
La madrugada del pasado 24 de marzo, los tripulantes de un vehículo sedán en color negro estarían por protagonizar el peor momento de su existencia, cuando regresaban a casa en el sureste de Reynosa. En los asientos delanteros viajaban José Daniel Flores Cárdenas, Esmeralda Jesús González Flores y su pequeña hija de apenas 10 meses de edad.
Al virar, aparentemente sin precaución, hacia la colonia Balcones de Alcalá sobre la carretera Reynosa–San Fernando, la unidad fue impactada de lado por una camioneta pick up cuyo conductor se dio a la fuga.
De manera inevitable, Esmeralda, la ocupante del asiento copiloto no sobreviviría al encontronazo, tampoco su frágil bebé, la cual salió disparada contra la parte interior del automóvil; sin embargo, a la distancia aún persiste una pregunta ante este lamentable acontecimiento:
¿Si la menor iría en un sillón adecuado se habría salvado de morir? Los especialistas no saben responderlo con exactitud, pero en algo sí coinciden, las probabilidades de supervivencia pudieron ser mayores para esta niña si tan sólo sus padres se hubieran tomado el tiempo para colocarla en un portabebé y, de modo consecutivo, en la parte del asiento trasero que no resultó golpeado durante el accidente.
No obstante, y contradictoriamente, el Reglamento de Tránsito y Vialidad vigente para Reynosa establece que los asientos de seguridad son para niños de un año en adelante hasta los 10 kilogramos de peso.
Esta especulación sirve ahora como el punto de análisis sobre una costumbre que en Reynosa es casi tan común como tener un auto ‘chocolate’: llevar a los niños al borde del peligro (sin cinturón de seguridad, parados en medio de los sillones, asomados por las ventanas, por el quemacocos y, lo que es es el colmo, en los mismos brazos del conductor al volante).
GRAVE ASUNTO
De acuerdo con David Torres, gerente de la empresa de colisiones Angel´s Autos and Convertions, con 15 años trabajando para compañías de seguros en la restauración de vehículos, la experiencia que les ha tocado observar en su sector es contundente cuando hasta sus instalaciones llegan automóviles chocados, cuyas láminas a veces parecen bolas de papel y los chasises que se asemejan a un acordeón.
El entrevistado detalla que algunas ocasiones, inclusive, no se necesita tener un percance tan aparatoso para que un adulto resulte gravemente lesionado. Con mayor razón el peligro aumenta si se está hablando de niños.
“Es muy importante que la gente asimile lo que puede ocurrir cuando un menor de edad, sobre todo si es pequeño o pequeña y va en la parte delantera de un coche. Nosotros hemos visto todo tipo de choques y por golpes tan simples puede provocarse la muerte.
“Desde un enfrenón los niños pueden resultar gravemente heridos. Incluso si van en la parte trasera y no están en el asiento adecuado pueden lastimarse seriamente en su cara al golpearse con el auto, contra los cristales o el tablero”, refiere categórico.
David Torres pormenoriza que los mismos controles de seguridad empleados por la industria automotriz pueden ser muy riesgosos para los menores, puesto que: “Cuando se presenta una colisión se activan las bolsas de aire de una manera muy fuerte que aunque se supone que son para proteger, también pueden ocasionar la muerte.
“Las viseras de los autos llevan una leyenda en la que se indica que los niños menores de 12 años no deben viajar en la parte delantera, debido a que diversos estudios que arrojan el hecho de que muchos accidentes letales en menores están relacionados con ir en el lugar equivocado y sin la protección necesaria.
“Estas advertencias señalan que al ir enfrente pueden sufrir la muerte o lesiones serias, que éstos pueden ser asesinados por las bolsas de aire frontales, que nunca se debe colocar el portabebé en el área delantera ni volteado hacia atrás; que deben ir sentados lo más lejos posible de las mismas y que deben utilizarse los cinturones de seguridad así como los sistemas de retención infantil”, describe.
