La vida de Lucio Eugenio Hernández Ibarra se convirtió en una tragedia desde que tenía dos años de edad. La mujer que le dio la vida lo quemó con agua hirviendo dejándole, además de cicatrices, graves secuelas psicológicas y de salud.
La progenitora de Lucio, de nombre María, constantemente lo maltrataba siendo apenas un bebé. No conforme con los descuidos y golpes, una tarde le arrojó el líquido sobre la espalda, cabeza y brazos.
Actualmente cuenta con 12 años y recorre las calles de Reynosa vendiendo chocolates, chicles y tamarindos junto a su madrastra Teresa Ibarra Gutiérrez, quien a pesar de no ser la madre natural lo adoptó como si fuera de su sangre.
Proteger y arropar a Lucio le costó a Teresa perder el amor y contacto de sus dos hijos naturales.
“Lucio es hijo de mi esposo, pero para mí es mi hijo; después de que esa mujer le arrojó por celos una olla con agua hirviendo le di todo mi cariño y apoyo. Se quiso desquitar con Lucio, quien tenía la culpa de nada”, dijo entre lágrimas al recordar los hechos.
Relató que las quemaduras que sufrió el niño fueron tan graves que la mujer (María), posiblemente de arrepentimiento, cayó en cama hasta morir.
Teresa narró que atendieron medicamente al pequeño y se lo llevaron a la casa hogar, mientras arreglaban los documentos para entregarlo a su papá.
“A mi marido le dieron la custodia y se lo trajo a vivir con nosotros. Y desde hace diez años hemos tratado de sacarlo adelante”, indicó.
Con apenas doce años, la vida de Lucio ha estado llena de complicaciones por todo tipo de carencias; no estudia y para subsistir recorre diariamente las calles vendiendo dulces.
Su madre adoptiva mencionó que en dos ocasiones lo ha inscrito en la escuela, sin embargo, las visibles cicatrices en su cuerpo y sus problemas de dicción provocan que reciba ofensas y burlas por parte de otros estudiantes.
“Los niños le hacen burla y mi hijo se molesta, por lo que terminan peleando. Ya no me lo quieren en la escuela porque se ocasionan problemas”, señaló.
A pesar de las ganas de Lucio por aprender en las aulas, solamente dura pocos días la tregua y de nuevo comienzan a molestarlo.
“Le dicen muchas cosas que lo lastiman, por eso se hizo muy peleonero. La verdad prefiero que ande conmigo vendiendo a que esté en la escuela y me lo hagan sentir mal”, expresó.
La falta de atención médica adecuada provocó que las heridas por las quemaduras se le infectaran gravemente, afectando principalmente sus oídos.
“A principios de este año se enfermó, traía mucha pus en los oídos; la carne se le comenzó a poner de color negro y me dio miedo que fuera algo más grave”, detalló.
Una tarde de enero recorrían la zona centro ofreciendo sus dulces en venta. Ese día la suerte de Lucio cambiaría, pues en el negocio donde se instalan encontraron a una mujer de buen corazón que les ofreció ayuda.
“La señora llamó a su esposo que es médico y revisó a Lucio, además de que le dio medicamento para atacar la infección”, señaló.
Gracias a la buena voluntad de una familia reynsosense, hijo y madre fueron contactados con el Shriners Hospitals for Children en Galveston, Texas, donde atienden a menores con quemaduras.
En enero Lucio acudió a la primera revisión a Galveston con un permiso especial de Migración de Estados Unidos. En esa ocasión le brindaron atención médica especializada, medicamentos y camisetas de lycra especiales para ayudar a cicatrizar.
“Con un oficio que nos envió el hospital nos permiten cruzar a Estados Unidos sin documentos. Un camión especial llega al puente internacional de Hidalgo para llevarlos a Houston; allá otro transporte nos lleva directamente a Galveston, donde Lucio es atendido cerca de dos semanas”, indicó su madrastra.
