Hace ocho años, Daniel Luévano Soto sufrió a la segregación de su familia y amigos al enterarse que había contraído tuberculosis.
“Mi esposa me dejó y mi familia me rechazó, la enfermedad me dio cuando estaba totalmente solo. Mi autoestima se encontraba por los suelos”, narró.
Este hombre de 45 años fue aislado por su propios parientes.
“Te relegan haciéndote sentir peor, ya que además de la enfermedad, tienes que enfrentarte solo a todo el proceso”, recordó.
En la soledad, enfermo y sin trabajo, comenzó a barrer banquetas y lavar carros para ganar unas monedas y poder sobrevivir.
“La enfermedad va mermando poco a poco la salud, muchos conocidos o ‘amigos’ me hacían bromas pesadas por el aspecto físico que tenía en ese tiempo a causa de la tuberculosis.
“Me decían que comenzara a medir mi caja (ataúd), o que me espantara los zopilotes porque parecía muerto y cosas así. Me veía tan mal que creían que me iba a morir”, recordó.
Daniel expresó que una persona enferma de tuberculosis padece mucha discriminación, algunas veces directamente y otras un tanto disfrazada.
“Estas derrumbado, temeroso, con mil ideas en la cabeza como el suicidio. Baja tu autoestima y sientes miedo a la muerte constantemente, por lo que es muy importante tratarlos (a enfermos) amablemente y comprender la situación por la que atraviesan”, indicó.
Lamentablemente la tuberculosis sigue estando estigmatizada por la sociedad, y ante la falta de información se violentan los derechos humanos de los enfermos.
“La mayoría de las personas desconocen cómo se contagia la enfermedad. Los familiares y amigos alrededor de un paciente con tuberculosis deben de informarse para no cometer el error de segregarlos en su propio entorno cayendo en la discriminación”, señaló.
Los “amigos” de Daniel utilizaban erróneamente el término de “tuberculoso”, provocándole que se deprimiera todavía más.
“Cuando se contrae la enfermedad o un pariente la padece, las personas a su alrededor comprenden la situación y termina la discriminación porque comienzan a informarse al respecto de la tuberculosis”, dijo.
Para este hombre, la discriminación fue algo difícil de superar porque no contaba con el apoyo de nadie.
Agregó que enfermos o sanos, todos los seres humanos por igual merecen respeto, ya que nadie está exento de contraer tuberculosis.
“La ventaja para algunos pacientes es que cuentan con el apoyo importante de su familia, sin embargo, otros no corremos con la misma suerte y terminamos encontrando una nueva familia en los centros médicos donde nos atienden y nos curan por parte de médicos, enfermeras y enfermos”, relató.
Daniel narró que fue en el 2005 cuando le detectaron este padecimiento.
Afortunadamente ya se encuentra totalmente recuperado.
Su vida cambió para bien después de la enfermedad, ya que actualmente trabaja en el Centro Regional de Tuberculosis de Reynosa, donde aconseja y anima a los pacientes como si se tratara de su familia.
“Debemos de darle mayor importancia a la salud que a otras cosas.
Cuando escuchan la palabra ‘tuberculosis’ se espantan, ya que al no atenderla médicamente puede provocar la muerte. Mi fortaleza para salir adelante fue siempre la fe en Dios y en los médicos que me salvaron la vida”, expresó.
ASILAMIENTO, ¿OBLIGATORIO O VOLUNTARIO?
La historia de “Eduardo Hernández” (como llamaremos para proteger su identidad), también muestra escenas de discriminación. El joven de apenas 28 años, prefirió aislarse de su familia para evitar contagios.
“Se sufre mucho con la tuberculosis, en mi caso preferí estar solo que acercarme a mis familiares, no quería que padecieran la misma enfermedad. Mi vida cambió radicalmente me sentía débil y alejado de la familia, viviendo en un pequeño cuarto de renta apartado de ellos y del mundo”, recordó.
Con el avance del mal, el aspecto de Eduardo se deterioró y a pesar de ser una persona joven, aparenta el doble de la edad que tiene.
Eduardo reconoció que al principio de su padecimiento sufrió discriminación por parte de sus amigos y conocidos que lo apartaron por su aspecto físico.
“Sufrí de mucha discriminación pero trataba de no hacerles caso y seguir adelante, aunque por varios meses me aislé, prefería estar solo para evitar contagiar a mis familiares u otras personas y además sentirme relegado por la gente”, narró.
La soledad invadió a Eduardo que se sentía alejado de su familia y amigos. Al paso de un año de tratamiento médico, sus resultados salieron negativos, por lo que actualmente puede convivir con ellos sin preocupación.
“No era justo contagiar a más personas, esta enfermedad no se le desea a nadie ni al peor enemigo. Les pido de todo corazón que no nos discriminen porque no sabemos si en un futuro ustedes o sus familiares puedan tener la enfermedad”, expresó.
A los 27 años, Eduardo notó cambios drásticos en su organismo, inició con tos incesante y cansancio, además de una disminución rápida de peso de 50 kilos con la enfermedad bajó a 37 kilogramos.
Ante esta situación acudió al Centro de Salud de la IV Jurisdicción Sanitaria para recibir atención médica. Después de hacerle unos estudios y radiografías el diagnostico resultó positivo.
“Todo inicia con una debilidad del cuerpo, mucha tos y pérdida de peso. Sumado a eso baja la autoestima, te sientes desanimado y aislado porque ya estas adaptado al trabajo y de repente ya no puedas hacerlo por lo que entras en depresión”, comentó.
En el Centro Regional de Tuberculosis le realizaron tomas de radiografías, muestras de saliva y otros exámenes médicos para confirmar la enfermedad.
