La madre de Alonso, un pequeño autista, argumenta que le negaron el derecho a la educación en la Escuela Primaria “Andanac Nissan número 11”, de la colonia Balcones de Alcalá debido a su condición.
Tras terminar su educación preescolar Alonso ingresó a una nueva institución. Otra etapa en su vida había iniciado, con útiles y uniformes nuevos accedió al primer año en la Escuela Primaria “Andanac Nissan número 11”, ubicada en la colonia Balcones de Alcalá.
Pero a tan sólo pocos días de haber empezado el ciclo escolar el pequeño tuvo que dejar las clases pues ahí nada más le enseñan “español y matemáticas” y no aceptan “niños enfermos”, como le dijo el director de la institución a la madre del niño.
Cuando Alonso tenía tres años y tres meses de edad le detectaron autismo. Actualmente está por cumplir seis en octubre y la vida no ha sido fácil para él y su familia, no por su condición, sino por la respuesta que tiene de la sociedad.
Wendy Moreno, madre del pequeño, dijo que su hijo presenta autismo funcional, el cual se aplica a las personas que tienen este trastorno pero poseen mayor funcionalidad o capacidad que otras.
“El puede estar en una escuela normal porque tiene un grado académico bueno. Sabe leer, escribir y matemáticas. Tiene capacidad para estudiar”, dijo Moreno.
Como el resto de los padres de familia, ella realizó el proceso necesario para inscribir a su hijo, el cual procedió sin contratiempos.
SIN EMBARGO…
Las clases iniciaron y el pequeño presentó problemas de adaptación, sobre los que su madre dijo que son normales y como los de cualquier niño, pues venía de una larga temporada vacacional.
Aparecieron llantos, estrés y ansiedad y consideró que había que implementar acciones para ayudarlo.
“La maestra me dijo que no sabía como tratarlo o como lidiar con la situación. Le dije que fuéramos a hablar con el director para ver si me mandaría con la coordinación especial de la SEP o yo llevaría a mi psicóloga personal para que lo tratara”, dijo.
La respuesta del director de la primaria, Efraín Hernández Vargas, no fue la que ella esperaba. Por el contrario, fue imposible llegar a un acuerdo pues según mencionó, ni siquiera la dejó hablar.
“Me dijo que lo engañé, que nunca le dije que mi niño estaba enfermo, y para empezar esto no es una enfermedad, también que yo lo trataba de ocultar y que es como cuando una persona se tiñe el cabello pero que siempre va a salir su tono original, que siempre va a ser así; dijo que no lo aceptaba porque él solo enseñaba español y matemáticas”, denunció.
Externó también que el directivo le dijo que la maestra del grupo no tenía la capacidad para atenderlo y que no se haría responsable de lo que le pasara en el aula.
“Mi hijo lo único que necesitaba era apoyo para adaptarse porque académicamente está por encima de sus compañeros, pero el director en lugar de hacerlo lo rechazó e incluso imitó los movimientos que hace de mi hijo, como burlándose”, declaró.
A BUSCAR OTRO LUGAR
Agregó que Hernández Vargas solamente le dijo que por la colonia Juárez 5 hay dos escuelas vespertinas que son incluyentes, que hablaría para ver si lo aceptaban pero que no se lo garantizaba.
“Si me decían que no me podían ayudar yo iba a hacer mi propio esfuerzo y a pagar la psicóloga pero no se pudo”, apuntó.
Tras la decepción y los malos tratos recibidos, Moreno comentó que ya no habló más con el director y su hijo no regresó a clases.
“Fui por su material, nos fuimos, y pues no recuperé el dinero invertido. Pagué 750 pesos de inscripción, mil 500 de uniformes que compré en la escuela y aparte le hice otros por fuera que costaron mil 700”, platicó.
Para conocer la postura del director de la Escuela Primaria “Andanac Nissan número 11”, Efraín Hernández Vargas, Hora Cero intentó localizarle sin éxito en la institución educativa y vía telefónica.
En la primaria, la conserje manifestó que estaba “en una junta general” en otro lugar y no sabía cuando regresaría.
La madre de Alonso dijo que “nunca está” en el plantel y que el día que habló con él eran las 10:30 horas y “ya tenía mucha prisa por irse”.
