Por Miguel Cavazos Guerrero
SEGUNDO DE tres
Quien ha leído sobre la filosofía de Lasater y sus seis esenciales podrá pensar que nada tiene que ver con los caballos.
Al final del camino, nosotros no vamos a usar la teoría darwiniana de la evolución para desechar nuestras yeguas. Sin embargo, es importante el tener claro las esenciales que buscamos en un caballo y que ello sea nuestra brújula para definir lo que queremos.
Creemos que es un faro que nos puede guiar para tomar decisiones correctas.
Cuando uno compra un caballo o cuando uno decide dejar un caballo como garañón o una yegua como reemplazo, decía un viejo amigo, “es como casarse”.
Te tardas tiempo para darte cuenta si acertaste o fallaste en tu decisión. Aunque siempre puedes volver a empezar, cuesta mucho dinero hacerlo.
Es por eso que esta decisión no se debería de tomar a la ligera. Se tiene que estudiar mucho, pero sobre
todo, tener claro a dónde quieres llegar.
Por esta razón las esenciales son muy importantes.
No quiere decir que nuestras esenciales sean iguales para todos. No debería serlo si el objetivo es diferente. Pero creemos que es un buen ejemplo poder enumerarles nuestras 7 esenciales y explicar porqué son importantes para nosotros.
“El orden de los factores no altera el producto” es decir, no importa en qué lugar estén, lo importante es encontrar el justo medio.
Es decir, el equilibrio entre ellas.
EL CARÁCTER
Se denomina carácter a la disposición, nobleza y comportamiento
innatos de un caballo que permite que puedas exigirle y enseñarlo sin que él se enoje o se altere.
Para nosotros, un caballo con buen carácter cabe en todos lados. Creemos que la versatilidad es directamente proporcional al carácter del caballo, es decir, entre mejor carácter tenga el caballo más versátil puede ser.
Un buen amigo me dijo un día que cuando empezaba con su criadero, le preguntó a un hombre que él admiraba mucho:
– ¿Cómo escoges tu garañón?
El hombre sabio le dijo:
– Busca que tenga el carácter de un caballo capón; ésa es la clave para tener un garañón exitoso.
Nosotros creemos en esa idea, que por antigua que pueda parecer, tiene toda la lógica del mundo.
Muchas veces nos enfocamos tanto en ganar caladeros y competencias importantes que olvidamos esta esencial. Olvidamos que hacer felices a los dueños que nos compran caballos es más importante que un trofeo en una repisa.
EL TEMPERAMENTO
Le denominamos temperamento a la capacidad de un caballo de reaccionar ante las exigencias humanas. Muchas veces confundimos temperamento con carácter por la definición misma de ambas palabras, pero en el argot nuestro, el carácter es innato (su manera de ser) y el temperamento es su manera de reaccionar ante algo.
Es, en esta esencial, en donde mi hermano y yo discrepamos un poco, aunque ambos terminamos por entendernos. Es por eso, que es importante tener el objetivo muy claro.
Por un lado, su objetivo es criar caballos campeones en cala; por el otro, el mío es criar caballos versátiles y que sirvan para todo.
Aunque pareciera imposible lograr la intersección de ambos objetivos, creemos que cuando tienes muy equilibradas tus esenciales, lo puedes lograr y criar caballos que además de ganar caladeros y campeonatos, puedas colear y lazar en ellos, pero para ello el temperamento es fundamental.
La discrepancia es porque, un caballo con un temperamento pasivo, como a mí me gusta que sean, es mucho más difícil hacerlo llegar a la excelencia calando.
Un caballo con un temperamento más prendido va a ser siempre más fácil de calar, de competir y de ganar caladeros de muy alto nivel.
La solución radica en equilibrar tus esenciales para poder encontrar caballos que puedan tener esa versatilidad que tanto deseamos los charros, pero que a su vez puedan tener esa chispa y esa clase que se requiere para hacerlos llegar y mantenerlos (que es lo más complicado) en el cuadro de honor de las competencias importantes.
