La devastación que puede generar la naturaleza ha sido uno de los temas recurrentes en las coberturas de Hora Cero en los últimos 15 años.
Uno de nuestros primeros trabajos enfocados a los desastres naturales fue el del décimo aniversario del huracán “Gilberto” en septiembre de 1998. Difícilmente será olvidada la fuerza indomable que tuvo este gigantesco meteoro por nuestro país y las historias de destrucción y dolor que de él emanaron, llevándolo a ser catalogado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) como uno de los peores ciclones tropicales del siglo pasado.
Irma Idalia Cerda elaboró un artículo para recordar esta catástrofe climatológica, que en la noche de 16 de septiembre y la madrugada del 17 de 1988 azotó Monterrey. En Reynosa y Matamoros sólo lloviznas cayeron.
DE EXTREMO A EXTREMO
La edición número 71, correspondiente a febrero de 2001, apareció un reportaje gráfico de la desembocadura del río Bravo en la playa Bagdad de Matamoros, donde se podía observar que por primera vez el último tramo fronterizo entre México y Estados Unidos se quedó seco.
Desde una avioneta Cessna, Luciano Campos pudo observar la bocana de este afluente sedienta, algo que según historiadores no había sido registrado. La corriente se detuvo debido a la densa fauna que hizo represas en el cauce y a la proliferación de lirio acuático.
Un año y medio más tarde, en abril de 2002, Hora Cero fue testigo de que los ejidos del norte de Tamaulipas se estaban quedando abandonados.
Esto en parte por la sequía y el olvido de las autoridades, que desviaron apoyos al campo e hicieron un erróneo suministro de agua de riego.
En esta edición se documentó la que fue una de las primeras secas del siglo XXI en la región y cómo los habitantes de las comunidades rurales, sin oportunidades, las dejaban para buscar trabajo en la industria maquiladora de Reynosa y Matamoros.
En el año 5 de este tabloide, en el número 123, se plasmó cómo esta ciudad había sido socavada por una de las peores tormentas invernales de su historia moderna, que destruyó 850 viviendas en 29 colonias y dejó cientos de damnificados. Hubo nieve, viento y destrucción.
También contamos la historia del huracán “Beulah”, que alcanzó una categoría 5, con vientos de más de 300 kilómetros por hora, tocando tierra el 20 de septiembre de 1967.
Durante 17 días castigó las islas del Caribe, la Península de Yucatán y la frontera entre Tamaulipas y Texas. Inundó ciudades enteras, devastó la actividad agrícola y le quitó la vida a 18 personas.
Esta recapitulación fue con motivo de la llegada de la tormenta “Erika” a Tamaulipas.
Esperando toda una noche la entrada de las lluvias torrenciales por la playa Bagdad, nuestros enviados fueron testigos del desalojo de las comunidades pesqueras y de aquellos quienes se niegan a abandonar sus casas. Al final, el vendaval se desvió y provocó más daños en el municipio de San Fernando.
CIUDADES EN RUINAS
En el año de 2005 el huracán Katrina pasó a la historia como uno de los peores desastres naturales en Estados Unidos y Nueva Orleans se volvió el epicentro de la devastación, con más de mil 800 muertos y más de 100 mil millones de dólares en daños.
Hora Cero presenció de manera directa las dimensiones del caos y cómo una urbe tan importante quedó literalmente bajo el agua.
También fuimos testigos de cómo una sociedad de primer mundo pasó a hacer largas filas para conseguir un poco de comida y la manera en la que el Ejército Mexicano cruzó la frontera para brindar su ayuda.
Más tarde, en el año 2008 publicamos en nuestra portada número 250 “Los rostros de Dolly”, aquel huracán que primero se quedó inmóvil en el Golfo de México, pero que luego terminó afectando Matamoros, Río Bravo y Reynosa.
En esa ocasión nuestra empresa se vió afectada con cortes de energía eléctrica por lo que tuvimos que trasladar temporalmente nuestra redacción al hospital Christus Muguerza.
Pero si de inundaciones se trata, el 2010 nos tenía una buena sorpresa preparada, cuando el campo del norte de Tamaulipas quedó arruinado con la llegada del huracán “Alex”, que ahogó las zonas agrícolas y por varios meses se rehusó a abandonarlas.
Más de 200 mil hectáreas de sembradíos de maíz, sorgo y ocra, sufrieron pérdidas millonarias a causa del desbordamiento del río Bravo, luego de que la Comisión Nacional del Agua (CNA) decidió descargar las presas de Nuevo León y Tamaulipas.
“Alex”, que se había exprimido en la cadena montañosa de la Sierra Madre Oriental, hizo que 22 años después se repitiera la trágica inundación de “Gilberto” sobre el río Santa Catarina y la zona metropolitana de Monterrey.
Para evitar que la fuerza de la naturaleza alcanzara las ciudades de la franja fronteriza se tuvieron que partir enormes tramos de carreteras y así darle fluidez al agua a través de los campos de cultivo.
Se estima que las pérdidas fueron de 370 millones de pesos y más de un millón 550 mil toneladas de sorgo echadas a perder.
También estuvimos en las comunidades de Anáhuac, Nuevo León, donde la desolación fue cuantiosa, al grado que después de varias semanas no habían llegado las labores de auxilio.