
¿Fue realmente Luis Videgaray Caso quien sugirió la fallida reunión entre el presidente Enrique Peña Nieto y Donald Trump?
Tras su cese como secretario de Hacienda, en el ambiente queda la sensación de que lo echaron por ese hecho, no por su ineficiente paso como ministro de las finanzas en México, donde hubo menos crecimiento del país, más deuda, menos empleo y más pobres. No.
Su salida obedece, por lo visto, a andar haciendo de consejero diplomático.
Existe una versión de que la visita fue una estrategia maquinada por Videgaray, junto con Francisco Guzmán, jefe de la Oficina de la Presidencia y el subsecretario de Relaciones Exteriores para América del Norte, Paulo Carreño King.
La canciller Claudia Ruiz Massieu se opuso a dicho encuentro, pero su opinión no contó.
Si Videgaray, uno de los aspirantes a sustituir a Peña Nieto como Presidente intentaba adelantar a otros contendientes de su partido por la carrera presidencial como Aurelio Nuño Mayer y Miguel Angel Osorio Chong, podría haberse salido con la suya…
… Siempre y cuando Trump fuese el triunfador de la elección presidencial en Estados Unidos, porque la reunión no fue otra cosa que una plataforma para que el candidato republicano se luciera ante sus seguidores, y de paso, un escaparate para ratificar su falta de respeto por el gobierno de México y los mexicanos.
Sabido es que Estados Unidos suele meter su cuchara en todas partes, la política interior de México incluida.
Videgaray, aun con su intempestivo despido, podría haberse jugado su mejor carta cuando puso en bandeja de plata al aspirante republicano una oportunidad de lucirse, a costa de un presidente opaco, débil, sin la inteligencia de un estadista para poner en su sitio a un civil que reiteradamente ha denostado a un país y humillado a sus habitantes.
Que no le dice a Trump lo que debe decirle, pero más tarde debe salir a decir en Twitter que sí le fijó la postura de que México no construiría un muro, pero que se lo dijo en privado.
Trump aspira a dirigir al país más poderoso del planeta, pero por ahora no es más que un civil que a mucha gente le parece torpe, boquiflojo, irrespetuoso y con mucho dinero, pero muy poco cerebro, por lo menos para temas de política y diplomacia.
Los otros dos competidores visibles por la candidatura priista para 2018, el secretario de Educación Nuño Mayer y el ministro de Gobernación Osorio Chong, no traen consigo toda la fuerza que pretende la Presidencia brindarles a costa de placearlos todos los días en los medios, se necesite o no se necesite.
La maquinaria publicitaria oficial se ha encargado de difundir profusamente las imágenes de ambos funcionarios, inmersos en unas arenas movedizas, en que se ha convertido el conflicto magisterial que no se soluciona porque no quieren o no saben cómo.
Si Osorio Chong opera para solucionarlo, la medalla del “ganador” de la batalla podrían colgársela a Nuño y no es precisamente lo que quiere el secretario de Gobernación.
O probablemente ni uno, ni otro tienen idea de cómo hacerlo y dejarán que la bola de nieve siga creciendo, pensando que su partido no tiene oportunidad de repetir en Los Pinos y heredarían el problema al presidente entrante.
Nada más en un país como México con gravísimos problemas de atraso en materia de educación y de seguridad, con decenas de miles desaparecidos y el incontrolable narcotráfico que ha provocado centenares de miles de ejecuciones en todo el país, los titulares de las carteras de Educación y la política interior y seguridad nacional podrían aspirar a ser presidentes.
José Antonio Meade Kuribreña, ahora secretario de Hacienda y el gobernador del Estado de México, Erubiel Avila respaldado por el grupo Atlacomulco, también quieren ser candidatos del PRI a la primera magistratura.
LOS AZULES
Ganar siete de 12 gubernaturas en disputa en junio de 2016 puso en lo más alto de la ola al dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya Cortés.
De hecho, una encuesta nacional lo ubicó, sólo por ese hecho, como el más serio aspirante a la candidatura de su partido para la Presidencia.
Sería iluso pensar que los méritos de los candidatos albiazules fue lo que los llevó al poder y no la corrupción y el hartazgo de la gente que ya no quería más gobernadores priistas tipo Javier Duarte, César Duarte, Rodrigo Medina, Humberto Moreira, Roberto Borge, Andrés Granier Melo y varios más.