LA ESTRUCTURA
Denominamos estructura al conjunto de características morfológicas que forman el prototipo de caballo que deseamos y que nos es funcional para nuestra actividad.
Muchas veces hemos oído el término: “está bien estructurado” que quiere decir que sus aplomos, su línea ventral, dorsal, su proximal y distral guardan un equilibrio.
Pareciese irrelevante esta esencial, pero es fundamental para que un caballo trabaje bien, que esté correctamente estructurado. Contaré una anécdota que me ayudo a entender la importancia de esta esencial.
La primera vez que fui a una subasta, me sentía más emocionado que un niño en Disneylandia.
El conocimiento mío era nulo. Lo peor es que de todos mis acompañantes no se hacía uno que entendiera del tema.
Al fin aficionado, compramos caballos sin razón ni objetivo.
Llegaron a México y lo primero que hice fue enseñarle a mi abuelo el caballo más caro de los que
habíamos comprado.
Mi abuelo, tampoco sabía nada de genética, pero había sido arrendador de un rancho muy grande.
Con la seguridad que te dan los años de trabajo en campo, me preguntó:
– M’hijo… ¿qué es lo que tanto te gusta de ese caballo?
– Abuelo, está hermoso, contesté.
– M’hijo, la belleza de un caballo se ve de abajo para arriba. Nunca compres un caballo de arriba hacia abajo.
Por mucho tiempo no entendí lo que en ese momento me quiso decir. Pensé que estaba enojado por la compra que habíamos hecho y por eso no compartía mi emoción. Al paso del tiempo, el caballo terminó como garañón en un rancho y nunca se pudo disfrutar. Vivía malo de sus manos y gastábamos más en medicinas y en tiempo de reposo que lo que nos costaba la persona que lo montaba.
En ese momento me di cuenta qué razón tenía el abuelo. De nada sirve un caballo fuerte, si la estructura de sus manos y sus patas no le van a permitir cargar su propio peso. De nada sirve un caballo hermoso, si estando mal estructurado sólo servirá para verlo en su caballeriza.
LA BELLEZA
Para muchos de nosotros era la única característica en la que nos basamos para comprar o dejar de comprar un caballo o yegua.
Nosotros también hemos cometido el error de tener apego con yeguas o caballos muy bonitos, queriendo dejarlos como reemplazo, aunque no sirvieran para nada.
Cuando uno piensa en el justo medio del que hablamos anteriormente, a veces mal entendemos la idea y pensamos que echándole yeguas muy buenas a un caballo muy bonito, podemos sacar caballos tan buenos como las mamás y tan bonitos como el papá. Ojalá fuera así de sencillo.
Es por eso que el equilibrio en las esenciales es muy importante. Porque esto al final, también es un tema de probabilidades.
Cuando nosotros empezábamos, a mi papá le regalaron uno de los caballos más bonitos que a mí me ha tocado ver.
Jesús Roberto, dueño de “Imacoolskip” quiso regalarle el producto de su mejor yegua con su garañón, que tiempo después fue catalogado como el prototipo perfecto del cuarto de milla.
Mi papá lo bautizó como “El Capricho”, pero para don Lupe Ríos siempre fue “El Salinas”. El caballo fue muy difícil en su entrenamiento, pero era muy destacado en belleza e inteligencia.
Con la habilidad, empeño, trabajo y cariño de don Lupe, el caballo ganó uno de los caladeros más importantes de la época y terminó ganándose la foto central de la casa de don Lupe, y sobre todo, un lugar especial en el corazón de su dueño.
Mi papá estaba perdidamente enamorado del caballo como no ha vuelto a estar con ningún otro. En los caballos como con las mujeres, cuando el amor te ciega, dejas de ver sus defectos y todo se convierte en virtud.
