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Navidad sin hijos

12 de diciembre de 2016 por José Manuel Meza

Es el contraste de una fecha que solía estar llena de armonía y regalos, pues existen familias en Reynosa que sufren la desaparición de sus seres queridos. Desde entonces las fiestas decembrinas son una época de recuerdos, llanto y dolor.

“Para mí siempre las navidades van a ser opacas y tristes”, son las palabras de Leticia Gallegos Díaz, quien sin poder contener las lágrimas evoca apesadumbrada el secuestro de su hijo. Hace cinco años, el 23 de septiembre de 2011, nadie volvió a saber de Oscar Daniel Flores Gallegos.
Desde entonces ha emprendo una lucha para buscarlo ante todas las autoridades posibles, ante todas las instancias, pero no ha obtenido ninguna respuesta positiva.
“En 2011 fui a poner una denuncia de desaparición y hasta la fecha nunca he sabido nada. Nunca me han dicho nada. Dijo que iba a una fiesta. Hasta me dijo ‘mamá me planchas la camisa y el pantalón’. Se fue y jamás volvió”, lamenta.
Tal suceso ocurrió a las 23:00 horas en la colonia La Cañada de Reynosa. Oscar Daniel, un joven de 18 años, trabajaba en el Lienzo Charro. Desde muy chico su pasión eran los caballos y se dedicaba a cuidarlos.
“Lo más triste para mí es que las autoridades no hicieron nada para ayudarnos a buscarlo. El expediente fue de mano en mano y nunca me dijeron nada.
“Mi mayor reclamo es justicia, porque a mí en 2013 me sacaron el ADN y hace como un mes que fuimos a preguntar resulta que la oficina donde estaban sus documentos ya no existía.
“En la Agencia Sexta del Ministerio Público habían desaparecido. Entonces nos mandan a la Segunda y llevo mi comprobante con la desaparición, pregunto y me dicen que no había un registro que tuviera el ADN.
“Yo confiada que lo habían integrado en el expediente y resulta que no, ni el protocolo, no hicieron nada. Entonces mis preguntas son ¿dónde está el ADN?, ¿qué hicieron con esas pruebas?, ¿por qué no hicieron el protocolo?, ¿qué pasó?. Hasta la fecha nada. Entonces empezamos de cero otra vez. No se me hace justo esto que me hicieron a mí”, menciona la señora Leticia.

IMPOSIBLE SOSLAYAR LOS RECUERDOS
Para ella y su familia esta será la quinta Navidad que su hijo no está. Desde entonces las fechas decembrinas han sido muy tristes.
Las anécdotas que recuerda por esta época rebotan en su memoria.
“Nos juntábamos en la casa de mi mamá. Como siempre, haciendo la comida de costumbre. A Oscar Daniel le gustaba mucho la comida que yo hacía, los tradicionales tamales y ahí nos la pasábamos, convivíamos, poníamos el nacimiento, acostábamos al niño Dios”, manifiesta desconsolada.
Cuenta, desde que era niño le gustaban mucho los caballos.
“Tenemos recuerdos cuando abría sus regalos. También le gustaban mucho los carritos y era muy alegre, muy humanitario. Fue creciendo y hacía amigos. Siempre me decía mamá: ‘hazme un taco para llevarle a mi amigo’. Fue buen hijo.
“En nuestra casa todavía lo seguimos esperando. No pierdo la esperanza. Mucha gente todavía nos pregunta cómo vivimos con este dolor. No hay día en el que uno no piense en él o no recuerde algo de él. Pero ni modo, las cosas están así”, dice entristecida.
Esta familia señala que no va a descansar hasta que les entreguen el cuerpo de Oscar Daniel o les digan lo que realmente le pasó.
“Como todo buen cristiano, queremos darle una buena sepultura y queremos llorarle, pero en este caso no tenemos ni siquiera una tumba a donde llevarle flores o recordarlo.
“Es angustioso como quiera, porque no sabemos qué sucedió, qué le hicieron, dónde quedó su cuerpo. No es lo mismo cuando ya sabes dónde está y le llevas una flor. En cambio así, sin saber nada de él ni nada. Nos hace falta, lo extrañamos y gracias a mi Dios me ha fortalecido y dado paciencia para seguir soportando todo, y aceptar lo que viene.
“Mi amor hacia mi hijo siempre va a estar, siempre lo llevo en mi corazón y en mi mente. Donde quiera que él esté, si ya no está con nosotros le pido a mi Dios por él, y si anda con vida o en algún lugar, que me lo regresen, porque queremos verlo como quiera. Mucha gente nos dice que dejemos las cosas como están, pero siempre pienso en el miedo que él tuvo, por eso me agarro de valor”, dice esta madre que llora a su hijo.