A Anaya Cortés súmele dos figuras más de panistas: Margarita Zavala y el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, quien se encuentra en precampaña desde varios meses atrás.
Si los panistas quisieran apostar a que en 2018 se repite lo que en junio pasado, podrían llevarse un chasco.
Por la sencilla razón de que dos presidentes panistas, de 2000 a 2012, ya tuvieron oportunidad e hicieron dos gobiernos muy cuestionables, sobre todo en materia económica y de seguridad. No peor de lo que lleva hasta ahora el actual gobierno federal, pero muy cerca de ello.
Si a eso agregan antecedentes de gobernadores panistas acusados de corrupción y defraudación fiscal como Luis Armando Reynoso Femat, de Aguascalientes, y Guillermo Padrés Elías, de Sonora, es difícil entender cómo aún la divisa azul y blanco conserva credibilidad.
Pese ello, siete albiazules ganaron gubernaturas en junio pasado.
Entre estos ganadores está Miguel Angel Yunes Linares, gobernador electo de Veracruz, quien ha sido acusado de corrupción, enriquecimiento inexplicable y pederastia, pero hasta ahora ningún fiscal ha reunido pruebas suficientes para ponerlo
ante un juez.
¿LLEGÓ LA HORA?
Y así como en Estados Unidos se acerca la hora de la posibilidad de que una mujer gobierne ese país, en México puede ser que haya llegado el momento de un gobierno independiente o de izquierda.
Miguel Mancera actual gobernador de la Ciudad de México apunta a ser el abanderado del PRD, en tanto que Marcelo Ebrard podría ser el candidato de Movimiento Ciudadano, una franquicia que maneja el ex gobernador priista de Veracruz Dante Delgado Ranauro y navega con bandera ciudadana, pero sin crédito suficiente para convencer al electorado de que no responde a otros intereses como los partidos satélites del PRI, tipo PT, PVEM, PSD y Nueva Alianza.
Andrés Manuel López Obrador, un eterno candidato que ha sido investigado por todos lados y no le han hallado nada para quitárselo de encima o desprestigiarlo suficientemente, como para que la gente no crea en él, sigue vigente y más vivo que nunca.
López Obrador sería la opción más viable. Si se hiciera en este momento una encuesta nacional –dependería de quién la hiciera, por supuesto– probablemente obtendría la preferencia del electorado de gran parte del país.
Claro que ya existen encuestas, algunas perfectamente “cuchareadas”, de esas que le dicen al que la paga lo que quiere escuchar y las hacen a su gusto, y éstos las usan con tal de allegarse fondos de campaña y apoyos.
Pero una encuesta profesional seguramente se alejaría de los abanderados tricolores y albiazules y se inclinaría por alguien de la izquierda o de plano, independiente.
Por los independientes hay dos o tres “gallos”, pero podría haber varios más.
Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco” gobernador de Nuevo León ex priista que reniega de su origen y la gente de Nuevo León le creyó que ya no era priista, al grado de obtener más de un millón de votos que lo llevaron a Palacio de Gobierno.
Los otros dos podrían ser el periodista Pedro Ferriz de Con y el ex panista, diputado federal independiente, Manuel de Jesús Clouthier Carrillo.
Probablemente Clouthier no se lanzará. Ya se hubiera manifestado.
Rodríguez Calderón, por ahora “El Bronco” está manejando sus cartas.
Espera que un juez condene al ex gobernador Rodrigo Medina por corrupción. De que vaya o no tras las rejas Medina, depende el futuro político de Rodríguez Calderón.
Las palabras saldrán sobrando. Si va a prisión podría ser candidato, si no, puede olvidarse de esa posibilidad. Investigar a un presunto funcionario por corrupción no significa gran cosa, si por tecnicismos legales va a librar la cárcel.
La otra que preparen, sería: “Te encierro, voy por la ‘grande’, gano y luego algo inventamos para que te vayas”…
Rodríguez Calderón dijo en su toma de posesión que se les había acabado la fiesta a los bandidos, pero aún nadie pisa la cárcel por sus evidentes actos de corrupción.
De hecho, todavía se oye música por ahí…
¿Habrá llegado el momento para dejar a un lado el PRI y al PAN y elegir una opción diferente?
Falta muy poco, para verlo.