El más pequeño de los migrantes hondureño-mexicano se encuentra en Reynosa, y en unos meses en el refugio para migrantes se espera den a luz unas 40 mujeres extranjeras que piden asilo al vecino país, pero que en apego al programa ‘Quedate en México’, tienen que aguardar en esta frontera esperando los trámites.
Ingrid Pineda, hondureña de 25 años de edad, sostiene en sus brazos a su pequeño hijo Liam Dariel, que hace un mes y medio nació en Cancún, Quintana Roo y acompañada de su otro hijo, de 5 años, pierde su mirada en el campamento de Plaza de la República, donde aguardan los trámites de asilo que junto con su esposo han solicitado en los Estados Unidos.
Piensa en todo y a la vez en nada. Está como la gran mayoría de centroamericanos, unos mil 700 en esta frontera, en la incertidumbre de si algún día el vecino de el norte los aceptará, luego de huir de la violencia y la miseria de sus países de origen.
Como miles de centroamericanos, Ingrid, que entonces estaba embarazada, salió hace unos meses de su país con su pareja y su entonces único hijo, con la firme intención de penetrar a la Estados Unidos, a donde en días pasados llegaron, ya con el nuevo integrante de la familia, pero fueron deportados a esta ciudad.
“Yo venía embarazada, mis planes eran cruzar, porque en Honduras la vida es muy difícil, nos venimos para darles un mejor futuro a mis niños, a él (Liam Dariel) y al otro, pero aquí estamos, aún no podemos llegar allá”.
Cuando Ingrid Nohemí Pineda Méndez, de 25 años de edad, cruzó la frontera sur de México ya contaba con 8 meses de gestación.
“Venimos de San Pedro Sula, Honduras, allá nosotros perdimos todo con los huracanes, mi esposo trabajaba en una recicladora de plásticos, pero la economía no está muy bien y recibimos muchas amenazas, entonces decidimos abandonar el país”, platica la joven madre de familia.
La mujer emprendió inicialmente el viaje en compañía de su esposo Brayan Ariel Regalado Martínez, de 24 años y su hijo Gerard Ariel Regalado, de 5 años.
En su paso por la ciudad de Cancún, Quintana Roo, fue un caos para dar a luz, porque los diversos trámites hospitalarios no salieron como esperaban, pero gracias al apoyo de la asociación Vida y Familia (Vifac) su hijo nació en óptimas condiciones.
Fue en esa ciudad turística donde Liam Dariel Regalado Pineda vio su primera luz y hoy tiene un mes quince días de nacido.
DEPORTADOS
Después que nació el niño los padres emprendieron el camino hacia Estados Unidos, pero fueron apresados por el personal de Migración de la Unión Americana.
Debido a esa situación fueron trasladados a esta frontera, donde llegaron al campamento de Plaza de la República, que se sitúa cerca del puente internacional Reynosa-Hidalgo.
Aunque se le ofreció ser trasladada al albergue “Senda de Vida” para contar con mejores condicionas para ella y el recién nacido, Ingrid prefirió seguir en este campamento porque les prometieron que los ayudarían a cruzar a los Estados Unidos.
Nohemí Pineda solicitó el apoyo de la ciudadanía reynosense con ropa para frío, pañales y artículos de higiene personal para los niños y para ella.
40 CIGÜEÑAS VIENEN A REYNOSA
Mientras tanto, en el albergue migratorio Senda de Vida de esta fronteriza ciudad se encuentran aproximadamente 40 centroamericanas migrantes embarazadas.
El director del albergue, Héctor Silva de Luna, dijo que las mujeres son de diferentes nacionalidades centroamericanas, por lo que han recorrido cientos de kilómetros con la ilusión de alcanzar el sueño americano.
Los gobiernos de Estados Unidos y México acordaron reactivar el plan ‘Quédate en México’ que había instrumentado la pasada administración norteamericana, el cual se conoce como Protocolos de Protección al Migrante (MPP), que obliga a miles de solicitantes de asilo en Estados Unidos a esperar en el lado mexicano de la frontera mientras se resuelve su trámite.
Entre las embarazadas que se encuentran en el campamento Senda de Vida está María Mercedes, de 28 años de edad, también hondureña, quien como todos los migrantes tiene el objetivo de ser admitida en el vecino país del norte para darle un mejor futuro a sus hijos.
“Salí del país porque me involucraron en algunos problemas y estaba embarazada, tengo seis meses de embarazo, por eso quiero darles un mejor futuro a mis hijos ya que en mi país es muy difícil”, dijo Mercedes.
La chica hondureña tiene cuatro meses de habitar en este efugio para migrantes, en compañía de su hija de apenas 8 años de edad.
Las mujeres viven en casas de campaña y en algunas instalaciones del albergue, donde reciben atención médica por parte de la Organización Médicos sin Fronteras y en caso de solicitar un traslado a un hospital se coordinan con paramédicos de la Cruz Roja delegación Reynosa o Protección Civil municipal.
