
Asesinatos, robos, drogas, poder, dinero, lujos, mujeres y escenas de sexo implícito, forman parte de la ‘cultura’ del narcotráfico que las principales cadenas a nivel nacional difunden en sus horarios estelares. En casa las narconovelas están más dentro que nunca.
Aunque en México existe una legislación que prohibe transmitir contenidos no aptos para el público en el espectro televisivo, y que la secretarías de Gobernación (Segob) y de Comunicaciones y Transportes (SCT) deben intervenir para bloquear programaciones que impacten de forma negativa a la sociedad, hoy en día Televisa, TV Azteca y Grupo Imagen, por citar algunas, son las principales transgresoras.
Cobijadas al amparo de ambas dependencias federales y del grueso de los magistrados en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), con un resquicio legal en el que se invoca una supuesta ‘libertad de expresión’, las televisoras difunden en sus espacios principales telenovelas que fomentan la violencia y la ‘cultura’ del narcotráfico, siendo un fenómeno que crece sin mesura.
De acuerdo con especialistas, enarbolan a los capos de la droga como personajes benefactores dignos de admirar y son, para jóvenes y niños, un modelo a seguir sin importar que éste sea distorsionado.
La función social de contribuir al fortalecimiento de la integración nacional y el mejoramiento de las formas de convivencia humana las dejan de lado con su nueva programación, con tal de atrapar y recuperar a la audiencia que emigró a los dispositivos móviles como fuente de entretenimiento.
Para Tania Ramos Ramos, psicóloga por la Universidad del Valle de México (UVM), con maestría en Criminología y Ciencias Forenses de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), la temática de los contenidos televisivos se ha ido desvirtuando.
“De hecho mi estudio de tesis de investigación fue sobre la narcocultura y cómo la sociedad la ha ido tomando, adoptando y formando parte de ella, a tal grado que ya ni siquiera importa lo malo que hace el narcotraficante, sino que se ve sólo la admiración hacia éste.
“Desde que los medios de comunicación tienen mayor libertad para poder transmitir lo que le gusta a la gente se ve mucho más expuesto el tema. Y esto impacta principalmente a los jóvenes y adolescentes, pero también a los adultos, que miran esto bastante natural, viendo cualidades positivas en vez de negativas”, comenta.
SIN REGULACION
No obstante, en la programación nacional y específicamente en Tamaulipas –donde desde hace varios años se libra una batalla entre los cárteles de la droga y las fuerzas de seguridad, con un saldo de miles de muertos y desaparecidos–, estos contenidos se siguen popularizando.
Ni el Gobierno del Estado ni tampoco el Congreso local ha intervenido para que las telenovelas y series que promueven la violencia sean bloqueadas de la programación.
Tampoco hay ningún legislador que levante la mano para hacer un exhorto a la Segob y se establezca un veto ni que quiera ponerse los guantes ante ninguna televisora.
A consideración de Humberto Rangel Vallejo, diputado local en Tamaulipas, en algunos Estados se han presentado juicios y el Tribunal Supremo de Justicia de la Nación ha dado términos de inconstitucionalidad, porque dice que se afecta a la libertad de expresión.
“Yo en lo personal estaría de acuerdo en se quite la violencia de video y en la radio con la música. Me queda claro que es una moda, que desgraciadamente está aunque no nos guste y creo que se tendría que hacer alguna consulta ciudadana para poder saber lo que piensa la población”, sugiere.
Y es que de acuerdo con los especialistas el procedimiento no sería crear una iniciativa de ley, sino reformar la normatividad ya existente, pero el camino a seguir no parece sencillo.
En esto mismo coincide Alejandro Etienne Llano, ex magistrado del Tribunal de Justicia de Tamaulipas, ex presidente municipal de Ciudad Victoria y actual legislador.
“Creo que aquí habría que señalar varias cosas. Primero hay un derecho y una libertad de prensa y de expresión consagradas en la Constitución y los Tratados Internacionales que impiden haya una censura.
“Lo que hay es una regulación de contenidos y horarios. Eso la Secretaría de Gobernación lo va señalando. Pero me parece que hay una responsabilidad social y familiar. Tenemos que estar pendientes de lo que ven nuestros hijos, eso es muy importante, pero los propios medios tienen igualmente una responsabilidad social”, manifiesta.
Sin embargo, aunque los seres queridos deben intervenir en el beneficio de los miembros del hogar, se vuelve complicado seleccionar los programas de televisión, porque cada vez son menos los positivos.
EL ROL DE PADRES
Para Ramos Ramos, también catedrática del Instituto de Ciencias y Estudios Superiores de Tamaulipas (Icest), los papás como educadores de todo adolescente o niño deben poner sus restricciones.
“La familia ha dejado de buscar cosas buenas para ver, entonces, tanto la sociedad como los medios de comunicación nos estamos desviando de los temas de valores, de los principios, de una comunidad integral que pueda dar acciones positivas hacia los demás.
“Creo que de todas las edades están implicadas. Los adultos son verdaderos fans, no solamente de narconovelas, sino también de narcocorridos.
“Tal vez puedas decir: yo no estoy en ese ambiente, yo no lo hago, pero está mandando un mensaje a tu cerebro y está haciéndote que lo veas todo normal. De repente dices, no pasa nada, es algo muy rutinario,
algo que las personas hacen. Incluso se han hecho encuestas en varias entidades donde la gente lo ve (al narco) como un trabajo de donde se puede sacar dinero y eso es llegar a un grado más elevado”, sopesa.
