En esa época maravillosa, en la que sin darnos real cuenta vivíamos y éramos muy felices con lo que nuestros padres nos proporcionaban: sin lujos, sin Internet, sin aparatos “inteligentes”.
Dicen que la vida te devuelve a las personas que te hicieron feliz, y hoy se plasma cuando amigos y tiempos colegiales se reencuentran por la nostalgia de aquellos días vividos intensamente en la educación básica, quizá las más memorables y que más influencia provocan en la vida de una persona adulta. Hoy se arremolinan gratamente en nuestras mentes después de más de 40 años.
En memoria de esos tiempos, hoy por lo menos “en línea”, nos unen sentimientos y coincidencias de gratitud, lugares por el gusto del baile, nula existencia del acoso, comida sana, respeto, sueños cumplidos y el tesoro de nuestras familias. Somos una bella generación, porque nos la ganamos por méritos propios, sin necesidad de redes sociales, en escuela Secundaria Federal #4 “Ing. Marte R. Gómez”.
“Y sí, mis sueños de construir y crear los estoy viviendo ahora: remodelo y rediseño casas y proyectos que la gente imagina; además, estudié dibujo arquitectónico, de alguna manera hago lo que me gusta y aparte me pagan. En la secundaria conocí a las más hermosas amigas del mundo mundial. No existía el bullying, los juegos eran inocentes: sólo jugar y bromear”, afirma Oscar Moreno Pérez, egresado de FIME UANL, del grupo “L”.
Nectali Reyes Leal, también del grupo “L”, autotransportista; Martín Vega del Toro y María Isabel Reyna Gallardo (mi hermanita), ambos del grupo “G”, todos admiten que antes había más resistencia a los comentarios tipo “carrillas” y que “se trataba sólo de bromas ligeras, nada pesado y creo que se aguantaba más y éramos más tolerables que hoy”. Vega hace sarcasmo y agrega: “le hacían más bulla al Chapulín Colorado, jajajaja”.
Después de 45 años nos reunimos en la ciudad de Reynosa, el 14 de febrero del 2024, en un grupo privado de guasap (sic), con la complicidad de casi mi hermana, Sanjuana Magdalena Cantú Leos, del “L”, ahora constatamos que nuestro perfil académico antes y durante la formación básica, en contraste con estos tiempos, es fructífera a la fecha. “Acá (USA), vine a abrir un taller mecánico, y me siento muy bien, siempre trabajo para mí”, aseguró Nava del Toro, graduado de FIME UANL.
“En nuestra época no las tuvimos y resolvíamos todo, en lo que se refiere a matemáticas y vida social, convivencia y en el entorno en que nos movíamos y fuimos y somos felices, porque nuestra generación se adaptó a los nuevos tiempos tecnológicos y el que no se adapta ahí se queda. En los tres años le dimos el primer lugar en los intersecundarias en volibol y básquet”, afirma Arturo Pozos Cervantes, del grupo “G”, egresado de Educación Física en la ENEF de Puebla.
De generación 1979-1981, desde primero hasta tercer grado, nos apoyamos y nos dejábamos guiar por quienes nos brindaban confianza; fuimos unos 35 alumnos en el grupo “L”, del turno vespertino; y hoy quizá por coincidencias, en 2024, a pesar de las distancias, nos damos cuenta que el común denominador es la familia, gracias al ejemplo que nuestros padres nos legaron. “En realidad ustedes, las jefas, (Magda y Paty) como yo les dije, sin que se dieran cuenta, fue por la influencia positiva que dejaron en mi vida, aún adulta”, afirmó Reyes Leal.
A partir de entonces, desde que estamos juntos en el grupo privado de guasap (sic) y redes, se sienten los buenos deseos que cada uno de nosotros nos demostramos en esa época maravillosa, en la que sin darnos real cuenta vivíamos y éramos muy felices con lo que nuestros padres nos proporcionaban: sin lujos, sin Internet, sin aparatos “inteligentes”, sin computadoras.
Sonia Tijerina, cuidadora de abuelitos en los Estados Unidos, reconfirmó: “Sí, súper, es por eso que el otro día te dije: a la antigüita es mejor que ahora, jajajaja. Era todo más sano en todos los sentidos, y que como aprendíamos de memoria era mejor tener a la mano direcciones y números telefónicos; no nos confiábamos tanto a los aparatos (teléfonos inteligentes). Que bonitos tiempos amiga.
Una casualidad que también la vida nos regaló, es que ejercemos profesión “por el sueño adolescente”, fuera de Reynosa, por ejemplo: constructor de casas, maestro de educación física, mecánico automotriz, comunicadora, chofer de autotransporte, atención del adulto mayor; pero también de abuelitas emprendedoras consentidoras, incluso con bisnietos, como el caso de Tijerina, con su bisnieto Leonardo.
“Sí, hoy lo más maravilloso de mi vida es mi familia, es lo más bello que me ha dado Dios”, afirma Miriam Adriana Cárdenas Mayorga, con 30 años de vivir en el Estado de México. “Los momentos en la secundaria fueron los más maravillosos; (pero) si pudiera retroceder el tiempo sería una mejor alumna y amiga. Recordamos los sensacionales bailes en el “Zodiac´s”, “Alaska”, “Casa Blanca”, “Jet Set, “y éramos unas niñas, pero había mucho respeto, yo tenía una mamá muy estricta”, agregó.
Todas las tardes nos reuníamos, al concluir la última hora; en la secundaria pasábamos unas cinco horas de estudio, de lunes a viernes, con ocho materias y receso de 20 minutos en los que aprovechábamos para comprar comida rica, como preparada en casa, desde pan de canasta, taquitos de maíz y hamburguesas, también fritangas y refrescos, en menor proporción.
Somos y seremos esos amigos entrañables más cercanos que nunca, como ahora, después de 45 primaveras, al “rejuntarnos en línea”, con Juana María Ortiz Vega, Silvia Martínez Castillo, Wvaldo (sic) Hernández Lara, Rosa María Jasso, más los que se integren, porque ya estamos organizando la primera reunión para vernos y abrazarnos.
Mientras, nos seguimos compartiendo fotos a color “con filtros” para vernos mejor, contándonos anécdotas inolvidables, y como obra de magia, comenzamos a “presumir” con orgullo, imágenes de las familias completas en las tomas más pintorescas por los paisajes que evocan distancias físicas, más no de nuestros sentimientos de adolescentes vividos plenamente.