DOLOR ACIAGO
“Mi nieta vio todo. Ella hasta la fecha me dice el color de ropa que los secuestradores portaban y que estaba pelón el que se lo llevó. Dice que extraña mucho a su papá”, relata María del Carmen Ayala Alfaro.
El 11 de diciembre del año pasado Omar Alejandro Castillo Ayala fue sacado de su domicilio en la colonia Unidad Obrera de Reynosa por policías ministeriales con logos de Río Bravo, Tamaulipas. El presunto móvil fue por haber comprado un celular robado, pero jamás fue presentado ante el Ministerio Público y los uniformados no lo entregaron.
“Hasta ahorita las autoridades no me han dicho nada. Tengo la denuncia, pero hasta ahora no se ha sabido nada, he preguntado en el Servicio Médico Forense (Semefo) y no hay cuerpos con las características que él tiene.
“No ha habido cuerpo y hasta ahorita lo que he pedido es que me hagan una carta para buscarlo en los penales, en la cárceles. Mi nuera ha ido a preguntar y le dicen que no está”, agrega esta madre infeliz desde que desaparecieron a su hijo, quien trabajaba en uno de los restaurantes de comida rápida Carl’s Jr.
Añade que junto a su hijo llevaban a tres personas más, pero sólo dos fueron puestas en libertad.
“Por medio del GPS del supuesto celular robado lo ubicaron y llegaron así de repente, yo lo acababa de ir a dejar a su casa. El tiene su esposa y dos hijas, de cuatro y dos años. Todavía están esperando por su papá”, dice María del Carmen sin poder aguantarse las ganas de llorar.
Cuando está cerca la época de Navidad se vuelve un momento complicado para ella y su familia, porque es una fecha en la que acostumbraban convivir y pasarla bien.
“Es doloroso. Esta sería la segunda Navidad que paso sin mi hijo. Siempre estábamos juntos y unidos, y lo extrañamos mucho. Desde chiquito estaba contento con el regalo que le diéramos, no era nada exigente.
“Mi petición esta Navidad es a las personas que lo tienen que Dios les toque el corazón y lo suelten si está vivo, o me digan dónde lo dejaron.
“He acudido ante la Procuraduría General de Justicia. He pedido varias cosas, pero van de paso en paso, porque las autoridades aseguran que es un proceso. Ya me hicieron pruebas de ADN y aquí cargo el expediente”, pormenoriza esta madre con la esperanza de encontrar a su hijo desaparecido.

NO TERMINAN LOS CASOS
En una lista interminable de miles de personas desaparecidas en Tamaulipas también se encuentra el caso de Esteban Huerta Aparicio, un joven taquero que hoy tendría 32 años de edad.
Su hermano Efraín ha hecho todos los esfuerzos por encontrarlo, pero no ha tenido suerte.
“Todo ocurrió en diciembre de 2014, él andaba tomando, porque acababa de cobrar su aguinaldo, pero no llevaba credencial de elector. Se fue desde la mañana y me llamó como a las siete de la noche para que fuera por él a la gasera Elsa, la que está debajo del puente Broncos.
“Le colgué para decirle que ya iba para allá, y que me diera unos 15 minutos, pero cuando yo le marqué ya no contestó. Perdí comunicación y me empecé a preocupar. Fui a poner una demanda, pero hasta entonces no he sabido nada de él”, explica.
Describe que no ha recibido ninguna clase de apoyo por parte del gobierno. Que necesita que le ayuden a buscar a su hermano secuestrado, pero no ve ningún resultado.
Agrega que Esteban tenía 10 años trabajando como taquero y siempre lo recuerda como una persona alegre, quien no tenía problemas con nadie.
“Precisamente nos juntábamos en el mes de diciembre para convivir en familia, pero bueno, ya no se ha podido. Estas fechas son tristes pues ya no estamos con él, no convivimos y aparte no sabemos si está vivo o muerto. Esa es la angustia que uno tiene. Nadie nos ha dado información concreta de lo que pasó con mi hermano”, señala.
No obstante, Efraín mantiene la esperanza viva a raíz de una pista, pues afirma que una persona pareció reconocer a Esteban.
“Me comentaron que hace tiempo estuvieron secuestrando muchas personas para reclutarlas para el crimen, hasta 80 gentes que levantaron sin permiso ni que nadie había dado esa orden.
“Lo último que me enteré siete meses después de los hechos, que habían visto a mi hermano en Río Bravo, me dijo una amiga que vivió allá. Que andaba equipado con armas, pero hasta ahorita no lo hemos podido confirmar.
“Quisiéramos decirle que su familia está sufriendo y si está vivo necesitamos que se comunique o nos dejen saber donde está. Mi mamá está sufriendo, y como está enferma pues ha sido difícil para ella”, solicita este familiar.