INFORMACION DE SOBRA
En Internet ahora es muy sencillo encontrar videos, campañas y testimonios sobre todo lo que puede ocurrir por no sentar a los niños en el sitio correcto, pero esto pareciera no ser completamente efectivo para disminuir esta práctica.
“De hecho se hace mucho énfasis para que no vayan los chicos enfrente, porque también pueden salir expulsados de la unidad y atravesar el parabrisas. Vi aquí el caso de un pequeño de seis años a quien llevaban en el asiento de adelante sin cinturón de seguridad. En un frenón, tras un golpe por alcance el niño salió rebotado y se causó una cortadura muy fuerte contra el tablero del auto. Ni siquiera llegó al parabrisas.
“A pesar de que sobrevivió le quedó una cicatriz muy notable en el área de la ceja. Hasta los niños de 10 años y de acuerdo al peso se puede utilizar el asiento especial que se pide para evitar riesgos y que se coloca en la parte de atrás”, explica el máximo responsable de Angel´s Autos and Convertions.
Tan cerca de Estados Unidos, donde las penalidades por no viajar en los asientos correctos, sin sujetar a los niños son aplicadas con todo el peso de la ley, al cruzar la frontera sur en Reynosa cada quien hace lo que quiere.
“En el lado americano se revisa todo, que el portabebé sea para el peso del niño, que también el mismo asiento no ande suelto. En los hospitales no te dejan sacar a un recién nacido si no se tiene el sillón adecuado y bien instalado. Allá se aplican severas multas y en Texas hay una serie de leyes que refieren la falta de protección en los infantes como un intento de homicidio, por no traer a los niños bien sujetos al poderles ocasionar su muerte.
“Se nos hace fácil no abrochar a los niños, con el pretexto de que vamos a la tienda o a un lugar cercano, pero ahí es donde pueden pasar los accidentes. Y es algo que debemos inculcarles a los mismos niños, que se suban y esté abrochando su cinturón. Es más que nada la cultura de la seguridad. ¿Por qué cuando vamos a Estados Unidos vas en el puente internacional y te acuerdas de ponerte tu cinturón, y a tus niños también? Creo que eso lo podemos hacer aquí también”, pondera.
INSENSATEZ CIUDADANA
Aunque existe un puente de comunicación entre las autoridades y la sociedad para evitar tragedias como la que destruyó a la familia Flores González, Alejandro Jiménez López, director de Protección Civil en Reynosa, reconoce que al mismo tiempo existe un abismo cultural y de educación vial en la ciudad.
“Nosotros siempre hemos hecho las recomendaciones de que nunca los niños viajen en el asiento de adelante, inclusive
si van con el portabebé. Si son muy pequeños deben ir colocados en la parte trasera de la unidad, con el asiento asegurado.
“Desgraciadamente los padres somos irresponsables al ser descuidados con los niños, al ir manejando y llevarlos adelante sin el cinturón de seguridad. Aparte nos atrevemos todavía a ir manejando, hablando por teléfono y el niño por allá corriendo peligro. Eso incrementa las posibilidades de accidentarse por no poder hacer bien las maniobras“, manifiesta.
El también capitán retirado del Ejército Mexicano, quien sumó 24 años de experiencia en el rubro de protección civil, y después fue director del Departamento de Seguridad Pública, Protección Civil y Bomberos en el municipio de Irapuato en Guanajuato, agrega que llevar el cristal abajo y a los menores de edad sin su protección es una de las peores combinaciones.
“Ni se debe hacer esto, ni tampoco los padres de familia deben ir hablando por teléfono y aparte conduciendo a altas velocidades, pero ¿qué pasa?, que nos atrevemos a que llevamos niños y al mismo tiempo mandamos mensajes. Descuidándonos completamente del vehículo y de todo mundo. Si vamos despistados del auto, cuánto más de los ocupantes y esa es la realidad”, remarca.
VOZ AUTORIZADA
Tomando en consideración las opiniones que se desprenden por el lado de los especialistas en colisiones y de Protección Civil, faltaba conocer una vertiente médica de lo que puede ocurrir a un niño cuando se accidenta por no ir protegido en un automóvil, y las conclusiones pueden resultar perturbadoras.
