
En México cada día pierden la vida 50 personas por el cáncer de mama. De cada 100 mujeres que son diagnosticadas con este mal, un hombre lo padece.
A pesar de estas escalofriantes cifras, pocos son quienes atienden el tema y se encargan de examinar periódicamente su salud; sin embargo, para una madre de familia y maestra de primaria ya retirada, actuar a tiempo significó la diferencia.
Originaria del Estado de Durango, pero residente de Reynosa desde hace más de 45 años, Celia Bustamante Moreno tuvo un giro de vida radical cuando el 5 de abril de 2005 le informaron que era portadora de cáncer. Ese día, afirma, jamás se saldrá de su memoria.
“Advertí una bolita en mi seno izquierdo, acudí con el médico, me remitieron inmediatamente con el oncólogo y en un alarde de profesionalismo que yo valoro mucho me dijo: –señora, tengo la seguridad en un 98 por ciento que usted tiene cáncer.
“Es como si me hubiera caído un meteorito en la cabeza; sin embargo, me tranquilicé y le pedí al doctor que quitara lo que tuviera que quitar e hiciera lo que tuviera que hacer”, describe.
Entrevistada en la sala de su casa, en concordancia con el mes en el que se conmemora la lucha contra el cáncer de mama, esta mujer de 75 años revela que dos días después de la noticia ya estaba en el quirófano.
“Como el seno es una parte muy sensible y delicada, fue un proceso muy doloroso físicamente. A pesar de que creo ser muy fuerte, el primer mes estuve muy angustiada y deprimida pensando que estaba próximo mi fin, pero a la vez me aferré a la vida; venía la boda de mi única hija y eso me animó muchísimo”, menciona.
Tras el proceso de cicatrización Celia, quien es egresada de la Escuela Normal para Maestros, recibió radiaciones y quimioterapias (en las que sufrió la caída del pelo); no obstante, también se sometió a tratamientos homeópatas.
“Les hice caso y fui a toda la medicina alternativa que me indicaran. De Hermosillo me mandaron un tratamiento con base en hierbas. Tomé el jugo verde de germinado de trigo, el güereque; todos los hice sin desatender ninguno, siguiendo las indicaciones precisas de cada uno de los tratamientos. Esto y las ganas que tenía de salir adelante me dieron resultado”, manifiesta.
EL ARROPO FUNDAMENTAL
La entrevistada considera que un factor importante es el apoyo de la familia y la cercanía de sus amigos.
“Por aquellos días se hablaba del cáncer de Rocío Jurado y Rocío Dúrcal, pero para nada son comparables los recursos económicos de esas personas del espectáculo, como los de una simple maestra como yo; sin embargo, yo estoy todavía aquí.
“Esto también me sirvió para darme cuenta del valor de los amigos. Yo no imaginaba que tanta gente me estimaba y este problema del cáncer me dio esa oportunidad”, relata.
Celia –quien, confiesa, en el pasado aseguraba que jamás tendría cáncer– que fue atendida por dos médicos “extraordinarios”, como Otoniel Padrón y Jaime García, del Issste, y agrega que a ocho años de distancia no se confía y se sigue revisando.
“Todos los días me levanto con la idea de que jamás tendré una célula maligna, pero también tengo en cuenta que el cáncer puede regresar, por lo cual trato de ser ordenada en mi alimentación y cuidados”, expresa.
Cuenta que vive con intensidad cada día y de una manera positiva. Se rodea de libros, de música y le dedica tiempo al jardín y su guitarra.
Afirma que hablar sobre el tema le ayuda y de hecho ha sido partícipe de un grupo de apoyo para darle orientación y consejos a otras mujeres, algo que la hace sentirse muy bien.
Recomienda que, sin importar el género, las personas deben revisarse con la autoexploración, ya que fue de esta manera como pudo darse cuenta a tiempo de su enfermedad.
Comenta que de cuando se la detectó en su pecho izquierdo, a cuando le dieron la cita en el Issste, el nódulo ya había crecido significativamente, por lo cual es importante actuar de manera oportuna, por lo que reconoce que haber dejado pasar más tiempo hubiera sido letal.
“Yo me di cuenta que la bolita se encontraba creciendo aceleradamente. No sé cuánto tiempo tendría ahí el tumor, pero me atendí con rapidez y aceleramos la cirugía, como no me pudieron operar en el Issste, me canalizaron al hospital Ginequito”, subraya.
DECISION PERSONAL
Aunque tiene buena circulación, a Celia le quedó la leve secuela de haber perdido parte de la sensibilidad del brazo izquierdo, dado que sus ganglios quedaron retraídos, por ende ha optado en practicar la guitarra, para recuperarse lo más que sea posible.
En la operación, en la que le rasparon su costilla, también le fue retirada la mama y en vez de optar por un implante, prefirió evitarse el dolor que esto significa.
“Traigo una prótesis, porque cuando yo le pregunté al oncólogo si era conveniente integrarme una en el organismo me explicó las implicaciones, ya que había que derivar tejido del estómago, con la desventaja de que en un momento dado el cuerpo podía rechazarla. Entonces lo que hice fue comprarme una prótesis móvil. Se desgasta esa y consigo otra”, pormenoriza.
Insiste en no dejar las cosas a la desidia, porque esto puede ser contraproducente, ya que el cáncer es un tema serio. No es una gripa.
“Desde luego si sale una bolita no ver si se quita con pomadita de la Campana o con u parchecito, sino que si hay que ir al médico para descartar cualquier problema grave. Creo que nosotros procedimos con bastante acierto cuando le dimos acción al decir”, sostiene.
Celia acepta que su vida cambió, ya que ahora debe ponerse una prótesis todas las mañanas y tener cuidados, mas considera que esta experiencia le ha hecho ser más responsable de su persona.
“Siempre que se ofrece comparto esto que me pasó y que espero ya no se repita. Mi consejo a quienes padecen el cáncer es que sigan sus tratamientos rigurosamente, que no se constriñan al tratamiento médico, porque a veces no es suficiente.
“La medicina de los abuelos era extraordinaria y, hay que decirlo, el Instituto Politécnico Nacional (IPN) está rememorando las técnicas ancestrales. Y quienes no han sufrido esto, les pido estar al pendiente. Ahora disponemos de una información muy vasta para prevenir”, destaca.
Y es que de acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) en México, 30 de cada 100 mujeres que salen de un hospital por tumores malignos padecen cáncer de mama. A decir de la IV Jurisdicción Sanitaria de Reynosa, cada año mueren en esta circunscripción de 25 a 30 mujeres por este mismo padecimiento.
A nivel global, este mal representa el 16 por ciento de todos los cánceres femeninos según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Luego de brindar su testimonio la maestra Celia Bustamante Moreno se dijo orgullosa de ser mujer y de disfrutar plenamente su feminidad, así como de haber estudiado lo que estudió y haber conocido a los hijos que tuvo, y seguir siendo mujer hasta el día de su muerte.
“Recuerdo la frase de una maestra que dice así: “Mujer no te sientas esclava, ni aún esclava te sientas vencida, ni aún vencida…”, evoca.
Lo cierto es que mientras el cáncer sigue acabando con la vida de miles de mujeres, mejorar los hábitos de vida y alimentación, así como acudir con frecuencia al médico son la mejor manera de tomar acciones de anticipación.