LA HISTORIA SE REPITE
“Para mí todos los días son difíciles, no nada más Navidad, porque mi hijo no está con nosotros”, expresa Alicia Pérez, otra de las mamás que tienen desaparecidos.
“Un 28 de octubre del año 2015 mi niño Juan estaba con mi nuera, y dijeron que iban a ir con una prima a la colonia Balcones de Alcalá. Se subieron a un taxi y se fueron como a las siete u ocho de la noche.
“Al día siguiente todos preguntamos donde estaba Juan, pues se había bajado del taxi para ir a ver a un amigo en la colonia Tamaulipas. Fuimos con el amigo, quien dijo que nada más estuvo con él en su casa hasta las 11:00 de la noche y que después no supo nada de él”, relata.
El joven de entonces 23 años era empleado de la Central de Abastos de Reynosa.
Sus seres queridos acudieron ante la Unidad Antisecuestros de la Procuraduría General de Justicia para levantar una denuncia. Habían sido objeto de extorsiones, le dijeron que tenían a su hijo, pero nunca se lo entregaron.
“Mi hijo no era problemático y no sabemos nada de él. Las autoridades dicen nomás que van a investigar. Yo no me he hecho el ADN, porque no quiero que me entreguen los huesos de un cuerpo que no son de mi hijo, nomás para que no vaya uno a exigirles que busquen.
“Tengo la esperanza de encontrarlo con vida y pienso que todas las madres pensamos de la misma forma, porque los queremos vivos”, manifiesta llorando.
Juan, según cuenta su mamá, es recordado como una persona juguetona y alegre. Dice que nada puede llenar el vacío de su ausencia y que la Navidad pasada estuvo muy triste.
“No hicimos nada ni en Año Nuevo, me la pasé acostada nada más, deprimida. Esta Navidad, si pudiera solicitar un regalo sería ver a mi hijo”, suplica afligida.

Una lucha sin descanso

Geovanni Barrios Moreno es presidente de la Asociación Justicia Tamaulipas y sufrió en carne propia la desaparición de un hijo. Eso lo ha llevado a fundar este organismo con el objetivo de encontrar a las personas que se están privadas de su libertad en la entidad, luchar por los derechos de las víctimas, así como llevar acciones en conjunto con diferentes niveles de gobierno.
“Hace medio año convocamos a una reunión a todos los activistas, colectivos y redes sociales de Tamaulipas para unificar las acciones que llevamos a cabo, pues casi todos tenemos el mismo fin de encontrar a las personas que se encuentran desaparecidas.
“Creo que las cifras reales de las personas que en Tamaulipas se encuentran en esa condición es de miles. Estamos trabajando sobre el registro real de las víctimas y creando los centros ciudadanos para lo mismo, para tener una certeza de números más cercanos a la realidad de lo que se está trabajando ahorita”, indica.
El entrevistado señala que deja de tener la figura de desaparecida una persona que es encontrada en cualquier circunstancia, ya sea viva o no.
“Hemos y seguimos luchando por los derechos de las víctimas, ya que con los gobiernos anteriores que me tocó tratar no tuvimos una respuesta o un interés para dar con la realidad de las personas desaparecidas.
“Ahorita con el gobierno del Estado actual tuvimos una reunión en octubre de este año, en donde se comprometió a crear y hacer cumplir la Ley de Protección de Víctimas en Tamaulipas, porque hasta ahora esta ley está violentada por la misma autoridad al no haber creado una Comisión como lo exige la normatividad”, expresa.
Reconoce que así como Justicia Tamaulipas existen muchos grupos y asociaciones que persiguen el mismo objetivo.
“Yo creo que cada día se están sumando más y agarrando el valor y se han dado cuenta que las únicas personas que están interesadas somos los familiares, porque la autoridad ha hecho casi nada para poder dar con su paradero”, reprocha Barrios Moreno.
El también maestro en Derecho comenta que en Tamaulipas los profesionales de las investigaciones y criminalística de campo no funcionan ni resuelven casos.
“Yo creo que eso no existe. No hay ese rubro de investigación de alto nivel. De profesionistas serios que se involucren en dar con el paradero de las personas desaparecidas, es nulo”, evidencia.
Su hijo, también de nombre Geovanni fue secuestrado en el año 2008 por más de 15 hombres fuertemente armados a unas cuadras de las instalaciones de Petróleos Mexicanos, en un centro de conveniencia Seven Eleven.
“De ahí fue sustraído y uno de los presuntos responsables fue Armando Montes, el que fue coordinador del Grupo de Reacción Inmediata de la Policía Municipal en aquel entonces.
“El era uno de los encargados del grupo delictivo, según se ha podido indagar por parte de la autoridad”, señala.