Victor Omar Reyes Banegas, médico por la Universidad Michoacana y traumatólogo por el Centro Médico Nacional de Occidente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), comparte su experiencia atendiendo niños que han sufrido alguna clase de percance vial. Relata que en los casos más afortunados le ha tocado ver pacientes infantes con lesiones en el cuello y las vértebras, mientras que los menos favorecidos son aquellos que por desgracia ya no alcanzaron a llegar al hospital.
“La peligrosidad se multiplica cuando un menor viaja inapropiadamente en un vehículo. A diferencia del adulto las compañías automotrices por sus reglas de seguridad manifiestan muy bien que los asientos delanteros deben estar ocupados por personas de cierta talla y peso. Todo lo que es el sistema de seguridad está diseñado para cierto tamaño y edades.
“Los niños no están contemplados en esos parámetros y por lo tanto no son aptos para ir en la parte delantera. A veces ni su propio asiento los cubre lo suficiente para evitar resultar lastimados durante un incidente”, indica.
Por lo mismo, este traumatólogo detalla que cuando se registra un frenado repentino o una colisión frontal, por la cinemática (inercia mecánica), el paciente, en este caso el menor puede presentar una lesión muy severa, porque generalmente es expulsado como un latigazo por la fuerza que se ejerce en el impacto y la mayoría sale disparada por el parabrisas si no tienen ninguna clase de seguridad.
“Todos aquellos que son expulsados del automóvil tienen un elevado riesgo de presentar traumas severos, desde craneal, abdominal, torácico y fracturas. Son muy lamentables esos casos que me han tocado a mí, porque son pacientes que fallecen por los mismos golpes y si entran a los servicios de terapia tienen lesiones totalmente graves, que algunas veces no hay la posibilidad de sacarlos adelante por la severidad de las mismas.
“Todo está bien normado en los manuales y reglamentos de tránsito. También es muy dado a que los portabebés los pongan en la parte de adelante, y con el niño viendo hacia delante. La protección o la ventaja que te puede dar la hacen nula”, expresa.
AVANZAN CONTROLES, PERO ACCIDENTES SIGUEN
Es preciso destacar que la industria automotriz determinó en décadas anteriores poner respaldos en la parte superior de los asientos para proteger la cabeza de los automovilistas, pues se presentaban estadísticas de gente que se desnucaba por choques simples e impactos por detrás.
En el caso de los niños Reyes Banegas acepta que puede haber lesiones en las cervicales, pero por lo general se asocian a traumas faciales o internos, porque no siempre van sentados. A veces están parados, hincados o en diferentes posiciones y no se alcanzan a proteger al pegarse directamente contra el tablero o parabrisas. Son lesiones que los pueden llevar a la muerte, aunque también se presentan con daños en clavículas, hombros y el rostro.
“Sí me ha tocado ver casos muy severos, uno de ellos el de un niño que iba parado en la parte de en medio de los asientos. Falleció al salir por el parabrisas. Por eso lo más importante es lo preventivo, y que la sociedad en ese sentido haga consciencia de que deben entender que los niños tienen un sitio muy específico en el automóvil que se debe respetar.
“Aquí es común ver pequeños asomándose por la ventana. Ahí por el CRI (Centro de Rehabilitación Integral), en el boulevard Luis Echeverría, una señora que llevaba a su hijo en la parte de atrás, con las ventanas abiertas golpeó con otro carro y despescuezó al niño, murió, hace uno o dos años y esa es una muestra de lo que puede llevarnos a tal irresponsabilidad y falta de consciencia”, refiere.
Por ese motivo, el especialista ve la cultura vial en Reynosa como un problema multifactorial, que lejos de abatirse se profundiza.
“Desgraciadamente son aspectos de criterio y civismo que no está de más mencionar la frase muy trillada en la frontera sobre lo que vale la educación vial, que son tres dólares (alrededor de 50 pesos), porque cuando vas a Estados Unidos es muy diferente cómo proteges y sujetas a los niños…”, arguye.
