El canal Anzaldúas no sólo es un riesgo para los automovilistas de Reynosa, también para los peatones. Este enorme cuerpo de agua que ha sido escenario de varios accidentes automovilísticos donde decenas de conductores han perdido la vida, también representa un peligro para los que tienen que caminar por sus riberas.
Y es que el nulo mantenimiento y la erosión ha provocado que en ciertas áreas del canal ubicadas dentro de la mancha urbana, por donde se registra un continuo tráfico de personas, la banqueta ha desaparecido y sólo quedan enormes zanjas de hasta un 1.80 metros de profundidad donde el peligro de un accidente es constante.
Un recorrido realizado por las riberas del canal Anzaldúas, demostró que sólo en la mancha urbana existen cuatro hundimientos –algunos de los cuales superan los 17 metros de extensión–, los que obligan a los peatones a bajar a la calle para poder pasar con el riesgo de ser atropellados.
Estos hundimientos han pasado totalmente desapercibidos para las autoridades municipales quienes parece que no se han dado cuenta que en estas zonas la banqueta ha desaparecido y en su lugar existen enormes hoyos.
PELIGRO, DESGAJAMIENTOS
La calle ubicada sobre el lado norte de la lateral del canal Anzaldúas, es conocida como la avenida Tiburcio Garza Zamora, sobre ella existe un pesado movimiento de vehículos y peatones.
El primero de los hundimientos, generado por la falta de mantenimiento y la erosión de la tierra, se ubica sobre esta avenida, entre las calles Río Sabinas y Río Pánuco en la colonia Ayuntamiento.
Este hoyo tiene 4 metros y 70 centímetros de extensión y una profundidad de 2 metros con 43 centímetros.
El hoyo es tan grande que provocó la caída de una palmera de más de cuatro metros de altura, que permanece abandonada dentro del agujero a la orilla del canal.
Además, la malla ciclónica instalada para evitar que una persona se acerque mucho a la orilla del canal también está colapsada.
Y aunque cuadrillas de Servicios Primarios del Ayuntamiento trabaja en la limpieza de este sector, dentro del hundimiento puede apreciarse una gran cantidad de basura.
Incluso, uno de los trabajadores que se encontraba en el lugar al momento de la elaboración de este reporte aseguró que a la fecha no tienen permiso de cortar y retirar la palmera derribada.
Unos kilómetros más adelante, también sobre el canal Anzaldúas, existe el hundimiento más grande de la ciudad.
Ubicado entre las calles Sinaloa y Tamaulipas en la colonia Rodríguez, este hoyo tiene una extensión de 17 metros con 70 centímetros y una profundidad de un metro con 80 centímetros.
El agujero se hace más evidente cuando se observan que hay varios pedazos de lo que anteriormente era la baqueta colapsados dentro de él.
Esta área es la que registra el mayor tránsito de peatones, quienes tienen que sacarle la vuelta al hundimiento con tal de no caer en su interior.
Unos metros más adelante, entre las calles Jazmines y Rosas de la colonia Altamira, existe un hundimiento más pequeño… apenas tiene una extensión de 80 centímetros y una caída de un metro con 30.
Este hoyo se generó cuando la tapa de un desagüe de drenaje que cae al canal se desplomó, provocando el agujero que aunque es pequeño no deja de ser peligroso, pues cualquier peatón distraído puede caer en su interior.
El cuarto hundimiento en la banqueta del canal Anzaldúas se encuentra ubicado sobre la calle que se conoce como Lateral Sur del canal, entre las calles Lorena y Tolón de la colonia Fernández Gómez.
Este hoyo también es relativamente pequeño pues tiene una extensión de 80 centímetros y una profundidad de 50 centímetros sin embargo, representa un peligro para los peatones pues quien pasa por ahí tiene que bajar a la calle para poder pasar, con el peligro de ser atropellado por un vehículo.
A estos problemas hay que agregarle que todo el trazo del canal Anzaldúas que se encuentra dentro de la mancha urbana es utilizado como un enorme basurero por los residentes de las colonias ubicadas en las riberas de este cuerpo de agua.
Llantas, botes, bolsas de plástico, ramas y demás desperdicios pueden observarse en las orillas del canal, lo que representa un serio problema de contaminación.
Incluso hay zonas que son utilizadas por malvivientes y drogadictos como guaridas, aprovechado que la densa vegetación que existe en estos lugares se convierte en un perfecto escondite.
Una de estas guaridas se encuentra a unos pasos del cruce de la calle Juárez con la Lateral Sur del canal, donde se pudo encontrar restos de “chemo”, como se les conoce a las botellas de plástico llenas de pintura y spray que algunas personas utilizan para drogarse.
Entre los hundimientos, la basura, los escondites de drogadictos y los accidentes viales, las laterales del canal Anzaldúas en la mancha urbana de Reynosa se han convertido en uno de los sectores más conflictivos y peligrosos de la ciudad.