
La tormenta del pasado 27 de marzo dejó a la primaria Mariano Abasolo con pérdidas totales: aulas inundadas, libros destruidos y equipo inservible. Lo más preocupante es que siguen sin la oportunidad de poder recibir a los estudiantes en las aulas, pues las labores de limpieza continúan.
Las lluvias severas que azotaron la ciudad el pasado 27 de marzo no sólo arrasaron con calles, viviendas y comercios, también dejaron una profunda huella en el sector educativo.
Algunas escuelas permanecen inaccesibles o con severos daños en su infraestructura. Libros empapados, cuadernos inservibles, escritorios hinchados por la humedad, se han vuelto parte del nuevo panorama escolar.
En muchos planteles, como en la Mariano Abasolo, los alumnos no han podido regresar a clases con normalidad. Algunas familias han tenido que improvisar espacios en casa para que los niños sigan estudiando, mientras que otras, sin recursos ni conectividad, simplemente esperan. El acceso a las escuelas se ha convertido en un reto diario.
La comunidad educativa de Reynosa se encuentra intentando recuperar no sólo la infraestructura perdida, sino también la rutina y el ánimo de sus estudiantes, pues a pesar de los esfuerzos, la emergencia continúa, y el regreso a clases sigue siendo una meta.
DAÑOS TOTALES EN AULAS Y MATERIALES
En la escuela primaria Mariano Abasolo, ubicada en la calle Predial 520 de la colonia Burocrática, las huellas de la tormenta del pasado 27 de marzo son evidentes. Las aulas, en las que antes se realizaban tareas y juegos, hoy están cubiertas de lodo seco, muebles arruinados y papelería inservible.
Javier Abdiel Valdiviezo Salazar, director del plantel, continúa realizando labores de limpieza en pasillos, aulas y el patio, donde el agua alcanzó los dos metros de altura. El entrevistado expresa que cada rincón revela una nueva pérdida.
“El agua nos rebasó por completo. En algunas aulas alcanzó más de dos metros de altura y nos dejó con pérdidas totales”, relata.
Entre los daños se encuentran libros, cuadernos, pizarrones y materiales didácticos que quedaron inutilizables. Pero el impacto también alcanzó el área administrativa y la sala de cómputo: computadoras, impresoras, escritorios, bocinas y otros equipos fueron destruidos por la inundación.
“Todo eso también lo perdimos”, lamenta el directivo.
Con una matrícula de 126 alumnos y un equipo de 10 maestros, las labores de limpieza han sido agotadoras.
“Todavía estamos limpiando. Quedamos pocos para todo lo que hay que hacer”, explica.
El panorama es aún más difícil para los estudiantes, muchos de los cuales también resultaron afectados en sus hogares, por lo que no se ha contado con el apoyo de padres de familia, pues se encuentran en una situación de contingencia similar.
“Están batallando mucho para tener conectividad, ya sea por WhatsApp o videollamada. Incluso, muchos no tienen cuadernos. Acostumbraban dejar sus libros y útiles en el salón, así que la mayoría lo perdió todo aquí mismo”, detalla.
La escuela Mariano Abasolo, como muchas otras en Reynosa, se enfrenta no solo a una recuperación material, sino también a la rutina, el ánimo y el derecho a la educación, interrumpidos por una tormenta.
SOLICITAN APOYO
A pesar de la gravedad de los daños, el apoyo para esta escuela aún no se ha materializado. Aunque autoridades han visitado la colonia Burocrática, donde se ubica la Mariano Abasolo y han prometido ayuda, hasta ahora el plantel sigue operando únicamente con los escasos recursos que tiene a su alcance.
“Nos han dicho que los apoyos van a llegar, pero hasta el momento seguimos igual. Lo que ustedes pueden ver es con lo que contamos, no ha llegado nada más”, señala el director de la institución.
LO URGENTE
El directivo detalla que, para que los alumnos puedan regresar a clases presenciales, se necesita con urgencia equipamiento básico.
“Lo que más ocupamos son pizarrones, para que los niños puedan regresar a sus aulas, además de mobiliario de oficina, computadoras, bocinas, micrófonos, útiles escolares, cuadernos, mochilas, eso es lo prioritario”, subraya.
Sin esos elementos, el regreso a clases no solo se retrasa, sino que se complica cada día más, especialmente para una población estudiantil que ya ha perdido gran parte de sus herramientas de aprendizaje.
“Invitamos a quienes puedan apoyarnos, a que se acerquen. Lo que sea, nos sirve. A lo mejor tienen por ahí cuadernos que sus hijos ya no usen, útiles que les hayan sobrado o mochilas en buen estado. Todo eso, para nosotros, es valiosísimo en estos momentos”, expresa el director con esperanza.
La Mariano Abasolo, como otras escuelas en Reynosa, necesita algo más que reconstrucción física, requiere del respaldo colectivo para volver a ser el espacio de aprendizaje y seguridad que fue antes del desastre.
El director espera que tras el receso de Semana Santa, se puedan reanudar las actividades escolares.