“Vengo todos los días desde la colonia Rincón de las Flores en transporte público para que me apliquen el medicamento (tabletas e intravenoso) y después de tres horas regreso a la casa. Es necesario que el tratamiento no se interrumpa y que se reciba diariamente”, dijo.
Y añadió: “Se empeoran más las cosas porque si no cuentas con recursos económicos suficientes para alimentos, servicios básicos y transporte, es complicado”.
Señaló que una persona con esta enfermedad se siente presionado y discriminado por lo que se complican las cosas si no tienes el apoyo de la familia y amigos.
Afortunadamente para Eduardo, su familia se informó al respecto de la enfermedad y después de un tiempo comprendieron que la tuberculosis es curable y que si se toman las medidas preventivas se puede evitar un contagio.
Actualmente cuenta con el apoyo de sus padres y hermanos. Desde hace un año su enfermedad está controlada.
“Eduardo” se ganaba la vida vendiendo diversos productos de forma ambulante, sin embargo, ahora no puede trabajar ya que diariamente acude al Centro Regional de Tuberculosis para recibir y concluir su tratamiento médico.
A pesar de que su condición económica es complicada, con el apoyo de la familia y el personal del Centro de Tuberculosis va saliendo adelante.
DISCRIMINACION EN AUMENTO
Durante el año 2012 en Reynosa se registraron 365 casos de tuberculosis. Lo preocupante es que al tiempo que se incrementan las cifras, también lo hace la discriminación.
La titular del Centro Regional de Tuberculosis, Magín Pereda Martínez, lamentó que se siga estigmatizando el padecimiento y a las personas que lo sufren.
“Esto no es privativo de Reynosa, lamentablemente es parte de la mala cultura y de la desinformación acerca de la tuberculosis, sumado a que desconocen que todos estamos expuestos al riesgo de contraerla”, indicó.
En la IV Jurisdicción Sanitaria además de brindar de forma gratuita los medicamentos para contrarrestar la enfermedad, se realizan pláticas con la finalidad de evitar la discriminación.
“Se exponen temas humanísticos del padecimiento y se brindan terapias psicológicas a los pacientes y sus familiares. Además de concientizar al personal de las unidades de salud para que den a conocer a los familiares el daño psicológico que pueden provocar con esto al enfermo.
“Hacemos mucho énfasis de que no hay que discriminar al paciente porque fácilmente puede caer en depresión. Si se tienen las medidas adecuadas y se utiliza el cubre bocas, se disminuye el riesgo de contagio. No hay necesidad de separar utensilios de cocina, cubiertos, ni lavar aparte la ropa, mucho menos quemarla. El único mecanismo de transmisión es de persona a persona”, explicó.
Pereda Martínez indicó que en 2012 se confirmaron 365 casos nuevos de tuberculosis en Reynosa, aunque es un número similar al del año 2011, representa un incremento importante ya que anteriormente la IV Jurisdicción Sanitaria tenía cuatro municipios y ahora abarca solamente uno.
Detalló que el año 2011 la tasa de contagio era de 35 por 100 mil habitantes, mientras que en el 2012 fue de 56 casos por cada 100 mil habitantes.
Durante 2012 en el Centro de Detención y Ejecución de Sanciones (Cedes) se notificaron 38 casos nuevos, cantidad menor que en 2011, debido a que no hubo tanto movimiento de traslado de reos, lo que les permite tener un mejor control de los enfermos.
Asimismo en 2012 se registraron cinco defunciones a causa de la enfermedad.
La doctora agregó que en el Centro Regional de Tuberculosis se atienden a 30 pacientes drogo-resistentes de Tamaulipas, Nuevo León, San Luis Potosí y Veracruz.
Destacó que Reynosa tiene cinco años consecutivos ocupando el primer lugar de casos a nivel estatal.
“Es el resultado de las pesquisas que se realizan en los centros de salud y el apoyo de los medios masivos de comunicación que publican los síntomas de la enfermedad. Cada vez en un mayor número, la población que identifican tienen tos, pérdida de peso o fiebre en las noches por lo que acuden al centro para realizarse una prueba totalmente gratuita a fin de descartar o confirmar que se trata de tuberculosis”, señaló.
Añadió que en Reynosa el padecimiento está afectando a las personas en edades productivas de 15 a 49 años y por cada dos hombres, una mujer contrae la enfermedad.
“Sin embargo, la incidencia de cinco años a la fecha, es el incremento en la cantidad de menores de edad contagiados y una disminución en la transmisión a los adultos mayores”, dijo.
La encargada del Centro Regional de Tuberculosis indicó que difícilmente se podría erradicar la enfermedad, puesto que el mecanismo de transmisión es aéreo, es decir de persona a persona.
“Lo único que se requiere para contraer la tuberculosis es respirar, aunado a los estilos de vida que favorezcan el desarrollo de la enfermedad”, puntualizó Pereda Martínez.
¿Y qué es?
Tuberculosis:
Infección bacteriana contagiosa, causada por la bacteria llamada Mycobacterium tuberculosis y se puede adquirir por la inhalación de gotitas de agua provenientes de la tos o el estornudo de una persona infectada.
Compromete principalmente los pulmones pero puede propagarse a otros órganos. No obstante al tomar las medidas preventivas adecuadas y utilizando el cubre bocas se disminuye el riesgo de adquirirlo a pesar de convivir con una persona con este padecimiento.
Costos:
Tratamiento de seis meses para tuberculosis sensible es 20 mil pesos.
El tratamiento:
Tratamiento de dos años para tuberculosis resistente valor aproximado de 20 mil dólares, ya que los medicamentos son importados de Estados Unidos.