GOBIERNO MEXICANO MIENTE
Para colmo, Barrios Moreno, especifica que la realidad de la violencia en México está tergiversada por la misma federación para que los organismos internacionales no emitan sanciones.
“Yo estuve en Ginebra, Suiza, el día 27 de septiembre, en una reunión con la mesa de trabajo del Grupo de Desapariciones Forzadas Involuntarias del Alto Comisionado de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), en donde el gobierno mexicano informa a la mesa de trabajo que mi hijo se encuentra con vida y que ya existe un presunto responsable, cosas que son completamente falsas.
“Y se lo hice saber a la presidenta de la mesa de trabajo, que la información de la SRE les había informado era mentira, ya que mi hijo en la actualidad se encuentra en la calidad de desaparecido, y no existe ningún presunto responsable detenido”, pormenoriza.
De acuerdo con este padre afectado, fue la Secretaría de Relaciones Exteriores la que elaboró ese reporte.
“Fui a platicar con el encargado de investigación de la Seido (Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada) a reclamarles el por qué ellos informaron cosas falsas. Me manifestaron que enviaron los datos a la Oficina Jurídica de la Procuraduría General de la República (PGR), y ésta se la mandó a la SRE, y a su vez ésta última se la dio a la mesa de trabajo de la ONU.
“En una de esas instancias cambiaron la información para hacer creer que ya no existía la calidad de la persona desaparecida en mi hijo y ya había un presunto responsable”, denuncia.
Remarca que los organismos internacionales no se acercan a la realidad en México, porque no hay muchas denuncias en este tipo de organizaciones.
“Fui el primer tamaulipeco en haber acudido al organismo más importante en el mundo para dar a conocer la situación que se está viviendo, concretamente con lo de mi hijo.
“Hemos solicitado la protección de la justicia y medidas de seguridad que deben brindar a mi persona y familia, y hasta el día de hoy los tres gobiernos han hecho caso omiso a la información que les hemos pedido”, condena.
> ¿Qué sucedió con el autor principal del secuestro?
“Al parecer lo privaron de la vida a él y los hermanos. No hay datos oficiales. Fue por conflictos que tenían internos y muchos de los que participaron en el secuestro de mi hijo están el día de hoy muertos; sin embargo, hay unas líneas para presumir que existen dos o tres personas con vida”, abunda.