En ese hospital de forma gratuita le practicaron una cirugía para mejorar la condición de su piel. Y será el próximo 30 de abril cuando nuevamente acudan a la cita para revisar los avances.
Cada que van es necesario llevar 100 dólares para solventar la estancia de ambos. Mientras que los gastos de hospitalización y medicamentos corren por parte del Shriners Hospitals for Children.
Esos recursos los obtienen de la venta de dulces, además de solventar la alimentación y la renta de la casa en la zona centro.
Entre lágrimas, Teresa solicitó el apoyo para que Lucio arregle su situación migratoria y que pueda continuar con sus tratamientos en el futuro.
“Necesitamos el apoyo para obtener el pasaporte y la visa láser porque en ocasiones tenemos problemas en Migración cuando cruzamos. Quiero que Lucio siga acudiendo al hospital en Galveston para que le hagan las cirugías que requiere.
“Que me digan qué necesito para arreglar esa situación y ya veremos cómo conseguiré el dinero. Quiero que me abran las puertas para saber de qué forma obtendré los papeles”, expresó con desesperación.
Lucio es como cualquier otro niño: hiperactivo, curioso e inteligente.
En la charla comentó que por la mañana y noche tiene que realizar diversos ejercicios físicos como parte de la terapia. Además de las cremas que le aplica Teresa en los brazos, hombros y espalda, así como la camisa especial para evitar que se rasque y se lastime.
A su corta edad tiene el sueño de convertirse en doctor para cuidar y ayudar a los niños quemados como él. Pero sabe que tiene que estudiar mucho para cumplir el objetivo.
Además mencionó que le gustaría regresar a la escuela para aprender, pero tiene miedo de las burlas.
“Me gustaría ir a una escuela donde no me molesten, ni me digan cosas feas porque me enojo, pero sí quiero estudiar. En el hospital me enseñan un poco de inglés y me gustan las computadoras. Quiero aprender muchas cosas”, dijo el pequeño con una enorme sonrisa.
Peligro en casa
El 90 por ciento de los accidentes que suceden con fuego son dentro del hogar, específicamente en la cocina, informó Antonio Carlos Hernández Gómez, director de fundación Michou y Mau, delegación Tamaulipas.
En 2012 en la Unidad de Quemados del Hospital General en Ciudad Victoria se atendieron a 78 niños, y cinco fueron trasladados a Galveston.
“Mensualmente atendemos seis a siete niños con quemaduras de segundo y tercer grado. La mayoría de estos incidentes son dentro de casa, de ahí el énfasis en la campaña de prevención”, dijo.
Lamentablemente a nivel nacional se desconoce la cifra de personas que sufren quemaduras, aunque las estadísticas del Centro Nacional de Investigación y Atención a Quemados del Instituto Nacional de Rehabilitación (Ceniaq) indican que en México cerca de 12 mil personas ingresan anualmente a hospitales públicos por quemaduras.
Bullying contra los quemados
Así como el caso de Lucio que sufrió bullying por parte de sus compañeros de escuela, existen muchas personas que por sus lesiones son discriminados o señalados.
“Lamentablemente la mayoría de la veces las quemaduras dejan cicatrices. Aunque se les salva la vida y se hace corrección de las secuelas, no siempre la parte estética se puede corregir”, indicó el entrevistado vía telefónica.
Lamentó que la falta de recursos límite a la fundación para brindarles una atención integral para reincorporarlos a la sociedad.
“Para eso se requiere de mucho dinero, infraestructura y personal, a fin de que de la fundación Michou y Mau puedan pasar a otro nivel para reintegrarlos. Depende de la persona y su entorno.
Desgraciadamente sí los discriminan o son señalados por la sociedad.
Hacemos todo lo posible en la parte psicológica, pero depende de cada caso. Hemos tenido pacientes que con una pequeña cicatriz se desaniman y en otros casos existen menores que tienen marcada la cara pero eso no los limita”, mencionó Hernández Gómez.
