Una madre reynosense fue ‘crucificada’ en redes sociales por poner a su hija a vender chicles por no valorar lo que tiene, según palabras de la progenitora; ante esto, la sociedad se dividió en dos bandos: los que estaban a favor y los que estaban en contra.
De nueva cuenta las redes sociales fueron el escenario de la polémica luego de que una madre reynosense subiera unas fotografías de su hija de ocho años vendiendo chicles, como una lección por su mal comportamiento.
El usuario “Karen Mejía”, madre de la niña, subió a su cuenta de Facebook fotografías de la pequeña, mientras vendía los chicles en la calle, portando un letrero que decía “Vendo chicles porque no valoro lo que tengo”.
“Ojalá que nadie le comprara a esta niña para que en vdd sepa lo que cuesta la vida. ♯Lección con la peor de sus ropas y mucho calor espero que entienda cuánto la amo y me esfuerzo por ella no me da vergüenza, vergüenza es el comportamiento que ha estado teniendo; ser mamá no es fácil, a veces no se que hacer…”, posteó la madre junto a las fotografías.
Las reacciones por parte de los cibernautas no se hicieron esperar, rápidamente la publicación se volvió “viral” y pronto fue noticia nacional, incluso fue tema en una mesa de debate del programa televisivo “Sin Rollo”, que se realiza en Miami, Florida, Estados Unidos.
Las personas manifestaron su postura ante la acción de la madre, algunos la apoyaron, otros mostraron su rechazo, hasta con palabras altisonantes y agresiones.
Pero, ¿estuvo bien o mal el proceder de esta mamá?
‘NO ES UN CASTIGO, ES UNA LECCIÓN DE VIDA’
Durante varios días fue el tema del momento, las personas mostraban su postura a favor o en contra y diferentes medios de comunicación replicaron las fotografías.
La mamá de la pequeña es egresada de la carrera de Ciencias de la Comunicación y se desempeña como locutora en una estación de radio local y dijo que nunca pensó que su post fuera a tener ese alcance y que su intención nunca fue hacerse famosa.
Negó que haya querido humillar o sobajar a su hija mandándola a vender chicles, pues es un trabajo digno y decente.
“¿Por qué la mandé a vender chicles y no a un despacho jurídico contable o al radio? no era para divertirse, no tiene una carrera profesional y en el momento en que no tienen estudios o posibilidades económicas las personas salen a la calle a tratar de vender chicles o algo para sacar adelante a la familia”, sentenció.
Destacó que inicialmente la niña no portaba ningún letrero, pero que la gente se quedaba viendo de forma extraña, pero cuando notaban que la estaba acompañando entendían que era una lección, por lo que decidió utilizarlo.
“Ella puso el precio, cobraba y hacia lo que creía conveniente para su negocio; estuvimos ahí 30 o 40 minutos y antes de que oscureciera nos fuimos, al llegar a la casa contó y juntó 82 pesos”, platicó.
Detalló que la menor le dijo que con el dinero que sacó de la venta no le alcanzaba para casi nada y que ella pasó muchas horas hablando con ella sobre el por qué de la tarea encomendada.
“Ella no es una niña mal agradecida o chiflada, la maestra me dio quejas y sus calificaciones habían bajado mucho, decía palabras altisonantes, tenía actitudes con personas de distinta posición económica incorrectas y actitudes negativas para con la familia”, señaló.
Reveló que la menor le externaba sus deseos de que no fuera a trabajar, se quedara acostada con ella todo el día viendo la tele y que no fuera a trabajar.
Karen Mejía argumentaba la importancia de que la niña entendiera “lo que cuesta ganarse la vida”, pero fue duramente atacada por algunas personas, argumentando que era su obligación como madre darle lo necesario.
“Con darle lo que yo no tuve el niño no valora, se convierte en un niño que sólo estira la mano; cuando uno es padre no es fácil, que si les das todo porque les das y que si no les das, pues porque no les das”, aclaró.
Dejó en claro que a pesar de trabajar, dedica tiempo de calidad a su hija, darle enseñanzas y buena educación.
“Me parto en mil pedazos para estar con ella, como para que digan que la niña es así porque así la hice; conozco hijos de papás super educados, nobles y decentes y cuando crecen deciden no irse por el buen camino”, agregó.
