La otra vacuna: crear oportunidades
Una de las repercusiones más latentes de la pandemia a raíz del confinamiento obligado, es la violencia intrafamiliar y particularmente la violencia de género, la cual se ha incrementado hasta en un 25 por ciento en el mundo, de acuerdo con cifras de la ONU Mujeres.
La pandemia que estamos viviendo en el siglo XXI originada por el coronavirus (COVID-19) es una enfermedad infecciosa y altamente contagiosa causada por el virus SARS-CoV-2, la cual, desde que fue descubierta en China a finales del 2019 y hasta este mes de febrero de 2021, ha infectado a 112 millones de personas, de las cuales 2.5 millones perdieron la vida, mientras que el resto de la gente se ha recuperado, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según las estadísticas de la OMS, el 3.2 por ciento de los infectados fallece, mientras el resto ha mostrado recuperación, no sin algunas secuelas en su salud, entre otras, la pérdida del olfato y del gusto, lo cual se va recuperando al paso del tiempo, según afirman testigos que han sobrevivido a esta enfermedad.
EN MÉXICO
Estadísticas del gobierno federal establecen que en la República Mexicana se habían registrado hasta el 23 de febrero pasado 181 mil 809 muertes y a partir de enero se ha comenzado con la vacunación de los trabajadores de la salud y los adultos mayores, a lo cual le seguirá la vacunación de personas de entre 50 y 59 años, luego las de 40 a 49 años de edad, y así sucesivamente, hasta lograr vacunar al resto de los mexicanos.
Lo anterior como respuesta a la cuestión primordial que es la salud y la vida.
Cabe mencionar que los ensayos para vacunar a adolescentes y a niños todavía no arrojan una fecha para inmunizar a este sector de la población, pero se espera pudiera ser para el próximo ciclo escolar 2021-2022, según James D. Campbell, médico especialista en enfermedades infecciosas pediátricas, radicado en Maryland, Estados Unidos.
En tanto, en México y en otras partes del mundo, las secuelas sociales y económicas más latentes ha sido el confinamiento (el encierro en casa), la pérdida del empleo (en algunos casos más dramáticos de todos los miembros de la familia) y con ello la pérdida del ingreso para subsistir.
Como sabemos, en la cuestión educativa las clases continuaron por línea y la mayoría de los maestros sostuvieron sus empleos gracias a esta medida de redireccionar la continuidad de la educación desde casa, aunque en este renglón hablamos de una sociedad urbana.
Es difícil imaginar que el acceso a una computadora y al Internet pudiera darse en sociedades rurales donde aún carecen, en nuestro país, de lo más básico para la subsistencia.
En una ciudad como Reynosa,
Tamaulipas, no estamos exentos de estas repercusiones sociales, de salud y económicas, no solamente derivadas de la pandemia, sino por la continua migración que tenemos en las ciudades fronterizas de México.
CRISIS = OPORTUNIDAD
La problemática más cercana que muchas familias han experimentado ha sido la violencia intrafamiliar, hacia niños y mujeres, como lo señala la ONU, la cual, advierte, se ha incrementado hasta en un 25 por ciento a nivel mundial.
Sin embargo, cuando estas situaciones se presentan dentro del seno familiar, la resiliencia de algunas mujeres sale a flote y es cuando ven, en una crisis económica interna en el hogar, una oportunidad para salir adelante.
Tenemos mujeres que han emprendido negocios a raíz de la pandemia.
He visto docenas de conciudadanas emprender un negocio de restaurante en sus propias casas o de comidas para llevar.
Muchas otras iniciaron el comercio por línea, de ropa, pasteles, quequitos, y algunas hasta han emprendido un negocio a través de la repartición de alimentos o despensas, utilizando lo que tienen al
alcance de su mano: su propio vehículo o inclusive, en bicicleta.
La creatividad del mexicano se ha puesto de manifiesto y miles de mujeres en Reynosa y en México se pusieron las pilas con la pandemia.
Al inicio de ésta, tuve oportunidad de ver a una pareja joven vender cubrebocas, alcohol, guantes, sanitizantes y todo aquello que los mexicanos nos vimos en la necesidad de adquirir para protegernos del virus mortal desde enero del año pasado hasta este febrero del 2021.
La necesidad hace el oficio, decían las abuelas que nos educaron en el siglo XX, y no es que se quiera lucrar con la necesidad ajena, fue la necesidad de llevar el pan a la mesa lo que empujó a mujeres, mujeres solas o con su familia, a emprender negocios que a la vuelta de un año, continúan siendo el sostén de muchos hogares.
Hay que ver la luz al final del túnel, y hay que visualizar siempre que el vaso medio vacío podría estar en realidad medio lleno. La fortaleza y entereza de los mexicanos una vez más se impone a una dificultad social, como lo ha sido en muchas etapas de nuestra historia como lo fue la Revolución Mexicana, cuando muchos mexicanos salieron avantes en un país que estaba muy lejos de tener las mismas oportunidades que hoy tenemos.
Y si no las tenemos, las oportunidades, habemos muchas personas, y mujeres, que las tenemos que crear.
A todas esas mujeres ejemplares que han sido pilar de familias, a las emprendedoras que se levantan todos los días para mejorar su futuro y el de sus hijos, el de sus nietos, las reconozco este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.
Somos más de la mitad de este país y entre todos, debemos seguir trabajando por y para México.
Por Myriam Cruz