Para algunos los temas de salud y medicina pueden resultar poco interesantes e incluso tediosos; sin embargo, quienes se desenvuelven en el ambiente de las salas de emergencia y los hospitales, aconsejan no tomar las indicaciones de los doctores a la ligera, sobre todo durante la etapa de gestación, puesto que un descuido podría cambiarle completamente la vida, a su criatura y los suyos.
Y es que sin lugar a dudas la llegada de un nuevo miembro a la familia, como lo es el nacimiento de un bebé, provoca grandes alegrías y satisfacciones, pero ¿qué sucede cuando éste presenta alguna discapacidad o anomalía física?
Su desenvolvimiento puede ser obstaculizado y en algunas veces el riesgo de morir se encuentra latente.
De acuerdo con Marco Antonio Sánchez De la Rosa, médico general y pediatra por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), la prevención en el embarazo juega un rol esencial para que un feto no desarrolle malformaciones, aunque no en todos los casos es definitivo, porque también pueden influir otros factores.
No obstante, el especialista encargado de la Unidad de Pediatría del Instituto Mexicano del Seguro Social en Reynosa (IMSS), insiste en que un cuidado a tiempo puede marcar la diferencia.
“Aquí con nosotros es relativamente frecuente que se presenten nacimientos de niños que vienen con problemas innatos. La incidencia va de dos a cuatro pacientes por cada 100, algunos con afecciones más graves que otros.
“Estamos hablando de un número considerable y ahí se incluyen problemas del sistema nervioso central, esqueléticos; del corazón, riñones, hígado y en general”, menciona.
¿CoMO SE CLASIFICAN?
Sánchez De la Rosa explica que las malformaciones congénitas se dividen en las categorías de “menores” y “mayores”. Estas últimas son muy evidentes en el nacimiento y asegura que por desgracia son las que más dificultades dan, puesto que “se convierten en una carga tanto para la sociedad, como para los familiares”.
Añade que también hay otro grupo de defectos físicos, que son mínimos y no requieren mucha atención inmediata, los cuales se programan para atenderse posteriormente, mientras que en los “mayores” la finalidad primaria es preservar la vida antes de establecer un tratamiento definitivo.
“Vamos a suponer que nace un niño con hidrocefalia, la cual se detecta inmediatamente, se hacen los estudios pertinentes para asegurarse; se le llama al especialista y se proyecta su cirugía, porque el proceso inmediato es desalojar el líquido que hay en el cerebro, para que no siga dañando el organismo.
“Se le pone su válvula y se le da seguimiento por la consulta externa, para vigilar el crecimiento y desarrollo del niño. Un gran porcentaje de estos casos resultan con
un retardo mental”, ilustra.
El médico con 25 años de experiencia señala que para algunas otras malformaciones no se cuenta con la capacidad resolutiva de los pacientes, por lo cual son referidos a tercer nivel, como se le denomina a las clínicas con mayor infraestructura hospitalaria (en Monterrey).
“Este es ejemplo de los bebés que nacen viscerados de su abdomen, es decir que los niños presentan las vísceras de fuera. De hecho hace dos semanas tuvimos un caso de estos y se me vino en mente”, describe el entrevistado.
En cuanto a las posibles causas por las cuales un ser humano no se forma correctamente en el vientre el doctor Marco Antonio Sánchez De la Rosa evalúa que es difícil determinarlo, porque no siempre hay una razón específica.
“Esto es multifactorial y depende de cuestiones ambientales, dietéticas; de exposición a radiaciones, a pinturas, solventes, insecticidas, tóxicos, inclusive el tinte de pelo se ha demostrado que puede provocar problemas de teratogénesis, es decir alteración del feto; alimentos, ingesta de medicamentos.
“El ambiente ahorita está muy contaminado y unas micromoléculas respiradas pueden intervenir con el desarrollo fetal e incluso, el agua de consumo humano. En otras palabras es complicado encontrar qué lo origina de manera específica, pues también influye el factor genético de los padres. Entre más jóvenes o muy mayores pueden registrarse dichos trastornos”, comenta.
LA BUENA NOTICIA
Empero se ha demostrado que el número de niños que nacen con malformaciones se ha disminuido desde que sus madres refuerzan los cuidados durante la gestación.
“El control prenatal definitivamente puede ayudar a evitar estos trastornos, no sólo para detectarlos, sino para prevenirlos. Hace años teníamos muy elevada incidencia de alteraciones al sistema nervioso central como hidrocefalia, mielomeningocele (el cierre incompleto de las vértebras), encefalocele (extensión de la bóveda craneal), todos los problemas del sistema nervioso, porque las madres estaban desnutridas.
“A raíz de que se detectó esa situación y se vinieron programas para suministrar ácido fólico (vitamina B9), se han bajado considerablemente estos desórdenes. De hecho hace una década estaban situados en primer lugar y ya descendieron al segundo”, revela.
Ahora las deformidades del corazón o cardiovasculares son las más frecuentes en los recién nacidos de este hospital en Reynosa, según puntualiza.