Yo no podía quitarle de la cabeza a mi papá la idea de que su caballo fuera el garañón del rancho. Siempre que me preguntaba por qué no le echaba yeguas; le inventaba todas las excusas posibles. Llegó al punto en el que dijo:
– Si no te gusta porque no tiene temperamento y carácter, vamos a buscar yeguas que si lo tengan, te regalaré 10 yeguas sólo para él… vamos a Coahuila con mi amigo el senador que tiene un rancho muy bonito y muy grande y te dejaré escoger.
Fue así como conocimos El Fortín. Terminó el viaje y en el avión leí una historia de Aristóteles cuando salió de Atenas para llegar a Aso (Asia Menor).
Es un pasaje de la historia cuando llega a una cantina con mujeres de la vida galante. Una de ellas lo reconoce y le hace una propuesta indecorosa. Le pide que tengan un hijo; él le contesta que cuál era la razón de aquella propuesta. Ella le dice emocionada:
– Imagínate que el niño salga con tu inteligencia y mi belleza, va a dominar el mundo.
A lo que le contestó:
– Pero también existe la misma probabilidad que salga con mi fealdad y tu estupidez y entonces sí caemos en el peor de los mundos.
Cuando terminé de leer esto, me di cuenta de que el justo medio no se encuentra en los extremos.
Retomo la idea del principio: no puede uno pensar que con un caballo malo, muy bonito y yeguas muy buenas puedas sacar belleza y bondad.
Porque al igual que en el pasaje de la historia, las probabilidades de que salga completamente contrario a lo deseado son las mismas.
Pero también hay que contemplar que el mercado está tan saturado de caballos buenos que hoy en día no basta con que el caballo tenga habilidad e inteligencia. Se
necesita tener belleza también, porque quien te compra le interesa andar bien montado.
Muchos sacrificamos la belleza por la bondad, pero un caballo regular, muy bonito siempre va a ser más fácil de comercializar que uno muy bueno y muy feo. Es por eso por lo que es importante cuidar siempre esta esencial e irla mejorando con el tiempo.
LA INTELIGENCIA
Se le denomina inteligencia a la capacidad de un caballo de aprender y retener lo que le enseñamos. No se puede concebir un caballo de cala o colas que sea destacado y que no tenga esta cualidad.
Mucha gente nos dice que los caballos inteligentes no funcionan porque aprenden rápido las mañas.
Nosotros creemos que es una creencia muy antigua que se vale cuando el trabajo del caballo y la persona que lo va a trabajar no va a ser la adecuada. Pero si cuidamos el trabajo que le damos desde potrillo y lo mandamos con las personas adecuadas para su entrenamiento, ésta es una esencial muy importante. No hay algo más gratificante para un criador que empezar a manejar un potro inteligente.
La primera vez que nosotros le compramos una potranca a la señora Hope Guzmán (del fierro del caballito) le hablamos 20 veces antes de escoger la primera potranca.
Sus recomendaciones siempre se basaban en los potros que ella sentía que eran más inteligentes; cabe mencionar que siempre fue muy acertada en sus recomendaciones.
La lógica de ella era muy sencilla, un caballo inteligente va a aprender más rápido, va a retener mejor lo que aprenda y en buenas manos vas a poder explotar todo su potencial.
Cada que hablamos con ella aprendíamos por toneladas. Nos encantaba hablarle los días que sabíamos que había amansado potrillos porque su emoción la contagiaba. Ella personalmente trabajaba todos los potrillos de abajo y amansaba todas las yeguas que iba a dejar de reemplazo.
Lo hacía porque para ella era la única manera de medir esta esencial.
Ella decía:
– Si realmente quieres ponderar la inteligencia de un potro, lo tienes que sentir, conforme pasan los días te das cuenta lo rápido y fácil que aprende.
Había veces que escogíamos algo por su genética y cuando le preguntábamos su opinión, nos decía:
– Déjalo, ése mejor no; es un poco testarudo.
Nunca se equivocó.
La inteligencia para el criador es una variable un poco subjetiva ya que a la vista no puedes determinar si un potro es o no inteligente, sin embargo, es tan importante que debemos de medirla desde el destete.
