Don Pepe Ramos es un artista originario de Zacatecas, pero tamaulipeco de crianza. Él y sus hermanos (nacidos algunos en Reynosa) son músicos por cuarta generación y todos han destacado a nivel nacional e internacional.
Cuando el señor Manuel Ramos y Enedina Reynoso llegaron a la frontera en 1950 venían buscando un progreso para su familia. Este patriarca ya era un músico experimentado y no estaba en sus planes que sus hijos perdieran la tradición.
Efectivamente sus muchachos, seis de los cuales fueron varones y seis féminas, estuvieron relacionados con esta profesión y todos los hombres estudiaron de manera profesional.
Pepe Ramos llevó la pauta al ser el primero en graduarse del Conservatorio Nacional, dando pie a numerosos éxitos a lo largo de su vida. Sus hermanos no se quedaron atrás, al grado que Manuel Ramos es considerado uno de los mejores violinistas del mundo.
Mostrando al reportero las fotografías de la última reunión familiar que se llevó a cabo en la Ciudad de México, don Pepe comentó que los 12 hermanos tuvieron la oportunidad de estar juntos con su mamá, la señora Enedina. Don Manuel, su padre, ya falleció.
Soltó las carcajadas cuando se le preguntó si fue un privilegio haber nacido en una familia de músicos e inmediatamente después comenzó a recordar anécdotas simpáticas que pasaron juntos.
“Acabo de enterarme algo de mi papá que me causa tanta risa. Supe que un día se despertó y no escuchó movimiento en la cocina para ir a almorzar. Se bajó con su gorrito y pijama, se puso a cortar cebolla, la echó en una sartén, la doró a fuego lento y empezaron las viejas (las hermanas) a oler aquel aroma (risas).
“Ya bajaron y le preguntaron –¿qué está haciendo papá?– Les respondió: –Una cebollita, ahí por si quieres echarle algo (carcajadas)–. Y con ese anzuelo se levantaban todas a preparar la comida”, comentó de manera alegre el también maestro de orquesta.
DE DESTACARSE
Cuando en todas las familias existen dificultades y en algunas de ellas las diferencias son muy marcadas, con los Ramos siempre hubo una gran unidad y no conformes prosperaron en un mismo ámbito, como es el de la música.
“Aparte de que somos hermanos nosotros mismos nos admiramos. Mi máximo ídolo es mi hermano Manuel. Manuel Ramos se podría decir que es el mejor violinista del mundo, aunque él no lo quiera admitir y nació en Reynosa, Tamaulipas, en una cuartería que estaba atrás de la prepa Escandón.
“Lo admiro y aparte de que es muy buen músico y muy buen hermano, es muy buen padre; muy buen esposo, muy buen hijo, muy buen amigo. Todo el tiempo estuvo en Estados Unidos con la sinfónica de Saint Louis, Missouri, pero ahora se encuentra con mi mamá viviendo sus últimos años”, relató.
Don Pepe Ramos hizo reseña que a pesar de los escenarios en los que a Manuel le ha tocado trabajar, como el Carnegie Hall, sigue siendo una persona humilde.
“El siglo pasado ha sido el más prolífico en violinistas. Jascha Heifetz, Elías Breeskin (papá de la artista Olga Breeskin), Henryk Szeryng, Ruggiero Ricci, Yehudi Menuhin, Stephane Grappelli, David Oistraj. Los mejores del mundo en su época.
“Luego estaban Igor Oistraj, Isaac Berman y mi hermano.¿Qué pasó?, entró el siglo XXI sin ningún violinista de aquellos de élite. Todos se murieron. ¿Quiénes siguen?, pues estos que nombré después”, señaló.
Y es que en el concurso Niccollo Paganini, el más importante a nivel mundial, su hermano sacó el tercer lugar a principios de los años noventa.
“¿Por qué no lo dice? y que Igor Oistrakh alcanzó el sitio número 19. ¿Por qué no menciona que los otros dos primeros ya se murieron?, ¿por qué no menciona que sacó el tercer lugar? No entiendo a Manuel, pero si él es feliz así, así que se quede”, manifestó don Pepe.
Y es el músico que tocaba en tríos con su padre y ahora se encuentra en la cúspide.
“Él va al teatro Colón de Buenos Aires y ponen el letrero de localidades agotadas, porque ya no caben más. Lo quieren mucho en Argentina y saben quién es. Y no digan que les hacen una publicidad tremenda.
“Era para que le dieran más publicidad en Reynosa, él nació aquí, es originario de aquí”, dijo.
Además don Pepe, quien también ha sido un destacado trabajando en escenarios como el programa Siempre en Domingo, el Festival OTI y el mítico festival de rock de Avándaro con La División del Norte, tiene otros hermanos que han triunfado en la música como Armando, director de orquesta sinfónica.
