![](https://horacerotam.com/wp-content/uploads/2020/03/niños3.jpg)
¿Qué hace una madre que debe salir a trabajar, cuando sus tres hijos se quedaron sin clases por el COVID-19? En esta crónica se muestran algunas pequeñas historias que muestran cómo han transcurrido las casi dos semanas de esta cuarentena.
Con la presencia del COVID-19 en México, se tomaron diversas acciones para intentar frenar el contagio entre la población. Los primeros pasos fueron el cierre de escuelas y se ordenó la suspensión de clases en todos los niveles educativos, por lo que los alumnos ya no regresaron a las aulas. Así empezó la odisea de muchos padres de familia cuando se dijo que los niños debían permanecer en casa. Una servidora empezó a sudar frío, ¿cómo le iba a hacer con mis retoños si tenía que continuar trabajando?
Durante la mañana me desempeño como docente universitario al igual que reportera y a continuación algunas estampas de lo que es, vivir en cuarentena con tres pequeños.
Martes 17 de marzo
Inicia la aventura
A pesar de que el gobierno indicó permanecer en casa como medida ante la contingencia por coronavirus, tanto papá como mamá trabajamos y debemos salir, por lo que a los niños les tocó quedarse con la abuela materna. Salieron contentos porque tenían días que no la veían y las cinco horas que estuvieron con ella transcurrieron sin ningún incidente, así que esperemos que los días que deban continuar haciéndolo sean igual.
Miércoles 18 de marzo
Con abue y ‘Coco’
El tiempo transcurrió en casa de la abuela entre juegos con “Coco”, un perro french poodle mini toy y una gata a la que le dicen “la chorreada”, así como con varios juguetes que llevaron en una mochila multicolor y una IPad, reservada para cuando están demasiado inquietos y que puede ser únicamente utilizada para ver algunas caricaturas, no para que naveguen libremente en Internet o usen juegos, pues los tres querrían usarla y sería peor “el remedio que la enfermedad”.
Aquí aparecen viendo “El Chavo Animado”, lo bueno: es un humor blanco en situaciones cotidianas, lo malo: empiezan a ser un fastidio expresiones como “¡chusma, chusma!”, “fue sin querer queriendo” y “¡es que no me tienen paciencia!”, que ahora las dicen cada momento y a todas horas.
Jueves 19 de marzo
Cumple en cuarentena
Teníamos planeado un convivio de cumpleaños para nuestra hija mayor en su salón para el día de hoy que no pudo realizarse, así que con un pastel de Ariel “La Sirenita” como regalo y “Las Mañanitas” de Plim Plim de fondo e interpretadas por papás y hermanos, festejamos su sexto año de vida. Abrió el regalo, descubrió su muñeca y su rostro se iluminó.
Su maestra y algunos compañeritos le mandaron felicitaciones por mensajes, audios y un video al grupo de WhatsApp del salón y se emocionó mucho. Como mamá ñoña que soy, al ver su sonrisa se me hizo un nudo en la garganta y estuve a punto de llorar, pues confirmé que los niños son tan inocentes que pueden ser felices con cosas simples como éstas.
Viernes 20 de marzo
Aburrida ‘como un plátano’
“Estoy muy aburrida”, “quiero ir a la escuela”, “ya no quiero jugar”, “¿cuándo voy a ver a mis amigos del kínder?”, fueron algunas frases que se han escuchado todos estos días, pues los niños ya extrañan su rutina normal.
La menor de plano hoy “se desparramó” en uno de los escalones por varias horas y aunque veía su programa favorito parece que nada la emocionaba. “Ash, ya me aburrí tanto como un plátano”, no se si alguna vez algún plátano le pareció divertido, pero me queda claro que el aislamiento ya la está haciendo hasta ver que las frutas expresan sus emociones.
Sábado 21 de marzo
Un finde distinto
Los fines de semana eran de salir al parque, a algún centro comercial, a la calle peatonal Hidalgo o simplemente a comer a algún lugar de nuestra preferencia, pero ahora debíamos estar en casa. Los pequeños preguntaron que si ahora no saldríamos y ante la respuesta negativa optaron por esparcir sus juguetes por toda la sala, usar su imaginación y también hacer una que otra acrobacia.
Domingo 22 de marzo
Pequeños ayudantes
El segundo día completo en casa fue igual: los niños tuvieron ansias tremendas por salir y llegó el momento en que se cansaron de los juguetes y la tablet, así que para evitar la ociosidad y que ocuparan su tiempo productivamente les encomendamos algunos “quehaceres”.
Hicieron como que barrieron y trapearon, y digo que hicieron porque no dominan la técnica del todo bien y los toques finales tuve que darlos yo, pero la intención es lo que cuenta; también con trapo en mano limpiaron la mesa, las sillas, un buró, los respaldos de las camas y el tocador.
Lunes 23 de marzo
El primer accidente
Cuando llegué por ellos a casa de mi mamá había una persona que arreglaba uno de los conectores de luz, mi mamá dijo que se había quemado un abanico, pero no dio detalles. Mi hija mayor dijo que uno de sus hermanos le había metido algo a una de las conexiones y después que había derramado limonada sobre el abanico, pero al preguntarles a los cuates nadie dijo nada y fingieron demencia. Sospecho que la abuela los protegió porque sabía que quizás, llegando a casa, tendrían algún encuentro con la chancla.
Martes 24 de marzo
Estudiar en casa
El trabajo escolar en casa se ha mantenido todo este tiempo, no siempre lo han hecho de buena manera pero en ocasiones, ellos solitos han pedido pintar o dibujar algo.Mi hija mayor se encuentra en una etapa importante de su formación académica, pues en agosto de este año ingresará a primaria, pero afortunadamente tiene facilidad para aprender y memorizar y, no es por presumir, pero es la única niña que lee de corrido de su salón.
En cuanto a los cuates, los dos son diferentes, a la niña le cuesta más concentrarse y mantener la atención a la hora de trabajar, pero el niño tiene iniciativa y disposición para realizar las actividades.
Miércoles 25 de marzo
Horarios movidos
Hemos tratado de llevar los mismos horarios pero no ha sido tan sencillo; cuando volvíamos a casa mi hija menor se quedó dormida en el auto y al bajar siguió la siesta en un sillón, así que eso dificultó que durmiera bien por la noche.
Pasaba de la media noche y yo aún debía organizar mis clases en línea, arreglar lo que me llevaría al trabajo, darle de cenar a mis mascotas y preparar el lonche, así que no hubo más que ceder a sus peticiones para ocuparme de mis asuntos y esperar a que le dieran ganas de dormir.
Conclusión: a las siete de la mañana era imposible sacarla de la cama.
Jueves 26 de marzo
Lo bueno de toda esta situación es que los niños están conviviendo mucho con su abuela materna. En casa de los abuelos paternos ahora no fue posible pues mi suegro recientemente fue operado de una hernia y hace algunos días mi suegra tuvo un aumento repentino de su presión arterial.
Los niños están felices con su abuela y ella está feliz con ellos, platican, juegan y claro, también lloran, se fastidian y a veces desobedecen. No sé cuantos días más sigan quedándose en su casa, la idea es que la próxima semana vayan con sus otros abuelos, pero ya se verá. Mientras tanto debemos trabajar y salir de casa, aún con el COVID-19.