Los primeros días de trabajo de un potro recién destetado, dicen mucho acerca de sus esenciales. Por esta misma razón, la señora Hope se daba el tiempo de manejar sus potros.
Muchas veces nos es difícil hacerlo con todos. En nuestro caso lo hacemos cuando:
* Es la primera cría de una yegua;
* Cuando alguien nos pide la recomendación sobre algún potro;
* Cuando tiene duda sobre cuál comprar, o;
* Cuando estamos pensando en dejarlo como reemplazo.
Este ejercicio tratamos de hacerlo, en el caso de los potros que dejamos, también cuando cumplen 2 años y van a empezar su proceso de entrenamiento.
A diferencia de otras esenciales, la inteligencia es una esencial que se le debe dar seguimiento. Por lo mismo, es importante
nunca perder contacto con el comprador o entrenador que recibió el potrillo y preguntarle constantemente sobre sus esenciales en especial, la inteligencia.
LA HABILIDAD
Le denominamos habilidad a la capacidad innata de moverse y trabajar de acuerdo a la exigencia humana. La habilidad no necesariamente va ligada con la inteligencia. El ejemplo más claro de esto es si ponemos a un lusitano a calar, probablemente el resultado no va a ser bueno, porque no tiene la habilidad ni la estructura para hacerlo.
Eso no quiere decir que no sea inteligente. La habilidad sí es directamente proporcional a la estructura.
Un caballo que no tenga estructura para cierta disciplina, difícilmente va a tener habilidad para ello, porque siempre va a tener una limitante física que le impida desarrollar su potencial.
Como en todas las esenciales, ésta no es la excepción y el grado óptimo de habilidad de un caballo va estrictamente ligado al objetivo. Pondré un ejemplo: nosotros dentro de nuestras yeguas y garañones tenemos algunos animales que los criamos para colear.
De unos años para acá hemos decidido ya no venderlos de destete porque la mayoría de las veces nos los compraban clientes que aunque les advertimos que no eran para calar, los mandaban a arrendar y el arrendador los movía como a todos los demás.
Nos llegaron a decir, es que ese potro no tiene la habilidad deseada. A lo que yo respondía:
– ¿Habilidad para qué? Ese potro fue criado para colear.
El día que le metían los toros me daban la razón, pero para esto el prestigio del rancho decrecía, por eso dejamos de venderlos, porque no es fácil cambiar una creencia colectiva.
En nuestro deporte, la mayoría de los arrendadores tienen su programa diseñado para sacar caballos caladores y los que no funcionan para calar los meten a colear.
Pero cuando crías un potro para colear sus esenciales, en especial la habilidad, son muy diferentes a cuando crías un potro para calar. Es por ello, que no se pueden medir con la misma regla.
Retomo el ejemplo del lusitano, que fue criado para rejonear. Por bueno y habilidoso que sea para su disciplina, difícilmente va a rendir en actividades charras.
Esto mismo nos sucede cuando compramos en USA. Compramos caballos que tienen habilidad para otras disciplinas que no son la nuestra y por más que se le asemejen, si no estudiamos bien las esenciales de la descendencia de lo que compramos y sólo nos basamos en la popularidad de su genética, las probabilidades de equivocarnos son altas.
No es porque lo que compramos en USA sea malo o no sea habilidoso. El tema es que está diseñado para algo distinto y por ende su habilidad para lo nuestro es una incógnita tardada y cara de resolver.
Por ello, siempre que alguien nos pide la recomendación de comprar algo, nosotros recomendamos lo producido en Mexico.
No porque queramos aumentar nuestras ventas, gracias a Dios no tenemos esa necesidad; más que eso, creemos que en el país cada día hay más criadores y criaderos especializados en nuestro deporte y comprarles a ellos nos da más garantías de seguridad de que va a funcionar en nuestra actividad porque es mucho más fácil escoger un caballo de cala, sabiendo que su mamá y su papá fueron o producen buenos caballos caladores o escoger uno de colas habiendo visto a su genealogía colear. v
EN EL PRÓXIMO NÚMERO:
Tercera y última parte