Pero la especialista analiza que si el padre de familia no ve esta narcocultura como algo negativo, entonces no va a haber restricción en la televisión, mucho menos en los teléfonos móviles y redes sociales donde los niños también aprenden a ser sicarios.
LA ADVERTENCIA
De manera legal es mucho el tramo que se debe recorrer para contrarrestar los efectos de la televisión chatarra en los hogares mexicanos. Y conforme transcurre el tiempo este fenómeno de la narcocultura crece como una ‘bola de nieve’, dando ideas a las nuevas generaciones y desempeñando un rol tergiversado.
“A veces se busca expresar una realidad, pero se va haciendo de tal manera que se está deformando y yendo más allá de lo que la misma realidad es. Sin negar que existe el narcotráfico, pero cuando se va por medio de los elementos cinematográficos o televisión destacando, pues van convirtiendo en realidad lo que están expresando. Hay una responsabilidad de los propios medios”, señala Etienne Llano.
No obstante, ni Televisa, ni TV Azteca y ni Grupo Imagen tienen contemplado establecer un cambio en su programación; al contrario, divulgan con mayor frecuencia la cultura de la violencia, los asesinatos, las drogas y el sexo implícito.
Melodramas en horarios estelares como ‘La doble vida de Estela Carrillo’ o ‘La fiscal de hierro’, son un claro ejemplo de que las grandes cadenas en México buscan desesperadamente publicidad.
“Deben de vender, pero también con un sentido de responsabilidad social. Es decir, los medios necesitan buscar que tengamos un estado sano, un estado con principios, una sociedad que busca ser mejor, porque están convirtiendo lo que no se desea como si fuera lo deseable”, agrega el también coordinador de la fracción parlamentaria del Partido Revolucionario Institucional en el Congreso de Tamaulipas.
¿EVOLUCIÓN O RETROCESO?
A comparación de la programación nacional que se observaba en anteriores décadas, los valores y las buenas costumbres han dejado de ser el objetivo primordial con el que es utilizado el espectro televisivo.
“Creo que necesitamos acción. Se requiere ver éste como un tema importante. No nos damos cuenta, pero tenemos antecedentes de que esto de la narcocultura ha avanzado intensamente:
“Las chicas ya no quieren estar en la escuela, los chicos tampoco, porque tienen ese otro ejemplo que quieren seguir y los llama no tanto el dinero, sino el poder. El mandar, el dirigir, que los demás los sigan es lo que llama a la juventud, entonces creo que hace falta acción de nuestra parte”, refiere la psicóloga entrevistada.
Ramos Ramos, quien presentó un trabajo de tesis denominado “Constructor Social de la Narcoviolencia”, el cual fue becado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), alude al tipo de mentalidad que tienen los jóvenes, inclusive, aquellos que se encuentran cursando una carrera universitaria, proclive a este tema.
“Me sorprendió muchísimo que aún los alumnos, que se están preparando para ser profesionistas para tener un trabajo que la sociedad acepte, que se supone que están más maduros y que tienen otra mentalidad, pues ven esto como parte de ellos.
“Lo toman como algo normal. Creen que no es nada malo, que ‘cada quien con sus ideas’ y también hay bastante desinterés con respecto a las cosas que suceden. Ese fue uno de los puntos que más me sorprendió.
“Puedo decir que dentro de los resultados hay números críticos que te dicen que necesitamos hacer algo al respecto”, remarca.
Considera que un programa de educación hacia adultos, jóvenes y niños sería una buena opción, porque también admite que todo lo relacionado con el narco es un tópico controversial y en el que casi nadie tiene la voluntad de intervenir.
“Como profesionista soy fiel creyente de que la prevención es lo mejor y que a la par de las leyes se tenga un programa preventivo dirigido a la sociedad directamente, en la que se le advierta sobre los riesgos que pueden ocurrir si se dedican a esas actividades.
“Pienso que si se trabajara bien con un plan adecuado, con los profesionistas indicados y dirigidos a los lugares correctos se podría hacer bastante. Debemos tener un plan de acción antes que sea demasiado tarde”, advierte.
Por su lado, el legislador del Partido Verde Ecologista de México, Rangel
Vallejo, da un norte de lo que tendría que proceder en este caso, aunque no con tanto optimismo.
“Yo creo que debería de ser primero una iniciativa de los propios medios de comunicación de tratar de meterla por correspondencia al Congreso y ya estando aquí lanzar una consulta ciudadana en Tamaulipas para que la gente nos dé su opinión y nos diga al respecto si está a favor o en contra.
“Aquí lo que enfrentaríamos es el tema de la libertad de expresión. Esto tendría que ser por consulta, pero quienes están de acuerdo con la narcocultura podrían meter un recurso de antiinconstitucionalidad y probablemente la SCJN fallará a su favor”, lamenta.
Por lo pronto, a excepción de las Fuerzas Armadas, la violencia parece ser un monstruo con el que nadie quiere pelear en Tamaulipas, mucho menos los diputados locales, quienes en diversos casos han votado iniciativas ‘sin revisarlas’, pero para regular el contenido que se transmite en la entidad no tendrían previsto echarse de enemigas a las televisoras.
El panorama lejos de mejorar, parece que irá de mal en peor…