“Cabe decir que algunas de estas afecciones pueden detectarse prenatalmente mediante el ultrasonido. Es ahí mismo cuando se prepara al familiar y se le avisa, pero cuando éstas se encuentran en la categoría de las malformaciones ‘mayores’ y se presentan en una muy temprana edad gestacional se toma la decisión de interrumpir el embarazo o continuarlo, pero eso ya depende de los padres.
“En las que son susceptibles de tratamiento quirúrgico una vez que se dio el alumbramiento es importante que la mujer embarazada acuda y se programe un procedimiento postparto. Es decir, ya estamos preparados para recibir al bebé, tengo ahí al cirujano, al cardiólogo para la intervención inmediata.
“Aunque lamentablemente una gran mayoría de malformaciones no son detectadas, ya sea porque la mamá no va al control prenatal o por circunstancias de equipamiento”, compara.
Es preciso mencionar que quienes al nacer sufren un problema como los antes mencionados tienen una expectativa de vida de cinco años en promedio, aunque la edad del paciente puede variar de acuerdo a la gravedad del trauma.
“Depende de la magnitud de la malformación. En el caso de las ‘mayores’ como la gastrosquisis, que es la visceración del aparato digestivo, se les da un tratamiento, pero a la larga vienen por ahí otras consecuencias como retardo del aprendizaje, habla, sordera, ceguera; secuelas que se vuelven una carga social para la familia como para el sistema de salud”.
Otro de los casos que suelen presentarse en bebés recién nacidos es el de aquellos que sufren degeneraciones cardiacas.
“Un bebé en esas condiciones se pone morado, cianótico; comienza con taquicardias; está flácido, no se alimenta bien y con estos síntomas se manda a hacerle un estudio especial en cuanto a presiones, y cavidades.
“Ahorita contamos con una cardióloga pediatra que nos está apoyando mucho, se les hace el diagnóstico y se programan para operarlos en Monterrey”, agrega el especialista.
DE LO COMuN A LO EXTRAÑO
De toda su experiencia como pediatra, Marco Antonio Sánchez De la Rosa confiesa que ha visto casos muy raros que le han llamado mucho la atención.
“Hay muchos, pero la extrocardia, la realidad aquí hemos visto uno o dos. Esto es cuando el corazón está por fuera de la cavidad torácica y lo ves latir con todo el movimiento que tiene, mientras que lo demás está íntegro. Y son historias en las que uno aún como médico se queda impresionado”, relata.
Y añade que algunas de las deformidades se pueden corregir con cirugía, incluyendo ésta donde el órgano que bombea la sangre se ubica fuera de su lugar.
“Otro que no precisamente le podemos llamar malformación congénita, pero que sí nos llamó mucho la atención, ocurrió allá por el año de 1995, con un niño que nació por parto normal pesando ocho kilogramos. Esta cantidad es más del triple y antes no se hacía tanto revuelo, nadie se enteraba, pero si hubiera salido a la luz pública ese sería el caso en México más impresionante, que nunca se difundió.
“De hecho ese niño no registró ningún problema, estaba completamente sano. Lo tuvimos en observación como cinco, siete días, nada más por vigilancia metabólica. La mamá no tenía ningún antecedente de diabetes, lo sometimos a estudios y el bebé se fue a su casa en perfectas condiciones y la señora ya quería llevárselo, porque como fue un caso especial no quería que lo vieran. Debe de andar por ahí todavía”, rememora.
Sánchez De la Rosa expresa que asimismo existen numerosos problemas físicos que se generan durante la formación de los bebés, como la polidactilia, que está en la categoría de las malformaciones ‘menores’, con bebés que tienen más dedos de lo común, o con esbozos de varios oídos; los dedos unidos con membranas.
“El pie equinovaro es otra, donde el niño nace con las extremidades inferiores torcidas; dislocación congénita de cadera”, enumera.
Menciona este pediatra que hay muchas afecciones relacionadas con los fetos que sería difícil enumerarlas todas, pero subraya que la del labio leporino o fisura labial, ocupa en el hospital del IMSS en Reynosa la tercera causa de malformación congénita “mayor” y en la que se requiere un manejo por parte del cirujano plástico.
“Tenemos varios casos por año también de niños a los que no se les forma el esófago, no puede alimentarse y hay que operarlo. Defectos renales, deformaciones de huesos, etcétera, etcétera.
“Lo que sí quiero destacar es que las malformaciones congénitas a veces son inevitables, pero sí es muy importante que toda mujer embarazada se ponga en manos de un médico especialista. Ahorita estamos muy actualizados en cuanto al tamiz neonatal. Hay muchos estudios, de líquido amniótico, antes de que nazca el niño y todo eso ayuda”, destaca.
Al final este doctor pone en relieve que la sociedad debe estar más preparada para atender dicha clase de padecimientos, para prevenir en lo que se pueda y también comprenderlos, pues en muchos de los casos quienes los sufren pueden ser causa de bullying y no sólo eso, sino que no son entendidos incluso ni por su propia familia.