gonorrea, así que la mejor defensa es la prevención.

“La gonorrea es la que nos llega en menor proporción, ya que cuando el hombre empieza a tener su secreción casi después de que se contaminó enseguida se trata, porque normalmente busca un médico general o a lo mejor hasta en una farmacia se trató”, asevera.

Y VIENE LA DISCRIMINACION…

El rechazo a quienes padecen tales males se hace patente de inmediato y es muy común no solamente para quienes han contraído Sida, sino también otras enfermedades de transmisión sexual.

“Yo trato a mis pacientes de la misma manera, trato de ser aseado, de usar mi equipo, pero hasta ahí. Aquí se recibe a todo mundo. Algunos de ellos llegan temerosos, angustiados porque piensan que el mundo ya se les viene encima.

“Tenemos de todo: heterosexuales, homosexuales, bisexuales, drogadictos, amas de casa, niños, ancianos. Todos ellos requieren un trato especial, pero definitivamente el tratamiento es encaminado a que se mejoren, a que no vayan a empeorar su salud”, expresa.

Y es que aparte de lo que sufren desde el punto de vista médico, el doctor lamenta que la discriminación es, en la mayoría de los casos, exagerada.

“Cuando alguien lo vive en carne propia llegan a pensar en renunciar a sus trabajos, suspender sus planes, sus estudios, –ya para qué– dicen y te llegan a preguntar –cuánto tiempo voy a vivir–. Son gentes que se angustian, que se deprimen y generalmente ese tipo de rechazo y estigma se inicia en la familia.

“Pero que un papá o mamá le diga a un hijo o una hija, mira, para que estés cómodo porque tienes VIH te voy a hacer tu cuartito y te voy a poner tu baño”, eso ya es alejarlo y señalarlo.

“Todos podemos decir una frase hiriente a las personas que más queramos. Y los andamos juzgando si usaron este vaso o cuchara y el VIH no se pega así, la sífilis tampoco ni la gonorrea. La tuberculosis puede ser, pero éstas, no.

“Ya con el hecho de separar su vaso y plato. Después de que entran al baño nos metemos nosotros para limpiarlo, son estigmas y les estamos haciendo daño. Deben tener su aseo normal, lavar el baño sí, pero cuando éste toque”, pondera Trejo Aguileta.

El médico del Capasits dice que hay muchas otras enfermedades de infección sexual, como el herpes y el tan sonado papiloma humano, pero que de todas formas la gente no entiende en que se debe proteger.

“La cultura nuestra es muy pobre en ese sentido. Cuando somos jóvenes nos creemos ‘Supermán’, que nunca nos va a pasar… yo ando con esta muchacha, me acuesto con ella, está muy bonita y limpia, no creo que me pegue nada.

“Pero hasta las mujeres guapas, jovencitas pueden traer algo que ignoran o el muchacho más guapo, que pueda aparecer en una revista también puede tener algún tipo de enfermedad.

“Si fuéramos responsables y pensáramos que cualquiera nos podemos enfermar de una cosa que es evitable no habría tanta enfermedad, pero eso es irresponsabilidad”, sostiene.

Lo cierto es que hoy en día muchos de los padres no están al pendiente de sus hijos, hay un índice muy grande de desintegración familiar y reuniones donde las drogas son el común denominador.

Reconoce que hace más de dos décadas el número de pacientes que le tocaba revisar con sífilis y gonorrea oscilaba entre los 5 a 15 en todo un año, pero ahora esos 5 se presentan cada mes.

“A pesar de la información y de todo, cada año vemos una cifra más alta, porque tenemos más enfermos nuevos. Sólo quisiera exhortar a que la gente reflexione de que todos estamos expuestos.

“Se pueden tener 65 años y mientras exista una vida sexual activa es una persona en riesgo. O como decimos ahora, una niña que empieza a los 12 o 13 años la vida sexual también está en peligro y entre más parejas tengamos mayor es la posibilidad de infectarnos. Si hiciéramos conciencia de esto, muchos de esos tipos de enfermedades no estarían como ahora”, enuncia.

Al final, el entrevistado pide volver a las costumbres antiguas de valores y rescatar la unión familiar para evitar caer en la calamidad, pues si no es un sífilis o gonorrea, puede ser algo peor lo que se contraiga.

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