Culpó al amarillismo de los medios de comunicación de la respuesta negativa de algunas personas, pues su tratamiento influirá en el público.
“Si tu compartes una nota poniéndole ‘maldita mujer’, la gente así lo va a ver y si tu pones ‘que buen acto de esta mujer’ también, lo que tu le pongas a las notas es de la manera en que se va a apreciar”, apuntó.
Gran debate causó el que haya subido las fotos a la red social, lo que ella excusó diciendo que debido a su profesión ama comunicar, informar y publicar absolutamente todo.
“Si a una sola persona yo le puedo mover sus fibras y tocar su corazón está bien y decirle que si usted está permitiendo y dando todo sin que su hijo valore tome medidas, no va a pasar nada, el niño no se va a morir”, comparó.
LA VOZ DE LA AUTORIDAD
La procuradora de la Defensa del Menor, la Mujer y de la Familia Sistema DIF municipal, Tita Ernestina Carmona, preponderó la importancia de inculcar valores y educar a los niños.
Sin embargo, subrayó que tanto padres de familia como autoridades deben buscar y utilizar medios adecuados que no dañen ni física, ni emocionalmente a los niños.
No compartió el proceder de la madre al exponer a la pequeña en las redes sociales, pues aunque dijo que el fin es bueno, determinó que los medios no son válidos.
“Hay mamás que son madres y padres al mismo tiempo y que tienen que trabajar y hay que enseñarle el valor y que tiene que colaborar para que como familia puedan salir adelante”, enunció.
Indicó que la acción implementada por Karen Mejía hacia su hija no puede considerarse como maltrato infantil, ya que sólo fue una lección aplicada.
Tampoco de explotación infantil porque no obtiene ingresos ni vive de alguna actividad que realice la niña.
Extendió la invitación a la progenitora para que se acerque a las instalaciones del DIF para recibir asesoría sobre los derechos de los niños y la mejor forma de que los padres les inculquen valores.
“La señora no incurrió en ningún delito tampoco tenemos que crucificarla sino simple y sencillamente hacer del conocimiento del ciudadano que los medios deben ser diferentes”, finalizó.
LA EXPERTA DICE…
La psicóloga y especialista en modificación de conducta, Arely Martínez, mencionó que como conocedora del tema, sabe que existen formas diferentes para educar a los hijos, sin embargo, no cree que el vender chicles la haya afectado psicológicamente.
Explicó que los psicólogos durante las terapias enseñan a los padres técnicas como la negociación, el uso de premios, economía de fichas, sociales, motivacionales, de reforzamientos positivos, negativos o intermitentes, entre otras, con las que se podrá ayudar a los niños.
“La idea es que los pequeños no sólo puedan ganarse las cosas, sino también enseñarles a valorar, a aprender y a hacer conciencia de actos o conductas correctas e incorrectas”, manifestó.
Manifestó que desea que tanto la madre como la menor hayan logrado una experiencia positiva de esta situación y que se haya logrado el objetivo, que era darle una lección a la menor y que ayudará a mejorar su comportamiento.
Muchas personas expresaron que si la niña manifestaba estas conductas era por la mala educación que le estaba dando la madre, algo así como “los hijos son el reflejo de los padres”.
Arely Martínez ejemplificó que algunos niños manifiestan acciones o conductas que no han sido aprendidas o aleccionadas en casa por padres o cuidadores, sin embargo, dentro del aprendizaje o la exploración en ocasiones manifiestan conductas inadecuadas o incorrectas sin siquiera existir una razón específica. “Podríamos manejarlo como una rebeldía que ni siquiera tiene sentido u origen, sólo es simple curiosidad”, expresó.
La especialista externó que los padres deben tener muy claro que la comunicación y confianza no quiere decir que deberán ser amigos de sus hijos.
“Hacerme amigo de mi hijo, es conocer a mi hijo, la confianza no significa que yo como padre confíe en él, si no que mi hijo se acerque a mí y confíe en mí”, justificó.
Recomendó a los padres hablar con honestidad, verdad, respeto y expresarse de forma adecuada, pues sus hijos están pendientes de su conducta.
“Recuerden que ellos todo escuchan, todo observan, todo aprenden, no somos perfectos como padres, pero sí queremos ser los mejores para ellos, así que si queremos que sean grandes personas, nosotros también lo deberíamos de hacer”, advirtió.