NAVIDAD SIN SU HIJO
Geovanni Barrios Moreno no esconde que es una situación difícil y dolorosa para toda su familia, desde que su muchacho ya no está.
“Hubo muchos años que no festejábamos nosotros Navidad y ningún tipo de celebración. Y una persona quien me hizo entender que tenemos que aprender a vivir a vivir con el dolor y salir adelante por la familia, por los otros hijos que tenemos, por las esposas, fue el licenciado Alejandro Martí García.
“Tengo muy buena relación con él y hasta el día de hoy ha estado conmigo, apoyándome y dándome consejos. Y fue el que me ha dicho que no podemos echar para atrás ni meternos a no festejar nada, porque vamos a afectar a nuestro núcleo familiar.
“Entonces tenemos que sacar las cosas adelante y así lo entendí hace unos tres o cuatro años, y seguimos sobrellevando esta situación, aunque para nosotros este tipo de fechas son muy dolorosas; sin embargo, nos anteponemos por nuestros hijos, los que quedan, tenemos que luchar por ellos”, ilustra.
> ¿Cómo se castiga el secuestro en México?
“Pues debe ser con sanciones penales muy altas; sin embargo, es sorprendente que ningún jefe de algún grupo delincuencial esté detenido por secuestro. Tenemos un 99 por ciento de impunidad a nivel nacional. Es decir, nada más el uno por ciento de los delitos en territorio nacional son castigados y con el alto índice de impunidad es negocio ser criminal en México, esa es la realidad.
“Mi muchacho tenía 17 años. Todavía la autoridad no ha descubierto cuál ha sido el móvil que llevó a estas personas a desgraciar la vida de nuestra familia, pero cuando se acercaron a él estaba dentro del Seven Eleven y gritaron su nombre. Cuando voltea es cuando lo sustraen”, detalla.
Este padre especifica que pidieron un rescate por Geovanni, que se lo llevaron con otras dos personas y por medio de una madre de ellos es que les hicieron la exigencia de una cantidad de dinero.
“Una semana después la señora se retractó de todo y ahí se perdió la comunicación. Los otros muchachos a los tres días estuvieron con sus familias, pero nosotros nos dimos cuenta seis meses después. O sea, que la mamá nos hizo creer que su hijo todavía se encontraba privado de la libertad cuando no era cierto, porque éste ya estaba con ella.
“Lo pusieron como calidad de víctimas a ellos, pero creo que si esta persona hubiera hablado con la verdad la situación de mi hijo hubiera sido diferente”, considera.
> ¿Las familias de esos jóvenes qué explicación dan del suceso?
“Se han escondido. No he tenido yo la oportunidad de platicar con ellos. No se ha sabido nada y es un reclamo que le hice a la autoridad, porque si ha interrogado a muchas personas que tiene detenidas, por qué nunca le han llevado un retrato hablado”, espeta.

SUS RECUERDOS
Geovani era integrante de una familia de tres hermanos. Dos muchachos y una niña. Es el primogénito.
“No fumaba ni tomaba, era un niño sano como cualquier otro. Cuatro o cinco meses antes del secuestro ganó en su secundaria el concurso de joven ‘simpatía’, porque tenía mucho carisma.
“El es ciudadano norteamericano y también las autoridades estadounidenses no han apoyado en nada. Hemos interpuesto denuncias allá, pero no ha habido ningún tipo de respuesta positiva, salvo oficios que envía la Embajada a la Procuraduría General de la República para que le informe de los avances”, dice decepcionado.
Pero su progenitor y su madre Dinorah mantienen la fe de encontrar el paradero de su hijo desaparecido.
“Nosotros como familiares y padres de un muchacho que fue sujeto a una separación nunca perdemos la esperanza de encontrarlo con vida, aunque sabemos que cada día que pasa las posibilidades disminuyen.
“Y yo creo que muchas familias en Tamaulipas lo que quieren es encontrar la paz y saber lo que realmente pasó. Ya de ahí puedes sanar las heridas o trascender de víctima”, apunta.
Cabe destacar la importancia de hacer valer la ley en Tamaulipas y que el gobernador no sea la máxima autoridad que la violente.
“Es importantísimo hacer cumplir la Ley General de Víctimas en Tamaulipas, que al día de hoy es inaplicable al 100 por ciento y eso todos los días nos afecta. El gobierno pasado de Egidio Torre Cantú no la implementó, pues eso representa derechos para las víctimas que éste no quiere aplicar, como atención psicológica, becas y otros. No podemos seguir permitiendo de que siga omisa esa ley”, alude categórico Barrios Moreno.
Al final, en una época Navideña que ya se aproxima este padre perjudicado con el secuestro de su hijo expresa que su familia siempre ha sido unida y estas épocas eran de pasarlas con sus padres, los de su esposa, los abuelos, intercambiar regalos; de disfrutar comidas y cenas.
“Hace unos tres años que retomamos eso por nuestros propios hijos; sin embargo, ésta sería la octava Navidad sin Geovanni.
“Y a veces me da mucha tristeza cuando mi hija Paloma pone en su cartita a Santa que quisiera ver a su hermano. Son las cosas que más me afectan a mí”, finaliza este papá con sus ojos tristes y enrojecidos.

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