Lo cierto es que la posibilidad de perder la vida de un hijo o dejarlo lisiado por no haberlo protegido en el vehículo está más cerca de lo que parece, aunque a veces sea demasiado tarde para poder entenderlo.
Letra muerta
El Reglamento de Tránsito y Vialidad de Reynosa establece tres días de salario mínimo vigente como multa por no llevar el cinturón de seguridad (alrededor de 210 pesos). La multa por llevar a personas en los brazos es de 10 veces el salario mínimo (710 pesos proximadamente), mientras que trasladar a un menor incorrectamente son siete veces el salario mínimo de castigo (490 pesos).
El Artículo 29 capítulo IV hace referencia que “solamente cuando el menor tenga 12 años de edad puede ocupar el asiento delantero, usando siempre el cinturón de seguridad correspondiente”.
Sin embargo, a la gente parece no importarle, según expresa el encargado de Angel’s Autos and Convertions.
Me ha tocado ver niños que los llevan con medio cuerpo saliendo por la ventana. Van parados en los asientos traseros, o mientras se encuentran en circulación los menores están asomados por el quemacocos, no sé si sabiendo o no sus padres que al frenar repentinamente pueden desnucarse o terminar cortados”, menciona David Torres.
El especialista en colisiones reconoce que hay adultos que van manejando con el bebé en una mano y el volante tomado con la otra. Esto le hace recordar el caso de la familia Flores González como un ejemplo de lo peligroso que esto representa.
“Quedó prensada la señora y la niña que llevaba en brazos. Lamentablemente la pequeña murió. Por eso se recomienda llevar al niño en el asiento indicado. Bien sujeto y en la parte de atrás.
“Puede haber muchos daños por un simple golpe que un auto reciba, lo cual hace que lo que hay dentro, incluidas las personas, reboten. El mismo golpe en los cristales, el toldo, puede provocar lesiones muy graves”, insiste.
No sabemos manejar
Aun año de haber llegado a Reynosa, Alejandro Jiménez López, director de Protección Civil en Reynosa, reconoce que existe una gran diferencia en la cultura vial que se percibe en las ciudades del centro de la República Mexicana con respecto a esta urbe fronteriza, donde muy pocos son los que respetan y la gran mayoría quiere ganar el paso.
“De eso existen muchos ejemplos, como no guardar las distancias. Cuando llueve siempre vamos ahí pegados. Hasta vamos apurando al conductor de enfrente porque tenemos que pasar. Aquí es muy distinto. Probablemente porque tenemos la ventaja de conseguir vehículos de una manera más fácil (por la cercanía con la Unión Americana). Eso provoca que nos hagamos más dejados a la hora de conducir, porque no nos cuesta el carro tanto como en otro lugar.
“Aparte de que aquí la ciudad tiene muy poca vigilancia vial. Y lo mismo esto provoca que no se respeten los altos, que rebase por el lado derecho. Es muy diferente la manera como se conduce en otras ciudades de nuestro país que en la frontera. Aquí la gente es más agresiva en el sentido de manejar, más descuidada y no conduce tanto a la defensiva”, compara.
Pero lo más preocupante de acuerdo con el titular de Protección Civil es el descuido que existe por parte de los automovilistas a los niños.
“Eso no es tener cultura vial. Y lamentablemente hay mucha gente que no quiere entender, que puede provocar un accidente, porque suele verse que va la mujer con el bebé en un brazo y con el otro agarrando el volante. Y muchas veces al bebé en determinado momento lo descuidan, porque les está sonando el teléfono y van con todo y niño agarrando el volante y la otra mano hablando con el celular.
“Y nosotros les hacemos la recomendación de que no lo hagan, porque no saben el riesgo que están corriendo en realidad, porque no nada más tiene que ver el que maneja, sino quien lleva otro vehículo y que a lo mejor va descuidada. Estamos expuestos a eso, a que vas manejando y puedes tener cualquier tipo de accidente, pero lógicamente la recomendación es esa, no andar con los bebés adelante y mucho menos llevarlos en el volante”, sostiene.