Otros padres de familia argumentan dificultades para localizarlo cuando han necesitado tratar alguna eventualidad.
NUEVA ESCUELA
Wendy y su esposo lograron ponerse en contacto con una de las coordinadoras del Departamento de Educación Especial de la Secretaría de Educación de Tamaulipas (SET), quien la orientó sobre el tema.
Le dijo que hay varias escuelas que son integradoras y que existen Unidades de Servicio de Apoyo a la Educación Regular (Usaer) que cuenta con psicólogos expertos para atenderlos.
Fue aquí donde evaluaron a Alonso y el diagnóstico arrojó que su potencial está por encima de otros niños. Aunque actualmente presenta problemas de lenguaje es apto para estudiar en una escuela normal.
Actualmente Alonso toma clases en la Escuela Primaria “Profesor y General Alberto Carrera Torres”. La psicóloga recomendó evitar instituciones especiales pues podría imitar acciones de los niños que presentan otras condiciones.
Para ayudarlo en su proceso de adaptación su madre se queda en el salón de clases fungiendo como “sombra” para actuar en caso de ser necesario pero cuando no lo es, dijo, se mantiene al margen.
“En el aula dejo que la maestra haga su trabajo. Yo no me meto, si lo regaña adelante, porque esa es su labor y el necesita que le llamen la atención como a cualquier niño, siempre le digo que ponga atención porque se distrae mucho”, mencionó.
Su madre explicó que el niño debe sentir que está en un lugar seguro, si no lo conoce se pone muy nervioso y los cambios bruscos lo alteran.
“Por ejemplo, cuando lo sacan a Educación Física si no se me ve se pone muy inquieto o también si los niños se levantan y brincan de gusto o emoción el se inquieta”, platicó.
Lo que Wendy hace es hablarle con tranquilidad y paciencia, pedirle que respire profundo y tenga calma, además, debe explicarle con detalle lo que va a hacer.
La primaria a la que asiste tiene un horario de 13:30 a 18:00 horas, tiempo en el que ella está junto a el.
“Me dijeron que poco a poco tengo que ir saliendo y separarme, por ahora el niño no quiere que me vaya, tiene una condición de apego muy fuerte”, sentenció.
Antes de inscribirlo en esta escuela acudió a una privada y le dijeron que no lo iban a aceptar en ningún sitio.
“Es algo muy delicado porque la sociedad no conoce, no sabe, se asustan y no quieren tener al niño ni entenderlo”, apuntó.
UNA MADRE GUERRERA
Moreno ha decidido informarse diariamente sobre la condición de su hijo, por lo que está al pendiente de cualquier descubrimiento o recomendación que surja.
Además de esto, debe preparar un menú especial para Alonso que cubra sus requerimientos y necesidades, pero también en el que no se encuentren sustancias o componentes que puedan afectarlo.
“Hay cosas que no debe de comer porque es alérgico al trigo, tampoco debe de ingerir colorantes o endulzantes porque lo alteran”, dijo.
El manejo de su conducta es muy importante, así como el control de horarios para ver la televisión, alimentación y diversas actividades.
“Además de ser su mamá he decidido también ser su psicóloga. Si necesito ayuda entonces voy con una externa pero yo lo he encaminado mucho con la terapia, además yo lo conozco y se como va a actuar en cada caso”, precisó.
A lo largo de este camino, Wendy ha tenido que dejar de lado varias actividades y proyectos, como su faceta de costurera y sus estudios universitarios en línea.
Pero dijo que no le importa hacer grandes cambios por el bienestar de su hijo, pero lo que si le gustaría cambiar es la mentalidad de las personas sobre esta condición.
“Hay quienes no conocen y otras que no quieren conocer, yo les pido que por favor lo hagan, que se informen, sobre todo los docentes, este es el inicio de las nuevas generaciones porque cada vez hay más casos y los maestros ya no pueden cerrarse en solo enseñar español y matemáticas”, finalizó.
Alonso es un fanático de los planetas, no pierde la oportunidad para dibujarlos y le encanta todo lo relacionado con ellos; actualmente toma terapias de música y dibujo para lograr mayor concentración y disciplina. v