Prevención
El director de Fundación Michou y Mau en la entidad resaltó la importancia de aplicar medidas preventivas en casa, sobre todo si se tienen menores de edad.
“Es importante que en casa cuando tenemos niños se limiten sus entradas a la cocina –se puede colocar una división o puerta–, ya que comúnmente es ahí donde se originan los accidentes”, dijo.
Agregó que es necesario hacerles saber a los menores que la cocina no es una zona para jugar y que no tienen nada que hacer cerca de la estufa.
A los padres y madres de familia recomendó que jamás cocinen con los niños en los brazos y que los mangos de los sartenes estén siempre hacia atrás.
“En la estufa deben de ser utilizadas las mechas traseras, ya que los niños por curiosidad se acercan a la estufa para jalar el mango de las ollas y pueden echarse encima el aceite, agua hirviendo o comida caliente”, mencionó.
Indicó que cuando se tienen niños que comienzan a caminar es importante no tener manteles en las mesas, ya que algunas veces se colocan líquidos calientes que se pueden derramar fácilmente.
Incluso, dijo, cuando regulen el agua para bañar a sus hijos es primordial que abran primero la fría y después la caliente para evitar quemaduras.
“Todas estas recomendaciones se las hacemos a las familias constantemente. Y en caso de tener un accidente es necesario utilizar el agua corriente y acudir inmediatamente a recibir atención médica”, apuntó.
COOPERACION SHRINERS Y MICHOU Y MAU
Existe una estrecha colaboración con el Shriners Hospitals for Children en Galveston, para atender a menores de edad con quemaduras graves de forma gratuita.
Hernández Gómez indicó que cada traslado en avión-ambulancia tiene un costo aproximado de 150 y 215 mil pesos, lo cual a través de la fundación no significa costo para la familia. Mientras que los gastos de hospitalización por el tiempo que tenga que estar el paciente allá corre por cuenta del Hospital Shrisners.
“Por medio de la previa valoración de los doctores de Michou y Mau se determina si el paciente, menor de 21 años, es candidato a ser atendido en ese nosocomio”, expresó.
Señaló que el Shriners Hospital pide como requisito que el paciente sea menor de edad, que no tenga muerte cerebral ni enfermedades contagiosas, que más del 40 por ciento de su cuerpo esté quemado y que sean lesiones de segundo y tercer grado. Además deben de ir acompañados de un familiar y no haber tenido problemas de inmigración.
El director de fundación Michou y Mau, delegación Tamaulipas, agregó que se obtienen recursos mediante donativos de la sociedad civil, apoyos empresariales, redondeos en tiendas comerciales y Gobierno del Estado.
En caso de no cumplir con los requisitos que solicita el Shriners Hospitals los pacientes son atendidos en la Unidad de Quemados del Hospital General de Ciudad Victoria.
El entrevistado resaltó que la Fundación Michou y Mau tiene cuatro objetivos fundamentales: uno, es la prevención con conferencias y materiales didácticos en las instituciones educativas a través de la Secretaría de Educación con alumnos de nivel básico.
“El segundo es la capacitación médica mediante cursos en manejo avanzado y manejo pre hospitalario de quemados. El tercero son los trasladados a Galveston, y el cuarto es la atención a secuelas físicas y psicológicas en menores lesionados”, puntualizó.
Asimismo opinó que en la entidad se requiere mayor formación médica, por lo cual tratan de becar al cien por ciento a los doctores y enfermeros (as) para que tomen los cursos necesarios.
“En Tamaulipas tenemos excelentes médicos y personal de enfermería, sin embargo, se requiere que ellos se interesen en tomar esos cursos de atención a quemados porque el tratamiento es complicado y largo. Es necesario saber de qué forma se actuará cuando llega el paciente quemado a las áreas de urgencias”, puntualizó Hernández Gómez.