“Luego sigue Enrique, que está con la Sinfónica Nacional. Luego Juan David, que está en la Sinfónica de Minería. Y Adolfo es el violonchelista de Bellas Artes”, mencionó.
LAS ANÉCDOTAS
En los Ramos la siguiente generación de músicos continuó el legado y en Saltillo, Coahuila, se encuentra trabajando Manuel Zogbi, otro miembro de la familia que ya tocó en el Carnegie Hall de Nueva York, uno de los sitios íconos de la música clásica en Estados Unidos.
Zogbi aprendió desde pequeño a tocar violín con su tío Manuel. Es hijo de una hermana de don Pepe y aunque es jazzista, tuvo un momento célebre como intérprete de música clásica.
“Hace 10 años se hizo una convocatoria mundial para conformar la Orquesta Sinfónica de la página de videos YouTube, para tocar en el Carnegie Hall una sola vez. Y llevaba dos músicos de cada país. De México iban dos. Mi sobrino y un violinista de Xalapa, que al último no lo dejaron pasar.
“Mi sobrino mandó su disco para que lo tomaran en cuenta y mi hermano Manuel le dijo: –Debes tener mucho cuidado en lo que mandas…, eres muy habilidoso y hay cosas que yo batallo mucho para sacarlas y tú las sacas en caliente, pero a mí se me quedan para toda la vida y a ti se te olvidan luego luego. Ten cuidado con lo que mandas– y así quedó”, narró.
Don Pepe Ramos continuó la charla diciendo que Zombi no le hizo caso a su hermano Manuel, quien lo estuvo preparando y lo aprobaron.
“Aquí ocurrió algo muy destacado, porque entre todos los directores lo escogieron como corcentino de la orquesta, no cualquiera. Ser el corcentino es el segundo a bordo después del director.
“Una ocasión una artista rusa en Bellas Artes se sintió mal del estómago en pleno evento. Estaba mi hermano Manuel de corcentino. Se quitó el violín y se echó a correr, pero el concierto no podía parar. Tiene que levantarse el corcentino y seguir y Manuel lo hizo como si el concierto hubiera sido para él.
“Vino la señora que se sintió medio bien y lo desplazó. En un descancito él bajó el violín y se sentó. Y otra vez ella se sintió mal y se volvió a levantar Manuel. Entonces la artista ya no quiso entrar y lo dejó que continuara el concierto.
“Por eso no era cualquier cosa que pusieran a mi sobrino de concentino y el evento fue formidable, todo salió muy bien. Estuvieron dos músicos de cada país. Sesenta naciones y él era el único mexicano. Al otro no lo dejaron pasar”, recordó.
Pero la enseñanza de esta anécdota vino después, porque a Zombi le comenzaron a llover los contratos cuando se regresó a Saltillo.
“–¿Qué ocurrió?, la Real Sinfónica de Venezuela le preguntó si tenía libre un día para ir a brindar un concierto. –No, no lo tengo–, dijo. Luego le hablaron de Bélgica y de Suecia, y les respondió que tenía ocupada la fecha, que si no, sí iba…
“Y mi hermano Manuel le dijo que se lo había advertido. –Ahora tú solo te quemaste… porque a los lugares que dijiste que no ibas no te van a volver a hablar nunca–, le recordó. No puedes blofear con esto, aparentar que eres un chingón y luego que no puedas en el escenario es la cosa más horrible que puede existir.
“Porque todo mundo en Nueva York se preguntaba de donde había salido Zogbi. De la nada salió este tipo tocando lo que está tocando, y nada que era el pedacito que se sabía (risas)”, contó de manera muy simpática don Pepe Ramos aquella anécdota familiar.
Y es que la especialidad de su sobrino es el jazz. Actualmente radica en Saltillo, también denominada “la Atenas de México”, una ciudad muy cultural.
“Él es muy bueno, sí acalambró a muchos músicos de talla mundial en Nueva York, pero no se dedica a eso, es jazzista. Ya no le interesó de una vez que platicamos. Quería ser concertista, pero es muy matado. Necesita estudiar ocho horas al día y como jazzista no le falta el trabajo”, advirtió don Pepe, cuya familia vive en torno a la música.
Su esposa, Violeta Martínez, ex vocalista del grupo The Blue Stars de Díaz Ordaz, participa en algunas ocasiones cantando o ejecutando el bajo en las presentaciones que este músico “todo terreno” todavía tiene.
Sus dos hijas son destacadas en sus respectivas áreas y están también relacionadas con el medio artístico, Esmeralda en el
centro del país, vinculada al arte, al diseño y como catedrática en la prestigiada academia San Carlos de la Ciudad de México, mientras que Perla es cantante y reside en Edinburg, Texas. Su nombre artístico es Perla
López y tiene un buen cartel en esa región de la Unión Americana.