
El rostro de María Guadalupe luce hinchado como consecuencia de su octavo mes de embarazo. A sus quince años, esta jovencita todavía tiene facciones de niña, pero no piensa en las diversiones propias de su edad, pues ya es madre de un niño de dos años y está en espera de su segundo hijo.
Cuando tenía 13 años, María Guadalupe conoció afuera de la escuela primaria donde estudiaba a quien sería el padre de su primer hijo: un hombre 24 años mayor que ella.
El noviazgo con el que ahora es su pareja –de quien no reveló su identidad– le cambió la vida, pues tuvo que dejar la primaria al quedar embarazada.
El caso de esta joven no es único. Ella es una de las cientos de adolescentes embarazadas cuyo número se ha incrementado en los últimos cinco años. Reynosa es el segundo lugar en el Estado con el mayor número de embarazos de menores de edad, algunas de ellas casi niñas.
A dos años de su primer embarazo, María Guadalupe reflexiona y acepta que embarazarse siendo una niña no fue la mejor decisión de su vida, pues tuvo que aprender a ser mamá de un niño que hoy tiene dos años, una labor en la que recibió ayuda.
“A mí me ayudó mi mamá. No sabía nada de niños, no podía cambiarlo, ni bañarlo, ni nada de eso y me enseñó mi mamá, gracias a ella salí adelante”, dijo.
María Guadalupe, al igual que un buen número de adolescentes que resultan embarazadas en su adolescencia, recibe el apoyo de sus padres con quienes todavía vive. Asegura que su pareja también le ayuda económicamente e, incluso, sus embarazos han sido planificados.
EDUCACION SEXUAL, PARA PADRES
Datos de la Secretaría de Salud y el DIF estatal, revelan que al año un promedio de 13 mil jóvenes resultan embarazadas. De esta cantidad, el siete por ciento son chicas menores de catorce años, quienes no han tomado en cuenta la información que les han proporcionado las autoridades, aseguró Liliana Sánchez, coordinadora del departamento de Salud Reproductiva del Hospital General de Reynosa.
“No es que yo te doy el condón y tienes que tener relaciones sexuales, o yo te explico las pastillas y tienes que tener sexo, una cosa es que las conozcas y otra es que evites tener sexo; porque hay demasiadas jovencitas de 12, 13 o 14 años que tienen relaciones sexuales y vienen aquí con un embarazo de alto riesgo por ser adolescentes”, explicó.
La funcionaria consideró que este fenómeno es un problema cultural pues el índice de embarazos entre las adolescentes se ha disparado por la falta de educación sexual entre los padres.
“Tiene mucho que ver (los embarazos adolescentes) con nuestra cultura como personas. Aquí la cuestión son los papás de los adolescentes. No nada más es educar a los adolescentes, sino a los padres.
“A mí no me sirve de nada hablar con el adolescente si la mamá me dice: ‘ella quiere tener novio o ella se quiso ir con él’; siempre le pregunto a la mamá ‘¿usted qué hizo cuando su hija de 12 años se fue con un hombre de cuarenta?’ y la respuesta es la misma ‘ella se quiso ir’, pero no pueden decidir eso, porque son menores de edad”, fustigó.
El papel de los padres es fundamental para evitar los embarazos no deseados, sin embargo, son ellos mismos quienes se niegan a que sus hijas que ya fueron madres conozcan o utilicen algún método anticonceptivo.
“En ocasiones las madres están de acuerdo en que sus hijos adolescentes tengan una vida sexual activa sin protección. A veces las mamás no nos permiten ponerles un dispositivo, porque creen que les va a hacer daño o les va a dar cáncer”, comentó.
La oposición de padres de familia, parejas, incluso familiares ajenos al problema, provoca que muchas de las madres primerizas regresen al poco tiempo con un segundo embarazo.
Las estadísticas son desalentadoras: tres de cada 10 embarazos que se registran en Tamaulipas son de adolescentes, lo que representa el 26 por ciento del total de mujeres embarazadas en la entidad y se espera que las cifras aumenten a un 34 por ciento a partir del mes de mayo.
“No sé si tenga que ver porque somos frontera, pero somos una ciudad que tiene un alto porcentaje de adolescentes embarazadas a pesar del trabajo que se ha hecho en los centros de primer nivel”, mencionó la funcionaria.
Añadió que este problema era más común en Estados del centro del país, especialmente en las regiones rurales, donde por usos y costumbres las jóvenes contraen matrimonio a temprana edad. Sin embargo, la frontera de Tamaulipas ha comenzado a registrar estos casos.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2009, detalló que en el país, uno de cada seis embarazos correspondía a una menor de 19 años; en ese mismo lapso se calcularon 695 mil 200 embarazos de menores de edad.
Asimismo, reporta la encuesta, de las más de 22 millones de adolescentes mexicanas, la mitad inicia su vida sexual a los 14 años de edad.
Este fue el caso de María Guadalupe, quien a pesar de admitir que planeó sus embarazos, reconoció que no han sido las mejores decisiones.
“No es recomendable que se embaracen tan chicas. Mis papás me han apoyado y he vivido bien, pero si estuviera sola pues no hubiera podido”, reflexionó.
Con una sonrisa nerviosa y los ojos humedecidos, medita en el giro que tuvo en su vida luego de su primer embarazo: “cambió mi niñez”.
Entre sus planes está conseguir un empleo para mantener a sus dos hijos.
Aún no sabe cómo se llamará la niña que nacerá con ocho meses de gestación, pero sí está segura de que será su último embarazo, pues planea utilizar un método anticonceptivo.